LIZARRAGA DE
IZAGAONDOA. TRES HITOS PATRIMONIALES.
Por Simeón Hidalgo
Valencia (1 de abril de 2021)
Aunque
Lizarraga de Izagaondoa es un pueblo pequeño del valle de Izagaondoa no por
ello deja de tener su atractivo particular para que en estos tiempos de
confinamiento perimetral comunitario dejemos de visitarlo. Lo digo porque quien
hasta aquí llegue se encontrará con que tiene sus propios hitos de interés
patrimonial, de esos que, por cercanos y rurales, no se valoran lo suficiente y
se dejan para otro día, pero que una vez descubiertos se recomiendan. Desde la
asociación Grupo Valle de Izagaondoa los enseñamos y recomendamos.
Al
pisar el caserío del pueblo una de las primeras indicaciones hace relación al
Robledal. Se nos invita a seguirlas por el pueblo para encontrar el inicio del
sendero que nos llevará hasta el gran roble centenario con unos 500 años de
vida. Más vetusta es la portada de la actual iglesia, pues se remonta al siglo
XIII y tiene alrededor de los 800 y esta portada es también motivo de visita,
pues sus seis bellos capiteles protogóticos son otras tantas obras artísticas
dignas de un maestro escultor de gran nivel. Aunque, como suelo decir, si solo
nos quedamos en el exterior de la magnífica filigrana de sus capiteles nos
perderemos su mensaje.

La segunda flecha nos hace pasar por delante de la
conocida como Casa Zandueta, también centenaria. Es parada obligada pues
alberga un museo. El “Petrus Museum”, que da a conocer la obra del maestro
medieval Petrus, aún anterior a la misma portada. Este museo se ha creado
gracias a la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa, que es quien lo gestiona y a
decir de los que ya lo han visitado, merece la pena conocerlo.
Hagamos, pues, este recorrido teniendo
como meta el gran roble centenario, pero visitemos antes la Portada Protogótica
de la iglesia y traspasemos el umbral del Petrus Museum.
I. LA PORTADA DE LA IGLESIA DE SANTA
EULALIA DE LIZARRAGA.
La iglesia
parroquial de Lizarraga de Izagaondoa, aunque a lo largo de los siglos ha visto
modificada su ubicación y su aspecto, hoy día conserva de sus tiempos
medievales la portada, reflejo del hacer arquitectónico del siglo XIII. Sus
tres arquivoltas de medio punto descansan en finas y alargadas columnas con
capitel y fuste, cuyas características nos ayudan a catalogarla en los finales
del románico y comienzos del denominado estilo gótico. Las arquivoltas están
protegidas por un guardalluvias que termina en ménsulas. Sigue la manera de
hacer de otras portadas de la zona como pueden ser las iglesias de Idoate e
Iriso, dentro del mismo Valle de Izagaondoa, o de la portada exterior de la
población de Urroz-Villa.
Los capiteles:
Los seis capiteles están rematados con cimacios
redondos. Presentan decoración muy bien trabajada, aunque algunos de ellos han
sido mutilados por la acción de las personas más que por la misma naturaleza.
Merece la pena que el visitante se pare un rato a observarlos intentando
descubrir su programa iconográfico. Poniéndose en la sintonía de la mente que
patrocinó esta obra, magistralmente llevada a cabo por un maestro tallista
anónimo, podrá descubrir su mensaje.
1. Capiteles
del lado derecho de la portada:
El capitel exterior
recoge uno de los árboles frecuentes hoy en día en el valle de Izagaondoa.
Prácticamente está en todos nuestros terrenos y posiblemente el maestro
tallista lo plasme en la piedra porque ya lo era en su propio tiempo. Es la
higuera, de la que esculpe sus hojas y fruto.
Por encima, en el cimacio, aparecen los restos de lo
que podrían ser tres cabezas humanas. Desgraciadamente han sido mutiladas por
lo que no podemos analizarlas adecuadamente. Algunos han visto en la higuera el
árbol del conocimiento existente en el Paraíso Terrenal de cuyo fruto Adán y
Eva tenían prohibido comer. ¿Serían las cabezas laterales de este capitel
representaciones de Adán y Eva y en medio de los dos la figura de Dios? El halo
de santidad que rodea a la cabeza central nos hace pensar en ello.
El capitel central representa unas ramas de
roble muy bien perfiladas. Es un roble
adulto pues produce ya bellotas.
El maestro tallista se hace así testigo del árbol
autóctono de esta zona, cuyo emblema se recoge actualmente en el escudo del
Valle de Izagaondoa y es doblemente significativo por la existencia en
Lizarraga de los robles centenarios.
