LA VIRGEN ROMÁNICA DE SALINAS Y EL CORO DE TURRILLAS – CAMINOS OPUESTOS.
Por Simeón Hidalgo Valencia (13 de enero
de 2016)
Estos días se habla mucho de la subasta
de la Vírgen románica de Salinas que en su día “desapareció”. Resulta que como
otras piezas del arte sacro de Navarra ha aparecido en los Estados Unidos de
América.
Cómo llegó hasta allí es cosa que desde
la Diócesis de Pamplona tendrían que poder aclarar a la sociedad.
Cómo hacer que vuelva a Navarra es algo
que todos los organismos e instituciones implicadas tendrían que procurar,
aunando y sumando sus esfuerzos. Ayuntamiento de Ibargoiti, Gobierno de
Navarra, Arzobispado de Pamplona, al menos algo tendrán que decir y hacer.
Personalmente, a tenor de lo que conozco
sobre los pasos que debían de darse para poder vender una pieza de arte,
considero que salió sin los requisitos que las leyes dictaban entonces (Primer
tercio del siglo XX) y si esto sucedió alguien tomó decisiones que no podía
tomar y antepuso el bien particular al de la comunidad de Salinas de Ibargoiti,
al menos, y este alguien, presuntamente, sería del ámbito eclesial.
Ahora, después de 80 años en paradero
desconocido esta pieza navarra ha salido a la luz y pienso que el Gobierno de
Navarra, a través de los servicios jurídicos oportunos tendría que reclamar la
pieza como propia dando los pasos para detener la subasta, ya que tiene todos
los visos de que salió de Navarra y de España incumpliendo las leyes, tanto
eclesiásticas como civiles del momento.
¿En qué me baso para decir esto?
En otro caso que tuvo lugar en
Izagaondoa, en concreto en el lugar de Turrillas. El protagonista: El Coro de
madera tallada y policromada, que el abad o párroco de turno pretendía vender a
algún anticuario interesado en el mismo con el fin de sacar un dinero para
poder arreglar el tejado de la iglesia. Lo que el dicho párroco veía fácil
resultó que no lo fue tal, porque se encontró con que en este caso sí se dieron
los pasos que debían darse y hoy el coro, sus restos, siguen en Navarra, aunque
bastante desatendidos en el Museo Diocesano de Pamplona, a la espera de que
alguien se apiade de él y lo valore como lo valoró en su momento D. Onafre
Larumbe como obra de arte que bien merecía lucir más que en una sencilla
iglesia de pueblo en una gran catedral.
Todo esto lo sé por el estudio e
investigación que hice del Coro de Turrillas en el verano de 2011, mientras se
vaciaban las tumbas del claustro de la catedral de Pamplona.
Dos caminos opuestos para dos piezas del
arte de Navarra. He aquí la ruta que siguió el Coro de Turrillas.
EL CORO GÓTICO DE TURRILLAS
1. PUNTO DE PARTIDA
2. INFORMES
D. FERMÍN ISTÚRIZ D. ONOFRE LARUMBE
3. INSTANCIA AL OBISPO DE D. NARCISO
LARRAYA (23-MAYO-1924)
ECLESIÁSTICO 4.
PROCESO DE ENAJENACIÓN
CIVIL
C.D.C. CANON 1532
R.D. 9 ENERO 1923
4.A - CONSULTA DEL OBISPO
CABILDO CONSEJO
ADMINISTRACIÓN
SÍGASE EL TRÁMITE
4.B –
EXPEDIENTE A ROMA
SGDA.
CONG. DEL CONCILIO
SÍ
CABILDO CONSEJO
ADMINISTRACIÓN
SÍ
ENAJENACIÓN
PROCESO A
MADRID
|
4.D -
D.GRAL. DE JUSTICIA, CULTO Y ASUNTOS GENERALES
SOLICITUD
TASACIÓN
ACREDITACIÓN
(ART. 4)
4.E – INFORMES
R.A. BELLAS ARTES R.A. HISTORIA
NO
ENAJENACIÓN
SÍ QUE LO
ADQUIERA LA DIPUTACIÓN FORAL DE NAVARRA
(20-MAYO-1927)
|
PROCESO DE ENAJENACIÓN DEL CORO DE TURRILLAS
I.- LAS RAÍCES DEL PROCESO
La iglesia de
la Asunción de Turrillas, perteneciente al Ayuntamiento de Izagaondoa, es una
de las muchas iglesias de este valle que se remontan a época románica. Aunque
hoy es una iglesia bien conservada y abierta al culto, no fue así en épocas
pretéritas allá por los años veinte del S. XX. De la lectura de su
documentación relativa a esos años podemos hacernos una idea muy lamentable del
estado de la misma, hasta tal punto que
se cerró para la seguridad de los feligreses. Ante tal penuria no le
quedó más remedio al cura encargado de Turrillas que proponer la venta de los
restos del Coro Gótico existente, que dado el estado de conservación en que se
encontraba, parecía que no valía la pena el restaurarlo pero sí venderlo y con
lo obtenido consolidar otras estructuras de la iglesia como la torre y la
cubierta.
Lo que parecía
poder tener un recorrido rápido se convirtió en un proceso de años en los que
intervienen altas esferas tales como la Sede Romana, los Ministerios del
Gobierno del Reino de España, el Obispo de la Diócesis de Pamplona, el Cabildo
de la Catedral, la Excelentísima Diputación de Navarra, así como expertos en
arte como La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y otros entendidos
provinciales.
En el Archivo Diocesano se
conserva parte del expediente sobre este tema recogido en la Caja 66 – Nº 127
con el título “Expediente de enajenación de fragmentos del coro de la iglesia
de Turrillas”.
Como es normal,
los primeros pasos en este tema los da la persona que convive día a día con la
necesidad o el problema. El deterioro de la iglesia de Turrillas y la necesidad
de recaudar fondos para subsanar los desperfectos estructurales de la torre y
su techumbre ponen en marcha las gestiones para la venta de los restos del
coro. Parece que era práctica común entre los párrocos de las iglesias
necesitadas vender una obra artística, retablo, imagen, cruz procesional,… en
nuestro caso los restos del coro, para sufragar otros gastos. A esta práctica
se apunta D. Narciso Larraya, Párroco de la iglesia de Urbicáin y Encargado de
la de Turrillas. Es en esta última localidad donde se encuentra el objeto de
este expediente.
II.- LOS PRIMEROS PASOS
Por la
documentación existente y como se refleja en el informe que realiza El Maestro
carpintero y dorador, D. Fermín Istúriz Albístur, es D. Narciso Larraya quien
le llama para que haga un informe sobre el estado en que se encuentra la
iglesia de Turrillas. Es por tanto el Sr. Cura quien inicia éste que será un
largo proceso, para su propia desesperación. Sigamos paso a paso este
recorrido.
PAMPLONA 27 DE MARZO DE 1924
Con esta fecha
el experto D. Fermín Istúriz Albístur firma su informe sobre el estado de la
iglesia de Turrillas, en los siguientes términos:
“El que suscribe, maestro carpintero y dorador,
dedicado a la construcción de obras artísticas destinadas al culto católico,
tiene el honor de manifestar que habiendo sido llamado por D. Narciso Larraya,
Párroco de Urbicain y Turrillas con objeto de examinar el estado en que se
encuentra la iglesia de Turrillas debe hacer presente:
Iº Que
en general necesita dicho templo que se le atienda en lo que afecta a su
interior pero también a su exterior pues por deficiencias en el tejado tanto en
la torre como en el resto del edificio, se ven los efectos demoledores de la
acción de las aguas pluviales.
2º. Que a fin de evitar estos y poner en
condiciones de que en su interior pueda hacerse algo práctico y duradero, como
es pintar sus paredes aunque sea con la mayor economía posible, se precisa renovar
el el tejado de la torre y del resto de la iglesia.
3º. Que en la
parte de la torre donde están las campanas debe procederse a recojer las
aguas que entran por los huecos donde están colocadas aquellas ya que de lo
contrario correrían las aguas por las escaleras hasta extenderse por el coro
como precisamente debe ocurrir en la actualidad, lo que ha debido contribuir a
que este se encuentre en estado deplorable.
4º.
