ZUAZU: EL CRUCIFICADO ESTÁ EN SU CASA
Por Simeón Hidalgo Valencia (11-08-2013)
En silencio volvió el Crucificado a su casa de Zuazu. Tan en silencio
que sólo los vecinos del lugar se enteraron. El resto del valle no teníamos
noticias de que había regresado y algunos, como yo, se preguntaban sobre cuánto
tiempo más estaría expuesto en el Museo Diocesano de Pamplona con motivo de la
muestra OCCIDENS. Ya van para dos meses de su silenciosa llegada, después de
que en Octubre de 2012 saliera para la capital.
Ya luce en su lugar de siempre en frente de la entrada principal, para
que todo el que entra a la iglesia de Zuazu sea lo primero que vea y tenga a
quien dirigirse en momentos de súplica.
No lo vi de nuevo en su casa hasta ayer domingo, 10 de Agosto, cuando
me acerqué hasta Zuazu antes de llegar a Reta, para saludar a D. Felipe e
interesarme por su estado de ánimo después del sustillo que le mantuvo
ingresado durante varios días en Pamplona.
Afortunadamente D. Felipe ya se encuentra otra vez como un chaval y
pienso yo para mí que en ello algo habrá tenido que ver el Cristo de Zuazo, al
que sin duda lo tuvo presente en tal trance.
Como tocaba misa a las 13,15 acudí a ella y allí estaba D. Felipe
preparando la iglesia para la celebración, haciendo su vida normal y junto a él
participé de la celebración con otros vecinos y vecinas de Zuazu y de Reta.
Unos momentos de oración en el silencio de la brisa, como decía la
primera lectura, y unos momentos de convivencia y de amena charla recordando
tiempos pasados en que los de Reta y Zuazu iban a la misma escuela y entre
anécdota y anécdota me quedo con la del atillo de leña que les ponían en casa
para llevar a la escuela en invierno y alimentar con ella la estufa y tener un
poco de calor.
Calor que han ofrecido al Crucificado, pues como en invierno no hay celebración, estuvo resguardado en Pamplona.
En Septiembre bajará el Criadico y juntos seguirán velando por los habitantes
de Zuazu y de todo el valle.
…y aquí estamos los que el domingo nos reunimos y nos felicitamos por el restablecimiento de D. Felipe y por la llegada del Crucificado a su casa. De izquierda a
derecha somos: María Lourdes Irurita,
Teresa Itulaín, Vitori Eraso, Pilar Redín, Vicenta Murillo, Imelda Villar, Mari
Flor Garralda, Felipe Ituláin, Angel Mari Sola, un servidor de ustedes, e Irene
Murillo.
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