domingo, 20 de junio de 2021

SOLSTICIO DE VERANO EN ARTÁIZ

 

SOLSTICIO DE VERANO EN ARTÁIZ

 Por Simeón Hidalgo Valencia (20 de junio de 2021) 

 

Estamos en el momento propicio y justo para hacernos un autorregalo los que somos amantes del mensaje de la luz, pues estamos ya en este día en que el sol llega a su clímax e ilumina las zonas templadas de nuestro planeta Tierra durante más de catorce horas. En concreto en Artáiz he calculado que durante 14 horas y unos 56 minutos hay luz solar en el 21 de junio, día del solsticio de verano. Sale el sol por el noreste a las 6horas y 43minutos y se oculta a las 21horas y 39minutos según comprobación personal directa. 

Estamos en el solsticio de verano y como en los equinoccios y en el solsticio de invierno hay extraños cazadores que se acercan a lugares emblemáticos para cazar con sus cámaras de fotos esos fenómenos luminosos que denominamos “los milagros de la luz”. Tengo que confesar que soy uno de ellos. He estudiado el lenguaje de la luz en varios lugares de la Comarca de Izaga y lo que he visto, cuando he tenido la suerte de que el día amaneciera despejado, me ha recompensado sobremanera y me ha facilitado la lectura y comprensión de lo que hace siglos los poderosos y ricos comitentes encargaron realizar a los maestros canteros contratados. 

En el caso de la iglesia de San Martín de Artáiz el lenguaje de la luz es esencial para poder identificar los detalles de los motivos escultóricos y para poder penetrar y traspasar el exterior, más o menos artístico, y poder así llegar al mensaje oculto en su interior. Lo importante no es el exterior, aunque sea lo que a primera vista nos atraiga y nos distraiga. Lo importante es el mensaje. Descubrir lo que ese libro en piedra nos dice. Dar con el mensaje que el comitente quiso dejar para la posteridad y que los maestros tallistas medievales lo interpretaron con mayor o menor acierto artístico. 

Pues bien, en el solsticio de verano se produce en este edificio, siempre que el día amanezca despejado, uno de los milagros más interesantes, no visible durante el resto del año. Dados los puntos extremos del orto y del ocaso del sol podemos ver iluminados progresivamente y por momentos -durante casi una hora en la amanecida y durante un poco más de tres horas en el ocaso- los canecillos de la fachada norte de la iglesia de San Martín, llegando en el ocaso a ver también iluminados los dos canecillos de la zona noreste del ábside y saber cuál es el último señalado por el sol antes de morir. 

Estos conocimientos que he logrado al observar la incidencia del sol sobre la iglesia de Artáiz a lo largo del año, me permiten añadir y sumar argumentos a las explicaciones que hago a los visitantes que vienen a las visitas guiadas gratuitas que dirijo representando a la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa. 

Tengo también que decir que estoy siempre en estado de búsqueda porque en cada observación se aprecian nuevos detalles que van tejiendo el paño y descubriendo respuestas a los muchos interrogantes que esta iglesia plantea. Debo también señalar que el lenguaje de la luz es imprescindible para lograr responder a esos interrogantes y poder penetrar el arte y llegar al mensaje.

Y como lo he recibido gratis por la generosidad de la Madre Naturaleza -aunque también me lo he currado-, gratis expongo a la vista de quien esto lea unas imágenes tomadas, para poder ver iluminados los canecillos de la zona comentada que durante el resto del año permanecen en la oscuridad. ¿Qué quieren comunicarnos?

 

AMANECER: 

Fotografía tomada el 22 de junio de 2017.

Composición del alero del ábside. 


Dos imágenes de los canecillos del norte.



OCASO: CANECILLOS DEL NORTE.













OCASO: CANECILLOS DEL NORESTE DEL ÁBSIDE:




















jueves, 17 de junio de 2021

DEL CENTRO DE SALUD DE ANSOÁIN AL MONASTERIO DE FITERO.

 

DEL CENTRO DE SALUD DE ANSOÁIN AL MONASTERIO DE FITERO.

