jueves, 26 de enero de 2017

EL MOLINO DE RONCESVALLES EN ZABALCETA - I

EL MOLINO DE RONCESVALLES EN ZABALCETA – I

Por Simeón Hidalgo Valencia (27 de enero de 2017)


Desde el descubrimiento de la agricultura en todas las civilizaciones se ha empleado el molino como instrumento, manual o mecánico, para machacar el grano de cereal y obtener  la harina. Era y es el primer paso a partir del cual el grano se podía transformar en harina y con ella elaborar otros productos para el consumo.

Los ricos y poderosos de turno fueron los dueños de los molinos, desde su aparición como industria clave en la economía de antaño. Por eso reyes, señores feudales, catedrales, monasterios y colegiatas, establecen molinos en sus feudos. Por eso obtener el permiso del señor de turno para construir un molino era asegurarse la prosperidad. La obligatoriedad de llevar el grano a moler al molino del señor y el peaje que esto suponía era un negocio por el que incluso se guerreaba.

No resulta difícil de comprender que llegue un momento en la Edad Media, a medida que los señores van perdiendo el poder y la autoridad real se impone, que los lugares de realengo soliciten como comunidad vecinal el disfrute de los molinos. Siendo de los vecinos la empresa, se participa de sus gastos y beneficios.

Con el tiempo pasarán a manos particulares y los molinos proliferan por doquier.  En mi libro “Las claves de Izagaondoa” expuse la historia reconstruida del molino de Urbicain gracias a la labor conjunta de D. Fernando Hualde, D. Xabier Ituláin y la mía propia, y señalaba cómo en el mismo valle también operó el de Ardanaz-Iriso. También en Monreal hubo un molino y en la misma comarca, en Zabalceta, no uno, sino dos molinos existieron. Uno fue el denominado “molino de la Pocha”, que fue vecinal y en sus mejores tiempos todos los pueblos del valle de Unciti, como porcioneros del mismo, acudían allí a moler el grano.[1] Funcionó hasta 1765, después de casi doscientos años de vida. Otro, el perteneciente a la Real Colegiata de Roncesvalles tuvo mejor vida, aunque azarosa y funcionó, según el autor citado, desde el S. XVI hasta mediados del S. XX, no sin antes en el S.XIX pasar a manos particulares, así como el antiguo Palacio de la mencionada Real Colegiata.

Hoy día la mayoría de estas construcciones, que fueron un motor básico de la economía, o han desaparecido y sus piedras molineras adornan jardines particulares o se mantienen agonizantes esperando que alguien las recupere como muestras que son de la etnografía de una sociedad pretérita, pero que pueden servir a la actual como recursos de la historia del lugar y mediante una labor de recuperación activar el turismo y la economía de pueblos y comarcas. Como dice D. Fernando Hualde en su blog  “Pueblos deshabitados de Navarra”[2]: “El molino de Urbicain, como el de Zabalceta, está pidiendo a gritos una intervención urgente que frene su avanzado deterior, que limpie y consolide las ruinas, que permita interpretar las técnicas de aprovechamiento del agua, la elaboración del pan, y el acarreo de las cargas de harina con caballerías. Evidentemente su recuperación patrimonial, no muy costosa desde el punto de vista económico, supondría la creación de un nuevo recurso turístico que, sumado a las fuentes y a la nevera, consolidarían a los valles de Izagaondoa y Unciti como una especie de ecomuseo al aire libre con el agua como protagonista.
Mirando al futuro tratando de sacar el mayor fruto posible de lo que el pasado nos ha legado, aquí queda esta propuesta formulada en el año 2011 sobre la que algunos estamos totalmente de acuerdo y animamos a las gentes de Izagaondoa y Unciti, comenzando por sus representantes municipales, para que la valoren con mente abierta para el devenir de estos dos valles que poco a poco envejecen y se despueblan.

Pero volvamos al molino que fue de la Real Colegiata de Roncesvalles y que pasó, por circunstancias desamortizadoras, a otras manos y veamos cómo está recogido en el Plan General Municipal del Ayuntamiento del Valle de Unciti.

En el mapa de Zabalceta el molino está situado al sur del lugar. Este edificio corresponde a lo que fue el recinto de la molienda, pero para poder hacerlo debía contar con la fuerza del agua que venía por la acequia que salía de la presa correspondiente donde se estancaba el agua. Este molino harinero funcionaba siempre que hubiera agua en la presa.

El Plan General Municipal, aprobado por Orden Foral 101/2013, de 8 de agosto y publicado en el BON. el 30 de agosto de 2013 identifica el Molino con la referencia Polígono 8 Parcela 8. Tipológicamente la describe como Molino con una superficie de la citada parcela de 1.172m2 y una superficie ocupada y construida de 53m2. Determina que es Ruina y en el apartado de Elemento de Interés resalta lo de Molino que está Abandonado y entre las actuaciones posibles habla de Mantenimiento y Rehabilitación. En cuanto al Régimen insiste en las opciones de Conservación y Rehabilitación. Como observaciones lo califica de Importante valor tipológico pues se trata de un antiguo molino harinero, añadiendo que el estado de ruina del edificio, impide entrar en su interior.

La ruina se aprecia claramente en las dos fotografías que el Plan General Municipal aporta. Son las siguientes: 


Restos de molino harinero de Zabalceta tomados del P.G.M.

Como se aprecia, la vegetación se ha adueñado de esta construcción. Igual pasa con la acequia y la presa. Esta última es la que motiva el presente artículo, pues recientemente un grupo de voluntarios, trabajando en auzolan, han dado unos primeros pasos en el desbroce del terreno para descubrir el muro de contención de la misma  y al ver ya limpio y despejado el murallón uno se lleva tan gran sorpresa que le entran ganas de seguir en la tarea haciendo el recorrido de limpieza de la acequia que transportaba el agua hasta el molino propiamente dicho y, teniendo en cuenta el Plan General Municipal, animar a los vecinos del valle y a quien quiera participar a que entre todos se recupere este conjunto de Presa, Acequia y Casa de la Molienda, calificado como de “Importante valor tipológico pues se trata de un antiguo molino harinero.”

Tan antiguo que según el investigador D. Xabier Ituláin Irurita este molino “debía existir ya en 1531, cuando en un documento de esa fecha se expresa que Roncesvalles tenía un molino en Zabalceta.”[3]

También escribe que “en 1726 se lo describe diciendo que era un `molino propio de la casa Real de Roncesvalles que tanuien muele quando ay Aguas y entonces muele el que viue en la casa y no tiene auitta’”

Como toda empresa con siglos de vida, el Molino tuvo que ser reparado para mantenerlo en perfecto estado de funcionamiento, más cuando los efectos meteorológicos extremos podían hacer mella en dos de sus tres partes, al encontrarse al aire libre: la Presa donde se acumulaba el agua y la Acequia por donde se la conducía hasta el recinto de la molienda para que su fuerza moviera los engranajes y giraran las piedras molineras.

En la documentación recogida por D. Iosu Biskarret Puyo en el Archivo General de Navarra, a la que he tenido acceso, se demuestra que en el siglo XVIII hubo desperfectos que obligaban a hacer fuertes labores de mantenimiento en todo su conjunto.

En el correspondiente al 20 de julio de 1788 Juan José de Elizalde, maestro carpintero y Juan de Elizaga, maestro cantero, declaran bajo juramento que “han trabajado para el Palacio y clavería que la Real Cassa de Ntra Sª. de Roncesvalles tiene y pose en el lugar de Zavalcetta“ con el conocimiento de José de Belzunegui, el clavero. También lo hacen  “en la presa molinar” realizando labores de “su limpia con motivo de las grandes lluvias que se experimentaron el día de la festividad de ntra. sra. del Rosario del año último, que como es notorio fueron lastimosas en este Reyno”. Se está refiriendo al 7 de octubre de 1787.

El año 1787 fue muy lluvioso. “Según el meteorólogo de aquella fecha, Francisco Javier Bariain de Eslava, el año 1787 fue muy atípico, pues llovió mucho todos los meses del año y nevó en Mayo y Noviembre.”[4] Este año, el 24 y 25 de septiembre se produjo la inundación de Sangüesa.

Los efectos de este mal tiempo de 1787 también afectaron al conjunto del molino harinero de Roncesvalles en Zabalceta. Así, con fecha de 26 de agosto de 1788 los mismos Juan de Elizaga maestro cantero residente en Otano y el maestro carpintero Juan José de Elizalde vecino de Alzórriz reciben el encargo del Prior de Roncesvalles de reconocer los desperfectos y ver el coste de las obras que debían realizarse para remediarlos. El maestro cantero señala que se han de arreglar: 1º: “por allarse amenazando alguna ruina el murallón ô pared de los dos votanes de dicho molino…se deve desazer todo el hasta lo que se alle firme y se devera Construir de nueba planta con las mismas piedras, y colocando otras así faltasen de la misma largura, y anchura…” 2º: “en el terreno donde entra el agua â dicha balza por su cabezal también se devera Construir en la entra un calzado contra la tierra dos baras de ancho, y quattro estados de largo con piedras de una vara de largo, y otras menores Internandolas vien y perfectamente” 3º: “se devera limpiar toda la cequia de la parte interior de el agua…”

El presupuesto total de la obra, añadido el trabajo del carpintero que debía poner dos “Botanas  nuebas de roble…” hacía un total de 162 pesos y 1 real.

Hay que suponer que las anteriores obras se llevaron a cabo limpiando la acequia y construyendo los dos nuevos batanes, pero como seguían los problemas, a causa de la fuga del agua por el mal estado de la acequia, es por lo que el prior de Roncesvalles encarga a Martín Josef Oderiz que era “agrimensor aprobado para toda esta Provincia” que reconociera el recorrido de la acequia por donde el agua se conduce al molino y así lo manifiesta ante el notario de Urroz, Nicolás Buelta el 19 de diciembre de 1822 ante el que dice “deve manifestar son gravísimos los perjuicios que ocasionan dichas aguas pues con  el motivo de erosionarse la cequia se estienden á las heredades que están contiguas pertenecientes a los vecinos de Zoroquiain…”

Para poner remedio a estas inundaciones de los campos de los vecinos de Zoroquiain informa como técnico sirviéndose de un croquis en que señala el recorrido de la acequia con los puntos de referencia A, B y C, que “es muy preciso que la cequia ó cauce se dirija por la madre que tenia en lo antiguo hasta llegar al prado de Zabalzeta (letra A) “y desde este punto abriendo nueba cequia hasta llegar al barranco y sitio de la letra B. colocando en ese paraje porción de piedra suelta para formar una presa é introducir el cauce en el punto que señala la letra C. y por este medio se ebitarán a los de Zoroquiain los perjuicios que esperimentan…”

Sería muy interesante poder contar en algún momento con este croquis del maestro agrimensor de Pamplona, pero hasta el momento no se ha localizado.

