AGOSTO: LA TRILLA
Por Simeón Hidalgo Valencia (01-08-2014)
Calendario medieval del claustro de la
Catedral de Pamplona
Hoy he hablado un momento con un joven
agricultor de Izagaondoa que estaba limpiando la cosechadora y le he preguntado
que qué tal le iba todo y me ha contestado que muy bien, ya con la cosecha del
cereal recién acabada. Le he preguntado si ha sido buena y me dice que sí, que
a pesar de las plagas y demás la cosecha ha sido normal, como otros años.
-Pues ahora a descansar por un tiempo-
he seguido yo, pues lo que antiguamente se hacía después de la siega, que era
la trilla, hoy día ha desaparecido y me confirma que sí, que viene bien un
pequeño descanso hasta que en un mes haya que cosechar el girasol.
Así es, antiguamente y hasta hace pocos
años. Recuerdo que de crío la trilla era una de las atracciones más esperadas
para los niños de los pueblos y ocupaba el resto del verano, hasta que a
finales de Septiembre se comenzaba con los preparativos para la vendimia.
En los calendarios medievales el mes de
Agosto, dedicado como su nombre indica al emperador Octavio César Augusto,
aparece la faena de la trilla en la era. Sobre el espacio redondo y plano del
terreno se extendían las gavillas del cereal y con el trillo tirado por las
caballerías el labrador subido en él daba vueltas y vueltas para desgranar las
espigas. Después se iba amontonando la paja resultante y el grano y se aventaba
para separar el grano de la paja y para quitar más impurezas se tamizaba en las
cribas y el grano se depositaba en los sacos.
Esta es una
faena que ya no se realiza en nuestros pueblos por lo que es una de esas muchas
tareas que han desaparecido con los adelantos modernos, aunque como atracción
turística se podrá revivir el día 3 de Agosto en el DÍA DE LA TRILLA que se
celebra en SALINAS DE IBARGOITI y que va por la XVII Edición, en la que se
volverá a ver a segadores recolectar a mano el cereal y trabajar con las primeras
máquinas atadoras y después se trillará como antiguamente y volveremos a ver,
como los habitantes de los siglos medievales, la misma estampa que se conserva plasmada
en dos lugares de Navarra.
Una en el cercano valle de Izagaondoa en el interior
de la iglesia de San Martín de Ardanaz formando parte de su calendario pintado
a finales del siglo XIII, gracias a la generosidad económica del señor de Grez,
el patrocinador. La otra se talla y pinta en una de las claves del claustro de
la Catedral de Pamplona en el siglo XIV.
El ciclo vital de la tierra dando sus frutos, gracias
al esfuerzo, al sudor y al trabajo de las gentes del campo completa una de sus
fases y año tras año el ciclo se repite. Una vez más la Madre Tierra es
generosa y se porta como tal y ofrece el alimento a todos sus hijos para que
puedan tener ese “pan de cada día” que los humanos conseguimos con “el sudor de
nuestra frente”.
Calendario medieval de San Martín de Ardanaz en
Izagaondoa
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