sábado, 21 de mayo de 2016

REGALOS DE LA NATURALEZA

REGALOS DE LA NATURALEZA

Por Simeón Hidalgo Valencia (21 de Mayo de 2016)

Estos días de primavera la Naturaleza está exultante de vida. No hay más que salir del ruido del asfalto de la ciudad para darse cuenta de ello, con la condición de que sepamos guardar respetuoso silencio rural y de que no hayamos perdido la capacidad del asombro.

El viernes, 20, fui a Lizarraga con la idea de pasar el rato dedicado al descanso mientras esperaba al fontanero para que hiciera unas chapucillas necesarias. Al resguardo del mundo me senté en el “Patio de las Estelas”, del “Petrus Museum” y me puse a meditar sobre el mensaje que cada una de ellas porta en sus tallas y, como al monje Virila del monasterio de Leire, una pequeña criatura voladora, diminuta, afanosa en sus quehaceres, me distrajo de mis metafísicos pensamientos. Iba y venía, entraba y salía sin hacerme el menor caso. A lo suyo, que era lo importante.

Días atrás ya la había visto revolotear llevando briznas de hierbas, pajitas o musgo en el pico, después de haber elegido el lugar seguro, silencioso y resguardado donde anidar. Días más tarde vi medio cascarón de huevo en el suelo y deduje que una nueva vida había, por fin, nacido.

A pesar de mi presencia, como digo, ella seguía a lo suyo y en cuanto hacía yo el menor movimiento, recelosa se paraba a observar, fuera en una ventana, fuera en el muro de las tres estelas, fuera en el saliente de una piedra, hasta que entendía que no era peligroso y se decidía a cumplir con su misión. En su pico portaba algo, que con sigilo quise averiguar.



Así se me pasó el tiempo siguiendo el ir y venir del pajarito y en una de sus salidas de caza me acerqué a ver si descubría su morada y a quien en ella moraba. 

Me quedé maravillado del regalo que la Naturaleza me hacía y dejé de elucubraciones metafísicas sobre la vida y la muerte, sobre el paso de una vida terrena a otra espiritual y eterna, porque lo que veía era más interesante e importante y pasé a meditar sobre el trabajo y el afán de cada día por salir adelante, sobre la desesperanza de millones de personas que ni tienen casa, ni pan que llevarse a la boca, ni trabajo, ni el confort de un hogar, refugiados obligados por los tiranos de turno, señores de la guerra. Todo en contraste con este diminuto pajarito que en paz hizo su nido junto a su pareja, con amor tuvo descendencia y con su trabajo llevaba el alimento a casa. 

Un detalle más de lo exultante de vida que está la primavera, que me llenó de paz hasta que fue perturbada por el toque de la aldaba. Venía al tajo Miguel, el fontanero.


domingo, 15 de mayo de 2016

RETA: PEQUEÑOS DETALLES QUE SÍ IMPORTAN Y ANIMAN

RETA: PEQUEÑOS DETALLES QUE SÍ IMPORTAN Y ANIMAN

Por Simeón Hidalgo Valencia (15 de Mayo de 2016)

A veces uno tiene la impresión de que gran parte de lo que investiga, escribe o da a conocer a través de las charlas a las que de vez en cuando me invitan, cae en saco roto y que, por lo general, poco interesa a los propios vecinos lo que se da a conocer o lo que se hace por y para el Valle de Izagaondoa y aledaños. Quizás sus intereses vayan por otros caminos más terrenales y lucrativos, pero de vez en cuando, también uno tiene sus propias satisfacciones solitarias, fruto de lo que se ha investigado, escrito o conferenciado.

Pequeñas satisfacciones que le dan al que esto escribe ánimos para  seguir adelante, pues aunque se tenga esa impresión de soledad, hay quien sí lo tiene en cuenta y en un momento de interna sinceridad plasma de distintas maneras el propio amor a la tierra, a su tierra, donde están sus raíces.

Este sábado, 14 de Mayo de 2016, me acerqué hasta Reta después del trabajo del auzolán, donde se prepara en el “Petrus Museum” la primera exposición temporal en honor de la Familia Lizarraga, últimos moradores en la Casa Zandueta y como siempre hago, a media tarde salí a dar una vuelta por el campo y ver la hermosura exuberante de la primavera y puse en práctica la charla sobre las orquídeas que escuché hace días en boca del experto D. Ricardo Ibáñez, de la que ya hablé y en observación minuciosa me detuve a contemplar de cerca y aplicar los conocimientos que allí aprendí. Pequeños detalles del patrimonio natural que sí importan, como esta preciosa orquídea al borde del camino. Uno se queda maravillado de la sabiduría y preciosismo de las criaturas y de su instinto de adaptación para sobrevivir. 

