sábado, 26 de diciembre de 2015

LA ORIENTACIÓN DE LA IGLESIA DE SANTA COLOMBA DE MEOZ

LA ORIENTACIÓN DE LA IGLESIA DE SANTA COLOMBA DE MEOZ

Por Simeón Hidalgo Valencia (26 de Diciembre de 2015)



La luz del solsticio de invierno me ha llevado, una vez más, hasta Meoz. Meoz está en el Valle de Lónguida y éste en Navarra, en lo que yo denomino la Comarca de Izaga, porque la sombra de la ermita-basílica de San Miguel de Izaga se extiende por los valles que circundan esta cumbre. Al de Lónguida, en concreto, le libró de las calamidades sufridas en época inmemorial durante toda una semana. Astegaitz. 


En compañía de Marta, amiga y compañera de la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa, me he acercado con las primeras luces del alba del 21 de Diciembre con el objetivo de comprobar la orientación de esta iglesia, ermita la dicen, construida allá por el siglo XII.

Santa Colomba tiene sus misterios. Uno responde al porqué de su construcción en Meoz. Otro, a quién pertenecen los restos del sarcófago que está en el rincón derecho de la fachada sur. ¿Serán los propios restos de esta santa? Un tercero es la  orientación del edificio.

De los dos primeros escribió ya en el año 2012 mi amigo Fernando Hualde y animó a investigar sobre el  tema de los restos del sarcófago de piedra y a que se hiciera una prueba científica sobre los mismos, pero aún nadie de “a los que corresponda” lo ha tenido en cuenta.[1]

Hoy yo me detengo en el tercero: La orientación de la iglesia de Santa Colomba de Meoz.

En el seguimiento que he realizado a lo largo de este año por el camino del sol he visitado las iglesias de Artáiz, Guerguitiáin, Larrángoz e Elizaberria en estaciones más propicias que las del invierno. También me acerqué entonces por Meoz, pero comprobé que su orientación no correspondía ni a los equinoccios, como San Martín de Artáiz, ni al solsticio de verano, como San Martín de Guerguitiáin y apunté en la agenda el solsticio de invierno para Meoz, siempre y cuando el tiempo acompañara, pues no era cuestión de coger una pulmonía por el madrugón. Afortunadamente las previsiones eran relativamente buenas y pudimos, Marta y yo, presentarnos en Meoz el día 21 de Diciembre.

¿Qué nos depararía esta experiencia?

Tengo que decir que aunque sean los equinoccios y el solsticio de verano los que mueven a más gente para observar la incidencia del sol en distintos tipos de monumentos construidos a lo largo de la existencia de la humanidad, es el de invierno el que resulta más simbólico. La noche llega a su plenitud y de esa negrura resurge el sol regenerado y la luz comienza a vencer a las tinieblas.

Aunque el día en general se despertaba despejado, cierta neblina en el horizonte podía hacer peligrar el poder contemplar desde el principio la salida del sol y sus efectos sobre el ábside e interior de Santa Colomba de Meoz. La hora de la amanecida estaba indicada para las 7,32 solares. Llegamos con tiempo suficiente para poder hacer los preparativos, tomar posiciones tanto en el exterior como en el interior y no perdernos nada de lo que sucediera al amanecer.

Estos lugares solitarios y apartados del caserío, con fuertes y positivas vibraciones  se prestan para la celebración de ritos, por seguidores de todo tipo de espiritualidad, y en la explanada terrosa de Santa Colomba aún se conservan sus huellas.  Círculos trazados en el suelo. Pentalfas inscritas en círculos. Círculo grabado levantado con piedras y en su centro un pequeño cuadrado y dentro de él unas piedras de cuarzo. Ritos antiguos a los que en otros momentos hay que añadir también las huellas del fuego purificador. 

Pero nosotros vamos en busca del milagro de la luz y a comprobar cómo este edificio se replanteó en época del solsticio de invierno. Colocados al oeste vemos en contraluz la silueta de la iglesia y su cementerio. Por la ventana absidial abierta al este solsticial penetrará la luz del sol. 

Tomamos posiciones. Lo primero que hago, colocado bajo la ventana citada, es tomar el punto de orientación teniendo como referencias al punto más claro en el brumoso horizonte. La brújula marca los 113ºSE. Coincide perfectamente con la precesión de la Tierra en este momento.  

En esa misma posición Marta será la encargada de vigilar la salida del sol y hacer las fotos del amanecer. Yo fotografiaré los efectos de la luz en el interior del recinto.

Son las 7,32 solares y las nubes rasantes del horizonte impiden ver el despertar del sol, aunque la claridad va en aumento. Sólo 10´ más tarde ¡por fin!, se decide a salir y lo hace con todo su poderío. 

Comienza el espectáculo de la luz. 


Tímidamente el recinto comienza a iluminarse y un tenue halo de luz dorada se atisba por la ventana absidial. La neblina matiza la luz y hasta que el calor del sol al levantarse no la despeje no se verá como en otros lugares sus efectos. 

Son las 7,49 solares cuando el sol remonta por completo las nubes… 

… y se estampa contra el cristal de la ventana y su luz se matiza a través de él. Como en el solsticio de verano en San Martín de Guerguitiáin se ha producido el estallido de la luz y se derrama potente por el interior. ¡Vale la pena madrugar para poder ver esta maravilla, aunque se haya retrasado 17´! 


Como se dice en lenguaje popular, el sol, en ese tiempo, ha empezado su movimiento y se ha desplazado hacia la derecha del ábside apuntando sus rayos hacia el rincón noroccidental de la ermita y se irá mirando, coqueto, en el espejo del interior de la pared norte hasta desaparecer. 


Salgo a contemplarlo directamente en su carrera y se alza ya disipando la neblina. Desde el interior del cementerio lo domino por un instante, pero tanto Marta como yo lo dejamos libre y entramos dentro del recinto. A dúo nos quedamos admirados al ver la puerta románica de la ermita con su precioso tímpano en el que está grabado el monograma de Cristo. Tras ella la luz brilla en plenitud.





El camino de la luz se ha completado y en unos instantes dejará de alumbrar el muro norte. Nos despedimos de Santa Colomba hasta otra ocasión… 


… no sin antes repetir la llamada que siempre hago, cuando hablo o escribo sobre esta ermita, a la Institución Príncipe de Viana y a sus dueños legales, el Arzobispado de Pamplona, para que miren de hacer algo por ella, porque bien necesita de un repaso. Literalmente se cae. Estaría bien devolverle su originalidad dejando su fachada este a la vista y reparar igualmente la del oeste recuperando la ventana románica que hubo, además de consolidar asimismo su sencilla espadaña.

El sol en su camino hará lo demás, llenando de misterio su recinto.




[1] FERNANDO HUALDE, Meoz, Bajo la custodia de Santa Colomba, http://patrimonionavarra2.blogspot.com.es/2012/05/29-de-abril-de-2012.html

2 comentarios: