EL PUENTE MEDIEVAL DE IDOCIN – VALLE DE IBARGOITI- NAVARRA
Por Simeón Hidalgo Valencia (31 de Diciembre de 2015)
Suena el móvil de par de mañana. Es mi amigo José Luis del que no sabía
nada desde hace más de un año.
-¡Qué hay José Luis! ¿Qué es de tu vida?
-¡Bien!, ¡Bien! ¡Aquí tirando como siempre¡ Oye, que ya veo que habéis
recuperado un puente en Urroz.
- ¡Ah! Sí, aunque más bien fue limpiarlo y dejarlo a la vista. Todavía
queda mucho para arreglarlo del todo. Lo limpiaron en auzolan voluntarios que
respondieron a la llamada del Ayuntamiento para que se pudiera ver como uno de
los hitos patrimoniales de la villa en la visita guiada que organizamos la
Asociación Grupo Valle de Izagaondoa para el 17 de Octubre pasado.
-Lo he leído en la revista de la Mancomunidad.
-¡Ah! ¿Ya ha salido? Todavía no la he visto en Izagaondoa. Supongo que
la repartirán.
-Aquí, en Ibargoiti ya la tenemos. Oye, precisamente te llamaba porque
también en Idocin tenemos un puente que merece la pena que se conozca, que
también está comido por la vegetación y…
Así me da la noticia de otro elemento arquitectónico olvidado, después
de siglos de uso. La concentración parcelaria y la carretera lo dejaron
arrinconado a merced de la Naturaleza, que implacable reclama lo suyo.
Como el día ha salido despejado y luce el sol me animo a acudir hasta
Idocin para pasar el día con mi amigo José Luis, visitar el puente, dar fe de
su existencia, compartir mesa y pasear visitando el cementerio, el robledal que
rodea a la ermita, la iglesia parroquial por su interior y, en definitiva,
completar el artículo que escribí en 2013, titulado “Paseando por Idocin”. [1]
Recuperar estos hitos medievales que han perdido su función y que han quedado
olvidados es como recuperar la memoria inmaterial, tan de moda hoy en día. Pero
estos hitos son tangibles y aunque el desarrollo de los tiempos los haya hecho
perder su función no por ello se han de dejar en el olvido. Son parte del
patrimonio y de la vida de nuestros pueblos y por ello soy de los que opinan
que hay que tratarlos con mimo, con sensibilidad, con visión de futuro, pues
son piezas arquitectónicas que si no se restauran, con el tiempo se pierden.
¿Quién me dice que andando el tiempo estos hitos a los que actualmente
no les damos valor no se pueden convertir en centros de interés para un turismo
rural y revitalizar la vida de nuestros envejecidos y casi desiertos pueblos?
Pues bien. Quizás el año que entra de 2016, se plantee también una
visita guiada desde la asociación para conocer este patrimonio rural, paseando
de nuevo por Idocin y entre sus puntos de interés esté el puente medieval.
Como siempre, lo primero que hacemos es intentar descubrirlo entre
tanta maraña y vegetación que crece a las orillas del río Elorz (alguien lo
denomina también Izagaondoa, dado que de la cumbre de Izaga salen sus aguas).
El antiguo camino de los peregrinos posiblemente pasaba por aquí dado
que la toponimia nos habla en la zona de Errekalde (“Cerca del arroyo”)[2] de la Fuente del Puente,
del Paso del Puente y de La Cruz. Así es. José Luis me explica que pasado el
puente a unos pasos estaba el antiguo crucero y más tarde uno de los vecinos (José Manuel Arlegui, de casa Vicariosarrena o Estebarena, que está entre las de Atrasena e Yribarrengoa), lo
confirma y amplía la información comentándonos que realmente ahí estaba el
crucero, hasta que un rayo lo partió. Hubo gente que aprovechó el momento para
llevarse unas grandes piedras, pero no todo se perdió porque parte del mismo se
conserva colocado en el antiguo cementerio que estaba frente a la fachada sur
de la iglesia.
Estamos ante un puente medieval de un solo ojo bastante bien conservado
a no ser por la vegetación que lo invade, aunque la fuerza del agua cuando el
cauce viene crecido y la corriente es fuerte hace mella en su lado derecho, que
habría que consolidar. Su calzada salva una distancia de unos 10m. y su anchura
es de 3m. Es de medio punto y del lecho del río hasta el intradós más alto mide
más o menos 1,5m. Es parecido al puente románico de Izagaondoa.[3] Como él, y otros de la
comarca, no tiene pretiles protectores.
También como él, y otros de la comarca, no han tenido la suerte de que
los Alcaldes y concejales del lugar o la propia Institución Príncipe de Viana se
hayan fijado en él para devolverle la vida aunque sea para convertirlo en un
hito turístico más, adecuando el lugar con una zona de esparcimiento o de descanso,
con un merendero o lugar de descanso después de un paseo hacia Izaga, e
incluso, como se hizo en Urraúl Alto, habilitando el curso del agua para el
baño veraniego, pues el agua no falta, y colocando su cartel correspondiente
explicativo de su pequeña historia.
Un proyecto adecuado y bien pensado que contemple en su conjunto la
zona ayudaría a recuperar esa memoria secular de cuando por aquí llegaban las
gentes, lo cruzaban, rezaban ante la cruz y seguían su camino hacia Idocin,
quizás para seguir hacia Santiago, quizás hasta el mercado semanal de Monreal,
quizás camino de Pamplona o en sentido inverso siguiendo el camino real de
Pamplona a Sangüesa.
Que la corporación de Ibargoite llame al auzolan, después de haber definido
y redactado el proyecto de recuperación de este lugar y que los vecinos y
vecinas respondan y pongan manos a la obra, sería una muy buena iniciativa. Entre
todos se puede conseguir.
Por mi parte he dado este paso gracias a José Luis que me ha llamado
interesándose por el tema después de leer en la revista de la Mancomunidad de
Izaga lo que un grupo valiente y decidido de Urroz hizo con el Puente Negro a
la llamada de su Alcalde.
¿Lo veremos limpio y en estado de revista cuando hagamos una visita
guiada por el patrimonio del Valle de Ibargoiti?
Que este 2016 que nace sea un año propicio para este proyecto que saque
a la luz lo que el olvido ha escondido y así de puente a puente se vayan
recuperando estos pequeños hitos de la Historia y del Patrimonio de nuestros pueblos.
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