Transcurrido prácticamente medio año del anterior informe, el 28 de julio de 1823 se presenta el maestro de obras vecino de Urroz, Marcos Arregui, ante el notario Nicolás Buelta para declarar que ha recibido el encargo del prior de Roncesvalles y su cabildo para realizar la obra, por lo que “procedió el dia de hayer al reconocimiento del terreno en que deve construir la Presa Molinar del molino de dicha colegiata…” según el diseño aprobado por el agrimensor Martin Josef Oderiz. El reconocimiento del maestro de obras tiene en cuenta las distancias, el trabajo, el personal y los materiales que ha de contratar o encargar hasta llegar al lugar de la presa y la propia realización de la misma. Todo lo presupuesta en 4.701 reales de vellón.

Dado que la presa es uno de los componentes que aún hoy día se conserva en bastante buen estado, como lo demuestra el trabajo de limpieza realizado, está claro que se aceptó tal presupuesto y que la obra se realizó con posterioridad a la fecha en que el maestro de obras acude ante el notario. ¿Cuándo se realizó exactamente la obra? Quizás se pueda saber si aparece documentación adecuada.

Por ahora estos documentos sirven de base para conocer parte de la historia de este molino harinero sito en Zabalceta. Tiempo habrá de saber más detalles y si hay interés en recuperar estos hitos que son testigos de otros tiempos y de otras formas de vida, que en parte han llegado a ser conocidas por las personas más mayores, hasta se pudiera, como comentaba D. Fernando Hualde, crear un museo al aire libre que recorra los pueblos de la comarca en la denominada Ruta del Agua de la Comarca de Izaga.

Se sabe que al menos funcionaron tres molinos en el Valle de Unciti. Dos en Zabalceta: el presente y el de La Pocha que hace muchos años desapareció y sus piedras fueron a Monreal, donde también hubo molino. El tercero funcionó en Alzórriz. El que puede recuperarse es el de Zabalceta. No es imposible y la prueba está en que otros lugares lo han hecho con el suyo. Zubieta, Ezprogui o Amaiur son ejemplo de recuperación de este tipo de patrimonio que atrae a los turistas.

En este turismo basado en el agua, algo se ha empezado a hacer y mostrar también en el Valle de Izagaondoa a través de la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa con la Ruta del Agua en la que el visitante conoce, pueblo a pueblo, los aljibes medievales, los puentes, lavaderos y hasta las pilas bautismales de los lugares que se recorren. También en el Valle de Unciti un grupo de jóvenes, cuyo objetivo es dar vida de nuevo a Zoroquiain, ha sacado a la luz, como muestra, la presa del molino de Zabalceta que allá por el año 1823 parece que se comenzó a levantar.

Lo que ha salido a la luz, mirado desde la parte baja, bien pudiera considerarse como un teatro al aire libre con su graderío y todo, lo que da pie a nuevas ideas para la realización de actividades lúdicas y culturales al aire libre que dinamicen la vida social y cultural de la zona.

¿Se unirán los vecinos del ayuntamiento de Unciti para recuperar su propia historia?









[1] Referencias al molino de la Pocha y al de Roncesvalles en: Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra, Enero.Diciembre 2015, Año XXXVII – Nº 80, JAVIER ITULÁIN IRURITA, Oiconimia del Valle de Unciti, págs. 150-151.
[2] http://despobladosnavarra.blogspot.com.es/2009/10/urbicain.html
[3] AGN PRO 158249

miércoles, 18 de enero de 2017

LA COMARCA DE IZAGA Y FITUR-2017

LA COMARCA DE IZAGA Y FITUR-2017


Por Simeón Hidalgo Valencia (18 de enero de 2017)


Un año más se celebra en Madrid la Feria Internacional del Turismo (FITUR) y un año más, no podía ser de otra manera, Navarra estará presente dando a conocer al mundo sus recursos turísticos, como uno de los motores de su propio desarrollo.

Un año más me vuelvo a preguntar sobre el porqué de que una zona tan rica en patrimonio cultural y paisajístico como es lo que yo denomino la Comarca de Izaga, se quede al margen de tal evento y no explote su riqueza patrimonial y la abra a los cuatro vientos.

Los valles de Ibargoiti, Izagaondoa, Unciti, Lizoain-Arriasgoiti y las villas de Monreal y Urroz, se han unido en la denominada Mancomunidad de Izaga. Sus objetivos y organización se pueden consultar en http://www.izaga.es/

En la experiencia que tengo en este terreno de potenciar los propios recursos de la zona para que se conviertan en uno de los motores del propio desarrollo, veo con ilusión los eventos que se realizan, sean a nivel oficial o por iniciativa de asociaciones particulares, de cada uno de los valles y villas (Día de la Trilla en Salinas, los eventos deportivos subiendo la Higa de Monreal o la Peña Izaga, las Ferias de San Martín de Urroz, las actividades llevadas a cabo por las comisiones organizadas en Lizoain-Arriasgoiti, las llevadas a cabo por la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa promoviendo y dando a conocer el patrimonio y fomentando el turismo cultural, celebración del día de tal valle, las actividades de los coros existentes…) pero, salvo el Día de la Mancomunidad, echo en falta un auténtico plan conjunto de la Comarca de Izaga para dar a conocer su patrimonio y desarrollar el turismo cultural en la zona. Este capítulo parece interesar muy poco a nivel mancomunado y es una pena.

Pienso que en una zona tan deprimida, despoblada y envejecida algo habrá que hacer para evitar que sus pueblos se queden desiertos la mayor parte del año y este algo ha de ser de manera conjunta, mancomunada no sólo a nivel administrativo, sino sobre todo a nivel ciudadano, que es la base.

Dinamizar la Comarca de Izaga es cosa de todos. De agricultores, de ganaderos, de restauradores, de la iglesia, de los habitantes que siguen residiendo en sus pueblos y de los que acuden los fines de semana y verano, de los jóvenes, sí, también de los jóvenes, y de los mayores sean o no jubilados, de las asociaciones culturales y turísticas existentes, de los de un partido y de los de otro, de las mujeres y de los hombre…DE TODOS, porque todos estamos implicados aunque no nos los parezca.

Desgraciadamente pienso, a las pruebas me remito, que salvo honrosas excepciones, poco interés existe en movilizarse, en unirse, en salir de las propias fronteras del propio pueblo o de cada valle y villa para unirme a otras iniciativas o para crear  programas conjuntos destinados no sólo a los habitantes de la Mancomunidad de Izaga sino a todo quien desee asistir. Quizás, y sin quizás, mucho habrá que cambiar y que esforzarse cuando tanta es la diferencia existente entre ayuntamientos a la hora de desarrollar su propio plan cultural a lo largo del año. Durante el año pasado he observado dos extremos, basándome en los hechos. Por ejemplo, he de resaltar el dinamismo observado en el ayuntamiento de Lizoain-Arriasgoiti, frente a la nula actividad cultural propia (si la ha habido no se ha publicitado) del ayuntamiento de Izagaondoa.

Recursos patrimoniales hay suficientes para ponerlos en la ruta del turismo cultural de Navarra. ¿Qué es lo que falta entonces? Para mí, y lo digo con cierto pesar, lo que falta es la voluntad decidida, sobre todo de las corporaciones actuales de la Mancomunidad de Izaga, para unirse también en este terreno, que bien organizado atraerá el turismo a la zona, creará más de un puesto de trabajo, favorecerá la economía y también atraerá nuevos habitantes a la misma.

¿Por qué si no, una pequeña asociación como es la del “Grupo Valle de Izagaondoa” en sus cinco años de existencia ha contado con la participación de más de 2500 personas en sus actividades, la mayoría de ellas de fuera de la Mancomunidad? Gentes de Donosti, de Bilbao, de Álava, La Rioja, Madrid, Barcelona, Sevilla, Zaragoza, además del resto de Navarra y de la Mancomunidad han participado. 

Por algo será… y en esta participación se ha fomentado la relación humana, se inculca el amor al patrimonio y se ayuda a la economía a través de las comidas en Santa Fe, Monreal, Urroz, Ekay, Garaioa, Gallipienzo, Aibar,…; Se sostiene con sus donativos la realización del Petrus Museum y todo gracias a la voluntad y el saber hacer de personas voluntarias y entusiastas que han visto en el patrimonio un recurso básico para el desarrollo.

Pero todo ello hubiera sido inútil si no se contara con los recursos que ofrecen los Villas de Urroz y la de Monreal; Las iglesias medievales de la comarca: Artaiz, Najurieta, Guerguitiain, Besoia, Arce, Villaveta, San Miguel de Izaga, las propias de Monreal y Urroz…; La Ruta del Agua por Lizoain-Arriasgoiti, por

Izagaondoa o Monreal con sus puentes, aljibes, ríos,…; Sus fortalezas medievales objeto de paseos interesantes: Leguin, Irulegui, Monreal; La Ruta de las pinturas murales: Ardanaz, Ekay, Besoia, Grez, Artaiz,…; Sus atracciones naturales como La Peña de Izaga o el Robledal de Lizarraga de Izagaondoa, o los paseos a los despoblados de Najurieta o Muguetajarra; El recorrido de sus señoríos con sus altas torres,… y más.







Todo ello unido a la investigación, a las conferencias y a las publicaciones realizadas ha dado a conocer lo que esta zona puede tener de atractivo para el turismo cultural.

Si la Comarca de Izaga, partiendo de la Mancomunidad Izaga se moviera en este sentido otro gallo nos cantaría, pero mucho me temo que se siga dejando pasar un año y otro más, la oportunidad de que en el stand de Navarra en FITUR esta zona de Navarra se dé a conocer.


Una pena.

viernes, 13 de enero de 2017

LA VÍRGEN ROMÁNICA DE SALINAS Y EL CORO DE TURRILLAS - CAMINOS OPUESTOS

LA VIRGEN ROMÁNICA DE SALINAS Y EL CORO  DE TURRILLAS – CAMINOS OPUESTOS.

