martes, 24 de febrero de 2015

EL JOVEN, BELLO, MODERNO Y FUTURISTA TRIFRONTE DE ARTÁIZ - NAVARRA

EL JOVEN, BELLO, MODERNO Y FUTURISTA TRIFRONTE DE ARTÁIZ - NAVARRA

Por Simeón Hidalgo Valencia (24-02-2015)



Precioso, moderno y futurista canecillo de San Martín de Artáiz.
Dios Jano juvenil representado con sus tres rostros.
Pasado, presente y futuro.
Jano, señor de las etapas de la vida, mira desde su altura con ojos extraterrestres cómo nos enfrentamos a ella los humanos.

Otro, ya anciano y sabio, apostado en su columpio a la entrada del edificio, espanta con su soplo los momentos que no nos pertenecen y nos avisa, si somos capaces de verlo, de que el presente es lo único importante que poseemos en esta vida y como el joven hierático de lo alto nos muestra el camino.
Camino que nos conduce de una orilla a otra de la vida con la esperanza de encontrarnos algo al otro lado.

Del nacimiento a la muerte física.
Muerte que abre las puertas del interrogante de una nueva vida.
Es el puente de la vida que cual peregrinos recorremos sin retorno a cada paso que damos.  
  

En el capitel petrino de Vesolla el puente está presente.
Nos habla de vida, de muerte y de esperanza de resurrección.
Para hacer realidad esta esperanza hemos de cruzar cada ojo del puente de la vida.



Tres, siete, nueve,…

Cada cual tiene su propio puente a la medida de su existencia.
Lo importante es cruzarlo en libertad… y diría más: con dignidad.

Cuando contemplo a este Jano efebo, bello, moderno y futurista, realizado hace más de ochocientos años, pienso en la mente prodigiosa que lo esculpió con suma maestría de artista y de tanto admirarme en sus formas y líneas me he preguntado qué mensaje nos quiso transmitir a lo largo de todos estos años, porque lo importante es lo que a primera vista no se ve, pero que está ahí con el reto de saber leer esta otra metáfora en imagen, ya que todo en San Martín de Artáiz son metáforas que hay que saber interpretar.

¿Dónde está la metáfora? ¿Dónde está la esencia de este singular canecillo?

Cuando lo miro quedo fascinado y a la vez atraído por su mirada retadora. Ante tal reto mantengo mis ojos parpadeantes en la línea de los suyos siempre abiertos… hasta que mirando en su profundidad descubro su secreto y veo el camino que me marcan. Sus ojos son los ojos del puente que su mirada esconde.


Pasado, presente, futuro.
Vida de cada cual que transita en libertad y dignidad.
Puente que me tiende este Dios Jano, Señor del tiempo.

¿Qué hay en la otra orilla?
¿Quién me espera más allá?
¿Un mundo mejor?
¿La nada?
No lo sé.
Pero desde la altura de mis años, que con seguridad han cruzado con mucho la mitad del puente, casi veo la otra orilla y hay momentos que siento que voy a llegar de inmediato.
No lo sé.
Sólo espero que alguien me espere y me reciba y me dé la bienvenida a la otra orilla del puente de mi vida.

¿Un puente que me lleve a la nada?

No tiene sentido. 


Con esa esperanza vivo y ahora que la veo encriptada en la talla de esta piedra desde hace más de ochocientos años veo más sentido a mi existencia.

Unos al ver este joven Jano de tres rostros hieráticos hablarán de arte y de belleza, de modernidad y futurismo. Yo además veo el interior que es el camino que se me indica en forma de puente porque la vida es el puente que siempre en presente hay que cruzar.

El puente

Mario Benedetti

Para cruzarlo o para no cruzarlo 
ahí está el puente
en la otra orilla alguien me espera 
con un durazno y un país 

traigo conmigo ofrendas desusadas
entre ellas un paraguas de ombligo de madera 
un libro con los pánicos en blanco
y una guitarra que no sé abrazar

vengo con las mejillas del insomnio
los pañuelos del mar y de las paces 
las tímidas pancartas del dolor
las liturgias del beso y de la sombra 

nunca he traído tantas cosas
nunca he venido con tan poco

ahí está el puente
para cruzarlo o no cruzarlo 
yo lo voy a cruzar
sin prevenciones

en la otra orilla alguien me espera
con un durazno y un país 

Mario Benedetti
Preguntas al azar (1986)



viernes, 20 de febrero de 2015

LAS BALLESTAS DEL PALACIO DE OLITE

LAS BALLESTAS DEL PALACIO DE OLITE

Por Simeón Hidalgo Valencia (20-02-2015)


