martes, 4 de noviembre de 2025

LA TORRE DE ÉPOCA ROMÁNICA DE RETA

 

LA TORRE DE ÉPOCA ROMÁNICA DE RETA

 

Por Simeón Hidalgo Valencia (03-11-2025 / 12-04-2012)

 

NOTA: Este artículo completa lo que escribí en 2012. Entonces el Palacio de Reta estaba habitado. Han pasado 13 años y el futuro de este Palacio de Cabo de Armería es incierto. Como hice entonces, ahora vuelvo a llamar la atención para que la Administración Local y el Gobierno de Navarra (Institución Príncipe de Viana) valore este románico civil en forma de Torre Medieval, origen del Palacio y del mismo lugar de Reta. 

Ya sabemos, pues está a la vista de todos, que Reta conserva al menos tres vestigios claros de época románica. Dos de ellos pertenecen al románico religioso y son los siguientes: uno, el último cuerpo de la actual iglesia que corresponde a la zona de la torre campanario que formaba parte de la antigua iglesia románica; otro, se encuentra enfrente de la actual entrada y es la hermosa pila bautismal. El tercer vestigio de ese estilo podría corresponder al románico civil y localizarse en la fuente-aljibe medieval. 

Pero siempre me ha llamado la atención el edificio que está aledaño a la iglesia. El denominado Palacio de Reta que en la nómina oficial del Reino se le cita como de “Cabo de Armería”. Aquí está, sin duda, el origen de este lugar antiguamente denominado Erreta, que parece ser un término vasco que traducido sería “quemado”, como indicando que en su momento se limpió el terreno de su vegetación y clareó por medio del fuego para levantar en este lugar un asentamiento que vigilara y custodiara los caminos junto al Castillo de Leguín, y más tarde con la Torre de vigía de Mendinueta y demás torres defensivas que se levantaron en las distintas poblaciones que surgieron a lo largo del Camino Real que atravesaba Izagaondoa hacia Sangüesa. 

*DOS DOCUMENTOS DEL SIGLO XII: 



Siguiendo la costumbre, en el origen del lugar, así como del palacio, en Reta se levantó una torre exenta abierta a los cuatro puntos cardinales. Torre esbelta de macizos y robustos sillares bien trabajados en su base. Todavía en el año de 1951 esta torre se levantaba altiva y de cuerpo entero. Hoy solamente los antiguos del lugar la recuerdan y para los visitantes y vecinos más jóvenes si no se les hace ver, pasa desapercibida. Sin embargo, ahí está, humillado, lo que fue el origen de Reta. 

Año 1102: 

No sabemos quién era el señor del lugar que la construyó, aunque hay alguna noticia documentada de este lugar que data del año del Señor de 1102, (Era M.C.XL.), que se refiere a una “Karta de cambio” entre “Sancha Vélez, viuda de Sancho Fortuñones de Petrola, que da al abad Raimundo y a Leire sus heredades de la villa de Reta, en el valle de Unciti, a cambio de la iglesia de San Sebastián de Busanda, dada al monasterio por el rey Sancho y por la cual seguirá entregando a Leire el diezmo correspondiente”.[1] 

“… ego dompna Sancia Ueiliz, quondam mulier senioris Sancii Fortunionis de Petrola… Dono nanque in commutatione omnem hereditatem meam quam habeo uel habere debeo in ualle de Unciti, in uilla que uocatur Arrueta et in omnibus terminis suis, sciliter palacium meum cum domibus suis, cum sua curte, con suo orreo, …” 

(“… yo doña Sancha Vélez, antigua esposa del señor Sancho Fortuñones … doy a cambio toda mi herencia que tengo o tendré en el valle de Unciti, en el pueblo llamado Arrueta y en todos sus límites, es decir mi palacio con sus casas, con su patio, con su hórreo, …”). 

El linaje de los Fortuniones o Fortuñones es un linaje documentado en Navarra ya desde el siglo X, en concreto en documento del 14 de febrero del 938.[2]  En el “Becerro Menor de Leire”, así como en la recopilación realizada por Ángel J. Martín Duque, se recogen donaciones realizadas por varios Fortuniones al monasterio de Leire, así como otros documentos de personajes reales y señores de la época donde aparecen nombrados como señor, tenente o dominator de un lugar determinado, o como testigos que estampa su signo en el documento en cuestión. 

Otro dato que indica la importancia de esta saga familiar es su cercanía a los reyes formando parte del “ex palatio regis”. Así Acenari (Aznar) Fortuñones desempeña el cargo de “betellarius” con el rey Sancho Mayor en 1015 y en 1042 aparece como “maiordomnus” del rey García de Nájera. Lope Fortuñones en 1047 tiene el puesto de “stabularius” con el rey García de Nájera. Vemos a García Fortuñones como “fertorarius” del rey Sancho de Peñalén y en 1071-72 como su “maiordomus”. Enneco Fortuñones desempeña en 1072 el cargo de “offertor” del rey Sancho de Peñalén y también en el mismo año hay otro Fortuñones, cuyo nombre no se recoge, que desempeña el cargo de “propinator regina Placentia”. 

Por este primer documento del año de 1102 podemos deducir que el lugar o villa de Reta ya existía en el siglo XI, momento en que la torre estaría ya cumpliendo con su función defensiva, al menos desde los últimos años de siglo. 

Año 1196: 

El segundo documento donde se recoge de nuevo el término “Erreta” (Reta) es el  del año de 1196 (Era Mª.CCª.XXXª.IIIIª)[3], cuando el caballero “Rodrigo de Argaiz, al marchar a tierras musulmanas, hace testamento y lega en ciertas condiciones al hospital de Roncesvalles sus bienes de Unzu, Navaz, Echague y Eizaga;  a su hijo Pedro Ruiz sus heredades de Zuazu, Sensoain, Ongoz, Irangoz y Erreta, las cuales pasarán a Roncesvalles durante trece años liquidando las deudas de aquél; y al monasterio de Leire su hijo Pedro de Martín y su sobrino Pedro Sanz, para que sean monjes, con su palacio de Argaiz, el de Irurozqui y su molino y sus collazos de Ongoz, dejando en todo caso a salvo los derechos de su mujer Toda López”. 