 Por Simeón Hidalgo Valencia (17 de junio de 2021)

 

La última vez que fui a hacerme unos análisis a mi centro de salud me fijé, al entrar, que en su fachada de ladrillo caravista alguien había realizado un esquemático y expresivo grafiti a base de tres rasgos trazados con tiza blanca. A la salida me detuve a sacarle una fotografía como suelo hacer a veces con los que me gustan por algún motivo, sea por la idea que reflejan, el mensaje que denuncian o el arte que encierran. Lo que me atrajo de este fue que me llevó a los tiempos en que me dedicaba con asiduidad a recorrer Navarra recogiendo las marcas de cantería que los mazoneros medievales dejaron grabadas en los sillares de muchas construcciones, pues me resultaba familiar.

 Me transporté de inmediato hasta el monasterio de Fitero, donde pasé una semana trabajando en julio de 1999 en esta afición, a la vez que descansaba en uno de sus relajantes balnearios. Diez años después, en 2009, di a conocer este trabajo en el libro “Canteros románicos por los caminos de Navarra, Tomo I y II”.

 No sé qué verá el lector en este grafiti. Alguien a quien se lo he mostrado me ha contestado con toda seguridad que es un emoji que representa la sonrisa. Es una cara sonriente. Alguien se siente feliz. -Puede ser, pienso, pero los ojos tendrían que ser puntos- digo yo. 

Quizás es que sea mi mente la que está ya condicionada por lo que recordé recogí en Fitero y más cuando ya tenía recogido un grafiti anterior con el mismo trazado y una pequeña leyenda: OMAR Tk. “Omar, te quiero”. ¿Sonrisa o simbolismo sexual?

¿Qué se quiere expresar hoy en día con este dibujo? Personalmente yo leo lo siguiente: “Omar, te quiero y me gustaría hacer el amor contigo”, pues yo veo el esquema de un pene y una vagina y por eso es por lo que mi mente se fue a Fitero, porque este pequeño grafiti ya lo tenemos, en definitiva, presente en alguno de los sillares del monasterio unos 800 años atrás. 


Desde luego no es un emoji ni ninguna cara sonriente si tenemos en cuenta el conjunto de la marca de cantería que lo contiene. Esta es la imagen en su totalidad y sigo viendo la representación esquemática de una relación sexual, en este caso grabada en la piedra del exterior de la cabecera de la iglesia. No es la única representación, sino que hay otros modelos que nos hablan más o menos explícitamente del coito, uno de los cuales está presente en la misma sala capitular, una de las estancias más frecuentada por los monjes. Da la impresión de que con estos grabados se dejaba algún mensaje dirigido directamente al estamento religioso, y en general a toda persona que los viera, que habla de la bondad del sexo y su papel en la creación. 






Representación explícita del coito en el monasterio de Fitero.

lunes, 14 de junio de 2021

LOS NIÑOS Y EL CAPITEL INTERIOR DE LA IGLESIA DE VESOLLA.

 

LOS NIÑOS Y EL CAPITEL INTERIOR DE LA IGLESIA DE VESOLLA.

 

Por Simeón Hidalgo Valencia (14 de junio de 2021)

 


Uno de los pasajes que siempre me ha llamado la atención desde que era niño e iba a la catequesis es el que recogen los evangelistas Mateo y Lucas en el que se dice que Jesús alababa a su Padre, porque frente a las personas poderosas, sabias y prudentes había preferido a los pequeños para revelarle sus secretos. (Mt. 11,24 y Lc.10,21).

Y la verdad es que los pequeños, los niños, en su sencillez y espontaneidad ven y expresan con toda normalidad lo que los adultos, por prudencia, para no equivocarse y no meter la pata, para dar la sensación de personas serias, a veces no nos atrevemos a expresarnos.

Esto, llevado al complicado mundo de la identificación y aún más de la interpretación de los motivos que los maestros tallistas medievales grabaron en sus obras, fueran capiteles, canecillos, portadas, etc., estoy comprobando en estos últimos años en que me dedico a transmitir lo que, después de una larga observación y reflexión yo mismo logro ver e interpretar en las iglesias de la Comarca de Izaga, rica en arquitectura de los siglos XI-XII-XIII y XIV, va siendo algo muy cierto.


Siempre que acuden familias con niños a las visitas guiadas que desde la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa atendemos o programamos suelo comentar a los mayores que me voy a dirigir sobre todo a los pequeños, porque son ellos el futuro del patrimonio que ahora se les explica y porque educar a la infancia y a la juventud en el amor a lo que nosotros hemos heredado es la base para que se mantenga vivo y llegue a las futuras generaciones.

