ARTÁIZ: EL JANO TRIFRONTE, SEÑOR DE LOS TIEMPOS.
Por Simeón Hidalgo Valencia (28-09-2014)
Casi siempre que en las visitas guiadas que hago en la iglesia de San
Martín de Artáiz llega el turno de mostrar el hermoso canecillo trifronte de la
fachada sur hay quien comenta, ante tanta belleza y moderno diseño, si es que
esta pieza ha sido tallada recientemente por algún escultor contemporáneo.
Yo les digo que no, que es original como el resto, trabajado con la
misma piedra y con su mismo tono, aunque su perfección de factura es tal que
bien merecería mostrarse en cualquiera de los museos de arte moderno del mundo
occidental y hay quien se queda con la sospecha de que no corresponda al siglo
XII.
La verdad es que su perfección de labra y su diseño son únicos en esta
iglesia y pudiéramos estar ante un maestro tallador diferente de los que los libros
asignan para este lugar. ¡Vete a saber!, pero lo que es cierto es que a nadie
le pasa desapercibido y los elogios ante él son ostensibles.
Hablo de él en este momento -aunque ya lo recogí en el artículo que
escribí en su día titulado “Jano
trifronte en el valle de Izagaondoa”[1], donde se mostraban
los cinco trifrontes que tenemos en la Comarca de Izaga. Dos en Artáiz, administrativamente
Ayuntamiento de Unciti, dos en el valle de Izagaondoa, Iriso y Ardanaz, y otro
originario de Garitoain, lugar ya desaparecido que estaba cerca de Monreal en
pleno Camino de Santiago y hoy día se encuentra reutilizado en la cumbre de la
Higa de Monreal-, porque el otro día me dejó un libro mi amigo y compañero de
asociación Luis Cabodevilla de Artáiz, titulado “El misterio de los Templarios” en cuya portada aparece nada más ni
nada menos que este canecillo de Artáiz, identificándolo como el famoso y
misterioso bhafomet templario, que pienso que está en las antípodas de dicha
representación.
Puestos a elucubrar hay quien habla sobre esta iglesia, como en este
caso de Templarios[2],
pero también quien ve en alguna de sus esculturas a los Cátaros[3] diciendo una misa de
cara al público, cuando poca documentación o mejor dicho hasta el presente no
tenemos ninguna documentación comprobada de sus orígenes, siendo la primera vez
que se la nombra como tal a finales del siglo XIII en documento conservado en
Roma.
“El primer documento eclesiástico de los conocidos hasta ahora que
alude a la Iglesia de Artáiz son las Rationes Decimarum Hispaneae
(1270-1280). Este documento se encuentra en la sección Collectoria del Fondo
Cameral del Archivo Vaticano. La décima de Navarra se registra en el manuscrito
número 170, folios 1-92. El contenido del libro transcribe literalmente: “Liber
rationum decime Regni Navarre de sex annis assignatus Camere per magistrum
Benenatum de Levanyia ipsius decime in predicto regno collectorem”.
“El manuscrito vaticano comienza la descripción referente a la diócesis
de Pamplona en el año 1274. La notificación documental sobre nuestra iglesia de
Artáiz, es del año 1279 (anno Domini MCCLXX nono, videlicet II Kal. Julii). Nos cuenta Domingo Iturgáiz Ciriza, Padre
Dominico, en su trabajo inédito titulado “IGLESIA DE SAN MARTÍN DE ARTÁIZ” “en
todo el folio 61 se hace mención del “Archipresbiteratus Ivargoiti” y de los pueblos
que lo integran. Se expresa en estos términos: Celigueta, Baçaolar, Sengariz,
Urbicaym, Ardanaz, Mendinoeta, Çuaçu, Artez. Idoat, Larraga, Uncit, Scussaga,
Cemboraym, Corquin, Cvalceta, Coraquin, Ayçonz, Nacurita, Aciayn, Andrequiaym,
Esperum, Octano, Iarnoz, Elorz, Mazsaym, Ciraz, Erespuru, Arcanegui, Salinis,
Eyzco, Guertan, todos pertenecientes de Ivargoitia”, prosigue.
No hay datos, pero la imaginación es libre y el propio misterio formal
de este canecillo, como también alguien me ha comentado, con sus ojos
almendrados y rostros alargados, parece
la representación de seres extraterrestres venidos de otros planetas, aunque otros
hablan de que pudiera ser la representación de la Trinidad Cristiana, como he
visto en algún texto, pero mucho me temo que no sea más que la representación
del dios romano Jano, dueño de los tiempos, pasado, presente y futuro, a la vista
de la representación del último descubierto en la iglesia de Ardanaz de
Izagaondoa, que la iglesia católica cristianiza y coloca en las fachadas de las
iglesias de la comarca para que los fieles vean en ellas al Dios cristiano en
forma de Padre, Hijo y Espíritu, pues las tradiciones “paganas” y sus
representaciones perduraban aún en la Comarca de Izaga en el siglo XII.
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