“Testamentum quod fecit don Rodrigo de Argaiz in exitu sarracenorum, hoc est. In primis mando ad hospitale de Roncesvalles totum quod habeo uel habere debeo in Unçu, et in Nauatz et in Echague et in Eitzaga, tali pacto quod due filie mee recipiantur a priore et a fratibus et sororibus in hospitale ad seruicium pauperum, tamen persoluendo debitum quod fecit super istas hereditates, uidelicet .D. mezmudinas et .C. alfossinos de bono auro et de peso, si migrauero in ista uice. …

Et adhuc mando eciam filio meo quem habeo en Erreta, nomine Petro Roiz, totum quod habeo in Zuaz et in Sansoain et in Ongoz et in Irangot et in Erreta. Et si forte iste filius meus migrauerit sine filiis, totum hoc remaneat ad hospitale de Roncesuales, pro anima mea et pro anima patris et matris mee alioorumque meorum parentum, tamen sine Ongoz. …” 

(Este es el testamento que hizo don Rodrigo de Argaiz al partir hacia los musulmanes. En primer lugar, envío al hospital de Roncesvalles todo lo que tengo o pueda tener en Unzu, y en Navatz y en Echague y en Eitzaga, con acuerdo que mis dos hijas sean recibidas por el prior y por los hermanos y hermanas en el hospital para servicio de los pobres, en pago de la deuda que él ha estimado sobre estas herencias, a saber 500 mazmodinas y 100 alfonsinos de buen oro y peso, si falleciera en esa empresa. …

Y mando además dar a mi hijo que tengo en Erreta, llamado Pedro Ruiz, todo lo que tengo en Zuazu y en Sansoain y en Ongoz y en Irangot y en Erreta. Y si por casualidad este hijo mío muere sin hijos, que todo esto quede en el hospital de Roncesvalles, por mi alma y por el alma de mi padre y de mi madre y de mis demás parientes, pero sin Ongoz.

 …)

 

*DE TORRE DE VIGÍA A RESIDENCIA PALACIEGA: 



Pero vayamos a los orígenes y avancemos hacia el pasado observando lo que hoy vemos, porque el núcleo de lo que hoy se conserva es, desde mi punto de vista, anterior a los tres elementos citados. Antes que la torre de la antigua iglesia, antes que la pila bautismal y antes que la fuente-aljibe, lo que era el núcleo de este conjunto de edificaciones es la torre. 

Si observamos lo que queda de la torre, enmascarada por el conjunto de la actual edificación, veremos con nitidez, en su cara norte, cómo se perfila su silueta, pues el ala que se añadió a su fachada oeste como residencia palaciega, quizás también en época románica a juzgar por los sencillos y rectos contrafuertes de su fachada, aparece adosada a la torre, pero no forma cuerpo con ella. 

Al exterior esta fachada de la torre muestra varias saeteras a dos alturas que han sido cegadas desde el interior. Esta fachada muestra los sillares de piedra bien trabajados. No así la fachada contigua del lado Este que da a la calle principal que está revocada y pintada, pues en ella se abrió la puerta de acceso a la vivienda y al patio de armas del palacio.

Fachada Este del Palacio de Reta. 

Como se puede apreciar en la fotografía de T. López Sellés tomada en 1951 se conservaba intacta la antigua torre con sus tres alturas. La planta baja, la planta primera usada como vivienda con un balcón hacia el este que todavía hoy se mantiene y la planta segunda con sus ventanas saeteras como el resto de las plantas, que en reforma posterior fue demolida. Se rehízo a la vez la zona aledaña a la torre por su fachada este, que es hoy la que contemplamos. 

También formaban parte del conjunto de este palacio otras dependencias destinadas a los menesteres propios de tiempos pasados como graneros, cuadras, caballerizas, etc., pero entre todas sobresale la abadía, cuya parte más antigua parece que era continuación del ala este del palacio. La abadía era la residencia del abad o párroco de la parroquia de Reta dedicada en tiempos pasados a San Pedro y Santa Eulalia. Iglesia, con una muy alta probabilidad de pertenecer en su origen al Señor de Reta. 

Cuando en su día adquirí la Abadía y se comenzó a restaurar se encontró una puerta tapiada en la primera planta de la abadía que comunicaba con el palacio. También se conservaba en la planta baja de la abadía lo que fue en su momento el silo de los diezmos. Allí se guardaban los diezmos que los fieles pagaban a la iglesia. 

Desde el año 1991 la Abadía de Reta es vivienda particular anexa al palacio. 



Así pues, contemplando el catastro actual podemos ver la evolución del palacio de Reta, que resumiendo es la siguiente:

1º. La torre exenta en su origen de planta baja y dos alturas.

2º. El ala oeste con planta baja y una altura, que sería vivienda palaciega.

3º. El ala sur con su portalón que da acceso al patio central.

4º. La Abadía o casa parroquial.

5º. Otras dependencias que hoy son ruinas. 

 

*LAS ARMAS DEL PALACIO DE RETA:

 


En el “Libro de Armería del Reino de Navarra[4] aparece el escudo del Palacio de Reta, como linaje nobiliario reconocido que se describe “de gules luce una faja de oro”. 

 

*EN EL INTERIOR DE LA TORRE DE RETA (1 DE ABRIL DE 2012): 

Hace unos días tuve la ocasión, gracias a la amabilidad de mis amigas las Señoras Vicenta e Irene Murillo, actuales propietarias, de poder estudiar por dentro la parte inferior de la torre que, como en otras muchas casas del valle de Izagaondoa se fue adaptando a las necesidades de cada época de acuerdo con el uso que se daba a la tierra de labranza. Allí, en su momento, al frescor y recogimiento de la torre se instaló la bodega. El lagar para pisar la uva adosado a la fachada sur. La prensa junto a la fachada este. Fue el día 1 de abril, día de Domingo de Ramos, cuando antes de la misa pude hacer un reportaje fotográfico del interior de la antigua bodega y más antigua aún Torre de vigía y defensa. 

