EL OLVIDADO CORO DE TURRILLAS
Por Simeón Hidalgo Valencia (29-07-2014)
Con motivo de este último montaje se desmontó el coro de madera procedente
de Turrillas y de nuevo se recogió en alguno de los almacenes de la catedral,
privando a los ojos de los turistas y ocultando al público en general una de
las joyas gótico-renacentistas del valle de Izagaondoa.
Presenté el 26 de Noviembre de 2010 mi trabajo y lo titulé “EL CORO GÓTICO DE
TURRILLAS (VALLE DE IZAGAONDOA) y di a conocer la historia de esta pieza de
arte que, según el informe que de ella hizo D. Onofre Larumbe cuando el párroco
del lugar pretendía venderla a algún anticuario para sacar unas pesetas y
arreglar con el dinero obtenido el tejado de la iglesia, la catalogó como pieza
de arte digna de ser tenida en cuenta y afirmó:
“Nunca
tuve la fortuna de dar con uno semejante, que, cual encaje o celosía de talla,
del más delicado y galano gusto, fuera a servir de ornato y buscar acogida a la
sombra de una humilde parroquia, cuando tantos otros aditamentos, con menores
títulos la han hallado en nuestras viejas catedrales.”
Quien haya visto alguna vez esta pieza con
sus cien pequeñas tallas de madera, algunas de ellas policromadas, convendrá
conmigo en que la afirmación de D. Onofre es acertada de todo punto. Gracias a
este informe el coro no se pudo vender allá por 1927, pero a pesar de ello
salió desmontado hacia Pamplona en los años cincuenta del siglo XX, con la
esperanza de que se restaurara y mostrara en lugar digno. Hoy día, después de
más de 80 años de su pretendida venta, aún sigue esperando a que le llegue su
hora para recobrar su belleza original y ser mostrado de nuevo al público.
Yo suelo hablar de estas piezas como “el
patrimonio emigrado”, pues una vez ha salido del valle ya no vuelve. Hay muchos
ejemplos que se podrían citar. Bien pudiera ser éste el primer ejemplo que
rompa la regla dado que el hueco dejado por el coro en la iglesia de Turrillas
sigue a la espera de ser ocupado, pues no olvidemos que el coro de Turrillas es,
y así fue considerado, como una obra de arte.
UNA OBRA DE ARTE
Tanto D. Fermín Istúriz, maestro carpintero y dorador, D. Onofre
Larumbe, miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de
Navarra, D. Elías Tormo, ponente de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando, así como La Real Academia de La Historia, lo califican a un nivel u
otro, como obra de arte de finales del siglo XV o principios del XVI, que es
preciso conservar.
Aún alguien profano en la materia, cuando contemplaba por primera vez
esta pieza objeto de estudio al verla en su momento montada en el antiguo dormitorio
de los canónigos de la Catedral de Pamplona, no dejaba de sorprenderse ante
tanta filigrana ornamental de lo que queda del antepecho y de la escalera. A su
vez admiraba la labor de talla de los canecillos frontales y de las tallas en
los extremos de los solivos que sostenían el forjado aunque la policromía
posterior no llegara a tocarles.
En este punto recuerdo de nuevo que han pasado ya más de 80 años desde
su proceso de enajenación y más de 50 desde que salió de Turrillas con la
promesa de que pudiera lucir en todo su esplendor en lugar apropiado donde se
salvara de la destrucción, después de ser restaurado. ¿Cuánto tiempo se
demorará este estudio?
PARTE FRONTAL
En la vista frontal del Coro se distinguen tres partes que, por su
posición, son las más expuestas a la visión del público, por lo que fueron las
más decoradas. Desgraciadamente, salvo los canes, es la zona más dañada de la
obra. Estas partes corresponden al antepecho, a los canes y a los espacios
entre canes, o metopas, como algún experto los denomina.
1º- EL ANTEPECHO
Siguen intactos los tres paneles del lado derecho.
Observando el trabajo realizado en cada uno de ellos podemos deducir
que los trece paneles serían diferentes unos de otros, por lo que el ejercicio
de imaginación de su creador fue altamente sobresaliente.
El denominador común de los paneles frontales es el calado inferior que
sigue el mismo modelo, consistente en sendo par de ventanales góticos.
A partir de sus ojivas y del punto de arranque de los arcos interiores
se diferencia cada panel, como se ve en los tres que se han conservado. Esto es
lo que otorga al conjunto un dinamismo insospechado, aunque equilibrado en sus
líneas y motivos centrales.
Los balaustres en los que se encajan, a juzgar por los dos que se han
mantenido intactos, parece ser que seguían el mismo modelo en la labra, siendo
otro elemento que otorgaba cohesión al conjunto.
