LAS PINTURAS GÓTICAS DE OLLOKI – VALLE
ESTERÍBAR – NAVARRA
Por Simeón Hidalgo Valencia (23 de Noviembre de 2015)
En mis paseos por Navarra, el lugar de Olloki ha sido uno de los
paisajes que más me han atraído debido al palacio de cabo de armería, que con
sus dos torres en su fachada principal es la cuna de uno de los influyentes
linajes del Reino de Navarra.
Cuando lo visité por primera vez, hacia 1980, el palacio prácticamente
era un pajar y la vegetación se lo comía poco a poco. Un escaso caserío y la
iglesia en lo más alto conformaban el resto. De su antigua gloria poco quedaba.
Hoy su fisonomía urbanística ha cambiado por completo, aunque el palacio va a
peor.
Después, en 1998, entrenando para la aventura del Camino de Santiago, haciendo
la etapa hacia Zubiri, me paré a realizar el apunte del lugar, pues esas dos
torres me atraían y perseguían. No tanto así su iglesia que, sin embargo,
ocultaba un gran tesoro.
El domingo, 8 de Noviembre de 2015, de nuevo me acerqué hasta Olloki,
pero esta vez, aunque me paré de nuevo ante el palacio, no era él mi objetivo
principal, sino lo que en la iglesia, dedicada a San Adrián, se descubrió en
las obras realizadas por la diócesis con la ayuda de los vecinos allá en el año
2000: Las pinturas murales góticas del ábside y del muro este, dedicadas a la
vida de Santa Ágatha, Águeda o Gadea y a los orígenes de la humanidad en el
Jardín Edén.
Éstas va a ser el motivo central del artículo, pues una vez visionadas,
me percaté que tienen relación muy cercana con las que en el Valle de
Izagaondoa existen en el lugar de Ardanaz, que aparecieron también en las obras
llevadas a cabo en el 2002. Las personas que se apunten a la visita guiada que
la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa prepara para la primavera del 2016, lo
podrán comprobar. En esta “Ruta de la Pintura Mural Gótica” se visionarán en
primer lugar las de Artáiz, hoy en el Museo de Navarra. En segundo lugar las de
Olloki. En tercer lugar las de Ekai y, después de la comida, se visitarán las
de Ardanaz de Izagaondoa.
Pero entremos en el tema.
Llegué prácticamente a la hora de la Eukaristía y después de hablar con
el párroco, D. Ricardo Noáin, pude hacer el reportaje y unirme después de la
misa a la celebración que los feligreses le habían preparado para festejar su
reciente cumpleaños, pues nació el 31 de Octubre de 1939 en Zabaldika y a la
vez hacerle entrega del álbum fotográfico que con ocasión de sus bodas de oro
de sacerdocio celebras el 27 de Junio, realizaron como recuerdo.
Me cuentan las señoras Isabel Paternáin y Mª José Iriarte que las obras
de la iglesia se hicieron en el año 2000 y que además de la Diócesis se pagaron
con la participación de los 15 vecinos que por ese año vivían en el pueblo.
Fue entonces cuando aparecieron las pinturas de Santa Águeda, que
fueron restauradas por la empresa Lignum de Restauración de Obras de Arte, sita
en la avenida de La Baja Navarra, como me confirman en el Departamento de Obras
del Arzobispado de Pamplona.
Cuando llego está D. Ricardo preparando la celebración.
Lo primero que
atrae mi vista es su ábside plano donde brillan las pinturas y la estructura
románica de la iglesia, aunque con modificaciones posteriores como se aprecia a
simple vista.
Me acerco para verlas más al detalle y los restos de las cuatro escenas
principales revelan su hermosura.
Como en otros muchos casos, estas pinturas estaban tapadas por el
consabido retablo que las modas de la contrarreforma impusieron en el ámbito
del cristianismo católico que, al menos, las protegieron en parte.
Ignoro si la advocación originaria de esta iglesia fuera la de Santa
Águeda y no la de San Adrián, pero a la vista de las pinturas bien pudiera ser
así.
LAS 4 ESCENAS REFERIDAS A SANTA ÁGUEDA:
Las pinturas recogen en las cuatro escenas que se han conservado, la
vida de esta santa del siglo III que nació en la región de Catania y que murió
martirizada por no entregarse a los deseos del procónsul Quintianus, en tiempos
del emperador Dacio, que había ordenado una nueva campaña de persecución a los
cristianos.