Entramos por el portalón que da acceso al patio, cuyo dintel y jambas muestran un detalle renacentista plasmado en unos bien trabajados sillares almohadillados, ejemplo de adaptación progresiva en cada momento al estilo constructivo y ejemplo a la vez de la importancia y categoría de los señores del Palacio de Reta.  

 

*DOS FASES CONSTRUCTIVAS:

El patio conserva su antiguo empedrado de cantos rodados, muy abundantes en esta zona, desde el llano hasta la cumbre de Izaga. Cruzamos una gran portalada adintelada que accede al ala oeste y nos dirigimos a la antigua torre, cuya puerta, desmontada en parte, quizás ahí se mostrara el escudo de armas primitivo, se abre en su fachada oeste. Al exterior de esta fachada se aprecian a ambos lados de la puerta dos finas aberturas de unos pocos centímetros de anchura, saeteras del mismo estilo que las que se ven en la fotografía de 1951 o en la actualidad asomándose al exterior de la fachada norte, que da al cementerio y a la iglesia. 

Época románica: 



El muro donde se abre el vano de la puerta tiene un grosor de unos 80cm. y dispone de un dispositivo construido en el momento en que se levantó la torre para poder atrancar la puerta e impedir el acceso al interior en caso de ataque enemigo. En una jamba este pequeño túnel en el que se introduciría la tranca de madera o metálica y en la otra un pequeño entrante o hembra de la misma forma, tallado en la piedra, donde penetraba el madero o pieza metálica que atrancaba la puerta. Una vez cerrado este acceso la torre quedaba sellada. Por medio de escalas levadizas llegaban a los dos pisos superiores.

Hay que tener en cuenta que esta torre se levantó en su origen exenta, por lo que sus cuatro muros daban a la calle. Tenía una sola entrada en la parte baja de la cara oeste. Una vez atrancada estaban protegidos mientras el enemigo no lograra derribar la puerta. 

Fachada Oeste:

 


Cuando penetro al interior me llevo una gran sorpresa pues lo que veo en el espacio cuadrado que forman sus muros me informa inmediatamente de que esta edificación corresponde a época románica. Es fácil comprenderlo al ser la primera construcción que se levantó en Reta, a pesar de las apariencias góticas de los dos arcos ojivales que dan a la vista. Ya se hablará de ellos. Lo que al exterior hemos visto como saeteras de muy poca luz, al interior se transforman en ventanales abocinados de medio punto de gran luz como se puede apreciar en las fotografías. Esto es lo antiguo. Esto es lo original. Esto es Románico Civil de Reta. Esto es importante desde el punto de vista constructivo. 

Las cuatro fachadas tienen sus ventanas saeteras del mismo estilo. Dos en el lado oeste, como hemos visto. Otras dos en el lado norte. Dos más se abren en el lado este, a lo que hoy es la calle de San Pedro y sólo una se aprecia en el lado sur, que es la más irregular en lo que se ve, pues la tapa la estructura del lagar. 

 


Se puede observar en las fotografías el gran tamaño de sus sillares, sobre todo en las hiladas inferiores, así como las recias dovelas que enmarcan los arcos de medio punto. 

Fachada Norte:

 


Tenemos que imaginarnos que las paredes interiores restantes en origen eran igual a la que ahora se muestra en la fachada norte. En ellas se verían perfectamente el mismo tipo de ventanales defensivos.  Medido en pasos el interior de la torre tiene por cada lado unos 6 pasos y medio, lo que hace una medida aproximada de 420cm, que se trasforman al sumar el grosor de los muros en casi 600cm, es decir 6m en el exterior, que es lo que mide la fachada norte. Estamos pues ante un prisma cuadrado de casi 6 x 6m en su exterior y unos 4,20 x 4,20m en el interior.

Fachada Este:

 


Enfrentada a la puerta está la fachada este. Aquí se colocó en su día la prensa de la uva y ahí están sus restos. También aquí se abrieron dos ventanas defensivas que como el resto están cegadas actualmente. Esto hace que la estancia permanezca en la casi oscuridad, pero si se abrieran estas ventanas se devolvería al menos parte de su luminosidad primitiva, pues sólo los lados Norte y Este permitirían el paso de la luz. 

Con las primeras luces de la amanecida esta estancia se iluminaría al entrar los primeros rayos del sol por las saeteras y se desparramaría al interior de la misma manera que se puede contemplar en iglesias románicas de la zona, como en San Martín de Artaiz y San Martín de Guerguitiáin, cuyas ventanas absidiales están liberadas.



Fachada Sur:

 


Adosado a la fachada Sur de la Torre se construyó el lagar para pisar la uva en tiempos en que en el valle se cultivaba la vid. Esto hizo que las ventanas abocinadas quedaran, como el resto de las otras fachadas además de tapiadas, ocultas por el lagar, dejando sólo a la vista las dovelas que forman un irregular arco de medio punto. 

Al exterior no se pueden apreciar las saeteras correspondientes, pues como se adosó también al lado Sur un ala residencial quedaron ocultas. De hecho, pegada a esta fachada se construyó la escalera de subida a la planta del palacio, pues se accede a la vivienda por la puerta que se abre en la fachada principal que da al Este.

 

Época gótica:

 


Como hemos dicho y visto, en dos de sus muros (Oeste y Este), esta estancia tiene sendos trasdosados con arcos ojivales que arrancan desde el suelo. También hemos comentado que esto no nos tiene que distraer de lo original de época más antigua. En su origen estos arcos no existían. 