Que por la acción del tiempo y quiza más por lo que se indica en el
párrafo anterior, amenaza derrumbarse el coro si se ocupa con el personal a que
puede dar cabida pues una de las vigas transversales está quebrada por su
centro y sostenida con ligeras llantas que pueden desprenderse de la madera a
medida que esta vaya perdiendo la poca fibra que puede hacerla compacta pues
son maderas labradas en el siglo XV y han perdido su fuerza y dureza para
resistir algo el peso.
5º. Que se trata de un decorado de madera y que
la circunstancia de ser de la época citada el decorado u ornamentación
empleadas en las vigas transversales y en los cabrios o durmientes,
ornamentación rica y de bastante buen gusto, del siglo XV o principios del XVI
pudiera retraernos algún tanto de la idea de renovación completa pero el que
suscribe entiende que renovar dicho coro de acuerdo con aquella ornamentación
exigiría un presupuesto de vastantes miles de pesetas, pues, la mayor parte de
la decoración que era sobrepuesta ha desaparecido hasta el extremo de que en su
antepecho solamente figuran tres paneles de sus venticinco o treinta que por menos
componían el coro y la subida de escalera del mismo.
6º. Que
de la época citada se conservan en las vigas de pavimento varias cartelas con
cariatides y de las transversales han desaparecido todos los paneles
sobrepuestos con tracerías que serían muy complicadas y variadas a juzgar por
las huellas que del lugar que ocuparen quedan, así como algunos rosetones que
se han ido desprendiendo por la acción del tiempo y de los cuales faltan más
del setenta y cinco por ciento.
7º. Que por dichas razones o sea casi
imposibilidad de reedificarlo de acuerdo con el que fue por falta de recursos
que puedan destinarse a ello ya que han desaparecido la inmensa mayoría de los
elementos que lo componían y porque amenaza derrumbarse si no se construye, el
que suscribe bien a pesar suyo, ya que sus aficiones le arrastran a conservar
todo lo que sea posible lo bueno antiguo que nos legaron nuestros antepasados,
entiende que debe construirse un nuevo coro sencillo vendiendo los residuos del
que actualmente existe (ya que según le informan, no cuenta el templo con
recursos económicos para poder hacerlo respetando o aprovechando lo bueno que
existe)- El paréntesis está a bolígrafo-
y sacando el mayor partido posible en las condiciones de su venta a fin de
atender con los recursos que aquella aporte a las necesidades del edificio que
se encuentra en estado poco decoroso.
Esta es la opinión del que suscribe quien ha
visto con pena por negligencia y abandono de quienes estuvieron en tiempo
pasados y remotos al frente de la referida parroquia se haya perdido un modelo
de cierre de coro de muy buen gusto y a juicio del suscribiente muy poco común
y que ha ido desapareciendo sin provecho para nadie y con gran pérdida para el
arte retrospectivo.
Pamplona 27 de Marzo de 1924”
Fermín Istúriz Albístur
Sigue escrito
de su puño y letra que se comentará más adelante, pues corresponde a fecha del
6 de Marzo de 1926, casi dos años más tarde.
De este informe
se deduce el estado lamentable en que se encontraba la iglesia de Turrillas. La
lluvia penetra por la torre y llega al pavimento de la escalera de la misma,
así como al coro, que se ha ido deteriorando hasta el punto que ha habido que
apuntalarlo. Habla de lo que queda del
coro como de residuos aprovechables, pues mediante su venta se puede conseguir
un dinero que sirva para subsanar el origen del deterioro presente. No
recomienda la restauración del mismo, debido a su gran coste, pues el 75% se ha
perdido. Desde su experiencia y capacitación lo valora de trabajo de buen gusto
y lamenta que se haya perdido.
Por las mismas
fechas, mes arriba mes abajo, parece que D. Narciso Larraya, párroco de
Urbicáin y Encargado de Turrillas, da pasos en la Diócesis de Pamplona sobre el
tema a niveles altos, pero sin llegar todavía al Sr. Obispo, pues como dice D.
Onofre Larumbe en su correspondiente informe, es un encargo que se lo encomendó
el entonces Provisor y Vicario General del Obispado de Pamplona. Con fecha 2 de
Mayo de 1924 firma su informe redactado de su puño y letra, que transcribo a
continuación, tal y como el anterior de D. Fermín, pues son las bases en que se
apoyará D. Narciso para sustentar su petición.
PAMPLONA 2 DE MAYO DE 1924
“En cumplimiento del encargo que V. S. se
sirvió encomendarme, realicé la semana pasada una visita de inspección al
pueblo de Turrillas, Valle de Izagaondoa (Navarra) y Diócesis de Pamplona, en
cuya iglesia parroquial existe lo que fue objeto del viaje y es del presente
informe.
Es el templo parroquial de Turrillas
sencilla al par que robusta construcción, orientada al Este, según costumbre,
compuesta de cuatro tramos y ábside semicircular con una pequeña ventana aspirellerada
en su fondo y flanqueada de dos capillas laterales de época posterior.
Modesta portada, de tradición románica, que
forman dos archivoltas de arista apuntada, presta acceso al interior, cubierto
de un medio cañón ojivo, por debajo del cual sigue, a lo largo del mismo,
prismática imposta, de bisel, corrida.
Ocupa el ábside un bello retablo del
Renacimiento, de buena mano y razonada disposición, cuya pátina antigua ha
desaparecido bajo moderno retoque.
Sus alto-relieves de la Pasión del Señor, de
San Miguel y de la vida de la Virgen,- sobre todo el grupo de la Ascensión-,
son deliciosos y de gran escuela dentro de su esfera y acreditan dicho
concepto.
Pero lo verdaderamente notable é
insospechado en una pequeña iglesia rural es el coro, obra de talla, de estilo
flamular del XV, pero nacido, como lo ponen de manifiesto sus elementos
semiplaterescos que en él van mezclados, en el siglo XVI.
Constitúyelo un entramado gótico del postrer
período, muy típico, labrado todo él en su intradós al modo de una rica
techumbre, semejantes a las que suelen verse en ciertos cuadros flamencos de
Vander-Weyden o de Van-Eyck, en cuyas vigas, solivos que sostienen la actual
tablilla, desaparecida ya la antigua, y canecillos dúplices del que arrancan,
el arte gótico florido parece haber agotado sus recursos de ornamentación.
Nada más interesante que las cabecitas de
monjes, ruanos, personajes y hasta monstruos, representados en los referidos
canes, para el conocimiento de la industria, psicología y modo de ser de
aquella sociedad, de la que pueden verse trazos semejantes en diversas iglesias
de este país.
Mas, si estos felizmente se conservan en su
totalidad, no ha sucedido lo mismo con los adornos flamulares que discurrían a
lo largo de los travesaños, de los cuales sólo huellas quedan; y asimismo con
lo que llevaban los entrepaños superiores que dejan libres las cartelas o canecillos
de los moldurados solivos, que, por ser meras aplicaciones labradas, han ido
faltando, hoy uno, mañana otro, y solamente quedan algunos pocos, como para dar
idea de lo que en otro tiempo fuera.
Antigua escalera, arrimada al muro de la
Iglesia, conduce a la parte superior del Coro, guarnecidos una y otro de
elegantes pasamanos y antepechos, donde ha sido más deplorable el estrago
causado por la incuria de los tiempos.
Mas de una vez había experimentado el placer
de encontrar en ciertas iglesias (la de Larragueta, cerca del pueblecito de
Añezcar, entre otros) antepechos de coro, bien de piedra, bien de yeso, con
calados de varia y caprichosa forma labrados.
Empero nunca tuve la fortuna de dar con uno
semejante, que, cual encaje o celosía de talla, del más delicado y galano
gusto, fuera a servir de ornato y buscar acogida a la sombra de una humilde
parroquia, cuando tantos otros aditamentos, con menores títulos la han hallado
en nuestras viejas catedrales.
Paneles de calados diferentes, divididos por
esbeltas columnitas, recortan el espacio en mil combinaciones geométricas,
siendo de lamentar, a vista de los tres únicos que quedan, la falta de sus
compañeros, groseramente reemplazados hoy en día por moderno y tosco barandado.
En la zona, que le sirve de asiento se lee
esta inscripción:
SIENDO BICARIO DN MIGVEL DE
VRNIZA
LO PINTO JVAN FRANC-O DE ANIÑO. 1766
Claro está que muy posterior es a su
construcción, y al recordar la fecha de principio del siglos XVI que le hemos
atribuido, diríase que era aquella una galería donde un apasionado había
reunido, en su inagotable variedad, los bordados y motivos suavemente
contorneados del moribundo gótico para admiración y estudio de los venideros.