Por Simeón Hidalgo Valencia (13 de enero de 2016)

Estos días se habla mucho de la subasta de la Vírgen románica de Salinas que en su día “desapareció”. Resulta que como otras piezas del arte sacro de Navarra ha aparecido en los Estados Unidos de América.
Cómo llegó hasta allí es cosa que desde la Diócesis de Pamplona tendrían que poder aclarar a la sociedad.
Cómo hacer que vuelva a Navarra es algo que todos los organismos e instituciones implicadas tendrían que procurar, aunando y sumando sus esfuerzos. Ayuntamiento de Ibargoiti, Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, al menos algo tendrán que decir y hacer.
Personalmente, a tenor de lo que conozco sobre los pasos que debían de darse para poder vender una pieza de arte, considero que salió sin los requisitos que las leyes dictaban entonces (Primer tercio del siglo XX) y si esto sucedió alguien tomó decisiones que no podía tomar y antepuso el bien particular al de la comunidad de Salinas de Ibargoiti, al menos, y este alguien, presuntamente, sería del ámbito eclesial.
Ahora, después de 80 años en paradero desconocido esta pieza navarra ha salido a la luz y pienso que el Gobierno de Navarra, a través de los servicios jurídicos oportunos tendría que reclamar la pieza como propia dando los pasos para detener la subasta, ya que tiene todos los visos de que salió de Navarra y de España incumpliendo las leyes, tanto eclesiásticas como civiles del momento.
¿En qué me baso para decir esto?
En otro caso que tuvo lugar en Izagaondoa, en concreto en el lugar de Turrillas. El protagonista: El Coro de madera tallada y policromada, que el abad o párroco de turno pretendía vender a algún anticuario interesado en el mismo con el fin de sacar un dinero para poder arreglar el tejado de la iglesia. Lo que el dicho párroco veía fácil resultó que no lo fue tal, porque se encontró con que en este caso sí se dieron los pasos que debían darse y hoy el coro, sus restos, siguen en Navarra, aunque bastante desatendidos en el Museo Diocesano de Pamplona, a la espera de que alguien se apiade de él y lo valore como lo valoró en su momento D. Onafre Larumbe como obra de arte que bien merecía lucir más que en una sencilla iglesia de pueblo en una gran catedral.
Todo esto lo sé por el estudio e investigación que hice del Coro de Turrillas en el verano de 2011, mientras se vaciaban las tumbas del claustro de la catedral de Pamplona.

Dos caminos opuestos para dos piezas del arte de Navarra. He aquí la ruta que siguió el Coro de Turrillas.

EL CORO GÓTICO DE TURRILLAS


1. PUNTO DE PARTIDA 

2. INFORMES 


D. FERMÍN ISTÚRIZ                  D. ONOFRE LARUMBE 


3. INSTANCIA AL OBISPO DE D. NARCISO LARRAYA (23-MAYO-1924) 


       ECLESIÁSTICO             4. PROCESO DE ENAJENACIÓN                           CIVIL
 C.D.C. CANON 1532                                                                                  R.D. 9 ENERO 1923 




4.A - CONSULTA DEL OBISPO 

CABILDO                    CONSEJO
                                   ADMINISTRACIÓN

SÍGASE EL TRÁMITE 


4.B – EXPEDIENTE A ROMA
SGDA. CONG. DEL CONCILIO

                                  SÍ 


4.C – CONSULTA DEL OBISPO 


CABILDO                    CONSEJO
                                   ADMINISTRACIÓN


SÍ ENAJENACIÓN 


PROCESO A MADRID
                       

4.D - D.GRAL. DE JUSTICIA, CULTO Y ASUNTOS GENERALES 


SOLICITUD TASACIÓN
ACREDITACIÓN (ART. 4)

4.E – INFORMES 

R.A. BELLAS ARTES      R.A. HISTORIA

NO ENAJENACIÓN

SÍ QUE LO ADQUIERA LA DIPUTACIÓN FORAL DE NAVARRA
(20-MAYO-1927)



  
PROCESO DE ENAJENACIÓN DEL CORO DE TURRILLAS 


I.- LAS RAÍCES DEL PROCESO

La iglesia de la Asunción de Turrillas, perteneciente al Ayuntamiento de Izagaondoa, es una de las muchas iglesias de este valle que se remontan a época románica. Aunque hoy es una iglesia bien conservada y abierta al culto, no fue así en épocas pretéritas allá por los años veinte del S. XX. De la lectura de su documentación relativa a esos años podemos hacernos una idea muy lamentable del estado de la misma, hasta tal punto que  se cerró para la seguridad de los feligreses. Ante tal penuria no le quedó más remedio al cura encargado de Turrillas que proponer la venta de los restos del Coro Gótico existente, que dado el estado de conservación en que se encontraba, parecía que no valía la pena el restaurarlo pero sí venderlo y con lo obtenido consolidar otras estructuras de la iglesia como la torre y la cubierta.
Lo que parecía poder tener un recorrido rápido se convirtió en un proceso de años en los que intervienen altas esferas tales como la Sede Romana, los Ministerios del Gobierno del Reino de España, el Obispo de la Diócesis de Pamplona, el Cabildo de la Catedral, la Excelentísima Diputación de Navarra, así como expertos en arte como La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otros entendidos provinciales.
En el Archivo Diocesano se conserva parte del expediente sobre este tema recogido en la Caja 66 – Nº 127 con el título “Expediente de enajenación de fragmentos del coro de la iglesia de Turrillas”.

Como es normal, los primeros pasos en este tema los da la persona que convive día a día con la necesidad o el problema. El deterioro de la iglesia de Turrillas y la necesidad de recaudar fondos para subsanar los desperfectos estructurales de la torre y su techumbre ponen en marcha las gestiones para la venta de los restos del coro. Parece que era práctica común entre los párrocos de las iglesias necesitadas vender una obra artística, retablo, imagen, cruz procesional,… en nuestro caso los restos del coro, para sufragar otros gastos. A esta práctica se apunta D. Narciso Larraya, Párroco de la iglesia de Urbicáin y Encargado de la de Turrillas. Es en esta última localidad donde se encuentra el objeto de este expediente.

II.- LOS PRIMEROS PASOS

Por la documentación existente y como se refleja en el informe que realiza El Maestro carpintero y dorador, D. Fermín Istúriz Albístur, es D. Narciso Larraya quien le llama para que haga un informe sobre el estado en que se encuentra la iglesia de Turrillas. Es por tanto el Sr. Cura quien inicia éste que será un largo proceso, para su propia desesperación. Sigamos paso a paso este recorrido.

PAMPLONA 27 DE MARZO DE 1924

Con esta fecha el experto D. Fermín Istúriz Albístur firma su informe sobre el estado de la iglesia de Turrillas, en los siguientes términos:

“El que suscribe, maestro carpintero y dorador, dedicado a la construcción de obras artísticas destinadas al culto católico, tiene el honor de manifestar que habiendo sido llamado por D. Narciso Larraya, Párroco de Urbicain y Turrillas con objeto de examinar el estado en que se encuentra la iglesia de Turrillas debe hacer presente:
Iº    Que en general necesita dicho templo que se le atienda en lo que afecta a su interior pero también a su exterior pues por deficiencias en el tejado tanto en la torre como en el resto del edificio, se ven los efectos demoledores de la acción de las aguas pluviales.
2º.    Que a fin de evitar estos y poner en condiciones de que en su interior pueda hacerse algo práctico y duradero, como es pintar sus paredes aunque sea con la mayor economía posible, se precisa renovar el el tejado de la torre y del resto de la iglesia.
3º.    Que en la  parte de la torre donde están las campanas debe procederse a recojer las aguas que entran por los huecos donde están colocadas aquellas ya que de lo contrario correrían las aguas por las escaleras hasta extenderse por el coro como precisamente debe ocurrir en la actualidad, lo que ha debido contribuir a que este se encuentre en estado deplorable.
4º.    Que por la acción del tiempo y quiza más por lo que se indica en el párrafo anterior, amenaza derrumbarse el coro si se ocupa con el personal a que puede dar cabida pues una de las vigas transversales está quebrada por su centro y sostenida con ligeras llantas que pueden desprenderse de la madera a medida que esta vaya perdiendo la poca fibra que puede hacerla compacta pues son maderas labradas en el siglo XV y han perdido su fuerza y dureza para resistir algo el peso.
5º.    Que se trata de un decorado de madera y que la circunstancia de ser de la época citada el decorado u ornamentación empleadas en las vigas transversales y en los cabrios o durmientes, ornamentación rica y de bastante buen gusto, del siglo XV o principios del XVI pudiera retraernos algún tanto de la idea de renovación completa pero el que suscribe entiende que renovar dicho coro de acuerdo con aquella ornamentación exigiría un presupuesto de vastantes miles de pesetas, pues, la mayor parte de la decoración que era sobrepuesta ha desaparecido hasta el extremo de que en su antepecho solamente figuran tres paneles de sus venticinco o treinta que por menos componían el coro y la subida de escalera del mismo.
6º.   Que de la época citada se conservan en las vigas de pavimento varias cartelas con cariatides y de las transversales han desaparecido todos los paneles sobrepuestos con tracerías que serían muy complicadas y variadas a juzgar por las huellas que del lugar que ocuparen quedan, así como algunos rosetones que se han ido desprendiendo por la acción del tiempo y de los cuales faltan más del setenta y cinco por ciento.
7º.    Que por dichas razones o sea casi imposibilidad de reedificarlo de acuerdo con el que fue por falta de recursos que puedan destinarse a ello ya que han desaparecido la inmensa mayoría de los elementos que lo componían y porque amenaza derrumbarse si no se construye, el que suscribe bien a pesar suyo, ya que sus aficiones le arrastran a conservar todo lo que sea posible lo bueno antiguo que nos legaron nuestros antepasados, entiende que debe construirse un nuevo coro sencillo vendiendo los residuos del que actualmente existe (ya que según le informan, no cuenta el templo con recursos económicos para poder hacerlo respetando o aprovechando lo bueno que existe)- El paréntesis está a bolígrafo- y sacando el mayor partido posible en las condiciones de su venta a fin de atender con los recursos que aquella aporte a las necesidades del edificio que se encuentra en estado poco decoroso.

Esta es la opinión del que suscribe quien ha visto con pena por negligencia y abandono de quienes estuvieron en tiempo pasados y remotos al frente de la referida parroquia se haya perdido un modelo de cierre de coro de muy buen gusto y a juicio del suscribiente muy poco común y que ha ido desapareciendo sin provecho para nadie y con gran pérdida para el arte retrospectivo.

Pamplona 27 de Marzo de 1924”

Fermín Istúriz Albístur

Sigue escrito de su puño y letra que se comentará más adelante, pues corresponde a fecha del 6 de Marzo de 1926, casi dos años más tarde.