Es más tarde, quizás cuando el señor de Reta emprende la reforma en gótico de su iglesia, a la que da una función defensiva, se acometen también reformas en la torre para adecuarla a los nuevos tiempos. Quizás el forjado de madera necesitaba un cambio. Como ya sabemos es fácil quitar, pero más difícil abrir muros y encajar nuevos solivos. Por ello parece que la solución fue más práctica y segura para no debilitar con las obras la estabilidad de la torre. Así pues, se levantan adosados, mas no pegados a las paredes antiguas, sendos arcos según el nuevo estilo arquitectónico, quizás bien entrado ya el siglo XIII. Se levanta sobre ellos el resto de la nueva pared y una vez terminado este trabajo se colocan los nuevos solivos apoyados directamente sobre estos nuevos soportes, como se ve en la actualidad. Aparentemente estos implementos góticos están pegados a los muros, pero no es así. Se nota claramente que hay unos dos o tres centímetros de separación por cuyo hueco se puede introducir parte de la mano. 

¿Qué función constructiva están realizando estos arcos? Sencillamente la de soportar el forjado del primer piso de la torre. Se pudieran quitar sin más y la estructura de la torre románica no sufriría lo más mínimo. Son el recurso más moderno de entonces para sostener el nuevo forjado.



Estructura de la torre de estilo románico. Arcos ojivales de estilo gótico.




*DE TORRE DEFENSIVA A PALACIO SEÑORIAL 2:

 


En esta nueva vista de la fachada Norte del Palacio de Reta podemos ver en primer término el exterior de la Torre donde se aprecian tres de sus saeteras.

A continuación la fachada norte del Palacio de Cabo de Armería, con sus tres contrafuertes exteriores, que atestiguan la antigüedad medieval también de esta parte adosada a la Torre exenta que dio origen al Palacio. También en la fachada que da al Patio aparecen los contrafuertes.

 


En el año 2025. Siglo XXI: 

En resumen: 

Creo que se puede afirmar a la vista de lo expuesto que en Reta, Valle de Izagaondoa, se conserva una de las construcciones más antiguas de esta zona. Es la Torre de Vigía que se levantó, posiblemente en el siglo XI, con intenciones defensivas.

Es la primera de las varias que después se construirán en Reta.

Origen de un linaje nobiliario, al Palacio de Reta se le conceden sus propias armas y con el tiempo llegará a tener asiento en las Cortes del Reino.

Sería interesante saber valorar estas joyas olvidadas de nuestra Historia, que poco a poco van saliendo a la luz.

Románico religioso en Izagaondoa, que nace en ocasiones al resguardo de un románico civil anterior propiciado por las construcciones fortificadas de los señores del lugar. Tal es el caso de la Torre que da origen al Palacio y a Reta misma.

Románico civil. Austero, parco, serio, resistente y fuerte. Hecho para la defensa y en tiempos de paz morada tranquila donde vivir.

 

Torre de origen románico. Fotografía de T. López Sellés (1951).


*EL FUTURO DE LA TORRE ROMÁNICA ORIGEN DEL PALACIO DE CABO DE ARMERÍA DE RETA. 

Estado actual del conjunto de construcciones que configuraron el Palacio de Reta.

(Fotografía del Registro de la Riqueza Territorial del Catastro de Navarra). 

 

Bueno y obligado es, para toda persona o institución que trabaja por recuperar el patrimonio heredado, no dejar pasar el tiempo y preguntarse por el futuro que le espera a esta edificación de alrededor de mil años de existencia, como es la Torre románica de Reta, origen del reconocido Palacio de Cabo de Armería. 

Bueno y obligado es retar a la Administración Local y al Gobierno de Navarra, a través de la Institución Príncipe de Viana, para que vuelvan los ojos hacia este patrimonio medieval de Reta, Valle de Izagaondoa y lo salven de la ruina. 

Bueno y obligado es que los hijos e hijas de Izagaondoa valoren la riqueza patrimonial que tienen y, unidos, salven la herencia recibida.

 

Románico civil en Reta. La Torre del Palacio de Cabo de Armería de Reta.



[1] ÁNGEL J. MARTÍN DUQUE, Documentación medieval de Leire (siglos IX a XII), Diputación Foral de Navarra, (Institución Príncipe de Viana), Nº 197, pág.277-278, Pamplona, 1983

[3] ÁNGEL J. MARTÍN DUQUE, op. cit., Nº 358, pág. 462-464

[4] “Libro de Armería del Reino de Navarra”, Diputación Foral de Navarrar. Institución Príncipe de Viana, Introducción, estudio y notas de JUAN JOSÉ MARTINENA RUIZ del archivo Real y General de Navarra, Pamplona, 1982, Reproducción fotográfica 28-2.

sábado, 9 de agosto de 2025

DE MONTAÑANA EN HUESCA, HASTA LIZARRAGA DE IZAGAONDOA EN NAVARRA

 

DE MONTAÑANA EN HUESCA, HASTA LIZARRAGA DE IZAGAONDOA EN NAVARRA 

Por Simeón Hidalgo Valencia (09 de agosto de 2025)

 

En el anterior artículo relacionaba un pequeño detalle estilístico que vi en la visita que hice este verano a Montañana, en Huesca, presente a la vez en los animales de los capiteles de la portada de la iglesia de San Martín de Artaiz y señalaba un hilo del que tirar que nos permite pensar que tanto en el lugar oscense como en el navarro trabajó el mismo maestro tallista o la misma escuela. 

Ahora me voy a centrar en otro detalle, que para los que estudiamos de niños el catecismo y se nos explicaba en la Historia Sagrada lo sucedido en el Paraíso Terrenal, cuando la serpiente habla con Eva y ésta se deja seducir y come del fruto prohibido y luego se lo da a Adán y come también, resultaba evidente que el fruto prohibido fue la manzana, tal era el aplomo y seguridad del catequista al comunicárselo a las mentes infantiles. 

También en la portada de la iglesia de Santa María de Baldós encontramos algo en común con la portada de la iglesia de Santa Eulalia de Lizarraga de Izagaondoa, de la que he escrito resaltando el detalle y lo publiqué en el libro “Las Claves de Izagaondoa”[1]. También en 2017, el 20 de septiembre, publiqué en mi blog el artículo titulado “La higuera, el roble y me decisión” cuya primera parte transcribo de nuevo, dado que tanto en Montañana como en Lizarraga de Izagaondoa, quien mandó representar la escena del Paraíso era de otra opinión acerca de la fruta prohibida.

