viernes, 30 de septiembre de 2016

ARTÁIZ. LUGAR TORREADO - II

ARTÁIZ. LUGAR TORREADO – II

Por Simeón Hidalgo Valencia (30 de Septiembre de 2016)


Hace días  escribía unas líneas con este mismo título anunciando la próxima aparición de mi nuevo libro, con ocasión de las próximas Ferias de Urroz, que serán los días 12 y 13 de Noviembre.

Como otros años allí estaremos la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa con nuestro puesto y en esta ocasión no habrá calendario, sino que hemos optado por la publicación de dos nuevos libros.


El primero se titula “IZAGA EN EL CORAZÓN” de Mikel Zuza, que es una recopilación de artículos de su blog que de alguna forma se relacionan con Izaga y su Comarca, donde aventuras insospechadas y realidades se intercalan en su excelente narrativa.


El segundo se titula “ARTÁIZ. LUGAR TORREADO” de Simeón Hidalgo y la colaboración documental muy especial de Xabier Ituláin, donde se dan a conocer las torres del lugar de Artáiz y sobre todo me detengo en la Dorrezarra, la antigua torre del siglo XIV, que muy pocos conocen por su interior y menos aún han podido observar la singularidad constructiva de la misma, que la hace única entre las abundantes torres conservadas en la comarca.

Este segundo libro es más de investigación y análisis de una realidad constructiva que también hace a Artáiz, aunque no lo parezca, un lugar singular, con la mayoría de sus familias antiguas de categoría hidalga, a veces en pugna por su preeminencia, pero otras defendiendo los derechos de la comunidad frente a los poderosos caciques de turno que tomaban decisiones en contra de la costumbre y del derecho local. Y junto a ello la fuerza de los segundones clérigos del lugar de la familia de los Aldunate, no siempre ejemplares en su actuar.

Uno y otro, son dos objetivos cumplidos dentro de nuestras actividades entre las que figuran los trabajos de investigación que den a conocer a la sociedad la realidad de Izagaondoa y la comarca. Dos libros que unen dos valles hermanos, Izagaondoa y Unciti, aunque a veces distanciados, pero que tienen una historia común a la sombra de Izaga.

La presentación de “ARTÁIZ. LUGAR TORREADO” será el día 29, de Octubre, sábado, en Artáiz, a las 18 horas.

La presentación de “IZAGA EN EL CORAZÓN” será el 5 de Noviembre, en Induráin, también en sábado y también a las 18 horas.

El precio de venta de cada libro será de 10€, cuyos beneficios, una vez pagados los gastos de edición, irán como mecenazgo al proyecto Petrus Museum, para poder seguir este proyecto  para dar a conocer al maestro Petrus de Guerguitiáin.

Se venderá en el momento de la presentación y en las Ferias de Urroz y como la tirada de cada edición es corta, se ruega reservar ejemplares cuanto antes. Se puede llamar al 659 303 994 y quedarán reservados. Se recomienda no dejarlo para el final dado que ya hay quien lo tiene reservado.

Y nada más, anunciaros estos dos nacimientos y animaros a acoger con cariño a estas dos nuevas criaturas de la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa, pues de alguna manera nos muestran la realidad que fue la comarca de Izaga y nos abren las puertas para un futuro mejor, en el que todos sus habitantes y simpatizantes se unan, al margen de diferencias partidistas, para trabajar por la tierra que nos da razón de ser.



lunes, 19 de septiembre de 2016

IZAGAONDOA EN EL CAMINO DE SANTIAGO

IZAGAONDOA EN EL CAMINO DE SANTIAGO


Por Simeón Hidalgo Valencia (19 de Septiembre de 2016)


Por más que pasen los años,
por más que duerman los siglos,
nuestros pueblos desolados
guardan huellas del camino.


…y ahí están las huellas del paso de los peregrinos por Izagaondoa, camino de Santiago de Compostela. Sólo hay que excavar con mente abierta para desenterrar los restos fosilizados de esta ruta milenaria a su paso por el alargado y hermoso valle custodiado por castillos y ermitas en los altos. Leguin, Irulegui, Izaga.

