LAS CLAVES DE IZAGAONDOA: IRISO,
BERÓIZ, URBICÁIN Y GUERGUITIÁIN
Por Simeón Hidalgo Valencia
(21-08-2014)
En este nuevo y último capítulo de “Las Claves de Izagaondoa” englobo a
los cuatro lugares siguientes: Iriso, Beróiz, Urbicáin y Guerguitiáin. Estos
tres últimos ya son despoblados, junto con el de Mendinueta, del que no queda
nada de sus piedras labradas.
IRISO:
Es en Iriso, un lugar muy poco poblado y a falta de escudos nobiliarios
y de claves de portadas talladas, donde sus dos relojes dan cierto empaque de
categoría y buen linaje de los muros de las casas donde se colocaron.
En Iriso llama la atención que
entre su escaso caserío se encuentren dos relojes de sol muy bien
trabajados. Uno está aledaño a la casa Ilabarren o Iribarren y otro en la casa
Lixiar o Lizarragarena.
El primero que vemos está en una esquina de Casa Lixiar. Aunque está a la vista de todo el mundo, por
su posición parece más un objeto de adorno de otra época. Da la impresión por
la presente fotografía de que conserva aún parte de su gnomon y que su diminuta sombra marca las 12 horas solares,
pero en realidad no tiene el gnomon y el efecto de la aparente sombra es el
hueco dejado por el mismo. Marca desde las 6 de la mañana a 6 de la tarde en
los equinoccios. Dada la posición en que actualmente se encuentra parece que no
fue su lugar original.
El segundo reloj está situado en un resto de muro aledaño a la fachada
principal de la casa Ilabarren o Iribarren, que como su vocablo vasco indica es
la más baja del pueblo. Es muy interesante, pues su estado de conservación es
muy bueno y en las labores de sacarlo entre la maraña de zarzas que lo
ocultaban reveló su auténtico rostro muy bien tallado.
Aunque cuando lo conocí no tenía el gnomon, en la actualidad se le ha
colocado y ha vuelto a señalar las horas solares perfectamente.
Tiene de interés este reloj en que es un trabajo de talla de calidad,
con el círculo solar de 17 rayos muy bien perfilados en cuyo centro se sitúa el
gnomon. Además lleva grabado en la parte superior izquierda de la placa que
contiene el reloj la palabra AÑO, de la que sólo se conserva la letra O y en la
parte superior derecha el año en que se
colocó: 1748. Podemos suponer que el momento de su colocación fue en uno de los
equinoccios, fuera en el inicio de la primavera o en el del otoño. Siglo XVIII.
Desde entonces es testigo mudo de la Historia del lugar.
Comienza marcando las 6 de la mañana y sigue hasta las 12 señalando el
mediodía. Después comienza con la 1 y llega hasta las 6, momento del ocaso en
los equinoccios.
Además hay un detalle en la parte superior del sillar en que se colocó
que nos habla de la fe cristiana de los habitantes de la casa y de su devoción
a la Virgen María, pues aunque el paso del tiempo lo ha erosionado en parte,
aún se puede leer: “AVE MARÍA”.
BERÓIZ
El antiguo señorío de Beróiz hoy está despoblado y sus pocos edificios
en ruina otean desde su altura el valle y la montaña.
Buscando sus claves me he acercado en varias ocasiones y al menos he
encontrado una que se mantiene en su sitio, aunque deteriorada.
Corresponde a la sencilla portada de la iglesia, antiguamente dedicada
a San Martín y hoy, a pesar de haber sido restaurada en su momento por su dueño
civil, ha vuelto a ser saqueada y convertida en aprisco ocasional del ganado.
Su estado de deterioro es tal que el tejado está poblado de vegetación
y las mismas dovelas de la entrada en claro proceso de erosión.
En la clave se puede ver una cruz griega
dentro de un cuadrado.
URBICÁIN
CASA MELCHOR
Urbicáin es hoy uno de los recientes
despoblados del valle de Izagaondoa. Su caserío está arruinado, aunque no aún
la memoria de los que allí tuvieron sus raíces. Se podría decir que lo más vivo
del antiguo Urbicáin es su propio cementerio, bien cuidado por los parientes de
los que allí descansan.