Si hoy son importantes, también lo eran hace 800 años
cuando se plasmaron en piedra, mostrando así la importancia que se les daba a
estos árboles sagrados en la antigüedad, como contraposición a la higuera, que
el cristianismo lo asimila a la nueva ley para hablarnos de vida, salvación,
eternidad, fortaleza y conocimiento.
En el centro del capitel
interior se representa la figura de un hombre atrapado hasta el cuello por
la cola zigzagueante del ser fabuloso que tiene a su derecha. Este ser con cabeza de hombre, con la melena
al viento, cuerpo de ave y cola de serpiente, parece la representación del mal
y de la muerte que ha empezado a transformar al personaje central si nos
fijamos en sus manos y pies que parecen garras. A su derecha aparece la figura
de un halcón, símbolo antiguo del alma humana y divinidad solar que muere y
resucita cada día. En la iglesia de Vesolla aparece también el simbolismo del
halcón. Analizando el capitel en su conjunto podemos deducir el mensaje que se
transmite en él, orientado a que la persona que lo contempla reaccione frente
al mal que le atrapa, se libere de su opresión y viva la experiencia de
resucitar a una vida más propia de su condición humana.
2. Capiteles
del lado izquierdo de la portada:
El capitel
exterior está deteriorado en parte, pero se aprecia todavía su decoración
de tipo vegetal. Es el más decorativo de los seis sin encontrarse en él rasgos
que indiquen cierta intencionalidad del autor más allá que la decorativa,
aunque pudiera tenerla, porque como el resto de los capiteles tenía escultura
en su cimacio. Sólo se ha conservado la de su extremo derecho que representa
parte de la cara de un mamífero.
El capitel
central representa motivos geométricos de entrelazados y su cimacio está
decorado con figuras humanas y animales. Aparece en el cuerpo del capitel un
entrelazado de tres líneas paralelas que a manera de mimbre teje todo su
perímetro sin interrupción.
En la parte del cimacio se tallan figuras humanas y
animales. Si los animales, posiblemente un perro y con seguridad una liebre,
están de cuerpo entero, no sucede lo mismo con las figuras humanas.
En un extremo se representa el rostro de un hombre
barbudo, con el corte de pelo en flequillo y perfectamente peinado, como la
mayoría de las cabezas masculinas de esta portada. En el otro extremo otro
personaje, con las mismas características, por lo que pudiera tratarse del
mismo en dos momentos distintos. Va de camino de día bajo la luz y el calor de
un sol de dieciochos rayos. En su mano derecha porta el bordón del caminante.
Bien pudiera representar a los peregrinos que por aquí pasaran, como ruta
antigua que era el Valle de Izagaondoa, en el Camino de Santiago. Los
peregrinos que se dirigían hacia Pamplona debían atravesar el portillo de Lakidáin
y pasar al Valle de Aranguren, donde ya fuera en Labiano o en Badostáin
encontraban cobijo en sus hospitales.
El capitel
interior sigue la misma estructura que el anterior. Su cuerpo principal lo
ocupa también un entrelazado o nudo perlado, al estilo de los de la fachada de
Santa María de Sangüesa. No es un capricho o entretenimiento decorativo del
maestro tallista, sino que su presencia se justifica por lo que en el cimacio
se representa. Hace falta observar con
tranquilidad y sosiego los detalles de estas figuras para darnos cuenta qué
personajes se representan y qué se celebra y bendice. Tres rostros distintos se
plasman en este capitel. El más fácil de identificar es el central al que por
su gesto de bendecir se le identifica claramente con un clérigo o monje. A los
lados del sacerdote hay otros dos rostros. A su derecha se representa a un
hombre. A su izquierda una mujer, que aparece con su cabeza tocada con gorro de
época.
Identificados los personajes cabe preguntarnos por la
escena que componen. Es fácil deducir que lo que se está representando en este
capitel es una boda.
Sin duda que al plasmar esta representación en la
portada de la iglesia se está tratando de inculcar a las gentes de esa época
que ante la iglesia el matrimonio válido es el que se realiza en su seno. Los
esposos entrelazan sus vidas y se comprometen para siempre. Se atan el uno al
otro con lazos y nudos indisolubles y este compromiso lo bendice la iglesia.
Frente a otros ritos existentes en la época en que se graban estos capiteles para
unirse un hombre y una mujer de por vida, que siguen costumbres ancestrales, la
iglesia insiste en el sacramento del matrimonio bendecido por sus
representantes como único rito válido.
El guardalluvias:
El guardalluvias está formado por cinco finas arquivoltas.
