URROZ-VILLA: LA IGLESIA FORTALEZA
Por Simeón Hidalgo Valencia (9 de Octubre de 2015)
Dado que el próximo día 17 de Octubre, sábado, me voy a acercar hasta
Urroz-Villa para asistir a la visita guiada que la Asociación Grupo Valle de
Izagaondoa ha organizado, bien merece dar a conocer a mis lectores algunos
rasgos del edificio religioso-defensivo como es su iglesia dedicada a Santa
María, en su advocación de la Asunción.
Hay que tener en cuenta que este gran templo cristiano, como el resto
de la villa de Urroz, se adapta al ritmo de los tiempos, sean los
acontecimientos de tipo económico, religioso o político y de una sencilla
iglesia románica de finales del XII o comienzos del XIII, se convierte en el
siglo XIV en un templo gótico, que como el de Reta, en el Valle de Izagaondoa
muestra su cara más recia al ser a la vez torre de vigía y fortaleza defensiva.
En uno y en otro la pervivencia de los matacanes lo demuestra y bien pudieran ambos
haber contado con su paseo de ronda correspondiente, a la manera de San
Saturnino de Artajona.
Urroz prosperó en gran parte por su posición geográfica estratégica y
porque los reyes navarros conscientes de ello la tienen en cuenta en sus
propias estrategias. Sancho VII otorga el Fuero Particular en 1195 y su sobrino
Teobaldo I lo confirma en 1236. Felipe III de Francia en 1286 le concede el
privilegio del Mercado Semanal los miércoles y su hijo Felipe I de Navarra y IV
de Francia se lo confirma en 1287. Más tarde, Carlos, Príncipe de Viana en 1454
califica a Urroz de Buena Villa con asiento en Cortes y su padre Juan II en
1456 se lo ratifica. Para evitar la
crisis económica que se cernía sobre la villa logran sus habitantes que Felipe
VI de Navarra (Felipe IV de España) en 1630 otorgue el derecho de Feria Anual,
del 10 al 12 de Noviembre.
La situación estratégica, el mercado, las peregrinaciones a Santiago,
marcaron momentos de prosperidad en auge desde el siglo XII al XVI. A partir de
aquí también conoció momentos de decadencia.
Urroz supo aprovechar los momentos de prosperidad como lo atestigua,
por ejemplo, su propio urbanismo, con abundantes casas palacio y su gran plaza
del mercado en cuyo lado suroeste se levanta la iglesia. A primera vista llama
la atención el gran bloque constructivo que pasa de ser una pequeña iglesia
románica a un templo gótico en el siglo XIV y se concibe a la vez como
fortaleza defensiva del caserío y crece más tarde en el XVI con nueva cabecera
y crucero, coro y sacristía. La adaptación a los tiempos se aprecia a simple
vista, a poco que nos fijemos.
Llama la atención al visitante, su altura, sus alargados y estrechos
ventanales góticos así como sus matacanes defensivos. La visión en contrapicado
de su fachada sur es impresionante y digna de cualquier castillo medieval.
En esta fachada se abre la entrada abocinada al edificio que
corresponde al siglo XIV con sus arquivoltas apuntadas, su guardalluvias y sus
capiteles adornados con hojas, entre las que algunas se pueden identificar como
de vid. Este tipo de portada se repite con muy ligeras variantes por la
comarca, como es el caso de Reta.
Es importante alzar la vista
porque nos encontraremos con tres piezas reutilizadas testigos de la
antigua iglesia románica. Un par de ménsulas o canecillos y un hermoso crismón.
Piezas reutilizadas de la antigua iglesia románica.
Pero entremos para visitar el interior.
Nos topamos con una nave espaciosa de cuatro tramos que es la planta
original del templo gótico del siglo XIV con bóvedas de crucería cuyas claves
estás talladas, aunque inmediatamente al visitante se le irá la vista al
magnífico retablo obra de Miguel Espinal, que preside la ampliación que se hizo
en el siglo XVI añadiendo el cuerpo del crucero y el ábside poligonal. Todo
ello nos vuelve a hablar de momentos de prosperidad económica de la villa. La
prueba la veremos si alzamos la vista hacia la bóveda estrellada del ábside. Veremos
el sello de quien patrocinó esta ampliación. En la clave principal de la bóveda
está tallado y pintado el escudo de Urroz. Este escudo se repite en bastantes
edificios de cierta categoría constructiva de la villa.