Urbicáin hoy es una explotación ganadera y
en ella vive una familia marroquí, por lo que sigue teniendo vida y tres niños
corretean por sus parajes. El más pequeño de los cuales ha nacido en Urbicáin,
por lo que de alguna manera Urbicáin sigue vivo, aunque sus casas se inclinen
hacia el suelo y se postren ante las grandes naves ganaderas que se divisan
desde lejos.
Entre ellas está la casa de mayor categoría y nobleza como indica su
fachada principal. Es la denominada Casa Melchor, de la que se ha escrito con
nostalgia por algún otro investigador. Antigua gloria ya
desaparecida que año a año se desprende de sus propias paredes.
Su gran portalón de grandes dovelas como
correspondía a su añeja gloria, su ventanal gótico con dintel labrado y sobre
todo su escudo de armas con cuarteles de hidalguía testifican su antigua
gloria.
Sobre el escudo muy poco he podido lograr
al margen de su descripción:
“La fachada
luce escudo timbrado por yelmo con un puente de tres arcos surmontado con cinco
panelas y un cuadrado.”
En esta descripción no se hace referencia
al gran árbol. No parece que se haya
grabado la fecha en que se hizo, pero por su estilo podemos asimilarlo con el de Reta, por lo que
estaríamos hablando del siglo XVI.
Sobre el portalón una hermosa ventana
gótica geminada, adornada toda ella, alfeizar y perímetro de los vanos, con
bolas siguiendo la moda imperante del
momento.
En el dintel de la ventana aparecen
grabadas dos flores hexapétalas dentro de un círculo y con los extremos de sus
pétalos unidos con líneas curvadas hacia el centro que forman a la vez
triángulos con sus lados curvados. Ambas flores custodian al anagrama de Jesús
“IHS”, que sirve para indicar el carácter cristiano de los moradores de esta
casa y a la vez se convierte, tanto el anagrama como las flores, en símbolo
protector por antonomasia para un cristiano frente a los males que amenazan desde el exterior ya que en las
mismas flores hexapétalas se pueden leer las iniciales de Cristo en griego,
siendo en el fondo crismones al estilos de los recogidos en el dintel de la
iglesia románica de San Martín de Artáiz.
Estos motivos, así como el adorno con
bolas, se habían visto ya en la Casa Merkatari de Lizarraga y se repiten en muchos
lugares de la comarca, con especial incidencia en la cercana villa de Urroz.
En la clave del portalón hay señales aún de
que un día algo se grabó en ella, aunque posteriormente se borró parece que
intencionadamente, quizás con ocasión de alguna venta de la casa. ¿Qué había en esta clave? No lo sabemos, pero
se puede intuir por las tallas de otras casas de la comarca que estuviera
tallado el anagrama de Jesús, aunque aquí aparecería duplicado por lo que
pudiera ser también las armas de los anteriores moradores que antes de
abandonar la casa borraron su linaje del lugar.
En la fotografía se puede ver aún la
silueta de este “escudo”.
No sólo la entrada principal de esta casa estaba protegida contra los
malos espíritus sino que hay también otra entrada más pequeña a su derecha
realizada con esmerado diseño de medio punto en la puerta y ventana igualmente
geminada sin adornos. Sobre la puerta se colocó un sencillo sillar bien
escuadrado y en él se distingue un signo o marca que lo he encontrado con mucha
frecuencia en iglesias, ermitas y monasterios medievales y que ahora aparece en
Urbicáin un poco deslucido pero aún se aprecia su silueta.
Se trata de la “pata de la oca” que no es
otra cosa que el signo rúnico que simboliza la vida o a la persona viva de pie.
Este símbolo está en todo su esplendor en las basas de las columnas interiores
de la portada de San Martín de Guerguitiáin.
Es otro símbolo de protección y de buen
augurio que se colocó en esta otra entrada para que sus habitantes estuvieran
protegidos contra los males del exterior.
EL MOLINO
En Urbicáin existen aún los restos del molino harinero que parece
remontarse a época medieval, aunque se haya remozado a lo largo de los años.
Sobre él se ha hablado y escrito y gracias a que en los
sillares de las jambas de su entrada hay una serie de nombres grabados se ha
podido recuperar gran parte de su historia a partir de uno de sus dueños,
Manuel Rada, cuyo nombre aparece entre ellos.
