SAN
MARTÍN DE ARTAIZ NECESITA UN REPASO.
Por Simeón Hidalgo Valencia (08 de
marzo de 2025).
Quizás sea un poco exagerada esta
afirmación, pues, por ejemplo, de San Pedro de Etxano también se pudiera decir
lo mismo, pero ya que me muevo por la Comarca de Izaga -y este patrimonio
heredado es uno de los hitos que creo conocer un poco, pues lo estudio durante
años y he logrado encajar bastantes piezas de su rompecabezas doctrinal y su
mensaje lo transmito al público en las visitas guiadas que organiza
periódicamente la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa y en las que se
solicitan por grupos amantes del románico, centros educativos, estudiosos,
turistas y demás interesados en el patrimonio-, me parece muy acertado que así
se la defina.
En su momento, -allá por los
tiempos del obispo Don Pedro de Artajona o Don Pedro de París, pues éste es
para mí el poderoso señor que impulsa la construcción de esta iglesia, que se
hace representar bajo el alero en la placa de piedra colocada junto al joven
trifronte en actitud de bendecir su replanteo a la salida del sol en el
equinoccio de primavera-, San Martín luciría hermosa recién terminada, a todo
color, policromadas sus esculturas sin ningún desperfecto material.
El paso del tiempo y los
acontecimientos históricos propiciarán fallos serios en su construcción, sin
olvidarnos de la acción humana y sus luchas de poder. Según el Libro de Fábrica
de Artaiz, hubo que hacer obras muy serias de restauración en la cubierta
durante la segunda mitad del siglo XVI.
Estas obras tuvieron como objetivo
reparar el cuarto de esfera del ábside, así como la cubierta en gótico tardío
de los dos cuerpos más cercanos a él. Igualmente se añadió una capilla lateral
en la fachada norte y se construyó la sacristía. También, por orden del Sr.
Obispo de Pamplona, el muy ilustre y reverendísimo señor don Pedro Pacheco, de
noble cuna castellana, transmitida por su delegado el visitador y bachiller, arcipreste
don Miguel de Ollacarizqueta al abad de Artaiz, don Pedro de Urroz, se tuvieron
que cegar dos vanos del muro norte y el correspondiente al hastial oeste. En el
mandato correspondiente se expresa que habría que cegarlos “a cal y canto
bajo pena de excomunión”. También se pintó la bóveda del ábside con formas geométricas
modernas correspondientes al Renacimiento poniendo en práctica los
conocimientos de la perspectiva, dando la sensación de casetones floreados que
aparentan profundidad, al igual que se hizo por la misma época en Vesolla o en
Grez, dentro de la Comarca de Izaga. Tipo de pintura muy lejos de la realizada
a comienzos del siglo XIII en el ábside de San Martín de Artaiz correspondiente
al denominado estilo gótico lineal en momentos de transición arquitectónica
denominado “protogótico”.
Años después de esta gran
transformación estructural se colocó el retablo en el ábside impidiendo la
visión de parte de las pinturas tanto protogóticas como renacentistas y al
colocar el retablo se taponó la entrada de la luz por la ventana absidial por
lo que hubo que abrir un nuevo vano en la zona sureste que iluminara de forma
lateral el recinto.
Más tarde la desafortunada moda de
dejar la piedra vista propició que se picaran las capas de revocos exteriores,
estuvieran o no adornadas con pinturas murales, perdiéndose de esta forma todo
un mundo de posibles mensajes pictóricos orientados a la catequización de los
fieles.
Llegados al siglo XX, en la segunda
mitad de los cincuenta, se realizaron fuertes obras de restauración y al
retirar el retablo se descubrieron los restos oscurecidos de las pinturas
mencionadas. Fue en 1958 cuando se restauraron los restos de pintura mural, los
del siglo XIII como las citadas del XVI y el obispado las donó al Museo de
Navarra accediendo a la solicitud cursada por la Diputación de Navarra. El
edificio quedó como nuevo y en 1983 se le otorgó el título de edificio de
Interés Cultural.
“Mucho más recientemente, concretamente en el año 1997, fueron realizadas nuevas obras de restauración, conservándose hoy en día en un estado impecable”, se escribe en la página web de Arteguías. (arteguias.com/iglesia/iglesiaartaiz.htm).
Lamentablemente la respuesta es: ¡NO!
Y lo digo desde hace años.
Cuando en 2018 se procedió a
colocar en el ábside sendas copias de las pinturas medievales y renacentistas
escribí con fecha del 19 de octubre de 2018 el artículo titulado: “SAN
MARTÍN DE ARTÁIZ: SESENTA AÑOS DESPUÉS” en el que me
congratulaba por ello, pero advertía de un peligro:
“Pero ¡ojo!”, decía.
“Sesenta años después la estructura de la iglesia presenta signos de declive que, si no se remedian, con el tiempo irán a más. Sus paredes y la cubierta tienen grietas alarmantes, señales de que es necesaria una nueva actuación en la estructura del edificio, que pide que se sujete su perímetro en sus cimientos. Que el colorido de sus pinturas no nos haga dejar de ver lo más importante, pues de no actuar cuanto antes, el edificio en sí peligra. Grietas en la bóveda, grietas en el muro oeste, grietas en el sur, grietas en el ábside. No dejemos que vayan a más”. Y grietas también en el muro norte.
A la vista de estas imágenes
cualquier persona interesada en la conservación del patrimonio daría la voz de
alarma y no dejaría pasar el tiempo para intervenir, pues el peligro está
presente y más si en su recinto se celebran actos religiosos, visitas guiadas y
otras actividades culturales que atraen al público.
Tengo que decir que el día en que
hice el reportaje para documentar este artículo, estando en el interior de la
iglesia, en medio del silencio escuché por dos veces como un chasquido seco que
me invitó a salir, por si acaso, pues era la primera vez que lo escuchaba.
Pero no sólo es en la estructura de
la iglesia en la que habría que intervenir, porque si nos fijamos en sus
esculturas, -quizás lo más interesante para el visitante, porque a través de
ellas, el comitente que impulsó su construcción nos transmitió su catequesis doctrinal-,
veremos que varias de ellas prácticamente se han perdido, otras tienen un alto
grado de erosión que levanta su capa exterior, otras presentan grietas
alarmantes que con el tiempo quebrarán la figura. Otras han sido remodeladas
por las avispas, … Si no se interviene con técnicas eficientes en la
conservación de estas tallas, las iremos perdiendo una tras otra.
Veamos algunas imágenes de estas esculturas más deterioradas:
Como se suele oír “Dice más una
imagen que mil palabras” …, pues aquí hay muchas imágenes que recalcan y
confirman cada una de ellas el título de este artículo:
SAN MARTÍN DE ARTAIZ
NECESITA UN REPASO.
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