DE AVES, PERSONAS Y ACTITUDES.
Por Simeón Hidalgo Valencia (15 de diciembre de 2024)
Siempre que voy por la Valdorba y más si me adentro hacia Leoz me impongo parada obligada en la iglesia del Santo Cristo de Cataláin, una de las construcciones románicas del siglo XII en este valle tan poblado de herencia medieval.
La parada en Cataláin fue a la vuelta. Me entretuve un buen rato en sacar algunas fotografías pues, a pesar de la lluvia, la luz ambiental y el paisaje lo reclamaban. Como casi siempre pasa, a poco que uno se detenga y observe con atención, se descubren detalles que ayudan a comprender mejor el mundo simbólico en que estas tallas se mueven y más cuando en algún otro lugar los tienes ya catalogados y comentados en alguna publicación. En esta ocasión lo que descubrí se relaciona con la iglesia de “La Purificación” de Vesolla y con la iglesia de Santo Tomás de Najurieta, ambas en la Comarca de Izaga, Valle de Ibargoiti y Valle de Unciti, respectivamente.[2]
Además, a las personas que han visitado el “PETRUS MUSEUM” se les hará conocido el detalle que voy a comentar, dado que en uno de los capiteles reproducidos correspondientes a Vesolla realizados por el maestro Petrus de Guerguitiáin está presente y reciben del guía la adecuada lectura. También en la iglesia de Santo Tomás de Najurieta volveremos a ver lo recogido en Vesolla.
Como
parece que el Santo Cristo de Catalain es anterior a la iglesia de Vesolla
quiero pensar que el maestro Petrus anduvo por estos lugares de la Valdorba y
se detuvo a observar el trabajo de sus predecesores y asimiló el lenguaje
simbólico que se difundía y que él y su escuela contribuyó a expandir. Que
trabajó por la Valdorba es un hecho como se puede observar en la portada de la
iglesia de San Esteban de Leoz[3],
donde se repite, aunque de manera más tosca, las características de su estilo.
Hay que recordar, además que la Valdorba y la Comarca de Izaga se comunican por
caminos de la Sierra de Izco, usados habitualmente en épocas antiguas y que muy
posiblemente el maestro Petrus los conocía y transitó.
Pues
bien, cuando hice la secuencia de fotos y me fui acercando hasta los detalles
de las tres ventanas absidiales observé que la ventana que queda más hacia el
sur, a nuestra izquierda según contemplamos el exterior de la cabecera del
edificio, tiene dos capiteles en los que se reproducen aves.
El
capitel de la izquierda son dos aves zancudas que, a semejanza de las talladas en
el Monasterio de Leire, en la Catedral de Pamplona o en Santa María la Real de
Sangüesa se pican sus zancas.
El que me llamó más la atención fue el situado a la derecha, porque inmediatamente me recordó las aves de Vesolla. En Cataláin, a través de tres aves el maestro de tallista muestra, en definitiva, la misma composición que yo veo en el capitel mencionado de Vesolla, donde intervienen cuatro.
Capitel derecho de la ventana absidial izquierda del Santo Cristo de Cataláin.
La iglesia de La Purificación de Vesolla, de finales del siglo XII o comienzos del XIII, se levanta sobre roca viva y desde el año 2015, en que se reinauguró, es el único edificio que no amenaza ruina en este señorío particular del Valle de Ibargoiti, dentro de la Comarca de Izaga. Esta iglesia rezuma “estilo petrus” tanto en su portada como en su interior.
Es precisamente en la portada donde se encuentra el capitel que repite lo comentado en Cataláin. En él se tallan, entre otros símbolos, tres parejas de aves. Según miramos la portada es el capitel exterior del lado derecho.
La tercera pareja de aves se posa en unos pámpanos o zarcillos de vid -elementos básicos y representativos del estilo de Petrus de Guerguitiáin- y por su silueta podemos adivinar que se trata de una pareja de pájaros carpinteros.
Tanto en Cataláin como en Vesolla, los maestros tallan a estas parejas de aves en las mismas posiciones. En una de las parejas las aves se dan la espalda, pero giran sus cuellos hacia el interior mirándose. En la otra están de frente y a su vez también giran sus cuellos hacia el exterior y no se miran. Parece que con estas representaciones se quiere dar valor a la comunicación entre ellas y es obvio que para comunicarse las miradas se tienen que cruzar.