Después de comprobar que la ballesta de Añézcar, Navarra, era más que una simple marca de cantería y pasaba a la categoría de plano encriptado que contiene la traza en planta de la iglesia, al menos en los tramos de la cabecera y de los dos primeros cuerpos de la misma, me puse el reto, ya que en estos momentos trabajo en el estudio de las marcas de cantería de los Palacios de Olite, de ver cómo casaban las ballestas grabadas de la “Gran Torre” y de la actual “Escalera de Salida” con el  lugar donde se encuentran, que son sendas escaleras de caracol.


Cuando en el verano de 2012 me pasé unos días recorriendo sus estancias catalogando, fotografiando y calcando todo signo grabado en los sillares, muchos turistas se paraban por un momento a observar lo que hacía.  Más de uno me preguntó y les inicié en el tema. Otros ya lo conocían y me comentaban “lo común” de que según las piedras que marcaban así era su sueldo, a lo que yo les ponía mis dudas. Hasta algún otro, que visitaba el palacio con su hijo, se interesó por mi trabajo y estuvimos cambiando impresiones. Tampoco él era defensor de las teorías decimonónicas y apuntaba por otros derroteros secretos, pues no me los desveló.

Yo seguí a lo mío y a mi ritmo saqué adelante el trabajo de campo y lo he tenido ahí, a la cola, esperando su turno. Ya le ha llegado después de sacar adelante el trabajo sobre “Las Marcas de Cantería en San Zoilo de Cáseda” y de superar la galbana prolongada que sobre el tema he tenido.

Cuando, por fin, me he animado, he empezado a escribir y en las primeras páginas del mismo me he encontrado con una serie de marcas en forma de ballesta y siguiendo mi método de trabajo escribí lo siguiente:


“A continuación se recoge una familia de marcas que representan distintos tipos de ballestas. La mayoría de ellas responden a modelos con estribo, cuya finalidad era el poder facilitar el tensado del arma a la hora de colocar el dardo. El diseño de todas ellas, salvo alguno que he encontrado trazado a mano alzada, está realizado con instrumentos de dibujo y su grabado denota que el maestro cantero cuidaba la pulcritud de su trabajo.


Este primer modelo, del que se recogen algunos ejemplares con ligeras variantes en su trazado, miran hacia la izquierda y el gatillo aparece bajo el mástil de la ballesta. En total he recogido 17 sillares aplantillados en las paredes de dos de las escaleras de caracol: 13 en la Gran Torre y 4 en la Escalera de Salida.




Estos otros modelos están diseñados en visión especular con relación a los anteriores. También son 17 los recogidos. Todos ellos se encuentran en la escalera de caracol de la Gran Torre.


Este ejemplar inacabado, pues le falta el gatillo, se ha encontrado una sola vez, también en la Gran Torre.



Este otro modelo de ballesta es más primitivo que los anteriores, pues no lleva el estribo. Su tensado era más dificultoso y para facilitar la operación de tensar y cargar el arma se le incorporó esta pieza desde finales del siglo XII. De este modelo se han encontrado 4 representaciones en la Gran Torre.


Este otro modelo con diferente disposición del gatillo se ha recogido una sola vez, también en la Gran Torre y está reproducido a mano alzada, dada la imposibilidad de calcarlo.

En total son 39 los sillares encontrados marcados con la marca de la ballesta y todos ellos formando parte de sendas escaleras de caracol de las torres mencionadas.

La marca de la ballesta es otro de los diseños que se ve con mucha frecuencia en los edificios medievales, recorriendo el tiempo y el espacio, por lo que pudiera  transcender  a la mera firma de un cantero.