¡Sutil y aéreo alarde brotado de la mano del
artista; delicada bellaza, mas en demasía frágil para sostener el peso de los
años y arrostrar los ultrajes de la ignorancia de los tiempo!
Porque todo ello se viene abajo, como desapareció,
sin dejar apenas huella, el que existía en la escalera que sube a la torre, de
donde, por defecto de las cubiertas, (no de las bóvedas, por serlo de fábrica
robustísima) deslizándose las aguas pluviales hasta el pavimento del Coro,
pudriendo el ya descrito entramado y poniendo en riesgo, a no atenderse a
tiempo, de un probable hundimiento, cuyas precursoras quiebras son ya visibles
en el travesaño central, tiempo há cascado hácia su mitad e interinamente
sostenido por unos clavos que le sujetan.
Ahora bien; por cuanto, según afirma el Rdo.
Sr. Cura Párroco de Urbicain, Encargado de la de Turrillas, se carece en
absoluto, de recursos, ni espera otros medios para arbitrarlos, con que hacer
frente a gastos de reparación o reemplazo necesarios, que venta o enajenación
de una obra de arte, cual es el mencionado Coro (cosa grandemente sensible y a
duras penas, en extremos y determinados casos, por nuestra Santa Madre Iglesia
tolerada,) habrá de adjudicársele un precio mínimo que lo ponga a cubierto de
una tasación interesada o fraudulenta y que podrá deducirse del mérito que se
le atribuye en el presente informe.
Y no lo habiendo en absoluto para casos de
tal naturaleza, sino sólo el relativo que corra en el mercado, el cual ignoro,
parece, de cualquier modo, evidente (sin pretender con ello establecer un
límite determinado) que por menos de mil a mil quinientas pesetas en manera
alguna deberá cederse sin detrimento de la justicia e intereses de fábrica de
la referida iglesia; debiéndose, a todo trance, procurar, en igualdad de
circunstancias y aun no siendo grandemente notable la diferencia, poner empeño
en evitar su éxodo de nuestra amada región.”...
Aquí termina la
parte referida al coro de Turrillas, ya que el informe sigue con otro asunto de
la misma índole referido a una cruz procesional de hierro.
Como podemos
deducir, D. Onofre Larumbe, que es el autor de este informe, no conocía la iglesia
de Turrillas ni mucho menos el coro en cuestión, del que queda prendado y
admira su arte, digno de estar en una catedral. Por ello lo valora como tal de
obra de arte y expresa su parecer de que si se puede lograr se evite salga de
Navarra, valorándolo como mínimo en 1000 ó 1500 pts .
Formando parte
del informe realiza los planos del coro a escala, aunque con ciertas licencias
decorativas y los muestra realizados con lapicero. Su apellido Larumbe, escrito
con tinta, los acredita como suyos. Son, a falta de nuevos descubrimientos, los
primeros que se realizan sobre esta pieza en cuestión.
III.- LAS FASES DE LA ENAJENACIÓN DEL CORO DE TURRILLAS
Con estos dos
informes de peso, D. Narciso se siente con fuerzas para redactar su petición.
Así puede dar el siguiente paso ante el Sr. Obispo de Pamplona, D. Mateo Mújica
Urrestarazu y con fecha del 23 de Mayo de 1924 cursa su instancia, con la
esperanza de que el Obispo autorice la enajenación del coro. Comienza así el
Proceso de Enajenación del Coro de Turrillas.
URBICÁIN 23 DE MAYO DE 1924
El cura ecónomo
de Urbicáin y Encargado de Turrillas, D. Narciso Larraya dirige una instancia
al Sr. Obispo de Pamplona, D. Mateo. En ella tiene en cuenta los informes de D.
Onofre Larumbe Beneficiario de la Catedral y Académico de la Real Academia de
la Historia y de D. Fermín Istúriz, maestro carpintero y dorador de la Capital.
En la instancia
se reconoce que el coro se encuentra en estado deplorable y se solicita “la correspondiente autorización para poder
enagenar dichos objetos y poder así atender a las necesidades del templo”.
URBICÁIN 25 DE MAYO DE 1924
D. Narciso
Larraya envía carta a D. Luis Goñi, Secretario de la Cámara. En ella se habla
de que le envía “la instancia solicitando
la enajenación de los objetos de Turrillas”. Expresa que ignoraba dónde se
encontraban los informes personales de los expertos anteriores, pues “se los entregué al Sr. Larumbe para
llevarlos a Palacio”.
Sigue
expresando la necesidad de apuntalar el coro, pues se avecinan las fiestas en
Turrillas, lo que origina nuevos gastos que se añaden a los que hay que
realizar para arreglar la iglesia y solicita que lo mejor para esta situación
es que se resuelva cuanto antes “caso que
se pudiera”.
Por esta carta
podemos deducir el deseo del Párroco para que este asunto se resuelva con
rapidez. Para ello añade un nuevo argumento. Las fiestas se aproximan. La
costumbre de ocupar el coro por los hombres en estos días señalados es una
razón más que esgrime ante el Secretario de Cámara.
Lo que se presenta
como urgente y rápido en la ejecución por parte del sacerdote de Turrillas, se
demorará y su solicitud, para resolverse satisfactoriamente, tendrá que viajar.
1º. EL PROCESO ECLESIÁSTICO
PAMPLONA 28 DE MAYO DE 1924
El Obispo de
Pamplona, Mateo, recibida y leída la instancia fechada el 23 de Mayo de 1924 por
D. Narciso Larraya, añade su resolución:
“Sírvase informar al Excmo. Cabildo Catedral
y al Consejo de Administración de bienes diocesanos a los efectos del canon
1532 del Código de Derecho Canónico.”
Comienzan así los pasos burocráticos que alargarán la
resolución final. Lo que el Sr. Cura Párroco ve como decisión del Obispo, éste
lo contempla desde otras esferas más altas y legales con las que tiene que
consultar para seguir el curso adecuado. Antes de tomar una decisión de esta
índole recaba la opinión de los organismos diocesanos correspondientes: El
Cabildo Catedralicio y El Consejo de Administración de Bienes Diocesanos,
cumpliendo con el canon 1532 del Código de Derecho Canónico. Este Canon dice
que los bienes de la iglesia de ninguna manera deben
venderse sin permiso de la Santa Sede.
PAMPLONA 12 DE FEBRERO DE 1925
Se anota en la
instancia arriba indicada que “Reunido el
cabildo en sesión ordinaria del seis de Febrero para tratar de la enajenación a
que hace referencia en la precedente instancia, vistos los informes del Sr.
Istúriz y D. Onofre Larumbe, acuerda el Cabildo poner en conocimiento de V.I.
que siendo un objeto de arte, se siga la tramitación correspondiente”.
Como se ve el Cabildo
considera lo que queda del coro como objeto de arte por lo que informa al Sr.
Obispo que se siga la tramitación correspondiente. De acuerdo con el Canon 1532
el dossier llega hasta Roma donde la Sagrada Congregación del Concilio tomará
la decisión pertinente al caso.
ROMA 4 DE NOVIEMBRE DE 1925
En esta fecha
se firma la decisión de Roma sobre el tema. Remitida la decisión al Sr. Obispo
de Pamplona, éste a su vez escribe al Señor Deán y al Cabildo Catedralicio comunicándoselo.
PAMPLONA 17 DE NOVIEMBRE DE 1925
El Sr. Obispo
escribe al Señor Deán y Cabildo Catedral informándole de la decisión de La Sagrada
Congregación del Concilio, a quien se trasladó el expediente, “pues el Excmo. Cabildo se declara
incompetente para otorgar el consentimiento canónico en atención al informe
emitido por el Presbítero D. Onofre Larumbe, en que se hacía constar que dichos
fragmentos tenían algún valor artístico, la Sagrada Congregación del Concilio
con fecha 4 de Noviembre nos ha dirigido un rescripto del tenor siguiente”…
PAMPLONA 28 DE NOVIEMBRE DE 1925
Con esta fecha
se anota al margen izquierdo de la citada instancia de D. Narciso Larraya que “remitido este expediente a la Sagrada
Congregación del Concilio y examinado por Esta, fue despachado favorablemente,
autorizando la venta, conforme al Descripto que se acompaña”.