Y si hablamos de Vesolla, lo tendremos que hacer igualmente de la iglesia de Santo Tomás de Najurieta. Es también “iglesia petrus”. En el capitel izquierdo del ábside, según miramos hacia al altar, en medio de los dos personajes que levantan sus brazos transformados en zarcillos o pámpanos de la vid podemos ver repetida una de las tallas de Vesolla, detalle que también se reproduce en el capitel primero del muro sur.
Aún
veremos cuatro veces más a parejas de aves enfrentadas en el tercer capitel del
mismo lado, aunque cambia el diseño. En Najurieta todas las parejas de aves,
que son en total seis, aunque están de espaldas, giran sus cuellos y se miran.
Ampliando un poco más el campo geográfico por Navarra nos trasladamos hasta Sangüesa, donde en Santa María la Real volveremos a encontrarnos con estas parejas de aves enfrentadas y algún detalle más que nos informará sobre su simbolismo.
En
dos de sus canecillos encontraremos de nuevo a las aves enfrentadas repitiendo la
doble mirada hacia el exterior o hacia el interior. En Sangüesa hay además una
pareja nueva de aves que no se miran entre sí, sino que alzan la mirada y observan
a sus posibles progenitores.
EL
POSIBLE MENSAJE.
Si aceptamos que el arte medieval tiene, entre otros fines, una función pedagógica, pues a través de las imágenes y escenas que se representan, tanto grabadas en la piedra como pintadas en los muros de los edificios, tienen como objetivo la evangelización, catequización y formación ética de las gentes a través de imágenes, narraciones, teatralizaciones, cantos, etc., en los que el recurso a los símbolos de fácil comprensión es básico, tendremos que dar un paso más y considerar el valor simbólico de las imágenes que se han mostrado en lo que llevamos expuesto y valorar igualmente su repetición a lo largo del tiempo y del espacio.
Y aquí la representación de las aves afrontadas son eso: símbolos. Las aves desde muy antiguo, con anterioridad al cristianismo[4], se asimilan con el alma humana que mora en el interior de cada persona, por lo que de alguna manera el ave viene a representar a la persona. Es importante para captar y asimilar el posible mensaje que estas escenas nos comunican que tengamos en cuenta que esas aves que vemos representadas son la imagen simbólica de cada una de las personas que nos acercamos a contemplarlas y desde su imagen congelada en el tiempo nos hablan.
Así lo entendió el maestro Petrus de Guerguitiáin, cuya escuela hace de las aves uno de los símbolos más repetidos en su obra. Al menos aparece una de ellas en Guerguitiáin representada en el capitel exterior izquierdo de su portada, según se mira; en Vesolla por dos veces, sea en el capitel exterior derecho igualmente de la portada y en el capitel interior más occidental del muro norte; en Najurieta en el capitel interior izquierdo situado en el presbiterio y en los correspondientes a los capiteles interiores primero y tercero del muro sur; en Aibar en la iglesia de Santa María en el capitel interior último del lado norte y en Santa María de Baiona, Pontevedra, en el pilar tercero del lado norte. En estos lugares se pueden reconocer a palomas, tórtolas, perdices o codornices, pájaros carpinteros, halcones, alguna especie difícil de identificar y hasta a alguna ave de corral. Todas ellas, desde mi punto de vista, y teniendo en cuenta el entorno en que aparecen, simbolizan y representan a la persona humana.
Hay
representaciones muy directas de esta igualdad simbólica entre el ave y la
persona y se manifiesta sobre todo en las representaciones de la denominada “psicostasis”
o pesaje de las almas, creencias que el cristianismo hereda de la religión
egipcia antigua. El pesaje de las almas es la creencia en que al final de la
vida de cada persona se le juzgará, no tanto por su fe, sino por las obras
realizadas en su tiempo de vida sobre la tierra. En un platillo de la balanza
se colocan las obras buenas y en el otro platillo las obras malas. Si el
platillo de las obras buenas pesa más, la persona juzgada se salvará. De lo
contrario se condenará.