 

*LIZARRAGA DE IZAGAONDOA. Veamos lo que primero descubrí.

 


“La sencilla y preciosa portada medieval de la iglesia de Santa Eulalia de Lizarraga de Izagaondoa transmite aún hoy día su mensaje a quien quiera y sepa leerlo. La estudié allá por el año 2010-11 y expliqué mi propia lectura por primera vez con ocasión de la Jornada Románica por Izagaondoa celebrada en octubre del 2011. 

Aunque el trabajo realizado lo di a conocer a través de mi blog y más tarde fue uno de los artículos del libro “Las claves de Izagaondoa”, ahora me voy a centrar en reflexionar de nuevo sobre los capiteles del lado izquierdo de la portada, según la miramos, pues en las tallas de sus tres capiteles protogóticos veo compendiada magníficamente la doctrina que la iglesia católica transmitía a los fieles del siglo XIII y que hoy sigue teniendo vigencia también desde el punto de vista de la ética para las personas actuales, sean cristianas o no, pues en definitiva se nos habla, por medio del simbolismo, de la propia libertad que cada persona posee para tomar un camino u otro en su propia vida. 

Titulo esta reflexión “La higuera, el roble y mi decisión”, porque el simbolismo de estos dos árboles se convierte en referencia ética para mí, como persona. La higuera y el roble hacen aquí de elementos paradigmáticos que nos llevan a los orígenes de lo que se ha dado en llamar el Antiguo y el Nuevo Testamento. 

LA HIGUERA: 

Si observamos al detalle y sin prisas el primer capitel, el exterior, llegará un momento en que identificaremos tanto la hoja del árbol como los frutos de éste perfectamente labrados por el maestro de Lizarraga de Izagaondoa, anónimo sí, pero de tan alto nivel profesional que parece bordar en la misma piedra.  Las hojas y los frutos sean brevas o higos, nos hablan de la higuera. 

¿Y por qué se talla la higuera en este capitel? 

Porque quien encargó esta portada para la primitiva iglesia de Lizarraga se propuso plasmar aquí los primeros momentos de la humanidad, cuando veía el Jardín del Edén o Paraíso Terrenal como una referencia palpable que a manera de cuento se recoge en los inicios del Génesis para poder comprender mejor y explicar de alguna forma la situación dolorosa de la condición humana en lucha constante por su propia existencia.

La Biblia inicia con el libro del Génesis, donde se narra los orígenes del mundo y de la humanidad. Hay dos relatos de la creación. El que aquí nos interesa es el segundo. Se puede leer en Génesis 2,4-26. En este último versículo se nos dice que “Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.” 

A continuación, en todo el capítulo 3º se habla de la serpiente, de la prohibición de comer del “fruto del árbol que está en medio del jardín”. “No comáis de él. Ni lo toquéis, so pena de muerte.” De la visión de la serpiente sobre el tema: “De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.” [2] Etc., … 

Pero ¿cuál era el árbol situado en medio del jardín?

Nadie lo sabe. Generalmente se habla de su fruto: la manzana, por lo que el árbol sería el manzano, pero en Lizarraga no aparece el manzano, sino la higuera con sus frutos. 

¿Por qué?

Porque en esto del mito original del Paraíso perdido a través de la decisión humana de hacer caso a “la serpiente”, la fruta no es lo importante por lo que no se especifica y en Lizarraga de Izagaondoa aparece una de las versiones frutales correspondientes al árbol del centro del jardín primigenio. La higuera. 

¿En qué se basa esta talla?

Quien esto manda hacer conocía muy bien las tradiciones antiguas que en el siglo X se plasman en los libros miniados realizados en los escritorios de los monasterios, focos de cultura y de transmisión de saberes. Y es en esos códices donde encuentro la posible base de lo que aparecerá no ya pintado, sino esculpido en Lizarraga unos trescientos años después. 

El monje Vigila copia en el scriptorium del monasterio de Albenda de Iragua, La Rioja, entre los años 974 al 976, la Crónica Albendense y terminado el libro su contenido se recoge en gran parte en el monasterio de San Millán de la Cogolla de Suso  conocido por el nombre de Códice Emilianense que se inicia en el 976 y se acaba en el 992.[3] Pues bien, en ambos códices aparece ilustrada la caída de Adán y Eva en el Paraíso Terrenal y el árbol que se representa es una higuera.[4] Pasarán más de 300 años y este mismo árbol se talla en Lizarraga para indicarnos simbólicamente el definido como “Pecado original”. 

La lámina representa en el centro a la higuera. La serpiente enroscada en ella lleva en su boca un higo o una breva y se lo da a Eva que extiende su brazo y lo coge. Adán y Eva se tapan con hojas de higuera. “Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.”

La lámina especifica claramente con las palabras “LIGNVN FICI” que se trata de árbol del higo: la Higuera. 

Rodeando a manera de marco la imagen, el copista escribe comenzando desde la parte superior izquierda y siguiendo el sentido de las agujas del reloj el siguiente texto:” + Allí entre los árboles del Paraíso Eva había tendido la mano hacia el fruto tomándolo de la boca de la serpiente. Rápidamente se la había llevado a Adán. Después juntaron hojas de higuera y se hicieron perizoniums (delantales, taparrabos, paños de pureza…)”.[5] 

La higuera, ese árbol tan familiar en muchas de las casas de nuestros pueblos, resulta, según esta tradición, ser el árbol del conocimiento del bien y del mal. Árbol representado en este capitel de la iglesia de Santa Eulalia en Lizarraga de Izagaondoa con todo su simbolismo primigenio del mal que acecha a la humanidad.

 


*MONTAÑANA.

También en Montañana está representada la escena de la desobediencia de Adán y Eva en tres de los capiteles de su lado izquierdo, según se contempla la portada. En medio se talla el árbol del Conocimiento, que estaba en el centro del Jardín del Edén y, si observamos con atención descubriremos, que como en Lizarraga de Izagaondoa, es una higuera con sus frutos.