En Navarra es el Monasterio de La Oliva donde he recogido el mayor número de ballestas, aunque su diseño es a mano alzada con un trazo bastante irregular. También las he recogido en el Monasterio de Irache donde se puso mayor esmero en su trazado. En el “Desolado de Rada” he catalogado una más, pero está en muy malas condiciones, aunque sigue el modelo de las de Olite. Por el contario, es en la iglesia de San Andrés de Añézcar donde la única marca encontrada se sitúa en la jamba derecha de la portada, según miramos. Es una ballesta perfectamente trazada, de la que pienso, siguiendo las tesis de los estudiosos Jordi Aguadé y Rafael Fuster, tiene los visos de ser indicadora de la planimetría del templo, como comento en el artículo titulado “La ballesta de San Andrés de Añézcar - Navarra”.[1] 

Sería interesante comprobar si las recogidas en el Palacio de Olite cumplen función semejante.”

… y hasta aquí he llegado en la redacción de este último trabajo que me supone muchas horas de lectura de catálogos documentales, de visitas al lugar de los hechos, de horas de archivo tratando de recopilar los nombres de los canteros que en Olite trabajaron, de los que ya tengo algunos nombres y algunas aventuras de unos cuantos, pero de los que aún no he podido acreditar fehacientemente y casar su nombre con “su marca”, por eso de confirmar lo que habitualmente se dice.

De nuevo tengo la redacción parada, pues después de lo de la ballesta de Añézcar me entró el gusanillo de comprobar si las ballestas de Olite nos dicen o informan de algo más, siguiendo el camino abierto por mis dos colegas mencionados.

La verdad que no tenía muchas esperanzas de encontrar algo interesante, pues aquí estamos ante un edificio civil destinado a residencia palacial, pero con función también defensiva en caso de guerra. Por ello que entre los más de 340 modelos recogidos de marcas diferentes no es de extrañar que la ballesta también esté presente. Al fin y al cabo era un arma habitual, que a pesar de la oposición de la Iglesia, terminó por imponerse, frente al arco tradicional.

Lo que sí me llamó la atención al analizar su localización es que sólo era en la “Gran Torre”, centro nuclear del palacio nuevo, y en la “Escalera de Salida” que usan los turistas al finalizar su visita, donde hubiera ballestas como se ha indicado.

También que la mayoría de ellas estuvieran perfectamente trabajadas, denotando que hubo un replanteo previo realizado con reglas, compases y medidas de la época. El perfecto grabado hace pensar en un trabajo de maestro profesional, perfeccionista en ocasiones, que no tiene problemas en “perder” tiempo en la realización de estos pequeños e interesantes detalles.
Pequeños e interesantes detalles que aunque no pasen desapercibidos para los ojos más detallistas sí lo hacen en cuanto a su posible significado. Vemos lo exterior y no nos extrañamos. Es lógico que la ballesta esté grabada en un espacio militar.

Pero, ¿y si hay algo más?, me pregunté y me puse a cavilar para tratar de ver lo que estas ballestas del Palacio de Olite pudieran esconder.

Como al menos hay dos modelos distintos, diferenciados por la posición del gatillo elegí una ballesta de cada tipo y empecé a analizar y relacionar cada una de sus partes, hasta dar con algo que me pareció completamente revelador que estaba en sintonía con el lugar en que se han grabado las ballestas, que a continuación, a manera de ficha pedagógica de cuaderno de trazados geométricos expongo, esperando que el resultado final también sorprenda a mis lectores y que les de luz para conocer algo más de los propios conocimientos de los mazoneros medievales como se les llama en la documentación de la época en el Reino de Navarra, en época del Noble Rey Carlos III.



Pasemos pues a la exposición de cada paso:

Análisis de la siguiente ballesta.




1º: Tomando como centro el punto 2 trazamos sendas circunferencias concéntricas cuyos radios serán respectivamente 2 - B y 2 - C.
Siendo 2 el extremo final inferior del mástil de la ballesta.
Siendo B el punto final superior del mástil de la ballesta.
Siendo C el punto de corte de la prolongación del mástil al encontrarse con la parte externa del estribo.

Resulta de ello una corona circular de anchura B - C. 



2º: Tomando como centro el 2 abrimos el compás hasta el encuentro del tramo vertical del gatillo y trazamos un círculo.

Al punto de tangencia del círculo con el tramo vertical del gatillo lo denominaremos más adelante A. 



3º: Tomando como centro el punto 4 y abriendo el compás hasta el punto 3 trazamos otra circunferencia cuyo radio es 4 – 3.