Así lo he comprobado sea en Guerguitiáin, sea en Artáiz, Besolla, Najurieta, Izco, Ekai o cualquier otro de los muchos lugares por los que nos movemos. Siempre las respuestas y observaciones de los pequeños han dado en el clavo y han sabido ver lo que para los ojos de los adultos es invisible, quizás porque hayamos perdido esa mirada profunda y clara de la mente infantil que ve más allá y está más cerca del valor de los símbolos que los maestros medievales emplearon en sus obras.

Escribo estas líneas porque en las dos últimas visitas guiadas que este fin de semana hemos realizado, los niños y su clarividencia han sido los protagonistas al hablar de uno de los capiteles perteneciente a la iglesia de Besolla, que está colocado en la Sala Petrus II del PETRUS MUSEUM, sala que por cierto es la que más les ha gustado, según su propio parecer. Lo mismo sucedió cuando en el año 2012 hicimos un paseo desde Izco hasta Besolla. La misma respuesta dada por un niño en 2012, fue la que el sábado pasado escuché de la boca de un niño y, ayer domingo, de la de una niña de ocho años. Ninguno de ellos había visto antes el capitel que se explicaba, pero supieron identificar cada una de sus partes. Lo que para los adultos se nos escapa, para los niños es algo evidente y así lo expresan… y así lo recogí en diciembre de 2014 cuando escribí el artículo titulado “SANTA MARÍA DE VESOLLA EN EL PETRUS MUSEUM”. Decía entonces:


"El siguiente capitel tiene su mensaje propio. Está situado en el tramo final del lado norte del interior de la iglesia. Sus distintos elementos forman parte de un todo narrativo. Sería interesante conocer cómo estaban pintados cada uno de ellos para poder leerlo en su originalidad, con los matices que el color pudiera agregar a la narración.

En este capitel ya conocemos el simbolismo de los zarcillos de la vid y de los casquetes esféricos o bolas. Jesús y su cuerpo en figura de pan. 

También está presente la figura humana, curiosamente como amortajada, sin brazos. Su gran cabeza cubierta y la expresión de sus ojos redondos y abiertos miran fijamente hacia ninguna parte. Parece representar a una persona muerta. Esta persona ocupa el encuentro de las caras central y derecha del capitel.

El maestro cantero ha grabado a su derecha un ave rapaz que por su silueta recuerda a un halcón y por encima del halcón dos hogazas de pan.

La figura del halcón nos remonta a las creencias egipcias en las que a la vez que simboliza el alma de la persona, se le identifica como divinidad solar siendo el símbolo de la luz y el que marca el proceso de la muerte y la resurrección. Se asume de nuevo una tradición antigua para expresar el hecho de la muerte y la esperanza de la resurrección en la vida de los creyentes. 

En la parte inferior del capitel se ha representado un puente de arcos de medio punto que lo recorre de extremo a extremo.  En el otro extremo del capitel se representan de nuevo los zarcillos de la vid como punto de llegada y en el encuentro de las caras central e izquierda del capitel se ha labrado, como dijimos en su momento, un detalle difícil de identificar que podría simbolizar a la vida nueva en forma de gotas de agua.

El centro del capitel lo ocupa otra vez la representación de los pámpanos de la vid escoltados simétricamente por un par de halcones que, a manera de los pájaros carpinteros del capitel exterior derecho de la portada, parecen indicarnos en dónde han de obtener el alimento y la vida las personas cristianas. La vid, el vino y la sangre están presentes junto al pan y la carne.

¿Qué comunica este capitel?

Parece comunicarnos que la persona cristiana ha de realizar un cambio a lo largo de su existencia, que le lleve de la muerte a la vida. Las fuerzas para realizar el recorrido de una orilla a otra, a través del puente de su existencia, las obtendrá alimentándose con el cuerpo y la sangre de Jesús. Es decir, llevando a la práctica las enseñanzas de Jesús.

