martes, 12 de junio de 2018

NUEVO LIBRO: "LAS CASAS DE IZAGAONDOA"


NUEVO LIBRO: “LAS CASAS DE IZAGAONDOA”

Por Simeón Hidalgo Valencia (12 de junio de 2018)

Como todos los años, desde su fundación en 2012, la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa se ha planteado el objetivo de lanzar entre sus seguidores una nueva publicación con ocasión de las Ferias de San Martín de Urroz-Villa, que serán en noviembre.
Libros como “La Ruta del Maestro Petrus de Guerguitiáin” (2012), “Las Claves de Izagaondoa” (2014), “Izagaondoa. Cosas de antaño” (2015), Artáiz. Lugar Torreado” e “Izaga en el corazón” (2016), “La iglesia románica de San Martín de Artáiz. Una lectura particular” (2017), han ido dando a conocer algunos entresijos del patrimonio del Valle de Izagaondoa y de la Comarca de Izaga, dejándolos por escrito… ¡y lo escrito, escrito queda!
A estos trabajos, todos ellos relacionados con miembros fundadores de la asociación, quiere unirse el nuevo trabajo de investigación sobre las casas del Valle de Izagaondoa que, aprobado en la última asamblea, coordina otro de los socios fundadores: Xabier Ituláin Irurita.
En este nuevo proyecto editorial colaboran también los vecinos del valle, ya sea como informantes, ya como fotógrafos, ya como portadores de documentación escrita o gráfica.
La idea básica para este libro fue la de que sirviera como libro base de referencia, de aquí a cincuenta años, por ejemplo, cuando las nuevas generaciones se pregunten por la historia y las gentes que habitaron su pueblo o su casa antes que ellos y para salvar la memoria de un valle que poco a poco se despuebla, envejece y corre el peligro de tener cada vez más lugares despoblados en su ámbito.
Como muestra de cómo se hablará de las casas del Valle de Izagaondoa recojo a continuación algunas fichas correspondientes a Guerguitiáin, lugar que todavía en los años sesenta del siglo XX tenía vida, pero que actualmente es un despoblado.
  





Alberro.
Alberro es el apellido de Miguel de Alberro, a quien localizamos residiendo en la misma (como casero) hacia 1722-1726. Por ejemplo, en 1723 aparece el propietario de la misma declarando: “Fue presente Lupercio Ybañez vecino del lugar de Sansoain y dijo que a Miguel de Alberro residente en Guerguitiain tiene el otorgante arrendada una casa y vienes en dicho lugar de Guerguitiain por arrendacion de cinquenta rouos de trigo en cada un año”.
Año 1811: “La casa llamada de Alberro es de la casa de Martinena de Sansoain”.
Año 1842: “Una casa que les correspondía en el de Guerguitiain denominada la de Alverro con su derecho de vecindad, corral, pajar, …”.
Con seguridad, la localizamos desde principios del s. XVIII perteneciendo a los dueños de casa Martinena (hoy Tejada) de Sansoáin. Sin embargo, ya existiría en el siglo XVI.
Pertenecería a mediados del s. XVI a unos vecinos de San Vicente que, a principios del XVII, la habrían vendido a los señores del Palacio de Iriarte de Ochagavía.
En 1638 pertenecía a la casa “la torre questa algo apartado de la dicha cassa baxo el lugar”. Esa torre habría originado el actual topónimo ‘Dorrapea’ (debajo de la torre), que señala a la zona situada en la parte trasera de casa Alberro.
Durante todo el s. XVIII y parte del XIX era propiedad de la mencionada casa de Martinena de Sansoáin y a mediados del s. XIX su dueño era un vecino de Pamplona, Francisco Martínez Moro (quizás, militar de oficio). Este último la tenía arrendada en 1862 a Javier Turrillas. En todo este tiempo, estuvo habitada por caseros.
En 1892-1914 la propietaria era Isabel Martínez Moro.
En la primera mitad del siglo XX residía en ella el matrimonio formado por Víctor Turrillas y Benita Irigoyen. Fue su hijo, Jesús Turrillas, quien compró la casa. En ella residía con su mujer, Vicenta Villava (natural de Vesolla), y sus hijos.
Alberro fue la última casa en deshabitarse en Guerguitiáin, en los años 60 del s. XX. También es hoy la única en condiciones de habitabilidad.
De allí, la familia trasladó su vivienda a Izco.
Su propietario hoy, Mari Turrillas (hijo de Jesús y Vicenta), reside en Izco.

