jueves, 26 de enero de 2017

EL MOLINO DE RONCESVALLES EN ZABALCETA - I

EL MOLINO DE RONCESVALLES EN ZABALCETA – I

Por Simeón Hidalgo Valencia (27 de enero de 2017)


Desde el descubrimiento de la agricultura en todas las civilizaciones se ha empleado el molino como instrumento, manual o mecánico, para machacar el grano de cereal y obtener  la harina. Era y es el primer paso a partir del cual el grano se podía transformar en harina y con ella elaborar otros productos para el consumo.

Los ricos y poderosos de turno fueron los dueños de los molinos, desde su aparición como industria clave en la economía de antaño. Por eso reyes, señores feudales, catedrales, monasterios y colegiatas, establecen molinos en sus feudos. Por eso obtener el permiso del señor de turno para construir un molino era asegurarse la prosperidad. La obligatoriedad de llevar el grano a moler al molino del señor y el peaje que esto suponía era un negocio por el que incluso se guerreaba.

No resulta difícil de comprender que llegue un momento en la Edad Media, a medida que los señores van perdiendo el poder y la autoridad real se impone, que los lugares de realengo soliciten como comunidad vecinal el disfrute de los molinos. Siendo de los vecinos la empresa, se participa de sus gastos y beneficios.

Con el tiempo pasarán a manos particulares y los molinos proliferan por doquier.  En mi libro “Las claves de Izagaondoa” expuse la historia reconstruida del molino de Urbicain gracias a la labor conjunta de D. Fernando Hualde, D. Xabier Ituláin y la mía propia, y señalaba cómo en el mismo valle también operó el de Ardanaz-Iriso. También en Monreal hubo un molino y en la misma comarca, en Zabalceta, no uno, sino dos molinos existieron. Uno fue el denominado “molino de la Pocha”, que fue vecinal y en sus mejores tiempos todos los pueblos del valle de Unciti, como porcioneros del mismo, acudían allí a moler el grano.[1] Funcionó hasta 1765, después de casi doscientos años de vida. Otro, el perteneciente a la Real Colegiata de Roncesvalles tuvo mejor vida, aunque azarosa y funcionó, según el autor citado, desde el S. XVI hasta mediados del S. XX, no sin antes en el S.XIX pasar a manos particulares, así como el antiguo Palacio de la mencionada Real Colegiata.

Hoy día la mayoría de estas construcciones, que fueron un motor básico de la economía, o han desaparecido y sus piedras molineras adornan jardines particulares o se mantienen agonizantes esperando que alguien las recupere como muestras que son de la etnografía de una sociedad pretérita, pero que pueden servir a la actual como recursos de la historia del lugar y mediante una labor de recuperación activar el turismo y la economía de pueblos y comarcas. Como dice D. Fernando Hualde en su blog  “Pueblos deshabitados de Navarra”[2]: “El molino de Urbicain, como el de Zabalceta, está pidiendo a gritos una intervención urgente que frene su avanzado deterior, que limpie y consolide las ruinas, que permita interpretar las técnicas de aprovechamiento del agua, la elaboración del pan, y el acarreo de las cargas de harina con caballerías. Evidentemente su recuperación patrimonial, no muy costosa desde el punto de vista económico, supondría la creación de un nuevo recurso turístico que, sumado a las fuentes y a la nevera, consolidarían a los valles de Izagaondoa y Unciti como una especie de ecomuseo al aire libre con el agua como protagonista.
Mirando al futuro tratando de sacar el mayor fruto posible de lo que el pasado nos ha legado, aquí queda esta propuesta formulada en el año 2011 sobre la que algunos estamos totalmente de acuerdo y animamos a las gentes de Izagaondoa y Unciti, comenzando por sus representantes municipales, para que la valoren con mente abierta para el devenir de estos dos valles que poco a poco envejecen y se despueblan.

Pero volvamos al molino que fue de la Real Colegiata de Roncesvalles y que pasó, por circunstancias desamortizadoras, a otras manos y veamos cómo está recogido en el Plan General Municipal del Ayuntamiento del Valle de Unciti.

En el mapa de Zabalceta el molino está situado al sur del lugar. Este edificio corresponde a lo que fue el recinto de la molienda, pero para poder hacerlo debía contar con la fuerza del agua que venía por la acequia que salía de la presa correspondiente donde se estancaba el agua. Este molino harinero funcionaba siempre que hubiera agua en la presa.

El Plan General Municipal, aprobado por Orden Foral 101/2013, de 8 de agosto y publicado en el BON. el 30 de agosto de 2013 identifica el Molino con la referencia Polígono 8 Parcela 8. Tipológicamente la describe como Molino con una superficie de la citada parcela de 1.172m2 y una superficie ocupada y construida de 53m2. Determina que es Ruina y en el apartado de Elemento de Interés resalta lo de Molino que está Abandonado y entre las actuaciones posibles habla de Mantenimiento y Rehabilitación. En cuanto al Régimen insiste en las opciones de Conservación y Rehabilitación. Como observaciones lo califica de Importante valor tipológico pues se trata de un antiguo molino harinero, añadiendo que el estado de ruina del edificio, impide entrar en su interior.