Este capitel en definitiva parece resumir el capítulo 6 del evangelio de Juan y en concreto la respuesta que da Jesús a los judíos en Jn.6, 52-54, que se preguntaban “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.”[1]


De los símbolos que este capitel contiene es fácil de identificar el puente, los halcones, los panes, los zarcillos de la vid, pero ¿qué se representa con el quinto símbolo? Pues bien, los niños lo ven con ojos de niño y dicen: “Es una gota de agua”.

En las dos veces reaccioné interiormente e hice muestras de admiración dirigiéndome a los adultos, algunos de los cuales ya habían hecho comentarios al oído sobre lo que ellos veían en este motivo casi, casi abstracto, y también ellos se sorprendieron de la respuesta dada.

¡Muy bien! - digo yo. Una gota de agua que parece que va creciendo, ¿no? Como pasa en los cristales de los coches cuando llueve.

…y pregunto a los mayores a ver qué es lo que ellos ven…y alguno, con cierto miedo dice que le parece una caca, y otro, más decidido dice:

- ¡Pues lo voy a decir! Yo lo que he visto desde el principio y así se lo he dicho a mi pareja al oído es que me parece el sexo femenino.

- ¡Qué visiones tan diferentes! Comenta otro adulto.

- ¿Son diferentes? Sí, pero ¿También lo es el mensaje? Y les comento que la visión infantil de la gota de agua nos habla de vida. El agua es vida. Sin agua moriremos… y voy a seguir cuando una mujer comenta:

- Lo mismo que el sexo femenino, que transmite vida.

- Así es. Las dos visiones nos hablan de vida.

El puente une dos orillas y como el halcón Horus que muere y resucita nosotros hemos de morir también y pasar el puente hasta la otra orilla y volver a nacer a una nueva vida.

…y les comento la genialidad del maestro Petrus que supo, con su sabiduría del mundo antiguo y su profesionalidad como cantero, plasmar el mensaje teológico de la muerte y de la resurrección que el comitente de la iglesia de Besolla le encargó que transmitiera en este capitel sin emplear ningún motivo claramente cristiano, sino sirviéndose del conocimiento que sobre la cultura antigua egipcia tenía y empleando símbolos fácilmente reconocibles por las gentes humildes de la aldea de Besolla.


miércoles, 9 de junio de 2021

INVESTIGANDO EN SAN MARTÍN DE ÁRTÁIZ.

 

INVESTIGANDO EN SAN MARTÍN DE ÁRTÁIZ. 

Por Simeón Hidalgo Valencia (9 de junio de 2021)

 

Recibo un guasap en mi móvil de un número desconocido cuyo texto dice: 

“Buenas tardes.

Soy Irati, me ha pasado tu teléfono…era para preguntarte si mañana por la tarde o el viernes a la mañana podríamos quedar para ver la iglesia de Artaiz por dentro.

Estudio Historia y Patrimonio en la UPNA y estoy buscando grafitos para un posible estudio y mi profesor me ha recomendado mirar dentro…Gracias de antemano”. 

Me pongo en contacto por teléfono con Irati y quedamos para el viernes por la mañana en la explanada de la iglesia y recuerdo los tiempos en que yo mismo recorrí Navarra durante años recogiendo las marcas de cantería de muchas iglesias, ermitas, monasterios, puentes y palacios. Las horas que metí observando los sillares para localizarlas, sacando las fotografías, calcándolas para obtener su exacta medida, perfilando su silueta, escaneándolas, analizando cada una de ellas, comparándolas y, por fin, relacionando unos edificios con otros y sacando mis conclusiones. Resultado de esos años de peregrinaje investigador con ganas de saber sobre el tema fue el libro autoeditado en dos tomos titulado “Canteros románicos por los caminos de Navarra”. Aún sigo en la tarea, pero a otro ritmo, lo que me ha permitido escribir artículos en mi blog y publicar otro libro interesante sobre las marcas de cantería de la ermita de San Zoilo de Cáseda mientras continúo con mi trabajo sobre el Palacio de Olite que ¡a ver cuándo lo acabo! 

Llego el viernes y allí me estaba esperando Irati acompañada de Alba, compañera de estudios. Después de los saludos y primeros cambios de impresiones comienzan su trabajo de investigación en el interior de la iglesia y, como siempre que se busca se suele encontrar algo nuevo, me uno a ellas en la observación. 

…y ¡ahí las tenemos centradas en su trabajo!