4º: Tomando como centro el punto 3 y abriendo el compás hasta el punto B volvemos a trazar otra circunferencia de radio 3 – B. 

5º: Nombramos los puntos de tangencia  A y uno de los dos puntos de cruce de las circunferencias 3 - 4 o 3 - B. En este caso se ha elegido el más interior y lo denominamos D.

Lanzamos una línea desde A hasta D y la prolongamos hasta el encuentro de la circunferencia exterior y a este punto lo denominamos E, resultando la línea A - E.


6º: Nombramos con la letra F el punto de corte de la circunferencia inferior cuyo radio es 2 - F, siendo F la distancia del mástil de la ballesta a la parte vertical del gatillo de la misma. 


7º: Unimos los puntos A – E – C – F – A… y aparece la clave que esconden las ballestas del Palacio de Olite en relación con el lugar donde están grabadas. 


8º: ¿Qué es lo que nos aparece en el espacio oscurecido? 


… y

9º: ¿Qué representa esto?


Ni más ni menos que la planta o plantilla de los escalones de una escalera de caracol. 

Pero aún tenemos un dato más necesario para construir la caja de la escalera, que no es más que la corona circular que hemos visto en el primero de los pasos.

Veamos el siguiente gráfico.

10º: La línea trazado en el paso 6º cortaba también a la gran circunferencia interior del paso 1º. A ese punto de corte lo denominamos G. 


11º: Unimos los puntos B – C -- E – G  y nos sale una sección de la corona circular.     



12º: ¿Qué es esto?

Ni más ni menos que la planta o la plantilla para realizar los sillares de la caja de la escalera de caracol.


Cuando llegué a este resultado me asombré de lo que una simple marca de cantero, “realizada para marcar los sillares de cada trabajador, porque es su firma, y según eso cobrar su salario” no pude más que sonreírme para mis adentros y comentarme a mí mismo:

“Pues qué poco cobró el cantero que firmó con el signo de la ballesta en el Palacio de Olite y si además tenemos en cuenta los modelos vistos al principio y mantenemos que cada modelo pertenecía a un miembro de la misma cuadrilla o familia, aún menos sueldo todavía”.

Pues no señores, las ballestas del Palacio de Olite no son simples marcas o firmas de cantero, sino, como comentaba al hablar de la única marca de Añezcar, ballesta igualmente, son algo más. Son mucho más.

Son los dibujos de las armas que todavía en la segunda década del siglo XV eran usadas en las guerras o cacerías y que emplearon los maestros constructores para dejar de forma disimulada, encriptada, sus conocimientos técnicos constructivos.

Por algo las colocaron en los sillares aplantillados de las dos escaleras principales de caracol existentes en el Palacio de Olite.

Y otro pensamiento me vino a la mente a favor de estos constructores de “época oscura” de la Edad Media y es un pensamiento muy simple si se quiere: “No eran bobos, sino muy listos”. Al menos mucho más que los que creemos saber algo sobre este “subproducto” medieval denominado “Las Marcas de los Canteros”.

Tan listos, que supieron preservar su conocimiento y transmitirlo bajo el dibujo de una simple ballesta. Conocimiento que sólo a los que buscan y ven más allá de lo simple y aparente, se les transmite.

He hecho la prueba con otros modelos y en todos ellos el resultado ha sido el mismo y como sería largo comentar al menos el modelo especular al expuesto, lo dejo a la voluntad de mis lectores.


Otro modelo de ballesta con el gatillo hacia la izquierda del Palacio de Olite.

Plantilla de peldaño de escalera recogido en San Pedro de Aibar. Navarra.


Plantilla de peldaño de escalera recogido en San Pedro de Aibar. Navarra. 


Peldaño de escalera recogido en los restos de la iglesia Sanjuanista de Leache. Navarra.

jueves, 12 de febrero de 2015

SADA RESTAURA SU RETABLO DE SAN VICENTE

SADA RESTAURA SU RETABLO DE SAN VICENTE

Por Simeón Hidalgo Valencia (12-02-2015)


El domingo pasado, día 8 de Febrero de 2015, acudí una vez más a la villa de Sada en el respiro que ofrecían las recientes nevadas, aunque el frío y el fuerte viento del lugar obligaban a ir bien abrigados.