De este informe se deduce el estado lamentable en que se encontraba la iglesia de Turrillas. La lluvia penetra por la torre y llega al pavimento de la escalera de la misma, así como al coro, que se ha ido deteriorando hasta el punto que ha habido que apuntalarlo.  Habla de lo que queda del coro como de residuos aprovechables, pues mediante su venta se puede conseguir un dinero que sirva para subsanar el origen del deterioro presente. No recomienda la restauración del mismo, debido a su gran coste, pues el 75% se ha perdido. Desde su experiencia y capacitación lo valora de trabajo de buen gusto y lamenta que se haya perdido.

Por las mismas fechas, mes arriba mes abajo, parece que D. Narciso Larraya, párroco de Urbicáin y Encargado de Turrillas, da pasos en la Diócesis de Pamplona sobre el tema a niveles altos, pero sin llegar todavía al Sr. Obispo, pues como dice D. Onofre Larumbe en su correspondiente informe, es un encargo que se lo encomendó el entonces Provisor y Vicario General del Obispado de Pamplona. Con fecha 2 de Mayo de 1924 firma su informe redactado de su puño y letra, que transcribo a continuación, tal y como el anterior de D. Fermín, pues son las bases en que se apoyará D. Narciso para sustentar su petición.

PAMPLONA 2 DE MAYO DE 1924

“En cumplimiento del encargo que V. S. se sirvió encomendarme, realicé la semana pasada una visita de inspección al pueblo de Turrillas, Valle de Izagaondoa (Navarra) y Diócesis de Pamplona, en cuya iglesia parroquial existe lo que fue objeto del viaje y es del presente informe.
Es el templo parroquial de Turrillas sencilla al par que robusta construcción, orientada al Este, según costumbre, compuesta de cuatro tramos y ábside semicircular con una pequeña ventana aspirellerada en su fondo y flanqueada de dos capillas laterales de época posterior.
Modesta portada, de tradición románica, que forman dos archivoltas de arista apuntada, presta acceso al interior, cubierto de un medio cañón ojivo, por debajo del cual sigue, a lo largo del mismo, prismática imposta, de bisel, corrida.
Ocupa el ábside un bello retablo del Renacimiento, de buena mano y razonada disposición, cuya pátina antigua ha desaparecido bajo moderno retoque.
Sus alto-relieves de la Pasión del Señor, de San Miguel y de la vida de la Virgen,- sobre todo el grupo de la Ascensión-, son deliciosos y de gran escuela dentro de su esfera y acreditan dicho concepto.
Pero lo verdaderamente notable é insospechado en una pequeña iglesia rural es el coro, obra de talla, de estilo flamular del XV, pero nacido, como lo ponen de manifiesto sus elementos semiplaterescos que en él van mezclados, en el siglo XVI.
Constitúyelo un entramado gótico del postrer período, muy típico, labrado todo él en su intradós al modo de una rica techumbre, semejantes a las que suelen verse en ciertos cuadros flamencos de Vander-Weyden o de Van-Eyck, en cuyas vigas, solivos que sostienen la actual tablilla, desaparecida ya la antigua, y canecillos dúplices del que arrancan, el arte gótico florido parece haber agotado sus recursos de ornamentación.
Nada más interesante que las cabecitas de monjes, ruanos, personajes y hasta monstruos, representados en los referidos canes, para el conocimiento de la industria, psicología y modo de ser de aquella sociedad, de la que pueden verse trazos semejantes en diversas iglesias de este país.
Mas, si estos felizmente se conservan en su totalidad, no ha sucedido lo mismo con los adornos flamulares que discurrían a lo largo de los travesaños, de los cuales sólo huellas quedan; y asimismo con lo que llevaban los entrepaños superiores que dejan libres las cartelas o canecillos de los moldurados solivos, que, por ser meras aplicaciones labradas, han ido faltando, hoy uno, mañana otro, y solamente quedan algunos pocos, como para dar idea de lo que en otro tiempo fuera.
Antigua escalera, arrimada al muro de la Iglesia, conduce a la parte superior del Coro, guarnecidos una y otro de elegantes pasamanos y antepechos, donde ha sido más deplorable el estrago causado por la incuria de los tiempos.
Mas de una vez había experimentado el placer de encontrar en ciertas iglesias (la de Larragueta, cerca del pueblecito de Añezcar, entre otros) antepechos de coro, bien de piedra, bien de yeso, con calados de varia y caprichosa forma labrados.
Empero nunca tuve la fortuna de dar con uno semejante, que, cual encaje o celosía de talla, del más delicado y galano gusto, fuera a servir de ornato y buscar acogida a la sombra de una humilde parroquia, cuando tantos otros aditamentos, con menores títulos la han hallado en nuestras viejas catedrales.
Paneles de calados diferentes, divididos por esbeltas columnitas, recortan el espacio en mil combinaciones geométricas, siendo de lamentar, a vista de los tres únicos que quedan, la falta de sus compañeros, groseramente reemplazados hoy en día por moderno y tosco barandado.
En la zona, que le sirve de asiento se lee esta inscripción:

SIENDO BICARIO DN MIGVEL DE VRNIZA
LO PINTO JVAN FRANC­-O DE ANIÑO. 1766

Claro está que muy posterior es a su construcción, y al recordar la fecha de principio del siglos XVI que le hemos atribuido, diríase que era aquella una galería donde un apasionado había reunido, en su inagotable variedad, los bordados y motivos suavemente contorneados del moribundo gótico para admiración y estudio de los venideros.
¡Sutil y aéreo alarde brotado de la mano del artista; delicada bellaza, mas en demasía frágil para sostener el peso de los años y arrostrar los ultrajes de la ignorancia de los tiempo!
Porque todo ello se viene abajo, como desapareció, sin dejar apenas huella, el que existía en la escalera que sube a la torre, de donde, por defecto de las cubiertas, (no de las bóvedas, por serlo de fábrica robustísima) deslizándose las aguas pluviales hasta el pavimento del Coro, pudriendo el ya descrito entramado y poniendo en riesgo, a no atenderse a tiempo, de un probable hundimiento, cuyas precursoras quiebras son ya visibles en el travesaño central, tiempo há cascado hácia su mitad e interinamente sostenido por unos clavos que le sujetan.
Ahora bien; por cuanto, según afirma el Rdo. Sr. Cura Párroco de Urbicain, Encargado de la de Turrillas, se carece en absoluto, de recursos, ni espera otros medios para arbitrarlos, con que hacer frente a gastos de reparación o reemplazo necesarios, que venta o enajenación de una obra de arte, cual es el mencionado Coro (cosa grandemente sensible y a duras penas, en extremos y determinados casos, por nuestra Santa Madre Iglesia tolerada,) habrá de adjudicársele un precio mínimo que lo ponga a cubierto de una tasación interesada o fraudulenta y que podrá deducirse del mérito que se le atribuye en el presente informe.
Y no lo habiendo en absoluto para casos de tal naturaleza, sino sólo el relativo que corra en el mercado, el cual ignoro, parece, de cualquier modo, evidente (sin pretender con ello establecer un límite determinado) que por menos de mil a mil quinientas pesetas en manera alguna deberá cederse sin detrimento de la justicia e intereses de fábrica de la referida iglesia; debiéndose, a todo trance, procurar, en igualdad de circunstancias y aun no siendo grandemente notable la diferencia, poner empeño en evitar su éxodo de nuestra amada región.”...

Aquí termina la parte referida al coro de Turrillas, ya que el informe sigue con otro asunto de la misma índole referido a una cruz procesional de hierro.

Como podemos deducir, D. Onofre Larumbe, que es el autor de este informe, no conocía la iglesia de Turrillas ni mucho menos el coro en cuestión, del que queda prendado y admira su arte, digno de estar en una catedral. Por ello lo valora como tal de obra de arte y expresa su parecer de que si se puede lograr se evite salga de Navarra, valorándolo como mínimo en 1000 ó 1500 pts.

Formando parte del informe realiza los planos del coro a escala, aunque con ciertas licencias decorativas y los muestra realizados con lapicero. Su apellido Larumbe, escrito con tinta, los acredita como suyos. Son, a falta de nuevos descubrimientos, los primeros que se realizan sobre esta pieza en cuestión.

III.- LAS FASES DE LA ENAJENACIÓN DEL CORO DE TURRILLAS

Con estos dos informes de peso, D. Narciso se siente con fuerzas para redactar su petición. Así puede dar el siguiente paso ante el Sr. Obispo de Pamplona, D. Mateo Mújica Urrestarazu y con fecha del 23 de Mayo de 1924 cursa su instancia, con la esperanza de que el Obispo autorice la enajenación del coro. Comienza así el Proceso de Enajenación del Coro de Turrillas.

URBICÁIN 23 DE MAYO DE 1924

El cura ecónomo de Urbicáin y Encargado de Turrillas, D. Narciso Larraya dirige una instancia al Sr. Obispo de Pamplona, D. Mateo. En ella tiene en cuenta los informes de D. Onofre Larumbe Beneficiario de la Catedral y Académico de la Real Academia de la Historia y de D. Fermín Istúriz, maestro carpintero y dorador de la Capital.
En la instancia se reconoce que el coro se encuentra en estado deplorable y se solicita “la correspondiente autorización para poder enagenar dichos objetos y poder así atender a las necesidades del templo”.

URBICÁIN 25 DE MAYO DE 1924

D. Narciso Larraya envía carta a D. Luis Goñi, Secretario de la Cámara. En ella se habla de que le envía “la instancia solicitando la enajenación de los objetos de Turrillas”. Expresa que ignoraba dónde se encontraban los informes personales de los expertos anteriores, pues “se los entregué al Sr. Larumbe para llevarlos a Palacio”.
Sigue expresando la necesidad de apuntalar el coro, pues se avecinan las fiestas en Turrillas, lo que origina nuevos gastos que se añaden a los que hay que realizar para arreglar la iglesia y solicita que lo mejor para esta situación es que se resuelva cuanto antes “caso que se pudiera”.
Por esta carta podemos deducir el deseo del Párroco para que este asunto se resuelva con rapidez. Para ello añade un nuevo argumento. Las fiestas se aproximan. La costumbre de ocupar el coro por los hombres en estos días señalados es una razón más que esgrime ante el Secretario de Cámara.

Lo que se presenta como urgente y rápido en la ejecución por parte del sacerdote de Turrillas, se demorará y su solicitud, para resolverse satisfactoriamente, tendrá que viajar.

1º. EL PROCESO ECLESIÁSTICO

PAMPLONA 28 DE MAYO DE 1924

El Obispo de Pamplona, Mateo, recibida y leída la instancia fechada el 23 de Mayo de 1924 por D. Narciso Larraya, añade su resolución:

“Sírvase informar al Excmo. Cabildo Catedral y al Consejo de Administración de bienes diocesanos a los efectos del canon 1532 del Código de Derecho Canónico.”