Si seguimos observando las bóvedas veremos que también tres de sus
claves están talladas.
Una con la representación de la Virgen con el Niño en su regazo dentro
de la mandorla. Llama la atención como si se hubiera querido representar o
reproducir a la imagen románica original del templo del siglo XII; otra, la del último cuerpo,
recoge la figura de un obispo con su báculo en la mano izquierda, mientras que
con la derecha, levantada, bendice.
¿Representaría la figura de San Martín, tan venerado a lo largo del
Camino de Santiago, dado que Urroz era plaza importante de descanso en el ramal
que cruzaba el Valle de Izagaondoa para dirigirse hacia Pamplona?
Otra más es la que aquí se muestra. Representa a un águila explayada
que lleva entre sus garras a un cordero. Lo hago notar dado que esta figura,
sea con el cordero, sea con una liebre o conejo, aparece también representada
en portadas de la zona como las iglesias de Larrángoz, cuyo escudo del palacio
representa a un águila atrapando a un conejo, y Redín, amén de otros muchos
lugares de Navarra que corresponden a la misma época.
Bajemos la mirada y volvamos al presbiterio para centrarnos en la pequeña
imagen románica de la Virgen con el Niño. Lo original es la Virgen. El Niño
parece que se perdió y ha sido realizado de nuevo y colocado en el regazo de la
madre que hace de trono al niño-rey.
También de época medieval es la pila bautismal que se halla colocada en
el lado del evangelio del crucero. No es su sitio original ni tampoco lo es la
base sobre la que se ha colocado, pues corresponde a una piedra de lagar, pieza
muy frecuente de ver en las casas de la comarca dado que casi todas ellas
contaban con la bodega donde se elaboraba el vino para el consumo familiar en
las épocas de la existencia de viñas.
Cabe resaltar de la misma los adornos que se alternan alrededor de la
copa. Flores hexapétalas, a manera de crismones florales y círculos solares.
Ambos son símbolo de la nueva vida que recibe el catecúmeno al bautizarse.
Al fondo de la iglesia se encuentra el coro. También este elemento
muestra la riqueza y prosperidad económica de la villa, pues es de piedra. En
la clave central se representa al cordero pascual, símbolo de Jesús resucitado.
Será al subir al coro cuando los amantes del llamado arte románico se
llevarán una de las sorpresas agradables que contiene este edificio, pero
siempre que vuelvan la vista al subir las escaleras. Si no, la sorpresa se la
llevarán a la bajada, porque el vano que traspasan es la antigua puerta
románica del edificio primitivo que como los elementos señalados en lo que es
la actual portada, se conservó. A juzgar por los sencillos capiteles, muy semejantes
a los que se contemplan en la fachada de la iglesia de Idoate podríamos situar
esta portada más dentro del siglo XIII,
aunque su tímpano y magnífico crismón nos recuerden momentos anteriores. Tengo
que señalar que como en la encomienda Sanjuanista de Induráin esta iglesia
posee también dos crismones.
Desde el coro obtendremos una buena perspectiva del volumen espacial y
podremos apreciar sus, al menos, dos fases de su construcción. En la clave de
esta zona contemplaremos la figura del obispo San Martín, si realmente fuera
este personaje al que se representa por lo razonado más arriba.
Ya casi el visitante se dará por satisfecho por todo lo que ha visto,
pero aún queda lo mejor desde el punto de vista constructivo, pues en pocas
iglesias tenemos la oportunidad de poder visitar el habitáculo que se abre
entre la cubierta externa y las bóvedas del edificio.
Las ventanas que se observan desde el exterior en la zona alta al nivel
de los matacanes nos informan de que hay un espacio entre las dos cubiertas,
que serviría de refugio en momentos de guerra, a la vez que de baluarte
defensivo de la villa contra el enemigo en los vaivenes de los conflictos
bélicos bajomedievales del reino de Navarra. Al fin y al cabo este edificio
religioso fue concebido a la vez como edificio defensivo de Urroz.
Subamos, pues, y contemplemos esta zona singular del edificio y desde
su altura veamos Urroz a sus pies, antes de comenzar el recorrido por sus
calles.
Visita realizada el 23 de Abril de 2011, dentro de la “Ruta Gótica de la Comarca de Izaga” organizada por el entonces Grupo Cultural
del Valle de Izagaondoa, en la que visitamos las iglesias de Iriso, Urroz,
Lizoáin y Redín.
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