En la higuera está enroscada la serpiente que habla al oído derecho de Eva que cede y come el higo y da también a Adán que también come. Ambos descubren y conocen que están desnudos y cubren sus partes íntimas.  En el caso de Adán se lleva su mano izquierda al cuello, gesto que se interpreta como “el bocado de Adán o nuez”. 

Entre sendos capiteles se extienden más ramas de higuera con sus frutos. 



Quiero hacer notar que quien organiza el mensaje teológico de esta portada parece asimilar el pecado en general con la simbología de la higuera, como se puede ver en el cimacio de la ménsula derecha que sostiene el tímpano. 

Esta ménsula, se ha comentado en el artículo anterior, se suele interpretar como una representación del pecado de la lujuria. En su respectivo cimacio vuelven a aparecer las ramas de la higuera con sus frutos. 


En el capitel izquierdo aparece Dios impartiendo el castigo a la Serpiente, a Adán y a Eva. Detrás la figura de un ángel que vigilará para que no vuelvan al Paraíso, una vez expulsados de él. 

El el capitel derecho se pone en imagen el castigo y Eva aparece haciendo de costurera y Adán transportando un pesado fardo a sus espaldas. “Comerás el pan con el sudor de tu frente”. 

       


       Representación Siglo X.                          Representación Siglo XII-XIII.

 

Un pequeño detalle coincidente entre Santa María de Baldós en Huesca y Santa Eulalia de Lizarraga de Izagaondoa en Navarra, reflejo de una manera de interpretar historias a lo largo del tiempo y del espacio. Lo que ahora es manzana, antes parece que fue higo, pero esto no es lo importante. Lo importante para la humanidad es conseguir volver al deseado paraíso terrenal… y tal como vamos…



[1] SIMEÓN HIDALGO VALENCIA, “Las claves de Izagaondoa”, Pamplona, 2014, págs. 112-121.

[2] Los textos bíblicos que se citan en el artículo siguen la versión de la Biblia de Jerusalén.

[3] Consultar en Internet: Códice o Código Albendense o Vigilano y Códice Emilianense.

[4] Imagen recogida en Internet.

[5] Traducción ofrecida por Margarita Marcos González en la página de Facebook “Románicos en movimiento”.


jueves, 7 de agosto de 2025

DE MONTAÑANA EN HUESCA, HASTA ARTAIZ EN NAVARRA

 

DE MONTAÑANA EN HUESCA, HASTA ARTAIZ EN NAVARRA 

Por Simeón Hidalgo Valencia (07 de agosto de 2025)

 




Llegar a Montañana, en la comarca oscense de Ribagorza, es viajar en el tiempo y transportarse arquitectónica y urbanísticamente a la Edad Media. Es una de esas joyas que rezuman historia desde su puente de entrada hasta su iglesia románica de Santa María de Baldós, atalaya altiva dentro de los muros de su fortaleza, pasando por sus casas centenarias y sus calles empedradas a conciencia. 

Pocos son sus habitantes, pues como otros muchos lugares con raigambre, poco a poco se han ido marchando, unos a lugares con más futuro; otros, es ley de vida, para siempre. Aunque en el pueblo se nota la vida, pues en medio de su silencio se escuchan algunas conversaciones de algunos vecinos que han llegado a pasar el fin de semana, “solo nueve personas lo habitan a diario”, nos comenta una señora con la que nos cruzamos en una de sus estrechas calles, que con la compra se dirige a su casa cercana a la ermita de San Juan Bautista. 

A pesar de sus pocos habitantes, Montañana tiene una Oficina de Turismo, pues parece que en los fines de semana estas calles se llenan de gentes que vienen a visitar el pueblo. Cuando llegamos nosotros, es jueves, y la oficina está cerrada, pues abre los sábados y domingos y en esos días hasta hay una persona que realiza y atiende a los turistas en visitas guiadas. 


Subimos despacio sus empinadas calles, observamos sus casas, sus portaladas, los restos de sus torres, sus escudos nobiliarios, sus reconstruidos muros perfectamente levantados a piedra seca, y a medida que ascendemos el horizonte se nos muestra majestuoso y comprendemos mejor la misión de vigilante atalaya que desempeñó Montañana. 

En lo alto, su iglesia se yergue rehabilitada y me centro en la contemplación de su portada románica con sus arquivoltas, tímpano y capiteles, que me depararán alguna sorpresa agradable, que motivan este escrito, porque, a veces, pequeños detalles coincidentes abren pistas de investigación que aportan nuevo conocimiento. 



Las cinco arquivoltas descansan en sendas columnas con basa, fuste y capitel. Les rodea el guardalluvias que descansaba en sendas ménsulas de las que se conserva la izquierda, según miramos la portada. El guardalluvias está adornado por cabezas de clavos en forma de X, que es la letra Ji griega, inicio del nombre de Christos. 


Cristo que aparece sentado en majestad en el centro del tímpano. Bendice con su mano derecha y con la izquierda sostiene el Libro de la Vida, que en esta imagen aparece cerrado. Rodea su rostro el nimbo celestial y la cruz se define detrás. Aparece dentro del espacio celestial delimitado por la mandorla, sostenida por dos ángeles.  El tímpano se apoya en ménsulas talladas. La izquierda con un león andrófago y la derecha con un personaje al que atacan otros dos, que suele interpretarse como el pecado de la lujuria, como se verá a continuación.


En las ménsulas y capiteles de la zona izquierda, según se mira la portada, se adivina en la ménsula que sostiene el guardalluvias algo que me cuesta identificar, pero que cuando lo analizo y veo claramente el relieve de un trifronte, me viene inmediatamente el recuerdo de San Martín de Artaiz donde hay dos o de las iglesias de Iriso y del antiguo Garitoain, hoy día en la portada de la ermita de Santa Bárbara en la Higa de Elo-Monreal. También aquí se echa mano de la representación de un dios antiguo anterior al cristianismo como un recurso pedagógico que la Iglesia oficial coloca en la escultura de la portada, bien a la vista, para que los creyentes del siglo XII-XIII pudieran “comprender” de alguna manera el misterio de la Trinidad, dogma eclesiástico que se ponía en duda por alguna corriente espiritual de la época. 