La ruina se aprecia claramente en las dos fotografías que el Plan General Municipal aporta. Son las siguientes: 


Restos de molino harinero de Zabalceta tomados del P.G.M.

Como se aprecia, la vegetación se ha adueñado de esta construcción. Igual pasa con la acequia y la presa. Esta última es la que motiva el presente artículo, pues recientemente un grupo de voluntarios, trabajando en auzolan, han dado unos primeros pasos en el desbroce del terreno para descubrir el muro de contención de la misma  y al ver ya limpio y despejado el murallón uno se lleva tan gran sorpresa que le entran ganas de seguir en la tarea haciendo el recorrido de limpieza de la acequia que transportaba el agua hasta el molino propiamente dicho y, teniendo en cuenta el Plan General Municipal, animar a los vecinos del valle y a quien quiera participar a que entre todos se recupere este conjunto de Presa, Acequia y Casa de la Molienda, calificado como de “Importante valor tipológico pues se trata de un antiguo molino harinero.”

Tan antiguo que según el investigador D. Xabier Ituláin Irurita este molino “debía existir ya en 1531, cuando en un documento de esa fecha se expresa que Roncesvalles tenía un molino en Zabalceta.”[3]

También escribe que “en 1726 se lo describe diciendo que era un `molino propio de la casa Real de Roncesvalles que tanuien muele quando ay Aguas y entonces muele el que viue en la casa y no tiene auitta’”

Como toda empresa con siglos de vida, el Molino tuvo que ser reparado para mantenerlo en perfecto estado de funcionamiento, más cuando los efectos meteorológicos extremos podían hacer mella en dos de sus tres partes, al encontrarse al aire libre: la Presa donde se acumulaba el agua y la Acequia por donde se la conducía hasta el recinto de la molienda para que su fuerza moviera los engranajes y giraran las piedras molineras.

En la documentación recogida por D. Iosu Biskarret Puyo en el Archivo General de Navarra, a la que he tenido acceso, se demuestra que en el siglo XVIII hubo desperfectos que obligaban a hacer fuertes labores de mantenimiento en todo su conjunto.

En el correspondiente al 20 de julio de 1788 Juan José de Elizalde, maestro carpintero y Juan de Elizaga, maestro cantero, declaran bajo juramento que “han trabajado para el Palacio y clavería que la Real Cassa de Ntra Sª. de Roncesvalles tiene y pose en el lugar de Zavalcetta“ con el conocimiento de José de Belzunegui, el clavero. También lo hacen  “en la presa molinar” realizando labores de “su limpia con motivo de las grandes lluvias que se experimentaron el día de la festividad de ntra. sra. del Rosario del año último, que como es notorio fueron lastimosas en este Reyno”. Se está refiriendo al 7 de octubre de 1787.

El año 1787 fue muy lluvioso. “Según el meteorólogo de aquella fecha, Francisco Javier Bariain de Eslava, el año 1787 fue muy atípico, pues llovió mucho todos los meses del año y nevó en Mayo y Noviembre.”[4] Este año, el 24 y 25 de septiembre se produjo la inundación de Sangüesa.

Los efectos de este mal tiempo de 1787 también afectaron al conjunto del molino harinero de Roncesvalles en Zabalceta. Así, con fecha de 26 de agosto de 1788 los mismos Juan de Elizaga maestro cantero residente en Otano y el maestro carpintero Juan José de Elizalde vecino de Alzórriz reciben el encargo del Prior de Roncesvalles de reconocer los desperfectos y ver el coste de las obras que debían realizarse para remediarlos. El maestro cantero señala que se han de arreglar: 1º: “por allarse amenazando alguna ruina el murallón ô pared de los dos votanes de dicho molino…se deve desazer todo el hasta lo que se alle firme y se devera Construir de nueba planta con las mismas piedras, y colocando otras así faltasen de la misma largura, y anchura…” 2º: “en el terreno donde entra el agua â dicha balza por su cabezal también se devera Construir en la entra un calzado contra la tierra dos baras de ancho, y quattro estados de largo con piedras de una vara de largo, y otras menores Internandolas vien y perfectamente” 3º: “se devera limpiar toda la cequia de la parte interior de el agua…”

El presupuesto total de la obra, añadido el trabajo del carpintero que debía poner dos “Botanas  nuebas de roble…” hacía un total de 162 pesos y 1 real.