Los ojos vigilantes  de los hombres de guerra defienden de los peligros materiales y los no menos importantes de Sancti Cirici y Sancti Michaeli Archangeli desde el monte Hiiga vigilan, traspasan e iluminan el alma de los peregrinos medievales para que sus pasos no tropiecen en su propio mal.[1]

San Quirico y San Miguel en Izaga. Enfrente, más cercano a los problemas materiales del valle,  la torre circular de Leguin y en el poche de Lakidain, el castillo de Irulegui. Todos, desde sus puestos, se mantienen en vela protegiendo las riadas de penitentes a Santiago. Corre el año de 1097.

Estamos en 2016 y han pasado ya 919 años. Las cosas han cambiado y pocos son los que se atreven a salirse de las rutas oficiales que descienden desde Orreaga-Roncesvalles o llegan hasta Sangüesa desde Somport y se encuentran en Puente la Reina-Gares desde donde el camino se hace uno. Pocos son, digo, los que penetran en este valle alargado, de pueblos fantasmas unos, envejecidos y casi despoblados otros y los más afortunados encerrados en su propia endogamia. ¿Por qué molestar la paz y la tranquilidad de sus pocos habitantes? ¿Por qué no dejarlos irse poco a poco hasta que el territorio quede desierto?

Antes, cuando la vida era en precario y había que defenderla con uñas y dientes, el peregrino tenía que buscar los caminos y las rutas más seguras huyendo de la muerte, del peligro de ser asaltado por bandoleros, de ser atacado por bestias salvajes, de perderse o helarse de frío por subir puertos de montaña y muy pocos se aventuraban a peregrinar en solitario y se organizaban en grupos para afrontar, aún así, los avatares inciertos de su penitencia.

Entonces, sí, los caminos de este valle de Izagaondoa eran andados porque desde Orreaga-Roncesvalles para evitarse el puerto de Erro camino de Zubiri, había quien prefería los senderos que bordeaban el río Urrobi y después el Irati y seguían sus cursos hasta llegar a la villa de Aoiz, pasando por el señorío de Arce. Desde Aoiz se dirigían atravesando Ekay, Villaveta y el señorío de Zuasti, al paso o poche de Zuza y entraban en Izagaondoa y aquí tenían dos opciones. Una seguir hacia Pamplona. La segunda caminar hacia la Villa de Monreal.

Quien optaba por la primera podía seguir hasta Artaiz, y de aquí dirigirse hacia Lizarraga, o también podía ir a Urroz de Izagaondoa, que era villa renombrada y buscar acomodo, comida y reposo. Después marcharía hacia Idoate. La meta era la misma, cruzar el poche de Lakidain, defendido por el castillo de Irulegui y pasar al valle de Aranguren y seguir por Labiano o por Badostain hasta Pamplona, la capital del reino.

Quien elegía seguir hacia Monreal, desde Artaiz se dirigía a Najurieta y de aquí a Zorokiain y podía descansar protegido en la noble y leal villa de Monreal a la sombra de su fortaleza real. Después seguiría camino de Puente la Reina pasando por Tiebas.

Y es en Lizarraga donde hay uno de esos fósiles de los que hablaba al comienzo que se convierte en prueba explícita de que lo que digo no es mera suposición, pues el maestro tallador anónimo que esculpió los magníficos capiteles de su antigua iglesia medieval dejó escrito en piedra que por aquí pasaban los peregrinos, camino de Pamplona, después de atravesar en todo o en parte el valle de Izagaondoa. Es tal su maestría que nos hace sentir como auténticos peregrinos a quien contemplamos también ahora la escena y la sabemos leer, con el bordón en la mano derecha para apoyo y defensa y caminando bajo el sol con decisión afrontando los vericuetos de nuestra propia vida.

Los peregrinos que venían desde Somport se dirigían a Sangüesa. Camino de Lumbier a través de Liédena optarían por seguir la ruta natural para evitarse los peligros del Puerto de Loiti, en la sierra de Izko, y encaminaban sus pasos hacia el Valle de Izagaondoa que en esta época era ruta altamente transitada y estratégicamente defendida. Con la idea puesta en Monreal llegarían a Induráin, lugar donde los sanjuanistas tenían sede. Luego, por Guerguitián, Celigueta, Sangáriz y Lecaun llegaban a Monreal.