Comienzan así los pasos burocráticos que alargarán la resolución final. Lo que el Sr. Cura Párroco ve como decisión del Obispo, éste lo contempla desde otras esferas más altas y legales con las que tiene que consultar para seguir el curso adecuado. Antes de tomar una decisión de esta índole recaba la opinión de los organismos diocesanos correspondientes: El Cabildo Catedralicio y El Consejo de Administración de Bienes Diocesanos, cumpliendo con el canon 1532 del Código de Derecho Canónico. Este Canon dice que los bienes de la iglesia de ninguna manera deben venderse sin permiso de la Santa Sede.

PAMPLONA 12 DE FEBRERO DE 1925

Se anota en la instancia arriba indicada que “Reunido el cabildo en sesión ordinaria del seis de Febrero para tratar de la enajenación a que hace referencia en la precedente instancia, vistos los informes del Sr. Istúriz y D. Onofre Larumbe, acuerda el Cabildo poner en conocimiento de V.I. que siendo un objeto de arte, se siga la tramitación correspondiente”.

Como se ve el Cabildo considera lo que queda del coro como objeto de arte por lo que informa al Sr. Obispo que se siga la tramitación correspondiente. De acuerdo con el Canon 1532 el dossier llega hasta Roma donde la Sagrada Congregación del Concilio tomará la decisión pertinente al caso.

ROMA 4 DE NOVIEMBRE DE 1925

En esta fecha se firma la decisión de Roma sobre el tema. Remitida la decisión al Sr. Obispo de Pamplona, éste a su vez escribe al Señor Deán y al Cabildo Catedralicio comunicándoselo.

PAMPLONA 17 DE NOVIEMBRE DE 1925

El Sr. Obispo escribe al Señor Deán y Cabildo Catedral informándole de la decisión de La Sagrada Congregación del Concilio, a quien se trasladó el expediente, “pues el Excmo. Cabildo se declara incompetente para otorgar el consentimiento canónico en atención al informe emitido por el Presbítero D. Onofre Larumbe, en que se hacía constar que dichos fragmentos tenían algún valor artístico, la Sagrada Congregación del Concilio con fecha 4 de Noviembre nos ha dirigido un rescripto del tenor siguiente”…

PAMPLONA 28 DE NOVIEMBRE DE 1925

Con esta fecha se anota al margen izquierdo de la citada instancia de D. Narciso Larraya que “remitido este expediente a la Sagrada Congregación del Concilio y examinado por Esta, fue despachado favorablemente, autorizando la venta, conforme al Descripto que se acompaña”.

Con las aclaraciones transmitidas por Roma, el Sr. Obispo de Pamplona recaba la opinión, una vez más del Excmo. Cabildo de la Catedral y del  Consejo de Administración de Bienes Diocesanos, quienes reunidos en sendas  deliberaciones emiten su opinión sobre la enajenación del Coro de Turrillas. Se expresan de la manera siguiente:

PAMPLONA 25 DE NOVIEMBRE DE 1925

En esta fecha se reúne el Cabildo Catedralicio, según consta en el Libro de Actas del Archivo de la Catedral de Pamplona, Caja 3.010.

El objetivo de la sesión es “dar cumplimiento a la comunicación del Prelado, leída en el breve del día 18 del corriente, sobre ejecución de un rescripto de la sagrada congregación del Concilio, que autoriza al Ordinario la venta de fragmentos o partes del Coro de Turrillas”.

El acuerdo del Cabildo es positivo, aunque en las actas se hace notar que uno de sus miembros emite su voto particular “con las limitaciones siguientes. 1º. Que no se proceda a la venta sin consentimiento del donante. 2º. Que se venda debidamente. 3º Que los objetos vendidos no salgan de España.”

PAMPLONA 26 DE NOVIEMBRE DE 1925

Se remite al Sr. Obispo el informe del Cabildo Catedralicio de Pamplona, que es a favor de la venta.

“Leída en sesión extraordinaria del 25 de los corrientes la comisión precedente, previa discusión y deliberación capitular, esta corporación no encuentra inconvenientes en que se realice la venta de que se trata”.

PAMPLONA 17 DE DICIEMBRE DE 1925

El Consejo de Administración de Bienes Diocesanos emite su informe.

“Los que suscriben, miembros del Consejo de Administración de Bienes Diocesanos no ven inconveniente en que se realice la venta de que se trata”.

Aquí termina el proceso eclesiástico. Desde que D. Narciso Larraya, Encargado de Turrillas, tramita la solicitud de enajenación del coro de la iglesia y su deseo de que se resuelva cuanto antes para poder proceder a su venta y con lo que saque poder arreglar la iglesia, ha transcurrido más de año y medio. Pero aunque los informes que hemos visto sean positivos para la venta, el proceso está todavía a mitad del camino. Se inicia ahora una nueva etapa, ahora ante nuevas instancias ministeriales.

Como vemos, en toda época, las cosas de palacio van despacio y, mientras, el deterioro del coro y de la iglesia va en aumento.

2º. EL PROCESO CIVIL

Terminado el proceso eclesiástico, el paso siguiente lo marca el R. D. de 9 de Enero de 1923, relativo a la necesidad de autorización previa del Estado para la enajenación válida de obras artísticas, históricas o arqueológicas de que sean poseedoras las Iglesias, Catedrales, Colegiatas, Parroquias, Filiales, Monasterios, Ermitas y demás edificios de carácter religioso, pues no se considera a la Iglesia propietaria de los mismos. Corresponde al Estado resolver los supuestos excepcionales en que la Iglesia poseyera bienes no sometidos a desamortización, por lo que el expediente se remite a Madrid.

No hay documentación en el Archivo Diocesano sobre la fecha en que se envía, pero tuvo que ser en fecha posterior al 17 de Diciembre de 1925 y anterior al 1 de Marzo de 1926, pues con ésta  se firma en Madrid la siguiente comunicación de que hay constancia escrita.

MADRID 1 DE MARZO DE 1926

La Dirección General de Justicia, Culto y Asuntos Generales, Sección 6ª se dirige al Sr. Obispo de Pamplona y se le pide la Tasación de los peritos y la acreditación contenida en el art. 4º del R. D. de 9 de Enero de 1923.

Para dar respuesta a la primera demanda de La Dirección General de Justicia, Culto y Asuntos Generales se requiere ahora de nuevo al Maestro Carpintero y Dorador, D. Fermín Istúriz para que ponga por escrito la tasación mínima que él, desde su conocimiento profesional, estima oportuna para la venta del coro. En su informe inicial no hacía esta valoración. Si ponía una cifra D. Onofre Larumbe en el suyo, que la estimaba entre 1.000 y 1.500 Pts., pero haciendo constar que es profano en esta materia mercantil.

PAMPLONA 6 DE MARZO DE 1926

D. Fermín Istúriz añade en el informe inicial por él firmado, un escrito de puño y letra  por el que  tasa el coro en 3.000 Pts.

PAMPLONA 9 DE MARZO DE 1926

En contestación a la anterior petición remitida desde Madrid el día 1 de Marzo se remite desde Pamplona dicha tasación., a la vez que se aclara el origen y procedencia del coro.

…”La tasación hecha por los dos peritos no supera de 3000 ptas…”
...”La procedencia…no está en la prohibición a que se refiere el artiº 4 del R. D. de 9 de Enero de 1923.”

Desde esta fecha de 9 de Marzo de 1926 no se tienen noticias del tema y la desesperación de D. Narciso Larraya, encargado de Turrillas, parece que va en aumento, pues a finales del año vuelve a escribir al obispado, tratando así de acelerar la resolución, pues la iglesia sigue en mal estado y cerrada al público. Sin embargo el expediente sigue su curso en Madrid, como se verá más adelante y también en la Comisión de Monumentos de Navarra, pues el acta de la sesión del 25 de Noviembre de 1926 se habla del tema.

PAMPLONA 25 DE NOVIEMBRE DE 1926

En las actas de la Comisión de Monumentos de Navarra correspondientes a esta fecha hay un punto que hace relación al Coro de Turrillas. Parece ser que en fechas próximas se renovó la composición de la Comisión, que ahora está formada por, entre otros, “Los Srs. Larumbe, presidente, Guenduláin, Mongelos, Arraiza, Huarte, Etayo, Uranga”. Éstos, junto al Sr. Ruiz de la Torre, arquitecto provincial, se reúnen en la Cámara de Comptos, previa convocatoria.
El párrafo que hace alusión al Coro dice lo siguiente: “Leída una comunicación del Sr. Obispo relacionada con el expediente de venta del coro de Turrillas, no teniendo ninguno de los presentes noticias oficiales del mencionado expediente se acordó requerir al secretario saliente para que manifieste lo que sepa sobre la actuación de la junta anterior de la Comisión, en ese asunto.”
No se recoge el texto concreto de la comunicación del Sr. Obispo.

URBICÁIN 7 DE DICIEMBRE DE 1926

Carta de D. Francisco Larraya, Ecónomo al Obispo de la Diócesis de Pamplona.
Se identifica como cura ecónomo de Urbicáin y Encargado de Turrillas. En ella hace notar que las gestiones para conseguir la enajenación del coro de Turrillas duran ya dos años, aunque en este punto reduce el tiempo, pues en realidad han transcurrido ya dos años y medio desde que dirigió la instancia allá por el 23 de mayo de 1924.

Asegura también que las malas condiciones del lugar recogida por los testigos crean cuatro tipos de dificultades:
1ª Para la conservación debido a las humedades y al mal estado de la torre.
2º Para los fieles, porque corren peligro cuando entran a la iglesia para su mantenimiento. Se ha cerrado para evitar accidentes y controlar a los anticuarios que vienen a  ver el coro.
3º Para la iglesia, debido al mal estado de la misma en general.
4º Para la venta del coro, pues se tropiezan con muchas dificultades para la misma. Se queja de las decisiones tomadas por la Comisión de Monumentos que se opone a “la venta en pública subasta y sacar, como es natural el mayor provecho para la Parroquia y sus deseos de que se ceda a la Excma. Diputación”.

Suplica del Obispo estudiar el caso y “ver si puede conceder un anticipo a dicha Parroquia de Turrillas, para reparar todas sus necesidades”…
Igualmente le propone poder retirar el coro y colocarlo donde el Obispo diga para esperar, sin que se deteriore más, la venta.
Una vez vendido se compromete a “reintegrar la cantidad adelantada el día que se realizase”.