Hay que suponer que las anteriores obras se llevaron a cabo limpiando la acequia y construyendo los dos nuevos batanes, pero como seguían los problemas, a causa de la fuga del agua por el mal estado de la acequia, es por lo que el prior de Roncesvalles encarga a Martín Josef Oderiz que era “agrimensor aprobado para toda esta Provincia” que reconociera el recorrido de la acequia por donde el agua se conduce al molino y así lo manifiesta ante el notario de Urroz, Nicolás Buelta el 19 de diciembre de 1822 ante el que dice “deve manifestar son gravísimos los perjuicios que ocasionan dichas aguas pues con  el motivo de erosionarse la cequia se estienden á las heredades que están contiguas pertenecientes a los vecinos de Zoroquiain…”

Para poner remedio a estas inundaciones de los campos de los vecinos de Zoroquiain informa como técnico sirviéndose de un croquis en que señala el recorrido de la acequia con los puntos de referencia A, B y C, que “es muy preciso que la cequia ó cauce se dirija por la madre que tenia en lo antiguo hasta llegar al prado de Zabalzeta (letra A) “y desde este punto abriendo nueba cequia hasta llegar al barranco y sitio de la letra B. colocando en ese paraje porción de piedra suelta para formar una presa é introducir el cauce en el punto que señala la letra C. y por este medio se ebitarán a los de Zoroquiain los perjuicios que esperimentan…”

Sería muy interesante poder contar en algún momento con este croquis del maestro agrimensor de Pamplona, pero hasta el momento no se ha localizado.

Transcurrido prácticamente medio año del anterior informe, el 28 de julio de 1823 se presenta el maestro de obras vecino de Urroz, Marcos Arregui, ante el notario Nicolás Buelta para declarar que ha recibido el encargo del prior de Roncesvalles y su cabildo para realizar la obra, por lo que “procedió el dia de hayer al reconocimiento del terreno en que deve construir la Presa Molinar del molino de dicha colegiata…” según el diseño aprobado por el agrimensor Martin Josef Oderiz. El reconocimiento del maestro de obras tiene en cuenta las distancias, el trabajo, el personal y los materiales que ha de contratar o encargar hasta llegar al lugar de la presa y la propia realización de la misma. Todo lo presupuesta en 4.701 reales de vellón.

Dado que la presa es uno de los componentes que aún hoy día se conserva en bastante buen estado, como lo demuestra el trabajo de limpieza realizado, está claro que se aceptó tal presupuesto y que la obra se realizó con posterioridad a la fecha en que el maestro de obras acude ante el notario. ¿Cuándo se realizó exactamente la obra? Quizás se pueda saber si aparece documentación adecuada.

Por ahora estos documentos sirven de base para conocer parte de la historia de este molino harinero sito en Zabalceta. Tiempo habrá de saber más detalles y si hay interés en recuperar estos hitos que son testigos de otros tiempos y de otras formas de vida, que en parte han llegado a ser conocidas por las personas más mayores, hasta se pudiera, como comentaba D. Fernando Hualde, crear un museo al aire libre que recorra los pueblos de la comarca en la denominada Ruta del Agua de la Comarca de Izaga.

Se sabe que al menos funcionaron tres molinos en el Valle de Unciti. Dos en Zabalceta: el presente y el de La Pocha que hace muchos años desapareció y sus piedras fueron a Monreal, donde también hubo molino. El tercero funcionó en Alzórriz. El que puede recuperarse es el de Zabalceta. No es imposible y la prueba está en que otros lugares lo han hecho con el suyo. Zubieta, Ezprogui o Amaiur son ejemplo de recuperación de este tipo de patrimonio que atrae a los turistas.

En este turismo basado en el agua, algo se ha empezado a hacer y mostrar también en el Valle de Izagaondoa a través de la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa con la Ruta del Agua en la que el visitante conoce, pueblo a pueblo, los aljibes medievales, los puentes, lavaderos y hasta las pilas bautismales de los lugares que se recorren. También en el Valle de Unciti un grupo de jóvenes, cuyo objetivo es dar vida de nuevo a Zoroquiain, ha sacado a la luz, como muestra, la presa del molino de Zabalceta que allá por el año 1823 parece que se comenzó a levantar.

Lo que ha salido a la luz, mirado desde la parte baja, bien pudiera considerarse como un teatro al aire libre con su graderío y todo, lo que da pie a nuevas ideas para la realización de actividades lúdicas y culturales al aire libre que dinamicen la vida social y cultural de la zona.

¿Se unirán los vecinos del ayuntamiento de Unciti para recuperar su propia historia?









[1] Referencias al molino de la Pocha y al de Roncesvalles en: Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, Enero.Diciembre 2015, Año XXXVII – Nº 80, JAVIER ITULÁIN IRURITA, Oiconimia del Valle de Unciti, págs. 150-151.
[2] http://despobladosnavarra.blogspot.com.es/2009/10/urbicain.html
[3] AGN PRO 158249

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