Con las
aclaraciones transmitidas por Roma, el Sr. Obispo de Pamplona recaba la
opinión, una vez más del Excmo. Cabildo de la Catedral y del Consejo de Administración de Bienes
Diocesanos, quienes reunidos en sendas
deliberaciones emiten su opinión sobre la enajenación del Coro de
Turrillas. Se expresan de la manera siguiente:
PAMPLONA 25 DE NOVIEMBRE DE 1925
En esta fecha
se reúne el Cabildo Catedralicio, según consta en el Libro de Actas del Archivo
de la Catedral de Pamplona, Caja 3.010.
El objetivo de
la sesión es “dar cumplimiento a la
comunicación del Prelado, leída en el breve del día 18 del corriente, sobre
ejecución de un rescripto de la sagrada congregación del Concilio, que autoriza
al Ordinario la venta de fragmentos o partes del Coro de Turrillas”.
El acuerdo del
Cabildo es positivo, aunque en las actas se hace notar que uno de sus miembros
emite su voto particular “con las
limitaciones siguientes. 1º. Que no se proceda a la venta sin consentimiento
del donante. 2º. Que se venda debidamente. 3º Que los objetos vendidos no
salgan de España.”
PAMPLONA 26 DE NOVIEMBRE DE 1925
Se remite al
Sr. Obispo el informe del Cabildo Catedralicio de Pamplona, que es a favor de
la venta.
“Leída en sesión extraordinaria del 25 de
los corrientes la comisión precedente, previa discusión y deliberación
capitular, esta corporación no encuentra inconvenientes en que se realice la
venta de que se trata”.
PAMPLONA 17 DE DICIEMBRE DE 1925
El Consejo de
Administración de Bienes Diocesanos emite su informe.
“Los que suscriben, miembros del Consejo de
Administración de Bienes Diocesanos no ven inconveniente en que se realice la
venta de que se trata”.
Aquí termina el
proceso eclesiástico. Desde que D. Narciso Larraya, Encargado de Turrillas,
tramita la solicitud de enajenación del coro de la iglesia y su deseo de que se
resuelva cuanto antes para poder proceder a su venta y con lo que saque poder
arreglar la iglesia, ha transcurrido más de año y medio. Pero aunque los
informes que hemos visto sean positivos para la venta, el proceso está todavía
a mitad del camino. Se inicia ahora una nueva etapa, ahora ante nuevas
instancias ministeriales.
Como vemos, en
toda época, las cosas de palacio van despacio y, mientras, el deterioro del
coro y de la iglesia va en aumento.
2º. EL PROCESO CIVIL
Terminado el
proceso eclesiástico, el paso siguiente lo marca el R. D. de 9 de Enero de
1923, relativo a la necesidad de autorización previa del Estado para la enajenación
válida de obras artísticas, históricas o arqueológicas de que sean poseedoras
las Iglesias, Catedrales, Colegiatas, Parroquias, Filiales, Monasterios,
Ermitas y demás edificios de carácter religioso, pues no se considera a la
Iglesia propietaria de los mismos. Corresponde al Estado resolver los supuestos
excepcionales en que la Iglesia poseyera bienes no sometidos a desamortización,
por lo que el expediente se remite a Madrid.
No hay
documentación en el Archivo Diocesano sobre la fecha en que se envía, pero tuvo
que ser en fecha posterior al 17 de Diciembre de 1925 y anterior al 1 de Marzo
de 1926, pues con ésta se firma en
Madrid la siguiente comunicación de que hay constancia escrita.
MADRID 1 DE MARZO DE 1926
La Dirección
General de Justicia, Culto y Asuntos Generales, Sección 6ª se dirige al Sr.
Obispo de Pamplona y se le pide la Tasación de los peritos y la acreditación contenida
en el art. 4º del R. D. de 9 de Enero de 1923.
Para dar
respuesta a la primera demanda de La Dirección General de Justicia, Culto y
Asuntos Generales se requiere ahora de nuevo al Maestro Carpintero y Dorador,
D. Fermín Istúriz para que ponga por escrito la tasación mínima que él, desde
su conocimiento profesional, estima oportuna para la venta del coro. En su
informe inicial no hacía esta valoración. Si ponía una cifra D. Onofre Larumbe en
el suyo, que la estimaba entre 1.000 y 1.500 Pts ., pero haciendo
constar que es profano en esta materia mercantil.
PAMPLONA 6 DE MARZO DE 1926
D. Fermín
Istúriz añade en el informe inicial por él firmado, un escrito de puño y letra por el que
tasa el coro en 3.000
Pts .
PAMPLONA 9 DE MARZO DE 1926
En contestación a la anterior
petición remitida desde Madrid el día 1 de Marzo se remite desde Pamplona dicha
tasación., a la vez que se aclara el origen y procedencia del coro.
…”La tasación hecha por los dos peritos no supera de 3000 ptas…”
...”La procedencia…no está en la prohibición a que se refiere el artiº
4 del R. D. de 9 de Enero de 1923.”
Desde esta
fecha de 9 de Marzo de 1926 no se tienen noticias del tema y la desesperación
de D. Narciso Larraya, encargado de Turrillas, parece que va en aumento, pues a
finales del año vuelve a escribir al obispado, tratando así de acelerar la
resolución, pues la iglesia sigue en mal estado y cerrada al público. Sin
embargo el expediente sigue su curso en Madrid, como se verá más adelante y
también en la Comisión de Monumentos de Navarra, pues el acta de la sesión del
25 de Noviembre de 1926 se habla del tema.
PAMPLONA 25 DE NOVIEMBRE DE 1926
En las actas de
la Comisión de Monumentos de Navarra correspondientes a esta fecha hay un punto
que hace relación al Coro de Turrillas. Parece ser que en fechas próximas se
renovó la composición de la Comisión, que ahora está formada por, entre otros, “Los Srs. Larumbe, presidente, Guenduláin,
Mongelos, Arraiza, Huarte, Etayo, Uranga”. Éstos, junto al Sr. Ruiz de la
Torre, arquitecto provincial, se reúnen en la Cámara de Comptos, previa
convocatoria.
El párrafo que
hace alusión al Coro dice lo siguiente: “Leída
una comunicación del Sr. Obispo relacionada con el expediente de venta del coro
de Turrillas, no teniendo ninguno de los presentes noticias oficiales del
mencionado expediente se acordó requerir al secretario saliente para que manifieste
lo que sepa sobre la actuación de la junta anterior de la Comisión, en ese
asunto.”
No se recoge el
texto concreto de la comunicación del Sr. Obispo.
URBICÁIN 7 DE DICIEMBRE DE 1926
Carta de D.
Francisco Larraya, Ecónomo al Obispo de la Diócesis de Pamplona.
Se identifica
como cura ecónomo de Urbicáin y Encargado de Turrillas. En ella hace notar que
las gestiones para conseguir la enajenación del coro de Turrillas duran ya dos
años, aunque en este punto reduce el tiempo, pues en realidad han transcurrido
ya dos años y medio desde que dirigió la instancia allá por el 23 de mayo de
1924.
Asegura también
que las malas condiciones del lugar recogida por los testigos crean cuatro
tipos de dificultades:
1ª Para la
conservación debido a las humedades y al mal estado de la torre.
2º Para los
fieles, porque corren peligro cuando entran a la iglesia para su mantenimiento.
Se ha cerrado para evitar accidentes y controlar a los anticuarios que vienen
a ver el coro.
3º Para la
iglesia, debido al mal estado de la misma en general.
4º Para la
venta del coro, pues se tropiezan con muchas dificultades para la misma. Se
queja de las decisiones tomadas por la Comisión de Monumentos que se opone a “la venta en pública subasta y sacar, como es
natural el mayor provecho para la Parroquia y sus deseos de que se ceda a la
Excma. Diputación”.
Suplica del
Obispo estudiar el caso y “ver si puede
conceder un anticipo a dicha Parroquia de Turrillas, para reparar todas sus
necesidades”…
Igualmente le
propone poder retirar el coro y colocarlo donde el Obispo diga para esperar,
sin que se deteriore más, la venta.
Una vez vendido
se compromete a “reintegrar la cantidad
adelantada el día que se realizase”.
Un dato nuevo
que aporta el Sr. Párroco en esta carta es la postura de la Comisión de
Monumentos de Navarra que se opone a la venta y está a favor de que el coro se
ceda a la Diputación de Navarra. Se opone a este criterio ya que ve peligrar
los posibles ingresos que el coro reportara, con lo que el arreglo de la
iglesia seguiría pendiente, pues la pobreza de la misma no permite realizar las
obras. La opinión de la Comisión de Monumentos se conoce en Madrid y será
decisiva para la resolución del caso.