Si uno de sus objetivos era conocer la ciudad por antonomasia del Reino, atravesaban el Valle de Izagaondoa hasta llegar a Artáiz y desde aquí, cruzando el portillo de Lakidáin, seguían hasta Pamplona por el camino ya indicado.

Pues bien, en este otro recorrido tenemos unos cuantos fósiles que nos hablan de tiempos mejores de peregrinaje para el valle de Izagaondoa, cuando era valle abierto al paso de las gentes y camino real de Pamplona a Sangüesa que pisaron reyes y obispos, gentes de paz y gentes de guerra, seglares y clérigos, comerciantes y ganaderos, agricultores y artesanos, mendicantes y bandoleros, que de todo había en la viña del Señor.

Otro testimonio fehaciente del esplendor de antaño. La encomienda sanjuanista de Indurain, donde los peregrinos eran atendidos antes de emprender su nueva jornada. La encomienda de Donamaría, de la Señora María, la madre de Jesús. Hoy se conserva su iglesia y las dependencias aledañas. La morada de los pocos hermanos y del hospital se han transformados en viviendas de fin de semana, pero a vista de pájaro se adivina el recinto protegido.

Junto a la encomienda y por las calles del lugar artistas anónimos han colocado detalles de cuando esto era paso de peregrinos a Santiago que, bien atravesaban el valle de este a oeste, como ha de ser el recorrido, o seguían camino de Monreal por la ladera de la montaña para evitarse el Puerto de Loiti.

La primera población a la que llegaban desde Indurain era Guerguitiain, donde un maestro cantero rompió la norma medieval del anonimato y se dio a conocer en el centro de uno de los capiteles de la iglesia de San Martín de Tours, santo del camino por antonomasia, cuya devoción en la comarca es otra  muestra palpable del camino. Este cantero firmó a finales del XII o comienzos del XIII. Petrus me fecit escribió y parece que él mismo fue peregrino, pues su estilo sigue por Besolla y Sangariz hasta llegar a Monreal, una de cuyas parroquias estaba dedicada a San Martín.

Pero regresemos hasta Guerguitiain para observar otro de estos fósiles prueba. Se trata de las basas de su portada. El maestro Petrus dejó una clave importante en el camino de las ocas y talló en las dos basas interiores sendas patas de oca custodiando el lugar. El Juego de la Oca, el Camino de Santiago. ¿Serán estas patas de oca únicas, señal de que San Martín de Guerguitiain era una etapa clave en el camino de Santiago a su paso por Izagaondoa, en tiempos pretéritos?

En este atravesar el valle de Izagaondoa de este a oeste para ir a Pamplona hay otro fósil muy interesante que pocos conocen porque con la concentración parcelaria y con la ejecución de la actual carretera quedó olvidado y dejó de cumplir con su misión, aunque los mayores del lugar lo han transitado de jóvenes. Es una pequeña joya que bien merece que se haga algo por ella desde las instituciones municipales o desde la Institución Príncipe de Viana. De lo contrario desaparecerá por el olvido.

Es el puente románico de Ardanaz, denominado el Puente Primero de un ojo de arco de medio punto, infraestructura medieval del Camino Real de Pamplona a Sangüesa. Uniendo orillas unía a los pueblos y personas y los peregrinos accedían hasta Ardanaz, donde su iglesia de San Martín de Tours recogía el testigo de la de San Martín de Beroiz y encaminaban los pasos hasta San Martín de Artaiz. Ardanaz mostraba lustrosas sus pinturas sobre el santo, el almanaque medieval con los doce meses del año pintados en uno de sus arcos fajones, la escena de la donación de la media capa al pobre siendo aún Martín catecúmeno y la visión que allá por el siglo XIV tenía la Iglesia sobre el cielo y el infierno, todo ello por el patrocinio del Señor de Grez en tiempos del Infante D. Luis de Beaumont, el conquistador del reino de Albania, cuyas armas aparecen también pintadas, habiendo sido descubiertas y sacadas a la luz este conjunto pictórico, único en Navarra, en el año 2002.

Y así, de aldea en aldea, el peregrino llegaba hasta Artaiz y a partir del siglo XIII también pudo adorar al Cordero Pascual junto a los adoradores de toda tribu, raza, lengua y nación, pintado en el interior del ábside de su iglesia y extasiarse con las tallas de su portada recién construida y desde allí pasaba por Lizarraga y se veía reflejado en la talla del peregrino recorriendo los recovecos que la vida le presenta.