Otro pequeño detalle que demuestra el amor a la propia tierra fue contemplar en una casa particular esta pequeña pintura mural. Desde una figurada ventana abierta se divisa la Peña de Izaga, donde el próximo domingo muchos habitantes del Valle de Izagaondoa acudirán en romería.


Este pequeño detalle lo conocía desde el momento en que se hizo, pero hoy lo quiero difundir, porque cuando lo veo también me anima a seguir en la labor emprendida desde hace años y me confirma el amor a la tierra y a las propias raíces de su hacedor, al que animo a plasmar con su ingenio otros rincones de Izagaondoa.

Un tercer pequeño detalle que me llenó de satisfacción fue comprobar cómo uno de los escritos que hice sobre la Ermita de San Bartolomé de Reta[1], allá por el año 2013, también ha dado su fruto. Entonces sugería al dueño de la finca en la que se encuentran los restos de esta ermita que sería conveniente señalar con una placa estos restos medievales, aunque sólo sea una pequeña parte del muro sur del edificio.


Visitándole, me enseñó la placa en cuestión con cierto sano orgullo de poseer en su jardín estas piedras centenarias que un día formaron parte de un recinto sagrado.

-“He puesto la misma frase que escribiste en el artículo”, me dice.

Tratamos de ver el mejor lugar para colocarla para que conste, con cierta intimidad, que también esas piedras con historia son parte de la Historia de Reta y del Valle de Izagaondoa.


Pequeñas cosas, pequeños detalles, que a uno le devuelven el ánimo, pues es cierto eso del dicho popular que reza: “Predica, que algo queda.” Hoy lo he podido comprobar en mi paseo por Reta contemplando la Naturaleza explayarse por fin después de un invierno prolongado también en gran parte de la actual primavera.

Gracias Valeri, por este pequeño gran detalle, que indica tu amor por tu pueblo y su patrimonio antiguo y gracias porque con este gesto lo mantienes vivo y me animas, también a mí, a seguir en el camino emprendido.


Otros pequeños detalles llenan de color a este íntimo rincón de Reta que, cuidado con cariño, florece y revive cada año y se convierte en un refugio de paz en el que cargar las propias baterías.

lunes, 2 de mayo de 2016

DE AUZOLAN, ORQUÍDEAS Y LIBRO

DE AUZOLAN, ORQUÍDEAS Y LIBRO

Por Simeón Hidalgo Valencia (02 de Mayo de 2016)

Hay días en que las ofertas culturales se multiplican de tal manera que me tienen ocupado en ampliar mis ansias de saber, como me inculcaron en la universidad en mis años mozos. El sábado pasado, 30 de Abril, fue uno de esos días en el que dediqué, desde el par de mañana hasta el ocaso, a estos menesteres culturales atrayentes, más porque los tres se desarrollaron en lugares pequeños, en los que hay personas animosas en sacar a la luz y valorar su propio patrimonio.

La referencia a la primera etapa es obligada porque es un proyecto que la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa lleva a cabo desde hace más de un año destinado al PETRUS MUSEUM, del que hablé en un artículo anterior[1], al que acudo asiduamente todos los sábados y miércoles. 

Este sábado ha tenido un carácter muy especial y para mí, que abogo por crear conciencia de Valle, traspasando las propias fronteras de nuestras casas y pueblos, ha sido motivo de una gran alegría, y así lo digo, porque cuatro niños de Lizarraga, Ainoa (6 años), Héctor (6 años), Carolina (8 años) y Unai (8 años), han solicitado ver lo que estamos haciendo en la casa Zandueta, sede del Petrus Museum. Con mucho gusto les he atendido en compañía de Damián, nuestro colaborador de Lizarraga, y se lo han pasado bomba visitando y descubriendo la Sala de la Vendimia y la Sala de la Bodega, así como el Patio de las Estelas y el gran Horno, uno de los pocos que se conservan en Izagaondoa. Hasta uno de los pequeños ha comentado con espontaneidad infantil que “he aprendido mejor que en la escuela”, y esto, para alguien que ha trabajado gran parte de su vida como maestro, es motivo de mucha satisfacción, porque lo que muchos mayores no apreciamos o denostamos con indiferencia y hasta incluso por rencillas seculares nos oponemos, los niños, el futuro del Valle de Izagaondoa, lo han sabido apreciar y les ha parecido “muy chuli y muy guay”. Los niños nos dan también, a veces, grandes lecciones a los mayores.
¡Ojala los mayores las sepamos aprender con la agilidad de estas mentes puras y cristalinas!
Aunque sólo sea por esta visita infantil de moradores de Lizarraga ya me doy por satisfecho. 