Un dato nuevo que aporta el Sr. Párroco en esta carta es la postura de la Comisión de Monumentos de Navarra que se opone a la venta y está a favor de que el coro se ceda a la Diputación de Navarra. Se opone a este criterio ya que ve peligrar los posibles ingresos que el coro reportara, con lo que el arreglo de la iglesia seguiría pendiente, pues la pobreza de la misma no permite realizar las obras. La opinión de la Comisión de Monumentos se conoce en Madrid y será decisiva para la resolución del caso.

PAMPLONA 20 DE DICIEMBRE DE 1926

A finales de ese mismo mes el Obispado escribe al Exmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia. La copia del escrito dice entre otras cosas:

“Siendo de suma urgencia la enajenación de dichos residuos por ser difícil y costosa la conservación de los mismos en su actual valor, y necesitando el producto de su venta para atender las necesidades más perentorias de la Iglesia a que pertenecen, acudimos a V.E. suplicándole con encarecimiento la pronta resolución del expediente mencionado”.

A esta petición del Obispado se  contesta rápidamente desde el ministerio.

MADRID 24 DE DICIEMBRE DE 1926

“S. M. el Rey (q.D.g.) se ha servido disponer se manifieste a V.S. como respuesta a su comunicación fecha 20 del actual”…
”fue enviado al de Instrucción Pública el 7 de Abril último para su tramitación con arreglo al art. 5º del R. D. de 9 de Enero de 1923 no habiendo sido devuelto todavía”.

Sin demora, se procede por parte del Obispado a remitir una carta al Ministerio de Instrucción Pública para interesarse por las gestiones que éste realiza sobre el expediente del coro de Turrillas.

PAMPLONA 30 DE DICIEMBRE DE 1926

“Se nos ha comunicado del Ministerio de Gracia y Justicia que el día 7 de Abril último se envió a ese Ministerio”…
…”Siendo de suma urgencia la enajenación de dichos residuos por ser difícil y muy costosa la conservación de los mismos en su actual valor para una iglesia pobre que necesita el producto de su venta para las necesidades más perentorias, y que tiene en inminente ruina la torre y su techumbre, acudimos a V.E. suplicándole con encarecimiento la pronta tramitación y resolución del expediente mencionado”.

El siguiente paso en todo este asunto es la contestación que se tramita desde la  Sección 5ª de La Dirección General de Bellas Artes, al Obispo de Pamplona.

MADRID 19 DE ENERO DE 1927

” Que se ha recibido en este Ministerio la comunicación de V.I. en la que se suplica la pronta tramitación de un expediente remitido por el de Gracia y Justicia a los efectos del art. 5º del Real Decreto de 9 de Enero de 1923 sobre enajenación de unos restos del coro de la Iglesia de Turrillas”…
“El referido expediente informado por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pasó en 20 de Diciembre del año próximo pasado a información de la Real Academia de la Historia en donde se encuentra actualmente”…

Como se ve, el proceso del expediente sigue su curso en Madrid, en donde no deciden sobre la enajenación del coro de Turrillas sin escuchar o leer el informe de La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de La Real Academia de la Historia

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO
20 DE DICIEMBRE DE 1926

El informe correspondiente a La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es Aprobado por la Academia en sesión de 20 de Diciembre de 1926. Lo recojo en Internet de la página http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/cmn/1927604610.pdf, lo mismo que el correspondiente a  La Real Academia de La Historia.

Su texto es el siguiente:

REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO

Ponente: EXCMO. SR. D. ELÍAS TORMO

         “EXCMO. SEÑOR:

La Dirección general de Bellas Artes, por resolución previa, y de Real orden del Ministerio de Gracia y Justicia, ha remitido a informe de esta Real Academia de Bellas Artes de San Fernando el expediente incoado por la parroquia de Turrillas, diócesis, provincia y reino de Navarra, y en su nombre el Sr. Cura Ecónomo de la vecina de Urbicain, encargado conjuntamente de la de Turrillas, en solicitud de que se autorice la venta de lo que llama «residuos» pertenecientes al coro de la Iglesia. Evacuando la consulta, el Ponente, después de haber visitado Turrillas, en viaje especial al objeto, formula el siguiente dictamen.
No se trata propiamente de residuos, sino de la techumbre de armadura de un coro alto y de la escalera para su acceso, conjunto que, por el estado de su próxima ruina, sin estar todavia arruinado, habrá de desarmarse y sustituirse (si hiciera alguna falta), caso en el cual sí que podrá ya hablarse, con alguna propiedad, de «residuos».
Esta techumbre tiene 5,40 metros de ancha, que es el ancho mismo de la única nave del templo; su hondo es de 4,80 metros. Está formada por tres jácenas normales al eje del templo, de las cuales, la intermedia fué siempre (al parecer) de dos piezas, con un basto pie derecho, un madero, al centro, y la jácena de los pies del templo va arrimada a su imafrontis, que no tiene puerta, pues la única de la iglesia está en la pared lateral del lado de la Epístola. Sobre las jácenas, mediante zapatas, corren las vigas, que son 18, de las cuales cuatro no sobresalen, por recibirse la escalera, de un solo tramo, que arranca del suelo muy avanzada, en el mismo lado de la Epístola. La importancia artística se ofreció solamente, y se muestra todavía, en la decoración de las jácenas, de los canes de las nacelas, de las zapatas vigas, y de los barandales del coro mismo y de la escalera.
Desde la nave del templo se goza la fila de 14 canes, de hasta 33 ½ centímetros de saliente, con dos cabezas esculturadas cada grupo, con sentido de tipo popular y realista, representando, casi todos, cabezas humanas, mujeres, hombres barbados, algún que otro fraile, etc. Al interior 18 canecillos, ya simples y con cabezas bestiarias y demoníacas, salvo algunas, pocas, humanas, caricaturescas, como son en todo parecido también las 18 a cada lado sobre la segunda jácena, y las 18, finalmente, sobre la tercera jácena. Pero en los espacios sobre dichas jácenas o vigas maestras, en los exteriores (o visibles desde la cabecera del templo) solamente, y en el neto entre cada dos vigas o carreras, se labraron adornos de aplicación, de labor calada y de variado dibujo, gótico, flamígero, del tipo del de claraboyas. De estas decoraciones postizas faltan muchas, a saber: tres de las que llamaremos metopas, de las 13 de la jácena primera; 5 de las 17 de la segunda (en rombos), y 7 de las 17 de la tercera (también en rombos). La primera jácena al exterior, que como todo el borde, estuvo policromado, sólo por los restos de la pintura se ve que tuvo igual decoración, aplicada en madera del mismo tipo de claraboya, y lo mismo se observa por otras notas del tono de la madera en los haces exteriores de la segunda y tercera jácenas, que se decoraron (y no su haz de los pies del templo), pero que nunca se policromaron.
 Falta ya toda la decoración, finalmente, en los tableros de la techumbre que hacen solado del coro, renovados total o parcialmente.
En cambio la mayor belleza se completó con los tableros calados del barandal de la escalera y el antepecho del mismo coro, rectangulares los segundos y romboidales los primeros, rampantes, con dibujos igualmente góticos del mismo tipo flamígero y sabia y graciosamente variados. Pero todavía son aquí más sensibles y bien aparentes las faltas, subsistiendo sólo tres del barandal alto, que tendría más de 18, y dos del rampante, alguno algo destrozado, faltando en éste cosa de tres o cuatro. Su tamaño en alto es de unos 90 centímetros.
No se conoce dato histórico ninguno de esta bella obra de carpintería «de lo blanco». El letrero que dice en ella, «Siendo Vicario Juan Miguel de Urniza, lo pintó Juan Franco de Ariño, 1776», que se refiere a un repintado.
El estado de conservación, en cuanto a la solidez de la armadura, es muy deficiente, suponiendo peligro, no tanto al acceso al coro, sino la aglomeración de gente en él, si es que en el país se ha hecho costumbre oir desde él la misa los mozos, y en general los hombres, al revés, precisamente, de lo que en siglos ocurrió en tantos templos cristianos, y en sinagogas y mezquitas, de destinar para las mujeres, tantas veces, las tribunas. Si en Turrillas, pueblecillo de Sierra de escaso vecindario, sin cura propio y sin Ayuntamiento, se dejara el coro para su exclusivo preciso destino, y si se evitaran las goteras que dicen hay y lo perjudican, no habría problema urgente, con algunas reparaciones oportunas.
Si de lo que se trata, por el contrario, es de lograr ingresos, no deja de sorprender la supuesta necesidad en un país donde nunca faltaron todavía recursos para la vida religiosa parroquial cuando se solicitan adecuadamente de los fieles.
La importancia artistica de la obra no es tal, en último caso, sin embargo, que merezca ser considerada su perdida como apreciable en el conjunto del tesoro artístico nacional por lo que es del caso que la Academia dé, y da y eleva efectivamente, un dictamen en consonancia con ese tan relativo valor artístico. Pero es éste de todos modos suficiente para haberse de lamentar la pérdida. Por lo cual, a ponerse la parroquia en condiciones de justo aprecio de todas las circunstancias, sería de desear que, como se propuso (al parecer) por la Diputación provincial—la tan prestigiosa de Navarra—, se adquiriera por ella el tal coro, para, desmontado, hacerlo reconstruir y bien fácilmente, como techumbre, en una pieza del Museo provincial o en una de medidas semejantes que existe en la Catedral misma de Pamplona. Si tal ofrecimiento, y ajustado a equidad (al parecer), se rechazara mezquinamente por la parroquia, sería entonces del caso, a juicio de la Real Academia de San Fernando, que por el Estado y Ministerio de Gracia y Justicia se condicionara prudentemente la enajenación solicitada, en la forma que pareciere más discreta y oportuna.
Aprobado el preinserto informe por la Comisión central de Monumentos y por la Academia, acordó ésta elevarlo al superior conocimiento de V. E., con devolución de los documentos que acompañaban a la orden de V. E., como tengo la honra de verificarlo.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Madrid, 20 de Noviembre de 1926.—El Secretario general. MANUEL ZABALA Y  GALLARDO.—Excmo. Sr. Director general de Bellas Artes.”

Conviene resaltar de este informe el hecho de que el ponente, D. Elías Tormo, para redactarlo y emitirlo viaja personalmente en viaje especial al objeto del mismo, hasta Turrillas y puede tomar nota “in situ” del coro en cuestión y de su estado. Este viaje tuvo que realizarlo entre las fechas que siguen al 7 de Abril de 1926 y las anteriores al 20 de Diciembre del mismo año. A falta de más información es lógico suponer que el viaje se podría haber realizado en los meses centrales. Posiblemente en fechas veraniegas, aprovechando el buen tiempo para facilitar los traslados sin los perjuicios de las inclemencias del tiempo.