PAMPLONA 20 DE DICIEMBRE DE 1926
A finales de
ese mismo mes el Obispado escribe al Exmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia.
La copia del escrito dice entre otras cosas:
“Siendo de suma urgencia la enajenación de
dichos residuos por ser difícil y costosa la conservación de los mismos en su
actual valor, y necesitando el producto de su venta para atender las
necesidades más perentorias de la Iglesia a que pertenecen, acudimos a V.E.
suplicándole con encarecimiento la pronta resolución del expediente
mencionado”.
A esta petición
del Obispado se contesta rápidamente
desde el ministerio.
MADRID 24 DE DICIEMBRE DE 1926
“S. M. el Rey (q.D.g.) se ha servido disponer se manifieste a V.S. como
respuesta a su comunicación fecha 20 del actual”…
…”fue enviado al de Instrucción Pública el 7 de Abril último para su
tramitación con arreglo al art. 5º del R. D. de 9 de Enero de 1923 no habiendo
sido devuelto todavía”.
Sin demora, se
procede por parte del Obispado a remitir una carta al Ministerio de Instrucción
Pública para interesarse por las gestiones que éste realiza sobre el expediente
del coro de Turrillas.
PAMPLONA 30 DE DICIEMBRE DE 1926
“Se nos
ha comunicado del Ministerio de Gracia y Justicia que el día 7 de Abril último
se envió a ese Ministerio”…
…”Siendo de suma urgencia la enajenación de
dichos residuos por ser difícil y muy costosa la conservación de los mismos en
su actual valor para una iglesia pobre que necesita el producto de su venta
para las necesidades más perentorias, y que tiene en inminente ruina la torre y
su techumbre, acudimos a V.E. suplicándole con encarecimiento la pronta
tramitación y resolución del expediente mencionado”.
El siguiente
paso en todo este asunto es la contestación que se tramita desde la Sección 5ª de La Dirección General de Bellas
Artes, al Obispo de Pamplona.
MADRID 19 DE ENERO DE 1927
…” Que se ha recibido en este Ministerio la
comunicación de V.I. en la que se suplica la pronta tramitación de un
expediente remitido por el de Gracia y Justicia a los efectos del art. 5º del
Real Decreto de 9 de Enero de 1923 sobre enajenación de unos restos del coro de
la Iglesia de Turrillas”…
“El referido expediente informado por la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, pasó en 20 de Diciembre del año
próximo pasado a información de la Real Academia de la Historia en donde se
encuentra actualmente”…
Como se ve, el
proceso del expediente sigue su curso en Madrid, en donde no deciden sobre la
enajenación del coro de Turrillas sin escuchar o leer el informe de La Real
Academia de Bellas Artes de San Fernando y de La Real Academia de la Historia
REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO
20 DE DICIEMBRE DE 1926
El informe
correspondiente a La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando es Aprobado
por la Academia en sesión de 20 de Diciembre de 1926. Lo recojo en Internet de la página http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/cmn/1927604610.pdf,
lo mismo que el correspondiente a La
Real Academia de La Historia.
Su texto es el siguiente:
REAL ACADEMIA DE BELLAS ARTES DE SAN FERNANDO
Ponente: EXCMO. SR. D. ELÍAS TORMO
“EXCMO.
SEÑOR:
La Dirección
general de Bellas Artes, por resolución previa, y de Real orden del Ministerio
de Gracia y Justicia, ha remitido a informe de esta Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando el expediente incoado por la parroquia de Turrillas,
diócesis, provincia y reino de Navarra, y en su nombre el Sr. Cura Ecónomo de
la vecina de Urbicain, encargado conjuntamente de la de Turrillas, en solicitud
de que se autorice la venta de lo que llama «residuos» pertenecientes al coro
de la Iglesia. Evacuando la consulta, el Ponente, después de haber visitado Turrillas,
en viaje especial al objeto, formula el siguiente dictamen.
No se trata
propiamente de residuos, sino de la techumbre de armadura de un coro alto y de
la escalera para su acceso, conjunto que, por el estado de su próxima ruina,
sin estar todavia arruinado, habrá de desarmarse y sustituirse (si hiciera
alguna falta), caso en el cual sí que podrá ya hablarse, con alguna propiedad,
de «residuos».
Esta techumbre
tiene 5,40 metros
de ancha, que es el ancho mismo de la única nave del templo; su hondo es de 4,80 metros . Está
formada por tres jácenas normales al eje del templo, de las cuales, la
intermedia fué siempre (al parecer) de dos piezas, con un basto pie derecho, un
madero, al centro, y la jácena de los pies del templo va arrimada a su imafrontis,
que no tiene puerta, pues la única de la iglesia está en la pared lateral del
lado de la Epístola. Sobre las jácenas, mediante zapatas, corren las vigas, que
son 18, de las cuales cuatro no sobresalen, por recibirse la escalera, de un
solo tramo, que arranca del suelo muy avanzada, en el mismo lado de la
Epístola. La importancia artística se ofreció solamente, y se muestra todavía,
en la decoración de las jácenas, de los canes de las nacelas, de las zapatas
vigas, y de los barandales del coro mismo y de la escalera.
Desde la nave
del templo se goza la fila de 14 canes, de hasta 33 ½ centímetros de saliente,
con dos cabezas esculturadas cada grupo, con sentido de tipo popular y
realista, representando, casi todos, cabezas humanas, mujeres, hombres barbados,
algún que otro fraile, etc. Al interior 18 canecillos, ya simples y con cabezas
bestiarias y demoníacas, salvo algunas, pocas, humanas, caricaturescas, como
son en todo parecido también las 18
a cada lado sobre la segunda jácena, y las 18,
finalmente, sobre la tercera jácena. Pero en los espacios sobre dichas jácenas
o vigas maestras, en los exteriores (o visibles desde la cabecera del templo)
solamente, y en el neto entre cada dos vigas o carreras, se labraron adornos de
aplicación, de labor calada y de variado dibujo, gótico, flamígero, del tipo
del de claraboyas. De estas decoraciones postizas faltan muchas, a saber: tres
de las que llamaremos metopas, de las 13 de la jácena primera; 5 de las 17 de
la segunda (en rombos), y 7 de las 17 de la tercera (también en rombos). La
primera jácena al exterior, que como todo el borde, estuvo policromado, sólo
por los restos de la pintura se ve que tuvo igual decoración, aplicada en
madera del mismo tipo de claraboya, y lo mismo se observa por otras notas del
tono de la madera en los haces exteriores de la segunda y tercera jácenas, que
se decoraron (y no su haz de los pies del templo), pero que nunca se policromaron.
Falta ya toda la decoración, finalmente, en
los tableros de la techumbre que hacen solado del coro, renovados total o
parcialmente.
En cambio la
mayor belleza se completó con los tableros calados del barandal de la escalera
y el antepecho del mismo coro, rectangulares los segundos y romboidales los
primeros, rampantes, con dibujos igualmente góticos del mismo tipo flamígero y
sabia y graciosamente variados. Pero todavía son aquí más sensibles y bien
aparentes las faltas, subsistiendo sólo tres del barandal alto, que tendría más
de 18, y dos del rampante, alguno algo destrozado, faltando en éste cosa de
tres o cuatro. Su tamaño en alto es de unos 90 centímetros .
No se conoce
dato histórico ninguno de esta bella obra de carpintería «de lo blanco». El
letrero que dice en ella, «Siendo Vicario Juan Miguel de Urniza, lo pintó Juan
Franco de Ariño, 1776», que se refiere a un repintado.
El estado de
conservación, en cuanto a la solidez de la armadura, es muy deficiente,
suponiendo peligro, no tanto al acceso al coro, sino la aglomeración de gente
en él, si es que en el país se ha hecho costumbre oir desde él la misa los mozos,
y en general los hombres, al revés, precisamente, de lo que en siglos ocurrió
en tantos templos cristianos, y en sinagogas y mezquitas, de destinar para las
mujeres, tantas veces, las tribunas. Si en Turrillas, pueblecillo de Sierra de escaso
vecindario, sin cura propio y sin Ayuntamiento, se dejara el coro para su
exclusivo preciso destino, y si se evitaran las goteras que dicen hay y lo
perjudican, no habría problema urgente, con algunas reparaciones oportunas.