Faustino.
Faustino Armendáriz era propietario de la misma en los años centrales del siglo XX. Casado con Marta Armendáriz, la familia residió en Muguetajarra antes de trasladarse a Guerguitiáin. Uno de sus hijos, Fernando, continuó viviendo en Muguetajarra hasta, por lo menos, 1965.
Los de casa Faustino residieron en Guerguitiáin hasta que se fueron, hacia 1963, a Burlada, tras la muerte del hijo de la pareja, Luis, en un accidente de tractor.
La casa parece existir ya en los inicios del siglo XVI (1507), como propiedad del notario (de la Corte Mayor) Juan de San Vicente, vecino de San Vicente. Desde entonces, hasta entrado el siglo XX, fue propiedad de casa Isabelena de San Vicente. Todavía en el catastro de 1914 aparece como dueña Rita Erdozáin, propietaria de Isabelena. Algunos años más tarde fue comprada por Faustino Armendáriz.
Unos diez o quince años después de abandonar Guerguitiáin la familia vendieron la casa a Ramón Ábrego, vecino de Igúzquiza.
Hoy arruinada en su totalidad.


Abadía e Iglesia de Guerguitiáin en 1971 (imagen de José Mª Donázar).

Abadía.
Hoy ya no existe. Se derruyó en los años 80 del siglo XX.
Estaba adosada a la iglesia, en su lado izquierdo.
Se la conoció arrendada, aunque no se recuerda que haya residido párroco alguno en ella. Sin embargo, los informantes sí que oyeron a sus mayores que llegó a haber cura residente.
Probablemente, ya existiría en 1740, cuando se dice sobre las casas de Guerguitiáin que en esa fecha había en el lugar “quatro yncluso tambien el del abad”.
En ella residieron Pedro Erro y María Jesús (Jesusa) Armendáriz. Abandonaron el lugar hacia 1960, pasando a instalarse en Burlada, donde abrieron el bar Erro (que sigue en funcionamiento).
Pedro trabajaba como pastor en Guerguitiáin y para un vecino de Lumbier.
Tras marchar la familia, el edificio no se volvió a habitar.


Jorge (Maximiano).
Jorge Irigoyen residía en Guerguitiáin hacia 1850-70.
Maximiano Armendáriz nos aparece como su propietario en los años centrales del siglo XX.
Esta casa es la que fue considerada como el Palacio de Guerguitiáin.
Año 1726: “Primeramente una cassa del Muy Ylustre señor Marques de Bessolla que se nomina Palazio que es esempta de todas contribuziones segun dixo dicho Abbad”.
Seguramente, será lo que en 1507 nos aparece como “la torre que llaman palacio”: “Una pieca sobre el lugar de Guerguetiayn de Vº quoartaladas tenient de la una part con la torre que llaman palacio de la otra part con el yermo del conçexo”.
Las primeras menciones, de mediados del siglo XVI, señalan que el edificio pertenecía a los palacianos de Artieda. Como éstos se convirtieron con el tiempo en los Marqueses de Besolla, serán los marqueses quienes aparezcan como los dueños de este solar (el palacio) hasta, por lo menos, la segunda mitad del s. XX. Así, la incluyen en un inventario de sus bienes del año 1864: “una casa con su derecho de vecindad, sita en la calle de San Martin, número tres, aislada”.
Parece que ya en el s. XIX los vecinos no la reconocían como el palacio y se refieren a ella como “la casa de arriba” (1811) o su equivalente en vasco, “Goiticoechea” (1860).
Estuvo habitada por el matrimonio compuesto por Maximiano Armendáriz y Bárbara Beorlegui. Originarios de Sabaiza. De allí pasaron a Gardaláin (al casarse) y, después, a Echagüe y, por fin, a Guerguitiáin. La familia se trasladó a Burlada a principios de los años sesenta. Desde allí continuaron trabajando la tierra durante algunos años, incluida la hacienda de casa Faustino.
Lorenzo y Alejandra Armendáriz (hijos de Maximiano y Bárbara) fueron los dos últimos habitantes de Guerguitiáin. Alejandra, posteriormente, residió en Celigueta.
Algún tiempo después de salir la familia, la vivienda la vendieron los Marqueses a un vecino de Igúzquiza, Ramón Ábrego, que, también, compró casa Faustino.


Así, pueblo tras pueblo, cada una de las casas pasarán por las páginas de esta nueva publicación, que contará con las notas correspondientes y el listado de todas las personas que colaboran, de una u otra forma, para que vea la luz. A todas ellas, muchas gracias y a los vecinos e interesados en reservar algún ejemplar decirles que pueden llamar al teléfono 659303994 y hacer la reserva. No podemos informar del precio por ejemplar, dado que aún está por terminar, pero sea el que sea, merecerá la pena adquirirlo y, junto a los anteriormente publicados, engrosar la pequeña biblioteca familiar sobre el patrimonio del Valle de Izagaondoa y de la Comarca de Izaga. Ello nos ayudará a calcular el número de ejemplares  que editar.