Terminan en pequeñas ménsulas en las que, como costumbre de la época, se
esculpen representaciones del hombre y de la mujer. Así lo vemos también en
muchas otras. En Izagaondoa están en las iglesias de Reta, Iriso e Induráin.
En Lizarraga afortunadamente la figura femenina se ha
conservado hasta el presente casi intacta y es digna de atención por lo que en
ella se representa. Posiblemente haya llegado en este estado porque para ver lo
que contiene hay que mirar con atención. De todas formas, el vientre de la
escultura ha sido dañado.
Es una mujer tocada lujosamente al estilo de las
mujeres pudientes de su época. El círculo que se adivina nos informa de su
estado de gestación. La postura corporal, nos indica que está pariendo.
En este acto del
alumbramiento está siendo asistida, como comadrona, por el mismo guardalluvias,
cuyas dos primeras finas arquivoltas hacen de dos inmensos brazos que terminan
en manos.
En Eusa, también existe un capitel de una boda, del
que se expone una reproducción en el Petrus Museum y en la cercana iglesia de
Artáiz también encontraremos de nuevo la escena de la mujer que acaba de dar a
luz.
¿QUÉ MENSAJES SE GRABAN EN LA PORTADA DE SANTA
EULADIA?
El programa iconográfico de la portada románica de la
iglesia de Santa Eulalia en el lugar de Lizarraga del Valle de Izagaondoa, se
proyectó para hablar y catequizar a las gentes de hace casi 800 años que aquí
vivieron y transitaron camino de Compostela. Se hace desde la perspectiva del
cristianismo imperante, pues no podía ser de otra manera. No es fácil llegar a
descubrir hoy día lo que entonces se entendía con toda normalidad. Hemos
perdido en gran parte el simbolismo y las claves de interpretación, por lo que
intentar leer actualmente la portada, como en general los programas
iconográficos de cualquier época lejana, nos resulta bastante complicado. Yo lo
intento, porque considero que lo importante de todas estas representaciones es
descifrar su mensaje, que pienso está por encima de la simple y superficial
consideración artística, que es lo que quizás hoy más apreciamos.
Resumiendo, quien encarga esta portada quería transmitir
las cuestiones siguientes:
1º. En un principio el ser humano gozó de la felicidad
del paraíso, pero al comer del árbol del conocimiento, representado en la
higuera, descubrió además su propia debilidad.
2º. Otro árbol, el roble, símbolo de vida, representa
la salvación traída por Jesús, donde encontrará la fuerza.
3º. Ante este dilema de muerte o vida, el cristiano
opta por la vida, liberándose del monstruo que le atrapa y como el halcón
resucita cada día a la vida.
4º. Como peregrino en esta tierra, cada día y en cada
encrucijada de caminos, ha de renovar su opción por la vida, tomando
reflexivamente las decisiones adecuadas que le lleven a su destino.
5º. Al elegir la vida, las mujeres y los hombres que
siguen a Jesús, que es Camino, Verdad y Vida, se comprometen y se atan
mutuamente de por vida ante Dios.
6º. La mujer y el hombre esposados libremente
transmiten la vida a nuevas criaturas apoyados y asistidos por la Iglesia.
II. EL PETRUS MUSEUM
Sigamos la señalización de los robles y
nos toparemos con la casa-museo. Hagamos una nueva parada para descubrir lo que
sus muros esconden.
La Asociación Cultural y Turística Grupo
Valle de Izagaondoa surgió en el año 2012 con la finalidad de trabajar, sin
ningún ánimo de lucro, en la conservación y promoción del patrimonio del Valle
de Izagaondoa y de la Comarca de Izaga. A la vez como asociación turística que
es desarrolla actividades orientadas a promocionar el turismo cultural en la
zona a través de Visitas Guiadas a los lugares de interés: “Ruta del Románico
de Izagaondoa”, “Ruta del agua”, “Ruta de San Martín y la Pintura Mural
(Ardanaz, Artáiz, Ekai)”, “Ruta de las iglesias Petrus”, etc.
Uno
de los proyectos que ha llevado a cabo ha sido la creación del museo denominado
“PETRUS MUSEUM”, calificado de interés social y cultural por el Gobierno de
Navarra a través del distintivo del Mecenazgo Cultural de Navarra (MECNA) desde
el 2014 al 2019. En la actualidad este proyecto se engloba en el nuevo proyecto
Mecna denominado “IZAGAONDOA VIVE-IZAGAONDOA BIZIRIK” que se desarrolla desde
2020 al 2024.