Si de lo que se
trata, por el contrario, es de lograr ingresos, no deja de sorprender la
supuesta necesidad en un país donde nunca faltaron todavía recursos para la
vida religiosa parroquial cuando se solicitan adecuadamente de los fieles.
La importancia
artistica de la obra no es tal, en último caso, sin embargo, que merezca ser
considerada su perdida como apreciable en el conjunto del tesoro artístico
nacional por lo que es del caso que la Academia dé, y da y eleva efectivamente,
un dictamen en consonancia con ese tan relativo valor artístico. Pero es éste
de todos modos suficiente para haberse de lamentar la pérdida. Por lo cual, a
ponerse la parroquia en condiciones de justo aprecio de todas las
circunstancias, sería de desear que, como se propuso (al parecer) por la
Diputación provincial—la tan prestigiosa de Navarra—, se adquiriera por ella el
tal coro, para, desmontado, hacerlo reconstruir y bien fácilmente, como
techumbre, en una pieza del Museo provincial o en una de medidas semejantes que
existe en la Catedral misma de Pamplona. Si tal ofrecimiento, y ajustado a
equidad (al parecer), se rechazara mezquinamente por la parroquia, sería
entonces del caso, a juicio de la Real Academia de San Fernando, que por el Estado
y Ministerio de Gracia y Justicia se condicionara prudentemente la enajenación
solicitada, en la forma que pareciere más discreta y oportuna.
Aprobado el
preinserto informe por la Comisión central de Monumentos y por la Academia,
acordó ésta elevarlo al superior conocimiento de V. E., con devolución de los
documentos que acompañaban a la orden de V. E., como tengo la honra de
verificarlo.
Dios guarde a
V. E. muchos años.
Madrid, 20 de
Noviembre de 1926.—El Secretario
general. MANUEL ZABALA Y GALLARDO.—Excmo.
Sr. Director general de Bellas Artes.”
Conviene resaltar de este informe el hecho de que el
ponente, D. Elías Tormo, para redactarlo y emitirlo viaja personalmente en
viaje especial al objeto del mismo, hasta Turrillas y puede tomar nota “in
situ” del coro en cuestión y de su estado. Este viaje tuvo que realizarlo entre
las fechas que siguen al 7 de Abril de 1926 y las anteriores al 20 de Diciembre
del mismo año. A falta de más información es lógico suponer que el viaje se
podría haber realizado en los meses centrales. Posiblemente en fechas
veraniegas, aprovechando el buen tiempo para facilitar los traslados sin los
perjuicios de las inclemencias del tiempo.
Cabe destacar del mismo la afirmación de que no se
consideran residuos lo que se trata de enajenar. Que asimismo su valor
artístico es suficiente como para haberse de lamentar su pérdida. Que pertenece
al arte gótico flamígero. Que para preservarlo la Diputación de Navarra lo
podría comprar y conservarlo expuesto, una vez reconstruido, en lugar adecuado
como puede ser El Museo de Navarra o la misma Catedral de Pamplona.
Al Ponente le extraña que se baraje en la instancia
de enajenación la necesidad de recursos económicos de la Parroquia, pues “no deja de sorprender la supuesta necesidad
en un país donde nunca faltaron todavía recursos para la vida religiosa
parroquial cuando se solicitan adecuadamente de los fieles.”
Dejemos aquí esta última afirmación y sorpresa del
Sr. Ponente y volvamos a Pamplona a la reunión de la Comisión de Monumentos de
Navarra, antes de seguir con el informe de la Real Academia de la Historia.
PAMPLONA 22 DE ENERO DE 1927
En esta ocasión se reúnen, en segunda convocatoria,
solamente “ los Sres. Arraiza
vicepresidente, Huarte y Uranga secretario” dándose lectura a la carta de
D. Narciso Larraya de 7 de Diciembre de 1926.
“Leyose una
carta de D. Narciso Larraya párroco de Turrillas relativa al coro de esta
parroquia acordándose oficiar a la Academia en Solicitud de noticias sobre el
estado del expediente de venta del mencionado coro.”
No tenemos la comunicación, si se produjo. Con todo
el paso dado directamente por el Obispo al recibir la susodicha carta de D.
Narciso ya hemos visto que fue diligente, así como las respuestas sucesivas
entre Madrid y Pamplona. El tema seguía su curso en todas las instituciones
competentes en el tema y será La Real Academia de la Historia quien dé el
siguiente.
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
20 DE MAYO DE 1927
El
informe de La Real Academia de La Historia tiene lugar el 20 de Mayo de 1927 y reza
así:
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA
“A instancia
del Ministerio de Gracia y Justicia se pide informe a esta Real Academia en el
expediente incoado para autorización de venta de los restos del coro de la iglesia
de Turrillas (Navarra), solicitada por la Diócesis de Pamplona y sobre lo que
ya tienen emitidos dictámenes, sobre impresión ocular, dos miembros de la
Comisión de Monumentos de Navarra y la Real Academia de San Fernando, ambas en
sentido favorable, y hay, además, una tasación hecha por dos peritos, que no
supera de 3.000 pesetas.
Los datos
contenidos en ambos informes parecen suficientes para formar juicio sobre el
carácter y aspecto artístico de dicho coro o tribuna, dispuesto en alto sobre
los pies de la iglesia; pero faltan referencias complementarias que pudieran
aclarar si se trata de una construcción única en su género o si, lo que parece
más verisímil, hay otras análogas en aquel territorio. Trátase de una obra de
carpintería muy adornada, con tallas de estilo gótico, en su último período, y
otras ya del Renacimiento, lo que induce a fecharla dentro del siglo XVI.
Constituyen el suelo de dicho coro o tribuna tres grandes maderos, sobre los
que se atraviesan otras vigas menores y encima corre la tablazón: mide 5,40 por
4,80 metros .
Las vigas menores afrontan en la delantera sobre canes, y éstos y el extremo de
aquéllas se decoran formando cabezas humanas talladas, de gran variedad, con
sentido popular y realista. Las series de canes se repiten dentro del techo, en
función igual sobre los maderos sustentantes, constituyendo un conjunto de 86
cabezas, algunas de ellas demoniacas, bestiales y caricaturescas, según parece.
Además, en las tabicas había labores caladas de claraboyas góticas con gran variedad
de composición, que han desaparecido en una tercera parte, y también las hubo
sobrepuestas a los grandes maderos, en sus haces más visibles. La tablazón ha
sido renovada por entero. Otro elemento decorativo muy bello son los paños del
pretil de la tribuna y de su escalera, con dibujos asimismo de claraboyas
góticas, graciosamente variados; pero subsisten sólo cinco paños, o sea casi
una tercera parte. Su policromia fué renovada en 1766, según lo hace constar un
letrero. El estado de solidez parece ser muy precario, y esta es la razón que
se alega para su desmonte.
Tratándose de
una iglesia de Sierra, mal atendida y pobre, no es gran pérdida la desaparición
en ella de esta obra de arte, que puede ser muy bien reconstruida en otro
lugar, donde su visita y su conservación se garanticen debidamente. En este
sentido, cabe que esta Real Academia, y conjuntamente la de San Fernando,
recojan la indicación hecha en el informe de la segunda para que la Diputación
provincial de Navarra adquiriera esta obra de arte para el Museo Arqueológico
de Pamplona o para su Catedral, donde podría lucir bien, con poco dispendio, y
sin que la región perdiese esta muestra de sus industrias antiguas. Para ello
la Comisión de Monumentos es verisímil que preste un apoyo valioso y aun
decisivo. Ahora bien; autorizar la venta incondicional, con riesgo de
fraccionamientos y pérdidas, eso no cree esta Real Academia que deba
aconsejarse, y en ella va también de acuerdo con la de San Fernando.
La Academia
decidirá, no obstante, lo más procedente.
EL DUQUE DE ALBA.”
La Real
Academia de La Historia redacta su informe en acuerdo con La Real Academia de
Bellas Artes de San Fernando. Se desaconseja la venta, se recomienda que La
Diputación de Navarra adquiera “esta obra
de arte para el Museo Arqueológico de Pamplona o para su Catedral, donde podría
lucir bien, con poco dispendio, y sin que la región perdiese esta muestra de
sus industrias antiguas” y se remite al criterio de la Comisión de
Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra, que prestará “un apoyo valioso y aun decisivo”.