Hoy día me invade una alegría inmensa cuando veo peregrinos, hombres y mujeres, pedaleando por el valle de Izagaondoa rumbo a Santiago de Compostela. Son pocos, pero vienen. Menos aún pasan a pie y esto es un acontecimiento si además vienen con cabalgadura y cuando esto veo, sueño en que el camino revive,… pero son sueños de utópico.

Las gentes ya no tienen miedo al puerto de Loiti, ni al de Erro, ni a los bandoleros, ni a las fieras. Ya se ha cerrado la encomienda de Indurain y Guerguitiáin está desolado, como Besolla, Sangariz, Beroiz, Leguin… Ya no bajan desde Orreaga-Roncesvalles y el poche de Zuza se cierra por la falta de transeúntes y los habitantes del valle duermen tranquilos, envejeciendo lentamente y se van marchando en paz.  Ningún extraño invade su pueblo y a Izagaondoa sólo acuden los agricultores para trabajar sus campos y los ganaderos a cuidar de su ganado. De noche está desierto. La larga noche de la muerte. Solo, en lo alto, sigue vigilante San Miguel, tan aburrido que a este paso, si los propios nativos de Izagaondoa no despiertan -se ha dicho para sí-, levantará el vuelo, pues no tendrá a quien proteger y como un peregrino más cogerá su bordón y emprenderá el camino en busca de nuevos horizontes. 

El valle ha quedado desierto. 

Es el año 2050.




[1] ANGEL J. MARTÍN DUQUE, Documentación medieval de Leire (siglos IX a XII), Año 1097, Documento 157, págs.: 225-226. “…et cum alia ecclesia Sancti Cirici que est in sumitate montis de Hiiga, et illa ecclesia que uocatur Sancti Michaelis Archangeli, que est in eodem monte, cum ómnibus sibi ubique pertinentibus;…” 

viernes, 2 de septiembre de 2016

POR ARTÁIZ, LARRÁNGOZ Y LIZARRAGA DE IZAGAONDOA

POR ARTÁIZ, LARRÁNGOZ Y LIZARRAGA DE IZAGAONDOA


Por Simeón Hidalgo Valencia (02 de Septiembre de 2016)


Quedé con Mariángeles e Isabel, dos amigas y antiguas compañeras de trabajo para dar una vuelta “por donde tú te mueves”… y les planteé la visita a la iglesia de Artáiz, comer en el Restaurante Ekai, llegarnos hasta Larrángoz y para terminar visitar el Petrus Museum.

-Lo que tú veas lo mejor. Nosotras a tu disposición.

Y con esa buena disposición, con ánimo y alegría salimos desde Ansoáin a las 11 de la mañana del día 1 de Septiembre de 2016, dispuestos los tres a pasar un buen día en grata compañía conociendo lugares cercanos que muchas veces los tenemos olvidados, pero que merecen la pena visitarlos.

-Parece mentira, comentaba Isabel al final de la jornada. Con lo cerca que tenemos lugares tan interesantes y preferimos irnos lejos para visitar monumentos renombrados, y lo de casa ni lo conocemos.

Es así la cosa. El patrimonio rural no se valora, me atrevería a decir ni tan siquiera en muchas ocasiones por los propios del lugar, y poco a poco se va dejando de lado y sólo unos cuantos quijotes que navegan contra corriente se resisten a que quede enterrado, siendo así que podría convertirse en uno de los motores que impulsen de nuevo la vida de nuestros pueblos, casi despoblados, envejecidos o tristemente deshabitados y con la propia Historia por los suelos materialmente hablando.

Pero ayer pasé un día muy agradable, en buena compañía, a pesar del calor sofocante que hizo.


EN ARTÁIZ:

La primera parada de nuestra excursión fue Artáiz, donde les expliqué la iglesia de San Martín a mi estilo, la torre medieval del siglo XIV, que pronto daré a conocer en mi nueva publicación “Artáiz. Lugar torreado”, y el bien conservado caserío con sus casas de piedra que conservan parte de su antigua nobleza hidalga, hasta terminar con el paseo hasta la fuente medieval. 