Siempre que veo a personas jóvenes interesadas en estos temas patrimoniales veo un rayo de esperanza y pienso que el mundo no se acabará con los que ya estamos un poco mayores y quizás un poco cansados de insistir en el valor que tiene el patrimonio heredado en cualquier lugar del mundo y trabajar para conservarlo y transmitirlo. Veo un rayo de esperanza, pues a nuevos retos, nuevas iniciativas y personas que les harán frente y más si como Irati y Alba, que estudian esta nueva carrera denominada “Historia y Patrimonio”, se las ve con ilusión en este camino formativo que han emprendido. 


Observamos entre los tres los sillares y poco encontramos. Aunque siempre hay algo que se descubre, como la cruz en el hastial oeste semejante a las encontradas en el mismo muro, pero por el exterior, ya recogida en el libro “La iglesia románica de San Martín de Artáiz. Una lectura particular”. 

En la zona alta del coro también observo una posible marca de cantería en forma de A boca abajo y se la indico a las estudiantes, quienes ven lo mismo que yo. Esta marca no estaba recogida con anterioridad por lo que es la primera vez que se publica. Está situada en el ángulo inferior izquierdo de un sillar perfectamente escuadrado que forma parte del último fajón de la original bóveda apuntada.

De la zona del coro subimos Irati y yo hasta la torre, donde tomamos nota de tres motivos antiguos que pudieran remontarse a la época en que esta iglesia no tenía la torre actual sino la clásica espadaña. Lo digo porque los motivos que se muestran están en la cara este del muro occidental que originalmente sería la espadaña. Dos de ellos son pinturas.

El tercero es una cruz tallada rehundida en el sillar. Esta cruz parece la más antigua y pudiera ser una marca más de protección que se solían poner en zonas determinadas de los edificios, fueran civiles o religiosos. Recordemos que esta marca ahora ha quedado dentro del interior de la actual torre y que antes de su construcción daría al exterior. Si nos fijamos con atención también podemos deducir que estos sillares hubieran sido reciclados.

Una de las dos pinturas contiene el monograma de Jesús pintado en negro sobre fondo rojizo. El otro, con los mismos colores, ¿puede ser el intento de dibujar una hoja?, ¿puede ser la cabeza de un animal vista por detrás? Estos dos dibujos parecen más modernos en el tiempo.


¿Hoja o cabeza de animal? 

Monograma de Jesús, Hijo de Dios, Salvador.

En la misma torre también se encuentra un testimonio epigráfico interesante dado que se trata de la abreviatura del nombre y del primer apellido de la persona que realizó el trabajo de echar masa sobre el alfeizar del hueco de la campana que da al sur el día 1 de febrero del año 1958. Posiblemente uno de los trabajadores que operaron aquí en la gran restauración de esta iglesia. Su apellido, Peña. 

Le comento a Irati que por detalles como este en el molino de Urbicáin pudimos saber parte de su historia, pues en las jambas de la puerta están tallados algunos nombres. Entre ellos el de Manuel Rada que nació el 24 de noviembre de 1807, se casó con M.ª Carmen Zabalza el 29 de abril de 1833, fue dueño de dicho molino y murió repentinamente el 27 de agosto de 1847 a la edad de 39 años.

Como estamos habituados en este tipo de investigaciones a mirar sobre todo en las paredes les enseño, al bajar, otra de las huellas que tenemos en San Martín de Artáiz que, como la de Manuel Rada, nos da a conocer otros hechos. Es un número escrito en uno de los ladrillos del suelo en la zona del pasillo que dejan los bancos.

Es el 834. Supongo que es el número de nuevos ladrillos encargados en Valencia para hacer a mano, según modelo de alguno que se recuperó del suelo anterior, al hacer la obra para poner la calefacción. Esta obra realizada en 1985 implicó quitar la tarima que antes había, sacar los restos de los difuntos enterrados dentro de la iglesia, hacer un trasdosado sobre el suelo antiguo de ladrillo macizo, sobre él colocar celetyp y echar el suelo actual con estos 834 ladrillos. Les comento que en su día empecé a contarlos, pero desistí.

Dibujo a mano alzada de la sección de la obra del suelo de 1985. 

Por el exterior hay algunos detalles más, pero Irati y Alba, tenían interés de investigar el interior, como su profesor les había recomendado. 

Suerte a las dos.