Esta Comisión
de Monumentos Históricos y Artísticos de Navarra se expresa sobre el tema y lo
recoge en su Boletín del año 1927, de la manera siguiente:
“De acuerdo con
el espíritu y la letra de los documentos preinsertos, la Comisión de Monumentos
Históricos y Artísticos de Navarra se permite excitar, desde las columnas de su
Boletín, el celo de la Excma. Diputación Foral y Provincial, siempre dispuesto
a favor de toda obra de progreso y cultura, a fin de que, interviniendo en la
forma que con tan patriótico desinterés le señalan las Reales Academias de la
Historia y de Bellas Artes de San Fernando, en los informes de referencia, vea de
adquirir el bello coro de Turrillas, evitando su pérdida, una vez salvado de un
éxodo inminente. Con ello, además de remediar las necesidades parroquiales que
se invocaron para solicitar su enajenación, se compensaría de algún modo, el
enorme menoscabo que la cultura y el arte del país están sufriendo por mor de
cuantos lejos de oponerse al afán expoliador de los traficantes del patrimonio
artístico religioso y civil de nuestra patria, parecen favorecer y amparar en
una u otra forma sus execrables intentos.”
En el Archivo de la Institución Príncipe de Viana se
conserva el borrador de esta comunicación escrito de puño y letra. Legajo 3/82
– Año 1927.
En su publicación recoge dos fotografías de D.
Wenceslao Goizueta a quien agradecen su colaboración.
En la
documentación que he podido obtener en el Archivo de Príncipe de Viana existen otras tres más. Están catalogadas en
el Legajo 2-Bis/39 – Año 1924 con la referencias “Fotos sobre el coro y nota
del Sr. Huarte”.
A las
fotografías acompaña una nota escrita a lápiz, parece ser por el Sr. Huarte
Esta nota da
contestación a una carta de D. Narciso Larraya, que sigue a la espera de que el
caso tenga una solución positiva para sus intereses. Aunque no tiene ni firma
ni fecha, hay que situar la nota como posterior al 20 de Mayo de 1927, fecha
del informe de la Academia de la Historia y anterior a la publicación en el Boletín
de la Comisión de Monumentos del año 1927. Se puede leer en la pág. 604 la
recomendación que se hace a la Exma. Diputación de Navarra por parte de la
citada Comisión para que: “De acuerdo con
la curia adquiera el bello coro de su Iglesia.”, por lo que al Legajo
2-Bis/39 Fotos sobre el coro y nota del Sr. Huarte, corresponden las fotos de
1924 y no así la nota que es del año 1927.
En el dossier
consultado en el Archivo Diocesano de Pamplona hay una copia del informe que
redactan los dos testigos de la Comisión de Monumentos después de la inspección
ocular cuya copia se transcribe. No tiene ni la fecha, ni la firma, ni el
destinatario. Como otras copias del dossier está realizado en papel con el
membrete del Obispado, por lo que pudiera ser que fuera remitido al Ministerio
de Gracia y Justicia dentro del expediente, para dar cumplimiento con el R.D. 9
de Enero de 1923, como se ha dicho en fecha posterior al 17 de Diciembre de
1925 y anterior al 1 de Marzo de 1926. Dice lo siguiente:
“Se trata de un coro obra de talla de estilo
flamular del siglo XV mezclado con elementos semiplaterescos del 16, que lo
constituye un entramado gótico labrado al modo de techumbre en cuyas vigas
aparecen el gótico florido de cuya ornamentación solo se conservan en las vigas
del pavimento varias cartolas con cariátides habiendo desaparecido de las
transversales todos los paneles sobrepuestos con tracerías de los que solo
quedan huellas así como el 75% de los rosetones desprendidos por la acción del
tiempo y que han desaparecido, encontrando todo su conjunto en deplorable
estado así como la escalera que a el conduce guarnecida de elegante pasamano y
antepecho todo extragado por incuria de los tiempos, quedando solo tres paneles
calados diferentes habiendo sido remplazados los demás por moderno y tosco
barandado.”
Lo recojo en
este momento, fuera de su lugar cronológico, por lo expresado, porque la
Comisión de Monumentos de Navarra parece ser la que inclinará la balanza hacia
la enajenación del coro y con ella la posibilidad de que salga de Navarra y se
pierda para siempre, o que siga formando parte del patrimonio navarro, aunque
emigre de su localidad de origen, Turrillas, a través de la adquisición del
mismo por La Diputación de Navarra.
IV.- LA RESOLUCIÓN FINAL
Es en este
apartado donde he tenido más dificultades para encontrar documentación que
acredite la decisión final adoptada. Sabemos la opinión de los informes, tanto
de Madrid como de la Comisión de Monumentos de Navarra, pero se me escapa el
momento concreto en el que el Coro de Turrillas sale de su lugar de origen
y entra a formar parte de los bienes
“arrinconados” del Museo de la Catedral, en el Dormitorio de los Canónigos,
donde aún hoy se encuentra, aunque luce con moderada dignidad, pues su estado es
tan deplorable como cuando llegó y sigue esperando silencioso que se le
restaure.
El hecho
evidente es que la recomendación de las Reales Academias de Bellas Artes de San
Fernando y la de La Historia, se tiene en cuenta por la Comisión de Monumentos
de Navarra y que el Coro no se vende a anticuarios interesados en él y sigue
formando parte del Patrimonio de Navarra.
Por la
documentación conseguida en el Archivo Diocesano se puede afirmar que no es la
Diputación de Navarra quien se hace cargo del Coro, sino que la solución se
queda dentro del ámbito eclesiástico. Tal vez por desacuerdos entre La Curia y
Diputación.
Aunque a D.
Narciso Larraya, no con la rapidez para él deseada, le van a pintar
favorablemente las cosas. Va a poder arreglar la iglesia de Turrillas, el Coro
no se venderá, después de tantas idas y venidas de su expediente y felizmente
podrá disponer del dinero necesario para las obras. Además la caridad cristiana
entrará en juego para saldar el importe de las mismas.
Veamos los
últimos pasos.
Para ello
tenemos que retroceder hasta el momento en que, desesperado, D. Narciso Larraya
escribió la carta fechada el día 7 de Diciembre de 1926 desde Urbicáin. En uno
de sus apartados suplica del Obispo estudiar el caso y “ver si puede conceder un anticipo a dicha Parroquia de Turrillas, para
reparar todas sus necesidades”…
Igualmente le
propone poder retirar el coro y colocarlo donde el Obispo diga para esperar,
sin que se deteriore más, la venta. Una vez vendido se compromete a “reintegrar la cantidad adelantada el día que
se realizase”.
Pues bien,
consultado el Libro de Cuentas de Turrillas, CAJA 1599-3 Cuentas de Fábrica
(1913-1983) en las cuentas correspondientes al año 1928 hay un ingreso que dice
lo siguiente:
“Recibido del fondo de la Diócesis………………………1.500,00
pts.”
Esta es la
cantidad que se le adelanta a D. Narciso por parte del Arzobispado y que él se
compromete a reintegran en cuanto se venda el Coro. Por lo que se ve no se
llega a vender, aunque una de las partidas siguientes habla de “Gastos por la venta del Coro” y será con
este dinero con el que se realizarán las obras que desde años atrás venía
reclamando. Los trabajos se realizan a lo largo del año 1928, según podemos ver
en las partidas de gastos.
Un día al cantero en
Abril……….............................
|
9,00
|
Tabla para el tejado de la Torre……………………….
|
135,00
|
Cemento tres sacos………………………………………
|
74,00
|
Portes de la Tejería al Irati…………………………….
|
35,25
|
Teja encarnada de 1ª clase (1.500)……………………
|
324,00
|
Gastos por la venta del Coro…………………………..
|
340,00
|
El cantero en Diciembre (vease recibo)………………
|
171,00
|
Un día el carpintero y clavos
gastados……………….
|
12,00
|
Portes del vagón de materiales, patentes
(2pts)……..
|
00,00
|
descargar el vagón (6) y vino que se dio
al…………
|
00,00
|
pueblo por traer dichos materiales y
por…………….
|
00,00
|
ayudar en el tejado de la torre…………………………
|
60,00
|
Descuento a la fábrica en Diciembre por
anticipo….
|
25,00
|
Como se puede
comprobar una vez recibido el adelanto D. Narciso se pone manos a la obra para
arreglar la Iglesia. La partida que describe como “Gastos por la venta del Coro”
parece corresponder a los trabajos de desmonte del mismo, pues como se indicaba
en la carta, parece seguir pensando en la venta como la solución idónea para
obtener el dinero con el que devolver el adelantado por la Diócesis.