En
las representaciones de esta escena en uno de los platillos se suele colocar,
sea un niño desnudo, sea un ave, sea algo que simbolice a las obras realizadas
en vida.
Hablando de las aves es interesante visualizar la “psicostasis” representada en la fachada de Santa María la Real de Sangüesa, donde el alma está representada por una paloma.
Y volviendo a la Comarca de Izaga, en concreto a Ardanaz de Izagaondoa, veremos la asimilación entre el “ave como alma” o el “alma como persona” en la figura de un niño desnudo.
Si el alma está representada por un ave -en este caso una paloma- y a su vez el alma se representa como una persona -en este caso un infante desnudo-, es fácil comprender que para el pensamiento simbólico se identifican el ave y la persona. Por ello cuando en este artículo hablo de aves estoy hablando de las personas y lo que ellas hacen lo hacen las personas y sus actitudes muestran las actitudes humanas.
¿Qué nos dicen, pues, todas estas aves? ¿Cuál es la actitud correcta en nuestras relaciones con las demás personas? ¿Qué es apariencia y qué es la realidad? ¿Hemos de fiarnos de las apariencias? ¿Cuándo hay auténtica comunicación entre las personas?
Básicamente estas parejas de aves nos están mostrando dos posturas o dos maneras que podemos tener las personas en nuestras relaciones además de las claramente positivas -la aceptación- y claramente negativas -el rechazo-, que son:
1. Las actitudes en las que aparentemente aceptamos a la otra persona, pero que realmente la rechazamos y miramos hacia otra parte -nuestras miradas no se encuentran- como en:
2. Las actitudes en las que aparentemente hay rechazo por la causa que sea, pero que realmente se trabaja por lograr una solución buscada por ambas partes, llegando a hablar con la mirada, aunque no se digan palabras. Hay aceptación, acercamiento, empatía y colaboración en la solución de los problemas que surjan en la vida cotidiana, como se nos muestra también en:
Quiero recalcar que en Santo Tomás de Najurieta se transmite por seis veces esta segunda actitud.
Pero
hay un mensaje más que, quizás por mi dedicación a la educación, veo en el
último canecillo de Santa María de Sangüesa. En él se nos habla de la
responsabilidad que tienen los progenitores en la propia formación de sus hijos,
pues nos miran desde sus ojos infantiles y aprenden e imitan lo que los mayores
hacemos. ¿Qué referencia comunicamos con nuestros actos?
¿Somos ejemplo para los que nos rodean?
De aves, personas y actitudes es el título de este artículo. Descubrir la imagen medieval, estudiarla, analizarla y ponderar más o menos el nivel artístico que el tallista ha logrado es importante, pero quizás no sea lo esencial. Lo esencial, para mí, es penetrar el arte y descubrir lo que la imagen nos puede comunicar y una vez descubierto ponerlo en práctica en la vida de cada cual.
Dar
este último paso es lo más importante, aunque la pieza haya sido ejecutada por
un artesano de segunda línea. Si apreciamos una obra por su calidad artística y
renunciamos a realizar el esfuerzo de descubrir su mensaje, quizás nos valga
para superar un examen, por ejemplo, pero poco más, pues el auténtico valor de
una posible obra de arte es el mensaje que nos comunica. En las tallas que he
mostrado hay algunas con más calidad artística que otras como se puede apreciar
sin necesidad de ser una persona experta en el mundo del arte, pero el mismo
mensaje se transmite en ellas y eso es lo que realmente le confiere valor para
la práctica diaria de cada persona y su puesta en práctica desarrollará las
actitudes necesarias para que cada persona haga su propia metamorfosis
espiritual, como sugiere este sencillo capitel de Najurieta.
[2] SIMEÓN
HIDALGO VALENCIA; “La Ruta del Maestro Petrus de Guerguitiáin”, Año 2012,
págs.:30-33, 46-47 y 74-77.
[3] Obra
citada; págs.:36-39 y 79.
[4] JOSÉ
ALBERTO MORÁIS MORÁN; “De lo pagano a lo cristiano en el arte hispánico: a
propósito de la iconografía de las aves afrontadas a la crátera de la vida”;
XVI Congreso Nacional de Historia del Arte. Mesa I La amplitud del horizonte y
los contactos; Internet.