Dos eran los objetivos que tenía in mente.  Uno contemplar y estudiar la nueva clave que los vecinos del lugar han sacado a la luz del mismo tapial que comenté en el artículo anterior titulado: “Las huellas de la vida - Sada – Navarra.” [1] El otro era asistir a la charla de presentación que las componentes de la empresa CYR-PA (CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL PATRIMONIO) darían al terminar la Eukaristía de la tarde.

Ahora me centro en este segundo objetivo para felicitar en primer lugar a nuestra Institución Príncipe de Viana por la labor que está realizando para poner al día estas piezas patrimoniales, ejemplos de la espiritualidad de otros tiempos a la vez que manifestaciones artísticas dignas de ser conocidas y visitadas, y en segundo lugar para extender mi agradecimiento al trabajo meticuloso que las componentes de la empresa citada -Elena Huerta, Mirian López, Elena Merino y M.Mar Navarro- han realizado sobre el mismo, según nos relataron y documentado con las imágenes del proceso de la restauración.

Después de contarnos los datos históricos de esta pieza de la primera mitad del siglo XVII, teniendo como referencia lo expuesto sobre ella en el Catálogo Monumental de Navarra[2] , según el cual lo realizaron el ensamblador Juan de Huici y el escultor Juan de Berroeta; de detenerse en la aventura de años que supuso el proceso de pintura y dorado; de describir las escenas de su banco, calles, pisos y ático; de centrar su atención en la vida del santo titular, San Vicente, nos detallaron el estado en que se lo encontraron, deteriorado por la acción de los insectos comedores de madera que habían puesto en peligro la estabilidad del conjunto, se nos habló del trabajo de consolidación que realizaron en la estructura saneando las partes dañadas, apuntalando lo necesario e inyectando material en las zonas vaciadas. Después nos descubrieron el análisis que hicieron referido al estado de las capas de pintura y otros aditamentos que a lo largo de los años se fueron añadiendo, detectando dónde había que actuar y con qué elementos, hasta llegar a las capas originales. Para finalizar nos mostraron gráficamente el antes y el después, tanto del conjunto como de varias piezas particulares del retablo. Fue en este momento cuando el profano apreció mejor el trabajo realizado por estas expertas en la restauración de piezas de arte. Por fin dieron unos consejos prácticos para mantener vivo y fuera de peligro el retablo por muchos años más, evitando el contraste de las temperaturas, la colocación de velas cerca, la limpieza no abrasiva, …
 
Sin duda que los vecinos y parroquianos también han colaborado, y muy generosamente, como me comenta el joven párroco D. Fermín, tanto con sus donativos como con su trabajo en auzolan para ya que al retablo mayor se le ponía a tono, el resto de la iglesia no desdijera y todo el conjunto acogiera tanto al piadoso feligrés como al turista amante del arte y la cultura popular.


Cuando en 2012 la  Asociación Grupo Valle de Izagaondoa organizamos un día de visita a Sada escribí sobre los hitos que tiene Sada como reclamo para los visitantes y lo expuse en el artículo titulado: “La ruta turística de Sada”[3]. Pudimos admirarnos entonces al visitar el interior y el entorno de su iglesia parroquial con su torre medieval que hace de campanario actualmente.

Ahora, bien merece organizar otra visita para apreciar los trabajos de mejora realizados tanto en la iglesia como en la fuente medieval y disfrutar igualmente del resto de sus hitos turísticos. Jornada a la que están invitados, por supuesto, todos los vecinos de Sada. 

…y para terminar este artículo qué menos que dar a conocer, por la generosidad de la empresa CYR-PA, cuyo correo, por si alguien requiere de su experiencia les ofrezco, cyr.paconservacionrestauracion@gmail.com , algunos momentos del antes y después del retablo de San Vicente de la iglesia parroquial de Sada, con el deseo de que desde los propios vecinos, parroquianos, parroquia y ayuntamiento se trabaje en unión para dar a conocer la riqueza patrimonial de la villa de Sada. Entre todos habría que conseguir que estos hitos sean imanes que atraigan a los amantes del turismo cultural que hagan recuperar en estos lugares la vida que afloró con energía en tiempos no tan lejanos.

Yo, que los he visto, los recomiendo.  


Santa Ana, Santa María y el Niño Jesús.

San Francisco de Asís.