El PETRUS MUSEUM se crea para dar a
conocer la obra del maestro Petrus, cantero medieval de finales del siglo XII y
comienzos del XIII, que dejó su firma en la iglesia románica de San Martín de
Guerguitiáin, rehabilitada en el año 2012. En uno de sus capiteles interiores
dejó escrito: “Petrus me fecit” siendo con este gesto uno de los pocos maestros
medievales que se dan a conocer en Navarra. Su estilo se ha descubierto sobre
todo en la zona nororiental de Navarra. La publicación “LA RUTA DEL MAESTRO
PETRUS DE GUERGUITIÁIN” nos muestra su estilo por Guerguitiáin, Vesolla,
Sengáriz, Leoz, Aibar, Najurieta, Alzórriz, Eusa y Garaioa. Posteriormente se
ha descubierto también la presencia de esta escuela en Zolina y Badostáin.

El PETRUS MUSEUM se ubica en la Casa
Zandueta de Lizarraga de Izagaondoa, propiedad de la Asociación ASPACE, cedida
a la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa para 20 años renovables. La casa
Zandueta es en sí un pequeño museo etnográfico, pues conserva su Bodega
Familiar, su Horno de Pan, su mobiliario, etc., por ello el PETRUS MUSEUM tiene
dos líneas claras:
Una hace relación a la obra del maestro
Petrus, donde se muestran piezas reproducidas al estilo medieval de capiteles
de las iglesias petrus mencionadas, amén de piezas originales adquiridas o
recibidas en depósito.
La otra línea es la etnográfica.
En
la actualidad funciona su planta baja, antiguas cuadras reconvertidas en museo
gracias al entusiasmo de gentes voluntarias que han venido trabajando
desinteresadamente y en auzolan. Las salas son las siguientes: Vestíbulo de
entrada. Sala Petrus I, Sala del Pan, Sala Petrus II, Patio de las Estelas,
Sala Polivalente, Sala de la Vid y Sala de la Bodega.
Se está preparando una zona de la segunda planta
que mostrará, a partir de mayo, cómo era una parte de la vivienda: Dormitorio y
Salón, amueblados con las piezas originales.
El PETRUS MUSEUM, salvo en el año
pandémico de 2020, lleva abierto al público desde 2016 con una respuesta muy
favorable por parte de los turistas, vecinos o no, venidos a verlo. Se atiende
de mayo a septiembre, ambos inclusive, previa reserva para grupos máximo de 12
personas, dado que es una casa antigua y sus salas responden a una vivienda familiar,
aunque mientras dure la pandemia el aforo por sesión es de 4 personas.
La asociación lo ha creado con una clara
finalidad: la de que esta zona tan deprimida de Navarra tenga un recurso
cultural más que contribuya y sea motor del desarrollo del valle de Izagaondoa.

III. EL ROBLEDAL DE LIZARRAGA.
A
la altura de la Casa Merkatari, cuya fachada palaciega pide al visitante que se
detenga una vez más y la contemple, comienza el sendero que nos llevará hasta
el robledal y a su catalogado Roble Centenario.
El camino es relativamente suave, la
distancia corta. Tan suave la pendiente y tan corta la distancia que yo lo pude
hacer hace diez años al poco del infarto y me atreví a repetirlo con la
compañía de mi perro Apur el 15 de julio de 2017. En ambas ocasiones me
sorprendió la variedad de plantas y flores silvestres que hay en su recorrido. La
vegetación a veces se convierte en cubierta abovedada que alivia los rigores
del sol en verano.
A
poco que ascendemos, el maravilloso paisaje del este del Valle de Izagaondoa se
divisa claro y diáfano con la Peña Izaga a la derecha y a la izquierda, mirando
al norte, en la Sierra de Gongolaz, el monte Leguin, con su derruido castillo
que en otros tiempos protegía esta tierra frente a moros y cristianos, y hacia
el oeste Idoate y el poche o paso de Lakidain con su castillo de Irulegi,
recién rescatado de la noche de los tiempos. Otro hito más para el que quiera
completar una jornada de arte, cultura y naturaleza y solazarse de la paz y del
silencio.
Y así, a paso tranquilo y sosegado
llegamos al robledal y un vetusto roble que ha visto mucho, aunque menos que el
tallado en la portada de la iglesia del pueblo nos da la bienvenida y nos
recibe con sus brazos extendidos al viento invitándonos a que con los nuestros
intentemos abarcarlo. Dejemos que su sabiduría nos llene de energía y
descansemos un buen rato antes de regresar de nuevo a Lizarraga.
Sin
duda, habrá sido un día completo el pasado en Lizarraga de Izagaondoa con sus
tres atracciones patrimoniales en un valle que enamora.