La segunda etapa de este día plenamente cultural también ha tenido lugar en Lizarraga y, consecuente con mi manera de entender la vida, he asistido a la charla que se había organizado a las 17,00 horas, a pesar de que para mí era algo temprana y me venía mal, pero he hecho un esfuerzo, he traspasado mis propias fronteras y he sido uno de los pocos asistentes de fuera de Lizarraga que han podido disfrutar con la charla de D. Ricardo Ibáñez, titulada ORQUÍDEAS SILVESTRES. Elementos de interés naturalísticos de Lizarraga”.

La clara, pedagógica y amena exposición realiza, ha mantenido al público con interés, al menos a mí me lo ha parecido y me he maravillado de tanta belleza y riqueza patrimonial natural que tenemos en este valle tan hermoso como es el Valle de Izagaondoa, porque no sólo es en Lizarraga donde las he visto en mis paseos, sino por otros varios lugares del valle, pero poco sabía de sus características, de cómo diferenciar una orquídea de la que no lo es, de su morfología, de su simetría, de sus recursos para la reproducción, de su hábitat y de la normativa legal para su protección… y como siempre, en algún momento de la charla he pensado que a nuestros corporativos les hubiera venido muy bien asistir para que se den cuenta de que quizás tengamos en las orquídeas del Valle de Izagaondoa un recurso más, que unido al patrimonio medieval: iglesias románicas y góticas, fuentes y aljibes medievales, pinturas murales, castillos, torres y palacios de cabo de armería, que junto a los recursos de la propia orografía, tales como la Peña de Izaga, así como a la gama de las aves que surcan nuestros cielos,… se convierta este abundante y rico patrimonio del valle en el motor del desarrollo del mismo, pero desgraciadamente, una vez más, han estado ausentes de las actividades culturales que entes particulares programan en el valle. Una pena.

Mi enhorabuena a este proyecto Mecna de “Lizarraga 2017”, que junto al proyecto mecna “Petrus museum y casa museo” darán más vida cultural al Valle de Izagaondoa. 

¿Para cuándo un proyecto cultural promovido por la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Izagaondoa? 

¿Dónde queda el proyecto de desarrollo económico-social encargado conjuntamente con el Ayuntamiento de Unciti, denominado “La Ruta de Petrus”?


La tercera etapa del día se desarrolló en el Valle de Arce. En Nagore. Se trataba de la presentación del libro titulado “CRUCE DE CAMINOS. Nagore (Arce)”, escrito a lo largo de más de dos años por el periodista D. Gerardo Huarte Ilárraz, natural de Nagore que recoge, a través de una rica y extensa labor de investigación y documentación la Historia de esta localidad, que como el autor escribe fue cruce de caminos...

“porque al pueblo llegaba la gente para realizar gestiones a través de caminos, sendas y veredas, teniendo en cuenta que allí radicaba la capital administrativa del Ayuntamiento. Desde siglos atrás, los representantes del Ayuntamiento se reunían en Nagore para fijar los impuestos del cuartel y la alcabala o para elaborar el catastro. Es que además, Nagore no sólo era paso obligado para los caminos reales Burguete-Aoiz y Burguete-Zazpe (Zazpe está cerca de Aoiz y Urroz-Villa), sino que era un punto importante en el trayecto entre el Valle de Aezkoa y Pamplona. En muchos casos era parada y fonda (de hecho hubo tiempos en que contó con dos mesones). …”[2]

La sala se quedó pequeña para esta presentación y el interés de los amigos del autor, de los vecinos del valle y de los amantes de la Historia Local, viva, entrañable y a veces apasionada, se demostró con creces.

Desde mi punto de vista es este tipo de trabajos los que hacen revivir la memoria de nuestras gentes y mantienen la vida también de nuestros pueblos, a pesar de la fuerte despoblación que estas zonas de Navarra han sufrido a lo largo de los siglos. En muchas casas del valle ya está el libro siendo ojeado y hojeado lentamente y con toda seguridad de sus páginas saldrán comentarios que permitirán conocer mejor las propias raíces de las gentes del Valle de Arce y de Nagore en particular. Un lujo y un honor.




[2] GERARDO HUARTE ILÁRRAZ; Cruce de Caminos. Nagore (Arce); 2015;Prólogo VII.