2º- LOS CANES
Veamos algunos de ellos como ejemplo.
En el nivel superior se talla a un hombre barbado que cubre su cabeza
con un gorro tipo cofia. Su actitud serena y armoniosa en vista horizontal, se
transforma en seria y austera sorpresa al verlo de frente. Su rostro enmarcado
por el tocado y su larga barba le otorgan aires franciscanos. Su boca curvada
hacia abajo realza su seriedad.
En el nivel inferior se plasma a un personaje de la mitología. Como
vemos por sus orejas puntiagudas, que asoman a través del gorro que le cubre la
cabeza, y por su rostro infantil, estamos ante la representación de un duende o
duendecillo, guardián de la Naturaleza, en especial de los bosques y sus
habitantes. Su rostro muestra relajación.
Si joven es el monje, aún más lo es la figura del nivel inferior. Muestra
esta talla un rostro infantil con expresión muy similar a la vista en el
duendecillo anterior. Su cabeza rapada y su frente despejada hacen que nos
fijemos en sus ojos rasgados con clara y profunda mirada.
Este personaje, visto de perfil se muestra deforme y su deformidad de
monstruo inquieta y da miedo. Cuando lo contemplamos de frente, su ceño
fruncido que resalta una mirada
siniestra, su deformado cráneo sin pelo, sus exagerados labios abiertos
que muestra una burlona lengua, nos inquieta el espíritu como a su compañero
del nivel superior.
Este canecillo nos habla de una ética
del hombre libre frente al ser esclavo de sus propias deformaciones que no son
tanto físicas como morales. El autor pone ante nuestros ojos esta doble
mirada para que al contemplarlas veamos nuestras propias metas.
Otro detalle a tener en cuenta en estas tallas es su tamaño. La del
nivel superior queda empequeñecida por la inferior, en clara intención
moralizante para que el fiel que observa esta imagen sienta aversión y huya en
su vida de actitudes malvadas, que en definitiva es lo que representa esta
imagen.
3º- LAS TALLAS GEOMÉTRICAS DE LAS METOPAS
En los espacios delimitados por los canecillos, que denominamos
metopas, el maestro tallista colocó adornos geométricos tallados al estilo de
los paneles del antepecho. Como en lo visto hasta el momento, la creatividad
imaginativa es exuberante.
Bien podríamos considerar que estamos ante una colección, exposición
práctica de un tratado sobre labores de
talla de la madera. Tal es la cantidad y la variedad de motivos que el Coro de
Turrillas conserva, a pesar de los que se han perdido por el paso del tiempo.
Como característica de todos ellos cabe mencionar el recurso a la
simetría, tanto horizontal como vertical.
Veamos tres ejemplos.
Esta metopa presenta un cuerpo central circular donde se representa la
flor hexapétala, aunque en vacío y a su alrededor, tangentes a la parte
exterior de los pétalos, otros seis vanos ovalados. Como podemos observar es un
diseño muy equilibrado, factible de ser empleado en diseño de joyería, por
ejemplo.
Esta metopa sigue básicamente la estructura de la primera, pero completa los dos círculos interiores y coloca en sus respectivos centros flores de cuatro pétalos.
La forma de estos paneles es rectangular y sus medidas oscilan entre
256mm. de largo por 165mm. de ancho. Se sujetaron a la base por medio de clavos
metálicos en su contorno y a juzgar por las huellas dejadas por los que han
desaparecido, también mediante puntos de pegamento. Este extremo puede darnos
pistas para intentar recuperar el diseño de los tres perdidos en esta zona.
LA ESCALERA
En el pilarete del arranque
también se labra un personaje que actualmente está muy deteriorado, pero
que da una idea de la calidad de esta escalera cuando se inauguró. El rostro
del personaje es irreconocible, pero se distingue claramente su larga cabellera
cubierta hasta la mitad por un gorro. Se aprecian también sus brazos.
Parece ser que los paneles correspondientes a esta zona eran
diferentes, sin el denominador común analizado en el antepecho, pues de los dos
conservados solamente el primero sigue la estructura de los del antepecho, pues
repite en su parte inferior los ventanales comentados en su momento.
El forjado del coro está sostenido por tres vigas. Las dos primeras son
de roble y la del fondo es un tronco de árbol, posiblemente un chopo. Las tres
vigas están forradas por paneles para darles el aspecto de vigas perfectamente
trabajadas cuya sección sería rectangular. Entre las vigas se reparten
transversalmente 18 solivos en cada tramo, lo que hace un total de 36 solivos
en los que se apoyará el solado del coro. Lo asombroso de estos solivos es que
están tallados en sus dos extremos, salvo uno de ellos que lo hace sólo en uno,
por lo que nos encontramos con 71 tallas. Los fieles que ocuparan el espacio de
la iglesia bajo el Coro podían admirar una serie de animales, caras monstruosas
y diabólicas, así como algún rostro humano, que sin duda distraerían su
atención de los rezos que se realizaban, mientras intentaban adivinar de qué
personaje se trataba.
