LA CAMPANA DE SAN MARTÍN DE GUERGUITIÁIN
Por Simeón Hidalgo Valencia (24-06-2014)
En la solitaria iglesia de San Martín de
Guerguitiáin hace ya muchos años que no repica la campana en la noche
solsticial de San Juan. Desde el valle lanzaba su llamada hasta los cercanos
señoríos de Vesolla y Celigueta y subían sus repiques hasta Muguetajarra
anunciando los alegres acontecimientos y espantando los llantos y males de las
gentes de Guerguitiáin.
En los años 80 del siglo XX sus últimos
vecinos cerraron las puertas de sus casas y dijeron adiós. Nadie los despidió.
Ni tan siquiera la campana avisó de su salida, porque ya no había nada que
anunciar a los vecinos. Se la desmontó y emigró forzada también hacia el exilio
dispuesta a cumplir su función pregonera en otro lugar.
Guerguitiáin quedó en silencio. San
Martín no la oyó más convocar con sus sones para la fiesta patronal del 11 de
Noviembre, su día grande. Hasta el maestro cantero Petrus la echó en falta y solitario
entonaba sus canciones “a capela”, intentando espantar el derrumbe maligno del
lugar.
A su alrededor ninguna de sus hermanas repicaba.
Silencio por doquier. Ruina y desolación.
¿Dónde estará la campana de
Guerguitiáin?, se preguntaban no hace mucho algunos vecinos interesados en
recuperar el paradero de tantas piezas emigradas forzosamente del valle de
Izagaondoa.
Sólo se sabía que el cura se la había
llevado dejando su huella sobre la cubierta del edificio, pero ¿qué se había
hecho con ella?
Fue el día 3 de Mayo cuando supimos, de
la auténtica fuente que se la llevó, dónde estaba colocada cumpliendo su misión
anunciadora.
-Está en la iglesia de San Raimundo de
Fitero, en el barrio de Ermitagaña de Pamplona- se nos dijo.
Tomé buena nota y me puse en contacto
con su párroco, D. Luis Alberto, que muy amablemente colaboró para poder
recuperarla para el valle de Izagaondoa, aunque fuera en imagen.
Allí me dirigí y con su ayuda pude subir
a la terraza de la cubierta donde humildemente está anclada bajo la gran cruz
que domina la plaza ajardinada.
Un moderno mecanismo eléctrico acciona
el martillo que la golpea y la hace sonar. No tiene badajo.
Esperaba que informara de la fecha en
que se fundió, pero sobre su piel sólo figura la escueta leyenda “ERICE
PAMPLONA”, la empresa que la realizó. Ni fechas, ni nombres de los padrinos, ni
nombre del abad correspondiente. Nada. Sencilla y humilde como el lugar al que en
origen estaba destinada.
Poco sabemos sobre ella. En mi artículo
titulado “Guerguitiáin y el cumpleaños de
su Libro de Cuentas” [1] escribí algún dato
sobre una campana, que luego se denomina “campanilla” que ahora dudo se refiera
a la campana colocada en la espadaña de Guerguitiáin.[2]
“Sí sabemos que Don Felis Jauregui, da
cuentas el 27 de Octubre de 1813 de sus años de primiciero que fueron de 1807 a 1812.
En la partida nº 6 lleva como epígrafe
lateral “Campana” y se escribe lo
siguiente:
“Nº. 6 Campana Ytem por soldar una campanilla – 000-19-"
Corrijo lo que escribí en su momento
sobre la posibilidad de que esta soldadura en una campanilla corresponda con la
campana de bronce de la que trato en este artículo, ya que el precio que se
pagó por el encargo no corresponde con lo que costaba fundir una campana.
Campana de Guerguitiáin.
Y para que nos hagamos una idea de cómo
luciría esta campana de Guerguitiaín en su lugar original veamos dos
composiciones de Juan Manuel Sánchez de la Cueva.
Quizás de esta manera recuperemos este
pequeño patrimonio de Izagaondoa y oigamos en el aire el misterioso tañido de
la campana de San Martín de Guerguitiáin, en las noches del fuego de San Juan.
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