Trifronte y Psicostasis en Montañana.

Lo mismo me pasa con el capitel más exterior. Su grado de erosión casi lo hacen irreconocible, pero si nos fijamos atentamente y lo analizamos llegaremos a ver a dos personajes: Uno vestido con túnica que levanta su brazo izquierdo. Delante de él hay algo cuya base es circular en posición inferior a algo similar que está a su derecha, un poco más elevado. A la derecha se adivina al segundo personaje, que está desnudo y que tiene rabo. Su brazo y pierna izquierda tocan la pieza similar de la derecha. 

Todo ello me lleva a identificar en este capitel la escena del “juicio del alma” o “psicostasis”, pues los dos personajes se pueden identificar con San Miguel y con el Diablo que, como en otras representaciones similares de esta cristianizada escena milenaria egipcia, intenta hacer que el platillo de la balanza que contiene las malas obras del difunto pese más que el que porta las buenas obras realizadas en vida. Aquí gana el bien sobre el mal y el mensaje es positivo. También en Artaiz está presente esta escena y también en ella triunfa el bien.  


A continuación, los tres siguientes capiteles nos describen los inicios del género humano allá en el Paraíso Terrenal, según recoge la Biblia en su primer libro denominado el Génesis, desde el capítulo 2, 4 hasta el capítulo 3, 1-24. 

En el centro, tercer capitel, está la escena de la tentación en el momento en que la serpiente induce a Eva a comer del fruto del árbol del conocimiento. En el segundo capitel la escena de la expulsión del paraíso y en el capitel cuarto la escena del castigo. En el siguiente artículo titulado “De Montañana en Huesca hasta Lizarraga de Izagaondoa en Navarra” se comentará más al detalle. 

El quinto capitel muestra una escena muy habitual en época medieval, como es la imagen de la persona avara de cuyo cuello cuelga la bolsa del dinero y los tormentos a la que es sometida después de su muerte. 



En la ménsula izquierda que sostiene el tímpano aparece la talla de la cabeza de un león en cuyas fauces tiene a una persona desnuda. Es el denominado normalmente como “león andrófago”, que también en San Martín de Artaiz está presente de cuerpo entero, que como aquí viene a ser el dador de vida, protector y acompañante a esa otra vida después de la muerte física[1]. 

En la imposta que sostiene el tímpano y en los capiteles de la zona derecha, según se mira la portada, se pueden identificar tres episodios bíblicos y una interpretación de uno de los pecados que más se cita en esta época, como es la lujuria. 

De los episodios bíblicos claramente identificados aparece en primer lugar el denominado “Sacrificio de Isaac”, en que Yahvé tienta o pone a prueba a Abraham pidiéndole que sacrificara a su hijo Isaac. En San Martín de Artaiz también está presente este pasaje de la Biblia recogido en Génesis 22, 1-19. 

Son dos capiteles los que plasman esta historia. En uno de ellos aparece un ángel indicando, con un desproporcionado dedo índice de su mano derecha el carnero que se muestra en el siguiente capitel. Completando la escena del anterior se talla a Abraham en el momento de ir a sacrificar a Isaac, que es cuando el ángel le detiene. 

La siguiente escena bien identificada corresponde al episodio de la “Anunciación a María”. Aparecen tres personajes o, mejor dicho, cuatro. En primer lugar, se ve a José con su típico bastón en forma de T. En segundo lugar, a María y, en tercer lugar, al Ángel. Además, hay una Paloma, símbolo del Espíritu Santo, que infunde su espíritu a María susurrando en su oído, al modo en que la serpiente susurraba al oído de Eva en la escena de la Tentación en el Jardín del Edén. Mateo 1, 18-25 y Lucas 1, 26-45. 

A continuación, la tercera escena que se logra identificar, a pesar de su gran deterioro, parece corresponder al pasaje de la “Resurrección”. En ella hay un ángel sentado al borde del sepulcro y a la derecha del sepulcro se ven los restos de tres figuras, que serían las tres mujeres que acudían a embalsamar el cadáver de Jesús, pero que se encuentran con el ángel que les anuncia que “no busquen entre los muertos a quien está vivo”. Mateo 28, 1-8.  Marcos 16, 1-8. Lucas 22, 50-56 y 24, 1-11. 

Queda por comentar la talla que aparece en la imposta derecha que sostiene el tímpano, donde se recoge la escena de una persona, aunque su rostro tiene algo de bestia, que es atacada por dos fieros animales. Sus bocas muerden las mejillas. Sus patas delanteras presionan los pechos y con las garras traseras le desgarran el vientre y zonas íntimas. Tradicionalmente en este tipo de imágenes se suele ver la representación de uno de los pecados: el de la lujuria que, junto al visto en la zona izquierda, que representaba la avaricia, formaban junto a la soberbia, la ira, la gula, la envidia y la pereza, el conjunto de los denominados “pecados capitales”.


Esta es la escena comentada. Está bastante bien conservada, salvo la zona del muslo de la pata trasera izquierda de la fiera situada a la derecha. Hasta podemos admirar restos de la policromía de la pieza y es precisamente esta buena conservación de la parte inferior de la extremidad señalada la que me llama más la atención, dado que de inmediato la relaciono con otras piezas, también de animales, de San Martín de Artaiz. Un pequeño detalle que puede ayudar a conocer algo más de esta iglesia navarra, sea en cuanto a sus orígenes, sea en cuanto a alguna escuela de tallistas, sea en cuanto a una época, etc., pues su falta de documentación fundacional la envuelve en cierta niebla misteriosa. 