Veamos algunos ejemplos.
Es un ave. Por su plumaje muy bien trabajado, así como por sus ojos y
pico, se podría pensar en que se representa un ave rapaz, por ejemplo un águila,
aunque se puede pensar también en un búho, si nos fijamos en sus grandes ojos
redondos. Como en casi todas las tallas también en esta ocasión se han tallado
tres garras en sus patas.
Son bastantes las tallas en las que se representa algún simio, como el
que se muestra. Todas las partes de su anatomía están muy bien perfiladas.
También se colocan rostros con distintas expresiones. Éste representa
una cara humana con facciones muy pronunciadas. Calva, frente prominente, sin
orejas, boca abierta en forma de media luna,… que recuerda la careta triste que
representa una de las caras del teatro. Expresión que se repite alguna vez más.
Frente a la anterior la talla opuesta del mismo solivo es un rostro
humano joven imberbe, cuyos rasgos se asemejan a varias de las talladas en los
canecillos del antepecho. Su cabellera se peina con raya en medio. En esta
parte del coro sólo hay con este tres rostros humanos.
LAS TALLAS GEOMÉTRICAS ENTRE SOLIVOS
Además de los trabajos de talla que hemos analizado, tanto en el
antepecho, como en la escalera, canecillos, metopas y solivos, la decoración
del Coro se completaba con los calados adosados a los frontales de las dos
primeras vigas, que eran, por lo que se puede adivinar por las huellas dejadas
en la madera, del mismo estilo que las metopas y calados que veremos a
continuación. Todos ellos se han perdido, aunque en algunos casos, con
paciencia, se podrían recuperar siguiendo las huellas antes comentadas.
También en los espacios frontales entre talla y talla de los solivos se
aplican paneles calados de unos 17 x 17cm. En cada viga hay 17 espacios que
denominaremos también metopas, que se adornan con motivos geométricos calados.
En la viga central se conservan 14 y en la viga del fondo solamente 6.
Los motivos que se representan tienen un marcado dinamismo, pues se
tallan “ruedas solares” o “ruedas de la vida” más o menos adornadas. Aunque se
mantiene la creatividad del maestro es en esta zona donde se repiten más los
motivos expuestos, ya giren hacia la derecha o hacia la izquierda.
Veamos algunos modelos.
Este calado se encuentra en la 1ª metopa de la viga central así como en
la 7ª. Básicamente se puede reducir a
una cruz griega o a los cuatro puntos cardinales, que adornados giran hacia la
derecha. La representación ancestral de la cruz gamada, ya sea esvástica o
sauvástica, está presente, así como la versión de la misma en el lauburu.
Estos dos ejemplos se basan en el motivo primero y el movimiento de su
giro, hacia la derecha o hacia la izquierda, crea el círculo de la vida
espiritual dentro del cuadrado que representa la materia.
Aparecen varias veces
representados.
PISTAS PARA LA PUESTA EN ACTIVO
DEL CORO DE TURRILLAS
Una vez más nos encontramos con la dura realidad. Una obra de “arte
popular”, espera la decisión para que se restaure. Salió de un pueblecito de
montaña hacia Pamplona, como se califica a Turrillas en los informes de la
época, para evitar su venta y posible salida de Navarra y de España. En su
momento se recomendaba que lo adquiera la Diputación de Navarra, por ser pieza
de valor artístico singular y una vez restaurado se expusiera en lugar adecuado
donde se le pudiera admirar. Todavía hoy sigue esperando a que le llegue el
turno.
¿MERECE LA PENA INVERTIR DINERO EN LA RESTAURACIÓN DEL CORO DE
TURRILLAS?
Evidentemente que sí.
¿HAY VOLUNTAD DE HACERLO?
A esta pregunta no tengo yo que responder, pero desde estas líneas
animo al Arzobispado de Pamplona y a la Institución Príncipe de Viana a que
pongan el mismo celo que en su momento demostraron las personas e instituciones
que redactaron informes sobre el Coro de Turrillas para evitar su pérdida,
porque lo catalogaron como obra de arte, y tal, que alguno de ellos lo
consideró digno de lucir en una catedral.
No pido tanto. Me conformaría con que se restaurara y con que volviera
a lucir con dignidad en sitio apropiado. Hoy está recogido en algún lugar del
Museo Diocesano.