Cabe destacar del mismo la afirmación de que no se consideran residuos lo que se trata de enajenar. Que asimismo su valor artístico es suficiente como para haberse de lamentar su pérdida. Que pertenece al arte gótico flamígero. Que para preservarlo la Diputación de Navarra lo podría comprar y conservarlo expuesto, una vez reconstruido, en lugar adecuado como puede ser El Museo de Navarra o la misma Catedral de Pamplona.

Al Ponente le extraña que se baraje en la instancia de enajenación la necesidad de recursos económicos de la Parroquia, pues “no deja de sorprender la supuesta necesidad en un país donde nunca faltaron todavía recursos para la vida religiosa parroquial cuando se solicitan adecuadamente de los fieles.”

Dejemos aquí esta última afirmación y sorpresa del Sr. Ponente y volvamos a Pamplona a la reunión de la Comisión de Monumentos de Navarra, antes de seguir con el informe de la Real Academia de la Historia.

PAMPLONA 22 DE ENERO DE 1927

En esta ocasión se reúnen, en segunda convocatoria, solamente “ los Sres. Arraiza vicepresidente, Huarte y Uranga secretario” dándose lectura a la carta de D. Narciso Larraya de 7 de Diciembre de 1926.

Leyose una carta de D. Narciso Larraya párroco de Turrillas relativa al coro de esta parroquia acordándose oficiar a la Academia en Solicitud de noticias sobre el estado del expediente de venta del mencionado coro.”

No tenemos la comunicación, si se produjo. Con todo el paso dado directamente por el Obispo al recibir la susodicha carta de D. Narciso ya hemos visto que fue diligente, así como las respuestas sucesivas entre Madrid y Pamplona. El tema seguía su curso en todas las instituciones competentes en el tema y será La Real Academia de la Historia quien dé el siguiente.

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
20 DE MAYO DE 1927

El informe de La Real Academia de La Historia tiene lugar el 20 de Mayo de 1927 y reza así:

REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

“A instancia del Ministerio de Gracia y Justicia se pide informe a esta Real Academia en el expediente incoado para autorización de venta de los restos del coro de la iglesia de Turrillas (Navarra), solicitada por la Diócesis de Pamplona y sobre lo que ya tienen emitidos dictámenes, sobre impresión ocular, dos miembros de la Comisión de Monumentos de Navarra y la Real Academia de San Fernando, ambas en sentido favorable, y hay, además, una tasación hecha por dos peritos, que no supera de 3.000 pesetas.
Los datos contenidos en ambos informes parecen suficientes para formar juicio sobre el carácter y aspecto artístico de dicho coro o tribuna, dispuesto en alto sobre los pies de la iglesia; pero faltan referencias complementarias que pudieran aclarar si se trata de una construcción única en su género o si, lo que parece más verisímil, hay otras análogas en aquel territorio. Trátase de una obra de carpintería muy adornada, con tallas de estilo gótico, en su último período, y otras ya del Renacimiento, lo que induce a fecharla dentro del siglo XVI. Constituyen el suelo de dicho coro o tribuna tres grandes maderos, sobre los que se atraviesan otras vigas menores y encima corre la tablazón: mide 5,40 por 4,80 metros. Las vigas menores afrontan en la delantera sobre canes, y éstos y el extremo de aquéllas se decoran formando cabezas humanas talladas, de gran variedad, con sentido popular y realista. Las series de canes se repiten dentro del techo, en función igual sobre los maderos sustentantes, constituyendo un conjunto de 86 cabezas, algunas de ellas demoniacas, bestiales y caricaturescas, según parece. Además, en las tabicas había labores caladas de claraboyas góticas con gran variedad de composición, que han desaparecido en una tercera parte, y también las hubo sobrepuestas a los grandes maderos, en sus haces más visibles. La tablazón ha sido renovada por entero. Otro elemento decorativo muy bello son los paños del pretil de la tribuna y de su escalera, con dibujos asimismo de claraboyas góticas, graciosamente variados; pero subsisten sólo cinco paños, o sea casi una tercera parte. Su policromia fué renovada en 1766, según lo hace constar un letrero. El estado de solidez parece ser muy precario, y esta es la razón que se alega para su desmonte.
Tratándose de una iglesia de Sierra, mal atendida y pobre, no es gran pérdida la desaparición en ella de esta obra de arte, que puede ser muy bien reconstruida en otro lugar, donde su visita y su conservación se garanticen debidamente. En este sentido, cabe que esta Real Academia, y conjuntamente la de San Fernando, recojan la indicación hecha en el informe de la segunda para que la Diputación provincial de Navarra adquiriera esta obra de arte para el Museo Arqueológico de Pamplona o para su Catedral, donde podría lucir bien, con poco dispendio, y sin que la región perdiese esta muestra de sus industrias antiguas. Para ello la Comisión de Monumentos es verisímil que preste un apoyo valioso y aun decisivo. Ahora bien; autorizar la venta incondicional, con riesgo de fraccionamientos y pérdidas, eso no cree esta Real Academia que deba aconsejarse, y en ella va también de acuerdo con la de San Fernando.
La Academia decidirá, no obstante, lo más procedente.
                                                                                      EL DUQUE DE ALBA.”

La Real Academia de La Historia redacta su informe en acuerdo con La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se desaconseja la venta, se recomienda que La Diputación de Navarra adquiera “esta obra de arte para el Museo Arqueológico de Pamplona o para su Catedral, donde podría lucir bien, con poco dispendio, y sin que la región perdiese esta muestra de sus industrias antiguas” y se remite al criterio de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra, que prestará “un apoyo valioso y aun decisivo”.

Esta Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra se expresa sobre el tema y lo recoge en su Boletín del año 1927, de la manera siguiente:

“De acuerdo con el espíritu y la letra de los documentos preinsertos, la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra se permite excitar, desde las columnas de su Boletín, el celo de la Excma. Diputación Foral y Provincial, siempre dispuesto a favor de toda obra de progreso y cultura, a fin de que, interviniendo en la forma que con tan patriótico desinterés le señalan las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando, en los informes de referencia, vea de adquirir el bello coro de Turrillas, evitando su pérdida, una vez salvado de un éxodo inminente. Con ello, además de remediar las necesidades parroquiales que se invocaron para solicitar su enajenación, se compensaría de algún modo, el enorme menoscabo que la cultura y el arte del país están sufriendo por mor de cuantos lejos de oponerse al afán expoliador de los traficantes del patrimonio artístico religioso y civil de nuestra patria, parecen favorecer y amparar en una u otra forma sus execrables intentos.”

En el Archivo de la Institución Príncipe de Viana se conserva el borrador de esta comunicación escrito de puño y letra. Legajo 3/82 – Año 1927. 

En su publicación recoge dos fotografías de D. Wenceslao Goizueta a quien agradecen su colaboración.

En la documentación que he podido obtener en el Archivo de Príncipe de Viana  existen otras tres más. Están catalogadas en el Legajo 2-Bis/39 – Año 1924 con la referencias “Fotos sobre el coro y nota del Sr. Huarte”.
A las fotografías acompaña una nota escrita a lápiz, parece ser por el Sr. Huarte

Esta nota da contestación a una carta de D. Narciso Larraya, que sigue a la espera de que el caso tenga una solución positiva para sus intereses. Aunque no tiene ni firma ni fecha, hay que situar la nota como posterior al 20 de Mayo de 1927, fecha del informe de la Academia de la Historia y anterior a la publicación en el Boletín de la Comisión de Monumentos del año 1927. Se puede leer en la pág. 604 la recomendación que se hace a la Exma. Diputación de Navarra por parte de la citada Comisión para que: “De acuerdo con la curia adquiera el bello coro de su Iglesia.”, por lo que al Legajo 2-Bis/39 Fotos sobre el coro y nota del Sr. Huarte, corresponden las fotos de 1924 y no así la nota que es del año 1927.

En el dossier consultado en el Archivo Diocesano de Pamplona hay una copia del informe que redactan los dos testigos de la Comisión de Monumentos después de la inspección ocular cuya copia se transcribe. No tiene ni la fecha, ni la firma, ni el destinatario. Como otras copias del dossier está realizado en papel con el membrete del Obispado, por lo que pudiera ser que fuera remitido al Ministerio de Gracia y Justicia dentro del expediente, para dar cumplimiento con el R.D. 9 de Enero de 1923, como se ha dicho en fecha posterior al 17 de Diciembre de 1925 y anterior al 1 de Marzo de 1926. Dice lo siguiente:

Se trata de un coro obra de talla de estilo flamular del siglo XV mezclado con elementos semiplaterescos del 16, que lo constituye un entramado gótico labrado al modo de techumbre en cuyas vigas aparecen el gótico florido de cuya ornamentación solo se conservan en las vigas del pavimento varias cartolas con cariátides habiendo desaparecido de las transversales todos los paneles sobrepuestos con tracerías de los que solo quedan huellas así como el 75% de los rosetones desprendidos por la acción del tiempo y que han desaparecido, encontrando todo su conjunto en deplorable estado así como la escalera que a el conduce guarnecida de elegante pasamano y antepecho todo extragado por incuria de los tiempos, quedando solo tres paneles calados diferentes habiendo sido remplazados los demás por moderno y tosco barandado.”

Lo recojo en este momento, fuera de su lugar cronológico, por lo expresado, porque la Comisión de Monumentos de Navarra parece ser la que inclinará la balanza hacia la enajenación del coro y con ella la posibilidad de que salga de Navarra y se pierda para siempre, o que siga formando parte del patrimonio navarro, aunque emigre de su localidad de origen, Turrillas, a través de la adquisición del mismo por La Diputación de Navarra.

IV.- LA RESOLUCIÓN FINAL

Es en este apartado donde he tenido más dificultades para encontrar documentación que acredite la decisión final adoptada. Sabemos la opinión de los informes, tanto de Madrid como de la Comisión de Monumentos de Navarra, pero se me escapa el momento concreto en el que el Coro de Turrillas sale de su lugar de origen y  entra a formar parte de los bienes “arrinconados” del Museo de la Catedral, en el Dormitorio de los Canónigos, donde aún hoy se encuentra, aunque luce con moderada dignidad, pues su estado es tan deplorable como cuando llegó y sigue esperando silencioso que se le restaure.

El hecho evidente es que la recomendación de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y la de La Historia, se tiene en cuenta por la Comisión de Monumentos de Navarra y que el Coro no se vende a anticuarios interesados en él y sigue formando parte del Patrimonio de Navarra.