Analizando las cuentas
se deduce que uno de los acuerdos de devolución de las 1.500pts. adelantadas se
haría a razón de 25pts. por trimestre y así se hace a partir del último
trimestre del año 1928. Durante el año 1929 se abonan los dos primeros
trimestres. Es decir 50pts. más. En el tercer trimestre la suerte le sonríe a
D. Narciso pues en el testamento de Dª Francisca Urniza Oroz se estipula la
cantidad de 1.500pts. como donativo para la Iglesia de Turrillas, que aparecen
como ingresos de ese año. También aparecen como ingresos la venta de 300 tejas,
sobrantes de la obra, a la iglesia de Reta, por las que se perciben 65,00pts.
En este punto y como dato que habla a favor de D. Narciso hay que decir que no
busca ninguna ganancia en dicha venta, pues se las pone al mismo precio que él
pagó en su momento, que haciendo los cálculos fue de 0,21ctms. la unidad.
Las obras
continúan a lo largo de 1929 y una vez realizados los trabajos estructurales
correspondientes a la cubierta de la nave de la iglesia y de la torre, se
realizan otros complementarios como se consigna en el apartado de gastos.
Son los
siguientes:
Gastos con motivo de la colocación de la
nueva campana……......
|
15,00
|
Pagadas al campanero en concepto del 1er
plazo y unico para…...
|
00,00
|
La fábrica de la iglesia (Véase
Decreto)……………………………..
|
228,50
|
Descuento del primer trimestre de un
anticipo………………………
|
25,00
|
Molduras para el Altar Mayor (7 ¿?) y para
las credencias………
|
30,00
|
Pinturas para las campanas, baranda del
Presbiterio, zócalo y….
|
00,00
|
Purpurina…………………………………………………………………
|
25,00
|
Factura del cantero en el arreglo de las
capillas…………………...
|
188,00
|
Factura del carpintero por trabajos hechos
en el Presbiterio…….
|
00,00
|
Y traslado del
Púlpito…………………………………………………...
|
127,50
|
Descuento del anticipo- 2 Trimestre…………………………………..
|
25,00
|
Entregado al Sr. Administrador de
Fondos Diocesanos, con
lo que queda Cancelado el anticipo……………………………….....
|
1.425,00
|
Limpieza extraordinaria de ropas etc. Con
motivo de las obras….
|
00,00
|
realizadas y candado de lámpara……………………………………
|
25,00
|
Este balance de
cuentas lo hace D. Narciso con fecha 3 de Agosto de 1929, pues en esta fecha da
cuentas al nuevo ecónomo de la Iglesia de Turrillas D. Esteban Galbete, dejando
las obras realizadas y con un saldo a favor de 92,17pts.
V.- ¿HABÍA ALGO MÁS QUE LO QUE HOY VEMOS?
A lo largo de
todo este proceso de enajenación del Coro de Turrillas se ha hablado en
informes y cartas siempre de “restos” del Coro. Lo que hoy se conserva expuesto
en el Dormitorio de los Canónigos de la Catedral de Pamplona parece ser que no
es la totalidad del mismo, pues si nos fijamos bien en la fotografía de la
época se atisba, a través del antepecho, su mobiliario. Se identifica
claramente el facistol en el centro. La sillería adosada a las paredes asoma
ligeramente, pero se llega a apreciar los respaldos para los brazos.
No hay
fotografía antigua de esta bancada, por lo que no sabemos cómo sería realmente,
si estaba decorada al estilo de lo que se conserva o no.
Una pista sobre
el valor de esta bancada la podemos encontrar en la referencia que se hace en
el libro escrito por varios autores encabezados por Martín Almagro Gorbea,
titulado “250 años de Arqueología y Patrimonio”, donde se analiza la labor
desarrollada por, entre otros organismos, las Comisiones de Monumentos
provinciales. Entre ellas, y lo hemos visto en una de las cartas de D. Narciso
Larraya hablando de los anticuarios que iban a ver el Coro, la de impedir el
tráfico de los bienes históricos y artísticos, al margen de la normativa
vigente tendente a evitar su emigración, no sólo a otros lugares de España, sino incluso al extranjero, como
desgraciadamente ocurría en ocasiones.
En el libro
indicado se recoge una afirmación que conviene analizar y ver su grado de
certeza.
Cuando se habla
de los cometidos de las Comisiones de Monumentos se dice en la pág. 68
textualmente: “Una labor que se extiende
al ámbito de la lucha contra el tráfico ilícito de bienes históricos y su
enajenación, y que lleva en el caso de la Comisión de Monumentos de Navarra a
intervenir en 1921 para intentar evitar que el cabildo de la Catedral de
Pamplona se desprendiera de una arqueta hispano-árabe de marfil labrado. Sin
embargo pocos años más tarde, en 1927 no logra impedir que el Obispado
pamplonica vendiera los restos de la sillería del coro de la Iglesia de
Turrillas.”
¿Qué tiene de
cierto esta afirmación? Según esta cita el recinto del Coro contaba con
sillería, que fue vendida. ¿A quién? ¿Por cuánto? ¿Qué se hizo con el dinero? ¿Entraba
dentro del término “restos del Coro” para los que se piden los permisos que
hemos analizado? ¿Dónde se encuentra en la actualidad? ¿Fue una venta ilícita,
como parece sugerirse? Éste es otro camino que habrá que desbrozar y aclarar,
pues hasta donde yo he llegado, tengo que decir que según el Libro de Cuentas
de Fábrica de Turrillas no hay ningún ingreso correspondiente a ningún tipo de
sillería que se hubiera vendido. Además en 1927 y hasta los años cincuenta,
según testimonio de los vecinos mayores de Turrillas todavía estaba el Coro
montado en su lugar original, por lo que no se pudo vender nada en ese año.
Hay que hacer
notar que ninguno de los informes sobre los “Restos del Coro de Turrillas”,
todos ellos muy serios y meticulosos en la descripción de los mismos y todos
anteriores a 1927, menciona en ningún momento la existencia de sillería, por lo
que, de existir, se puede deducir que su valor artístico no sería tal. De hecho
actualmente existe al fondo de la iglesia una bancada que podría ser parte de
la mencionada sillería. “Yo la he conocido
de toda la vida” me comenta una vecina.
Por lo que
hemos visto el Coro de Turrillas al final no se vendió. La prueba de ello es
que sigue perteneciendo a la Iglesia. El dinero necesario para arreglar los
desperfectos de la iglesia se obtienen por un adelanto que hace el Obispado a
la iglesia de Turrillas, con el que D, Narciso puede hacer frente a las obras.
En este asunto la Diputación de Navarra no tiene que intervenir. De haberlo
hecho, ya fuera en las actas de 1927 o de 1928, habría algún acuerdo en relación
al Coro de Turrillas. Consultadas en el Archivo General de Navarra las actas de
esos años no he encontrado nada al respecto. La solución fue la sugerida por D.
Narciso en su carta del 7 de Diciembre de 1926. Por lo que solucionado el
problema principal se dejó en el aire la enajenación del Coro de Turrillas.
Será más tarde, en la década de los cincuenta, según testigos mayores del
pueblo, cuando se trasladó al Museo Diocesano los denominados “restos del coro
gótico de Turrillas”.
Todo ello me
hace pensar que la afirmación que se hace en el libro arriba mencionado no ha
sido suficientemente contrastada por sus autores. De ser cierta en los libros
de cuentas constarían los ingresos obtenidos por tal venta en el año 1927, con
la meticulosidad de la que da ejemplo D. Narciso en sus cuentas. No hay partida
de este tipo.
Hasta aquí el largo proceso referido al Coro de Turrillas. ¿Por qué no
se hizo lo mismo con la Virgen románica de Salinas de Ibargoiti y otras piezas
que, presuntamente, salieron de manera clandestina de Navarra y de España, por
un puñadito insignificante de pesetas?
Esperemos
que pueda regresar la Virgen a Navarra y que pueda lucir al menos en el Museo
de Navarra, pues los que siendo sus custodios, presuntamente, fueron a la vez
sus ladrones y responsables de que esta talla “desapareciera”.
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