¿ES POSIBLE SU RESTAURACIÓN TOTAL?
En esto de la restauración se barajan criterios diferentes. Unos pueden
apuntar a actuar en lo que hoy día se conserva, consolidándolo y mostrándolo.
Otros serían partidarios de restaurarlo en su totalidad. Yo me conformaría con
que por lo menos se actuara en lo que hoy se conserva, que no es poco.
De todas formas si se emprendiera su restauración total pienso que la
tarea no sería difícil, dado que se puede echar mano de los coros de la misma
escuela de maestros tallistas montaron en Najurieta o en Petilla de Aragón, que
son del mismo estilo.
En lo referente a las metopas se podrían recuperar algunas de ellas
siguiendo las huellas dejadas sobre la tabla que sirve de fondo y que recubren
las vigas que sostienen todo el
entramado.
Hoy día hay tecnología para esto y mucho más, por lo que a la pregunta
hay que contestar con un rotundo sí. Sí es posible hoy día restaurar en su
totalidad el Coro de Turrillas.
¿DÓNDE COLOCARLO?
Pues quizás habría que barajar la posibilidad de que volviera a la
misma iglesia de Turrillas. Es su lugar natural. El espacio que ocupó en su día
sigue libre. Los medios técnicos actuales lo harían posible con relativo poco
presupuesto.
¿QUÉ PUEDE SUPONER PARA EL VALLE DE IZAGAONDOA RECUPERAR SU PATRIMONIO?
Tal como yo lo veo, su vida o su muerte identitaria. Por ello también
puede plantearse, dentro de los planes de dinamización económica para esta zona
deprimida de Navarra, que el Coro de Turrillas regrese al Valle y que luzca y
atraiga a visitantes, como lo hacen otras piezas únicas del patrimonio del
Valle de Izagaondoa.
¿QUÉ PAPEL TIENEN LOS VECINOS SOBRE SU PATRIMONIO?
Pienso que el papel de todos los vecinos sobre su patrimonio es
fundamental. Aunque se tenga mucho y rico patrimonio en el Valle, si no se saca
a la luz y se pone en valor, difícilmente se conocerá y se acometerán acciones
para recuperarlo y sacarle rendimiento. Mucho de nuestro patrimonio está como
enterrado, no porque lo cubra la tierra, sino por nuestra propia apatía que
espera cruzada de brazos a que nos lleguen soluciones de fuera, cuando el
primer paso lo tenemos que dar nosotros mismos.
Afortunadamente algo se ha empezado a mover y cada vez son más los que
se animan a salir de su pueblo y conocer los demás lugares de su Valle y
admirarse de lo que hay en Idoate, Lizarraga, Zuazu, Reta, Ardanaz, Iriso,
Turrillas e Induráin, o en los despoblados de Mendinueta, Beróiz, Urbicáin,
Izánoz o Guerguitiáin, así como en nuestras cumbres de Leguín e Izaga. Cada vez
son más los que por amor a su tierra estudian su historia, su arte, su flora y
fauna, sus casas, sus tradiciones y costumbres y se animan a comunicárselo a
sus vecinos. ¿No es positivo conocer lo mucho y bueno que tenemos?
Este trabajo está en esa línea y desde éstas animo a todos los
izagaondoarras a trabajar en la recuperación de su patrimonio y ponerlo en
valor, mirando por el bien general del Valle, reclamando siempre de sus
representantes en el consistorio, sean quienes fueran, amplitud de miras, más
allá de las limitadas ideas partidistas, y acciones conjuntas para conservar,
recuperar y transmitir lo mucho de valor que tienen. El Coro de la iglesia de
Turrillas es una de las varias joyas patrimoniales únicas en Navarra que
pertenecen al Valle de Izagaondoa.
También animo a ampliar el círculo y contar con los valles vecinos. “La
unión hace la fuerza” y “muchos pocos haremos un mucho” y dado el potencial
patrimonial que posee esta comarca, si nos movemos, entre todos tendremos un
futuro. Si no, el otoño en que vivimos como zona dará paso a un gélido invierno
de silencio y soledad.
La categoría indiscutible del Coro de Turrillas con sus paneles calados
y tallados a dos caras, sus canecillos y metopas y sus 100 tallas en todo su
conjunto, parece que ejerció cierta fascinación en los alrededores, que se
refleja en sendos antepechos de los coros de Najurieta y Alzórriz en el Valle
de Unciti y en el de Larrángoz en el Valle de Lónguida, vecinos del Valle de
Izagaondoa y llegó, como se ha comentado, hasta Petilla de Aragón.