Por la documentación conseguida en el Archivo Diocesano se puede afirmar que no es la Diputación de Navarra quien se hace cargo del Coro, sino que la solución se queda dentro del ámbito eclesiástico. Tal vez por desacuerdos entre La Curia y Diputación.

Aunque a D. Narciso Larraya, no con la rapidez para él deseada, le van a pintar favorablemente las cosas. Va a poder arreglar la iglesia de Turrillas, el Coro no se venderá, después de tantas idas y venidas de su expediente y felizmente podrá disponer del dinero necesario para las obras. Además la caridad cristiana entrará en juego para saldar el importe de las mismas.

Veamos los últimos pasos.

Para ello tenemos que retroceder hasta el momento en que, desesperado, D. Narciso Larraya escribió la carta fechada el día 7 de Diciembre de 1926 desde Urbicáin. En uno de sus apartados suplica del Obispo estudiar el caso y “ver si puede conceder un anticipo a dicha Parroquia de Turrillas, para reparar todas sus necesidades”…
Igualmente le propone poder retirar el coro y colocarlo donde el Obispo diga para esperar, sin que se deteriore más, la venta. Una vez vendido se compromete a “reintegrar la cantidad adelantada el día que se realizase”.

Pues bien, consultado el Libro de Cuentas de Turrillas, CAJA 1599-3 Cuentas de Fábrica (1913-1983) en las cuentas correspondientes al año 1928 hay un ingreso que dice lo siguiente:

Recibido del fondo de la Diócesis………………………1.500,00 pts.”

Esta es la cantidad que se le adelanta a D. Narciso por parte del Arzobispado y que él se compromete a reintegran en cuanto se venda el Coro. Por lo que se ve no se llega a vender, aunque una de las partidas siguientes habla de “Gastos por la venta del Coro” y será con este dinero con el que se realizarán las obras que desde años atrás venía reclamando. Los trabajos se realizan a lo largo del año 1928, según podemos ver en las partidas de gastos.

Un día al cantero en Abril……….............................
9,00
Tabla para el tejado de la Torre……………………….
135,00
Cemento tres sacos………………………………………
74,00
Portes de la Tejería al Irati…………………………….
35,25
Teja encarnada de 1ª clase (1.500)……………………
324,00
Gastos por la venta del Coro…………………………..
340,00
El cantero en Diciembre (vease recibo)………………
171,00
Un día el carpintero y clavos gastados……………….
12,00
Portes del vagón de materiales, patentes (2pts)……..
00,00
descargar el vagón (6) y vino que se dio al…………
00,00
pueblo por traer dichos materiales y por…………….
00,00
ayudar en el tejado de la torre…………………………
60,00
Descuento a la fábrica en Diciembre por anticipo….
25,00

Como se puede comprobar una vez recibido el adelanto D. Narciso se pone manos a la obra para arreglar la Iglesia. La partida que describe como “Gastos por la  venta del Coro” parece corresponder a los trabajos de desmonte del mismo, pues como se indicaba en la carta, parece seguir pensando en la venta como la solución idónea para obtener el dinero con el que devolver el adelantado por la Diócesis.

Analizando las cuentas se deduce que uno de los acuerdos de devolución de las 1.500pts. adelantadas se haría a razón de 25pts. por trimestre y así se hace a partir del último trimestre del año 1928. Durante el año 1929 se abonan los dos primeros trimestres. Es decir 50pts. más. En el tercer trimestre la suerte le sonríe a D. Narciso pues en el testamento de Dª Francisca Urniza Oroz se estipula la cantidad de 1.500pts. como donativo para la Iglesia de Turrillas, que aparecen como ingresos de ese año. También aparecen como ingresos la venta de 300 tejas, sobrantes de la obra, a la iglesia de Reta, por las que se perciben 65,00pts. En este punto y como dato que habla a favor de D. Narciso hay que decir que no busca ninguna ganancia en dicha venta, pues se las pone al mismo precio que él pagó en su momento, que haciendo los cálculos fue de 0,21ctms. la unidad.

Las obras continúan a lo largo de 1929 y una vez realizados los trabajos estructurales correspondientes a la cubierta de la nave de la iglesia y de la torre, se realizan otros complementarios como se consigna en el apartado de gastos.

Son los siguientes:

Gastos con motivo de la colocación de la nueva campana……......
15,00
Pagadas al campanero en concepto del 1er plazo y unico para…...
00,00
La fábrica de la iglesia (Véase Decreto)……………………………..
228,50
Descuento del primer trimestre de un anticipo………………………
25,00
Molduras para el Altar Mayor (7 ¿?) y para las credencias………
30,00
Pinturas para las campanas, baranda del Presbiterio, zócalo y….
00,00
Purpurina…………………………………………………………………
25,00
Factura del cantero en el arreglo de las capillas…………………...
188,00
Factura del carpintero por trabajos hechos en el Presbiterio…….
00,00
Y traslado del Púlpito…………………………………………………...
127,50
Descuento del anticipo- 2 Trimestre…………………………………..
25,00
Entregado al Sr. Administrador de Fondos Diocesanos, con
 lo que queda Cancelado el anticipo……………………………….....

1.425,00
Limpieza extraordinaria de ropas etc. Con motivo de las obras….
00,00
realizadas y candado de lámpara……………………………………
25,00

Este balance de cuentas lo hace D. Narciso con fecha 3 de Agosto de 1929, pues en esta fecha da cuentas al nuevo ecónomo de la Iglesia de Turrillas D. Esteban Galbete, dejando las obras realizadas y con un saldo a favor de 92,17pts.


V.- ¿HABÍA ALGO MÁS QUE LO QUE HOY VEMOS?

A lo largo de todo este proceso de enajenación del Coro de Turrillas se ha hablado en informes y cartas siempre de “restos” del Coro. Lo que hoy se conserva expuesto en el Dormitorio de los Canónigos de la Catedral de Pamplona parece ser que no es la totalidad del mismo, pues si nos fijamos bien en la fotografía de la época se atisba, a través del antepecho, su mobiliario. Se identifica claramente el facistol en el centro. La sillería adosada a las paredes asoma ligeramente, pero se llega a apreciar los respaldos para los brazos.

No hay fotografía antigua de esta bancada, por lo que no sabemos cómo sería realmente, si estaba decorada al estilo de lo que se conserva o no.

Una pista sobre el valor de esta bancada la podemos encontrar en la referencia que se hace en el libro escrito por varios autores encabezados por Martín Almagro Gorbea, titulado “250 años de Arqueología y Patrimonio”, donde se analiza la labor desarrollada por, entre otros organismos, las Comisiones de Monumentos provinciales. Entre ellas, y lo hemos visto en una de las cartas de D. Narciso Larraya hablando de los anticuarios que iban a ver el Coro, la de impedir el tráfico de los bienes históricos y artísticos, al margen de la normativa vigente tendente a evitar su emigración, no sólo a otros lugares  de España, sino incluso al extranjero, como desgraciadamente ocurría en ocasiones.

En el libro indicado se recoge una afirmación que conviene analizar y ver su grado de certeza.

Cuando se habla de los cometidos de las Comisiones de Monumentos se dice en la pág. 68 textualmente: “Una labor que se extiende al ámbito de la lucha contra el tráfico ilícito de bienes históricos y su enajenación, y que lleva en el caso de la Comisión de Monumentos de Navarra a intervenir en 1921 para intentar evitar que el cabildo de la Catedral de Pamplona se desprendiera de una arqueta hispano-árabe de marfil labrado. Sin embargo pocos años más tarde, en 1927 no logra impedir que el Obispado pamplonica vendiera los restos de la sillería del coro de la Iglesia de Turrillas.”

¿Qué tiene de cierto esta afirmación? Según esta cita el recinto del Coro contaba con sillería, que fue vendida. ¿A quién? ¿Por cuánto? ¿Qué se hizo con el dinero? ¿Entraba dentro del término “restos del Coro” para los que se piden los permisos que hemos analizado? ¿Dónde se encuentra en la actualidad? ¿Fue una venta ilícita, como parece sugerirse? Éste es otro camino que habrá que desbrozar y aclarar, pues hasta donde yo he llegado, tengo que decir que según el Libro de Cuentas de Fábrica de Turrillas no hay ningún ingreso correspondiente a ningún tipo de sillería que se hubiera vendido. Además en 1927 y hasta los años cincuenta, según testimonio de los vecinos mayores de Turrillas todavía estaba el Coro montado en su lugar original, por lo que no se pudo vender nada en ese año.  

Hay que hacer notar que ninguno de los informes sobre los “Restos del Coro de Turrillas”, todos ellos muy serios y meticulosos en la descripción de los mismos y todos anteriores a 1927, menciona en ningún momento la existencia de sillería, por lo que, de existir, se puede deducir que su valor artístico no sería tal. De hecho actualmente existe al fondo de la iglesia una bancada que podría ser parte de la mencionada sillería. “Yo la he conocido de toda la vida” me comenta una vecina.

Por lo que hemos visto el Coro de Turrillas al final no se vendió. La prueba de ello es que sigue perteneciendo a la Iglesia. El dinero necesario para arreglar los desperfectos de la iglesia se obtienen por un adelanto que hace el Obispado a la iglesia de Turrillas, con el que D, Narciso puede hacer frente a las obras. En este asunto la Diputación de Navarra no tiene que intervenir. De haberlo hecho, ya fuera en las actas de 1927 o de 1928, habría algún acuerdo en relación al Coro de Turrillas. Consultadas en el Archivo General de Navarra las actas de esos años no he encontrado nada al respecto. La solución fue la sugerida por D. Narciso en su carta del 7 de Diciembre de 1926. Por lo que solucionado el problema principal se dejó en el aire la enajenación del Coro de Turrillas. Será más tarde, en la década de los cincuenta, según testigos mayores del pueblo, cuando se trasladó al Museo Diocesano los denominados “restos del coro gótico de Turrillas”.

Todo ello me hace pensar que la afirmación que se hace en el libro arriba mencionado no ha sido suficientemente contrastada por sus autores. De ser cierta en los libros de cuentas constarían los ingresos obtenidos por tal venta en el año 1927, con la meticulosidad de la que da ejemplo D. Narciso en sus cuentas. No hay partida de este tipo.


Hasta aquí el largo proceso referido al Coro de Turrillas. ¿Por qué no se hizo lo mismo con la Virgen románica de Salinas de Ibargoiti y otras piezas que, presuntamente, salieron de manera clandestina de Navarra y de España, por un puñadito insignificante de pesetas?
Esperemos que pueda regresar la Virgen a Navarra y que pueda lucir al menos en el Museo de Navarra, pues los que siendo sus custodios, presuntamente, fueron a la vez sus ladrones y responsables de que esta talla “desapareciera”.