El 24 de Noviembre de 2012 se
presentó la investigación realizada sobre esta pieza patrimonial del valle de
Izagaondoa, siendo los ponentes los investigadores del valle Javier Ituláin
Irurita y Simeón Hidalgo Valencia.
La charla se anunció en los siguientes
términos en la prensa digital: “Miembros y simpatizantes de nuestra
asociación han investigado en los archivos tras las huellas de Manuel Rada,
cuyo nombre está grabado en una de las jambas de la puerta del molino… y han
recompuesto gran parte de la historia de este molino, que estuvo en activo
hasta el siglo XX. Como pieza única de este tipo en el Valle de Izagaondoa
merece nuestra atención.”
Otros graffitis presentes son los siguientes. Aún no se ha
logrado ver su conexión con el molino o las personas que en él trabajaron.
CASA PEDROZ
En el Catálogo Monumental de Navarra, cita
3, se dice lo siguiente referido a otra de las casas importantes de Urbicáin,
la Casa Pedroz, cuyo nombre es una contracción del nombre y apellido de quien
la hizo en el año de 1568, Pedro Orotzena, “Otra
de las casas ostenta la inscripción: ESTA OBRA HIZO HAZER PEDRO OROS Y SU MUGER
y el año 1568”.
Este texto dando fe de quién hizo la casa
está situado en el dintel de la ventana por encima del portalón y el año está
grabado en el sillar que hace de alfeizar, aunque el deterioro es evidente y se
ha perdido ya el punto que incicia la inscripción y la letra A de año y como se
puede ver pronto caerá al suelo el resto de AÑO.
Hay que decir que en la actualidad peligra
todo el portalón pues las dovelas sobresalen de la pared en peligroso desplome.
* ESTA OBRA
HIZO HAZER *
* PEDRO OROS Y SU
MVGER *
Como en la casa Melchor también en casa
Pedroz la clave del portalón estuvo en tiempos antiguos labrada con algún
motivo que indicara el linaje de la casa o simplemente con el anagrama de
Jesús, que como he visto y me han comentado algunos vecinos de Urraúl Alto y de
Lónguida, los calificaban de “escudos”, aunque en sí no lo son.
El hecho es que lo que hubiera ha
desaparecido y en esta casa se nota muy claramente la intención de hacerlos
desaparecer pues se aprecian los golpes realizados sobre el espacio de la clave
que correspondía a la talla.
CASA APEZARRARENA, ICURGUI
Apezarrarena proviene de “Apez:
`cura´ + `viejo´. La casa del cura, abad, viejo. En un documento de 1742 al
hacer una genealogía de los dueños de Apezarrarena se acaba desembocando, hacia
1650, en Catalina Aguerre, de la que nos dice era “heredera de Don Esteuan de
Aguerre su hermano Abbad que fue de el lugar de Urbicain”
Esta casa con el tiempo se denominó Casa
Icurgui.
Pues bien en el dintel izquierdo de la
casa, en uno de sus sillares alguien grabó la palabra MANSO.
La imaginación vuela libre y lo veo a este
tal MANSO afilando su navaja o cuchillo en el mismo sillar, sin prisas,
haciendo gala de su apodo. ¿Quién era este tal MANSO?
GUERGUITIÁIN
Guerguitiáin es otro de los despoblados de Izagaondoa. Nada queda de la
gloria pasada del señor y del palacio de Guerguitiáin, con escudo heráldico
recogido en el “Libro de Armería del Reino de Navarra”, salvo la iglesia
dedicada a San Martín, que aún hoy sigue en pie.
La leyenda escrita de estas armas dice: “Guerguitiayn trae de Otano”, lo que
significa que una rama del palacio de Otano, situado en el cercano valle de
Elorz, se asentó en este pequeño señorío. Las armas del palacio de Otano son
idénticas.
A pesar de que he preguntado sobre el
antiguo palacio de Guerguitiáin no he encontrado respuesta sobre su posible
ubicación. Sólo nos quedan sus armas: Dos lobos o lebreles en los cuarteles
primero y cuarto y sendas flores de lis en el segundo y tercero.