Ya he comentado que en la portada de la iglesia de Santa María de Baldós y en la de San Martín de Artaiz existe temática escultórica común, como es: El “Rostro Trifronte”, La “Psicostasis o Pesaje del Alma”, La escena bíblica del “Sacrificio de Isaac” y El “León Andrófago” por lo que se puede pensar en un denominador común mensaje doctrinal en ambos edificios. A estos cuatro elementos hay que añadir el rasgo estético escultórico observado en la “escena de la lujuria”.

¿Será una prueba de la presencia en ambos lugares de la misma escuela escultórica o de una manera de hacer de la misma época o incluso de un mismo maestro escultor que trabaja en Montañana y en Artaiz, dado que en ambos lugares se emplea el mismo trazo estético?



Este trazo estético o textura en la piel de este ser maligno de Montañana coincide con lo que veremos en Artaiz y se puede describir como “dientes de sierra curvados”. 

 

*Trazo estético en los capiteles de la portada de San Martín de Artáiz




En los capiteles del lado izquierdo, según contemplamos la portada de San Martín de Artaiz, lo veremos en dos de los animales del capitel denominado “Las edades de la persona” en que se muestra a la infancia, la edad adulta y la ancianidad representadas alegóricamente por un perro galgo, un león y un águila, respectivamente. Pues bien, en los dos primeros animales, el galgo y el león, se emplea el mismo trazo estético, como se puede apreciar a continuación.



El galgo representa a la infancia. 


El león representa a la edad adulta.
 



En cada uno de los tres capiteles del lado derecho de la portada también se aprecia este trazo estético. 


 

En el más interior lo encontramos en el fiero perro que, con mirada penetrante, muestra su afilada dentadura dispuesto a saltar y clavar sus garras sobre quien le amenace.

En sendas patas aparece este tipo de trazo.




También lo veremos en las colas de las arpías que se tallan en el capitel central. Seres mitológicos compuestos de cabeza de mujer, cuerpo de ave, patas de cabra y cola de serpiente. 

En su misma esencia reside la maldad y están en todo momento dispuestas a devorar a las personas. 


Aunque el capitel exterior está en parte deteriorado, se pueden identificar sus componentes y leer su mensaje. 

En su cara interna vemos a un hombre que nos habla con gestos, pues desde su postura reflexiva se lleva el dedo índice de su mano derecha hacia su ojo derecho, como indicándonos que miremos con atención y hagamos caso de lo que se nos ha comentado en el resto de la portada y lo pongamos en práctica, pues si no, seremos descuartizados. 

A la derecha de su cabeza se puede apreciar que había una figura igual que la que aparece en la cara exterior del capitel, que se puede identificar como una liebre macho, que está agazapada como escondiéndose. 

En el eje del capitel el tallista ha colocado a un animal panzudo, con fuertes patas, de cuya boca sale una pierna humana y bajo su panza se puede adivinar lo que queda de una cabeza humana. Este animal es un sapo. Animal asimilado con el mal. Animal que, como las arpías del anterior capitel, descuartiza a una persona. 

La advertencia del hombre que se lleva su dedo índice al ojo no ha servido de nada y un ser ha sido devorado por su propio mal. 

Tanto en este maligno sapo como en la liebre de la cara externa del capitel observamos el mismo tipo de trazo.  



Panza y pata izquierda del sapo presentan el mismo trazo.
 

 


Por lo que podemos apreciar todo el cuerpo de esta liebre macho estaba acabado con este mismo trazo. 

 

*Alguna conclusión: 

1ª. Siempre me había llamado la atención este tipo de recurso estilístico que el maestro que realiza los capiteles de la portada de San Martín de Artaiz emplea al realizar las tallas de los animales representados. No lo había expresado o comentado hasta este momento, dado que soy más de ir al fondo del mensaje que la escultura románica nos comunica, siguiendo mi idea de no quedarme en el exterior. Es decir, de ir a lo importante, tratando de leer el mensaje de ese libro abierto tallado en piedra. 

2ª. Aunque no lo había tenido en cuenta en mis comentarios en las visitas guiadas que he dirigido, personalmente sí he valorado este recurso estilístico del tallista, pues es un detalle que, cuando se descubre, ves que aporta equilibrio, dinamismo, armonía y delicadeza a la pieza tallada. 

3ª. Es significativo que todos los animales -reales o mitológicos- que se tallan en los capiteles de la portada de San Martín de Artaiz, a saber: El perro galgo, el león, el perro de aspecto fiero, las arpías, el sapo y la liebre macho o matacán, muestren en alguna de sus partes este mismo tipo de textura o trazo que vemos en la garra izquierda del animal derecho de la ménsula derecha que sostiene el tímpano de la iglesia de Santa María de Baldós. 

4ª. Dado que no tenemos testimonios escritos que acrediten el origen de San Martín de Artaiz, aunque sí reconozco un par de detalles que nos pueden situar en la época de su construcción, uno relativo a la moda eclesiástica y otro al estilo constructivo, amén, por supuesto, del programa teológico que nos puede orientar a favor de un comitente eclesiástico de alto nivel, sí reconozco la importancia de este pequeño detalle estilístico coincidente con la iglesia de Santa María de Baldós dado que este sencillo rasgo pone en una misma óptica temporal y artístico sendas iglesias. 

5ª. Como suelo decir en mis escritos, esperemos que en otros lugares podamos encontrar este mismo punto de encuentro entre Montañana y Artaiz y que a medida que se va investigando se vaya dando luz y abriendo caminos para conocer un poco más de la iglesia de San Martín de Artaiz, que permanece aún en la neblina del tiempo. Éste que ahora ofrezco se podría considerar de poca importancia, pero creo que es un hilo del que tirar.  Por ahora es un detalle que he descubierto, que me permite afirmar que posiblemente Santa María de Baldós y San Martín de Artaiz tienen a un maestro tallista en común, pues el mismo rasgo estilístico se puede apreciar claramente en ambos lugares, aunque sea en Artaiz donde su presencia es mayor. 


Artaiz. Rasgo estilístico en el perro fiero.

 Capitel interior del lado derecho.