miércoles, 10 de marzo de 2021

EL ALJIBE DEL CASTILLO DE MONREAL-ELO

 

EL ALJIBE DEL CASTILLO DE MONREAL-ELO.

 

Por Simeón Hidalgo Valencia (10 de marzo de 2021)

 


Hace casi una década que di una charla en la villa de Monreal-Elo sobre su patrimonio heredado y cómo convertirlo en uno de los motores de su propio desarrollo, en estos tiempos de casi continua crisis.
 

¿Por qué no poner la riqueza patrimonial de Monreal-Elo en el circuito cultural? Elementos tiene en abundancia para volver a intentar que de nuevo sus calles se llenen de vida y prosperidad a pesar del impacto negativo que ha supuesto para esta villa la autovía del Pirineo. 

Ya solo se oyen por sus calles los pasos de los peregrinos a Santiago y, dos veces al año, los de las personas peregrinas al castillo de Javier, aunque ahora, en tiempos del dichoso Covid-19, el silencio es mucho más profundo. Pero bueno, esperemos que esto se arregle y al menos los peregrinos vuelvan a retener en sus retinas la estampa en lontananza de la Higa y, a sus pies, la silueta de ese Mont Real que, como un hermano pequeño, busca su defensa y protección. 

En tiempos, envalentonado, el hermano pequeño también aprendió y juró vigilar, defender y refugiar a quien a las puertas del castillo construido en su cabezo llamase, aunque su gloria ya pasó, pero aún quedan huellas interesantes de lo que antes fue y de su importancia en el antiguo reino de Navarra que merece la pena recuperar y, como decía, ponerlas en el circuito cultural. 

Lo último en poner en estado de revista ha sido el aljibe del castillo. Infraestructura de primera categoría que no podía faltar en ninguna de estas fortificaciones, de las que ejemplos cercanos tenemos también en Irulegui y Leguin. La supervivencia dependía en gran parte de la abundancia de agua. En el caso del aljibe de Monreal había perdido su bóveda. 

Cuando escribí sobre la Ruta del Agua en Monreal decía a propósito de este aljibe:

“Monreal se cobija bajo el amparo de una colina denominada Mons Regalis, donde se levantó el castillo que dominaba y vigilaba el camino desde Pamplona a Sangüesa.

Del castillo hoy día quedan restos que fueron excavados hace unos años, que nos informan de la planta del mismo. Entre estos restos se puede ver lo que fue el aljibe.

Es una gran sala subterránea abovedada que sería contemporánea con la fortaleza, allá por el siglo XII.

En este aljibe se almacenaban las aguas de lluvia. No es manantial ni fuente. Las aguas se canalizaban desde las cubiertas de las distintas dependencias hasta el depósito. Sigue la estructura de otras construcciones de este tipo contemporáneas, con sus dos partes definidas arquitectónicamente: la parte destinada a contener el agua y la bóveda que cierra la estructura. Entre una y otra la imposta, que se extiende en sus paredes laterales.

Su restauración daría un empaque especial a esta ruta del agua, que damos a conocer.” 

Por eso en cuanto me he enterado de que las obras de recuperación habían concluidos me he acercado a ver cómo ha quedado. En otras ocasiones he visitado estos restos y los cambios en el aljibe eran palpables. Desde la intensa vegetación en su lecho que hacía imposible distinguir sus paredes, hasta sucesivos desbrozos que lo aclaraban, o limpieza de los escombros en busca de su suelo original.



Al menos en un par de ocasiones me acerqué para dar con un famoso graffiti onomástico que calqué por primera vez en 2013 y por segunda, cuando se había rebajado el nivel de los escombros en 2018. El de 2013 creo lo recogí incompleto y parece referirse a GUILLOT. El de 2018 a BUILLOT.
 

En esta segunda ocasión buscaba además más posibles graffitis en sus paredes, pues hay quien comenta que en tiempos también el aljibe sirvió de mazmorra, pero no encontré ninguno más en la zona despejada. 


En este mes de marzo de 2021 el aljibe aparece casi en su integridad arquitectónica y se ha llegado al suelo original, que en su parte del fondo es tierra y en la más cercana a las escaleras de bajada hasta el nivel de la imposta que surca ambas paredes laterales, cubierta con rectangulares losas bien asentadas. La altura desde la citada imposta hasta el suelo está en unos 282cm. Esa sería la altura del agua en su máximo nivel.


Como se puede ver este aljibe es de grandes dimensiones y no tiene escalones como el de Artáiz o el de Turrillas para penetrar y bajar hasta el nivel del agua según las temporadas, por lo que era necesario sacar el agua a pozales. De ahí el desgaste de los ladrillos de la boca del aljibe en toda la altura de la pared oeste en forma redondeada causada por el roce circular del cubo atado a la polea con el que se sacaba el agua.

Este surco dejado en la pared coincide con la losa central de la primera hilada que, o está vaciada en parte o está recortada quizás para posibilitar en caso de estiaje del caudal que el cubo pudiera penetrar más y facilitar el abastecimiento del agua en tiempos de escasez. 


Con relación a la situación del graffiti mencionado con la altura a la que se encuentra ahora se puede determinar la distancia exacta con respecto al suelo. En este croquis he señalado los niveles a los que se encontraba a medida que se sacaban los escombros. Ahora para confirmar si hay más graffitis habría que volver y aprovechar el momento para investigar, aunque habría que llevar material adecuado para poder bajar y para poder salir, porque la altura es considerable.
 

Con esto recuerdo lo que en alguna otra ocasión recomendé a los responsables para que pusieran una adecuada protección para evitar accidentes de personas o caídas de animales, pues a pesar de la rehabilitación realizada, el peligro sigue estando presente.

Por último, decir, que tal como ha quedado esta estancia, cubierta con media bóveda, a unos les parecerá correcto y a otros desafortunado. Se puede decir que está bien porque así, como en el caso del aljibe de Turrillas en el que se optó por dar salida al agua que entra y dejar su interior diáfano, sirve pedagógicamente para que el visitante vea y sienta el interior. A otros esta reforma se queda incompleta porque no es fiel al original. 

Personalmente, dada mi condición de profesor y en estos momentos de mi vida de guía cultural del patrimonio me acojo a las dos visiones pues de las dos nos podemos valer. Si a la hora de mostrar esta construcción a los visitantes se les explica debidamente la función estratégica para la supervivencia que tenía dentro del conjunto del castillo, cómo fue su construcción y cómo se recubrió sus paredes con materiales impermeabilizantes, etc., y por otra parte el visitante, al ver el aljibe incompleto puede comprender con mayor claridad las características de esta construcción en la que, a manera de maqueta, algunas de sus partes son móviles. Se convierte así en un buen recurso pedagógico.   

Eso sí, que a quien corresponda ponga las medidas de seguridad necesarias y los medios para que en la zona donde el suelo es tierra no vuelva a brotar la vegetación como antes. Es decir, que se haga un mantenimiento y para todo el conjunto que quede muy claro por dónde se debe pisar y por dónde no. Es decir que se tomen las medidas necesarias para que a la vez que se favorece el turismo, se impida el deterioro progresivo de lo sacado a la luz y si hay alguien atendiendo la visita al castillo, pues mucho mejor. Se creará algún puesto de trabajo y se incrementará la economía y Monreal será un polo de atracción para el turismo cultural, pues como villa medieval tiene muchos recursos turísticos de los que se puede beneficiar. Uno de ellos, objeto de este artículo: El aljibe de su castillo.