  
EN EL RESTAURANTE EKAI:

Dice un refrán popular que “un grano no hace granero, pero ayuda a su compañero”. Hoy hemos sido tres personas las que nos hemos movido por los lugares anunciados atraídos por el turismo cultural rural y no sólo hemos contribuido a su conocimiento, -pues seguros que ya hemos contado a otras amistades por dónde anduvimos ayer, yo al menos se lo he contado hace un momento a mi amiga Ana, que me ha llamado por teléfono, y de alguna manera les hemos metido el gusanillo para ir a conocer lo que a nosotros nos ha gustado-,  sino que también hemos movido la economía del lugar al ir a comer a Ekay, donde mi amigo Txutxín y todo el personal siempre nos atiende con amabilidad, buen servicio y muy buenos platos en su oferta culinaria, cosa que, a veces, ni los que se pueden beneficiar de proyectos culturales interesantes que se desarrollan en su propio valle ven. Pero ese es su problema. ¡Qué se le va a hacer!

Un lugar acogedor, un buen servicio, muy buena atención,… cosas que me lo comentan mis dos acompañantes muy satisfechas, que junto a un rato de descanso, de amena charla  en la sobremesa cierran la mañana.

Hoy hemos sido tres, pero en otras ocasiones hemos sido 40 o 50 los comensales… y en estos tiempos que corren es de agradecer que estos quijotes mencionados no sólo muevan el turismo rural sino que además apoyen otros negocios y contribuyan a que económicamente la comarca siga viva.

Mariángeles, Simeón e Isabel, en la sobremesa.


PASEO HASTA LARRÁNGOZ:


Con la calorina de las 5 de la tarde nos atrevemos a llegarnos hasta Larrángoz, pues les propuse vivir la pequeña aventura de cruzar el puente colgante que salva el río Irati y visitar uno de los muchos lugares despoblados que desgraciadamente tenemos por estos valles. Entre la vegetación, el fantasma esquelético de Larrángoz se asomaba animándonos a acercarnos, pero primero debemos cruzar el puente. Puente por cierto que cada vez es más peligroso cruzarlo dado que las tablas de madera están muchas de ellas sueltas.


Aprovecho para lanzar la idea a los encargados del mantenimiento del patrimonio navarro de que pudiera ser interesante rehabilitarlo, dado que no creo se mantengan en pie muchos puentes más en Navarra de este estilo. También son testigos de la Historia y huellas de un estilo de vida que no hay que olvidar.

Cruzamos el puente y caminamos hacia Larrángoz. El sol es implacable, atemperado algo por el rumor de las aguas.

Silencio. Las imágenes hablan por sí mismas del abandono. Pronto la iglesia verá su bóveda por los suelos y la torre palaciega veremos lo que resiste aún. Una pena. Cada vez que voy a visitarlo el corazón se me acongoja. Cada vez más desolación. 



¡Qué pena que esto esté así!, pero así es.

De regreso el roble del camino nos da sombra y el agua del río me refresca.





EN LIZARRAGA DE IZAGAONDOA:

Terminamos el recorrido visitando el PETRUS MUSEUM, que la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa está construyendo en la Casa Zandueta, en el lugar de Lizarraga de Izagaondoa, proyecto de interés social y cultural declarado como MECNA (Mecenazgo Cultural de Navarra) por el Gobierno de Navarra. http://www.mecna.es/index.php/petrus-museum

Ya están visitables las salas de: La Vid, La Bodega y La sala Polivalente con la exposición homenaje a la familia Lizarraga – Irigoyen, últimos moradores de la misma.

Todos los domingos a las 12 horas, hasta el 2 de Octubre, se hace una visita guiada explicando la portada de la iglesia de Santa Eulalia y visitando en el Petrus Museum las zonas abiertas.
Mis amigas valoran el esfuerzo realizado y se admiran ante lo que ven en la exposición y se maravillan con la visita de las salas de La Vid y de La Bodega

El día se acaba y en la retina de nuestros sentidos quedan las imágenes de un día pleno de amistad, de aventura, de cultura, de camaradería. Un día en el que hemos vivido a tope cada uno de sus momentos.

El “carpe diem” puesto en práctica nos ha llenado de satisfacción.

La sala de La Vid hace exclamar un ¡OHHHH! a mis amigas.