La primera escena se sitúa en la parte superior derecha y muestra el
momento en que Quintianus le revela a Águeda que quiere tomarla por esposa a lo
que Águeda responde que ya está comprometida y se ha entregado a Jesús.
Ante la negativa, el procónsul manda a sus soldados que la encierren en
el prostíbulo regentado por Afrodisia para que los hombres se diviertan con
ella, pero manteniéndose en oración logra seguir fiel a Jesús.
Ante la nueva negativa de entregarse a Quintianus siguen otros tormentos, como
el corte de los pechos o como el fuego, para terminar siendo arrastrada por las
calles de Catania, muriendo en el año 251, siendo venerada como santa cristiana,
virgen y mártir.
La tercera escena muestra a jóvenes mancebos y a alguna mujer, rezando
ante el sepulcro de Águeda. Los dos primeros personajes pudieran representar a
los Señores de Olloki. Iluminan la escena cuatro lámparas que penden del techo.
Esta escena viene descrita en letras góticas de la época:
“AQUÍ : FACEN : ORAÇION : ALSEPULCRO :
DESANTA : AGATHA:”
La cuarta escena sustituye la procesión de los “cien mancebos hermosísimos,
revestidos igualmente de riquísimos ornamentos y blancas túnicas”, por “una
procesión encabezada por un ángel acompañado de seis caballeros con armadura
completa”. [1]
Esta procesión parece tuvo lugar cuando en el año 252 entró en erupción
el volcán Etna y los habitantes de
Catania recurrieron a Santa Águeda pidiendo su protección. Sus rezos
lograron que la lava se detuviera a las puertas de la ciudad. Por ello esta
santa es patrona de Catania.
El hecho que aquí se haya sustituido por los seis caballeros armados
puede indicar la propia devoción del linaje de los Olloqui hacia esta santa,
pues varios de sus varones pertenecieron al estado militar. Les precede en la
procesión de rogativas un ángel con una tabla escrita en latín en la que
aparecen las siguientes palabras:
“SANTAM, SPONTANEUM,
HONOREM, DEO, ET, PATRIAE”.
También esta escena viene explicada en la cabecera de la misma con las
siguientes palabras, aunque está incompleta.
“…O: EN: I: TABLA: MENTEM: SANTAM: SPONTANEUM: HON…”.[2]
Hay que detenerse en estas palabras pues ya en el siglo XIV, como lo
demuestran las pinturas, parece que se empleaban para pedir la protección
frente al rayo y al fuego, a manera de fórmula mágica de conjuro.
LAS ARMAS REALES:
Hay un dato muy interesante para situar en el tiempo estas pinturas y
no es otro que las armas reales que aparecen en los laterales de la ventana
absidial. En ellas se representan las armas de la dinastía de los Évreux-Navarra,
en cuyo escudo se alternan ambos emblemas.
Este dato sitúa en el tiempo a estas pinturas no antes de 1328, pues en
esta fecha los Évreux-Navarra inician su dinastía como reyes de Navarra.
Posiblemente se realicen en el reinado de Carlos II, el Malo, sea para
conmemorar su coronación en 1350 [3], sea por la influencia
de Pedro de Olloqui, clérigo, que era Canónigo de la catedral de Pamplona ya en
1318, pasando a partir de 1331
a Hospitalero y llegando a ser Arcediano de Tabla a
partir de 1360 [4].
A este tal Pedro de Olloqui se le conoce como el impulsor, junto al
obispo Arnaldo de Barbazán (1318-1355), de la Ermita de San Zoilo de Cáseda en
su época de Hospitalero (1331-1360). Sus sendas armas, las del Obispo como las
del Hospitalero, aparecen en la ermita y en el caso de canónigo hospitalero,
Pedro, coinciden con las del palacio de los Olloqui.
La ermita de San Zoilo, tal como la conocemos, es anterior a las
pinturas de Olloki, por el dato anteriormente citado y quizás también si
tenemos en cuenta el escudo real que aparece en la portada de San Zoilo por
encima del cual se sitúa el Gallo, símbolo de Francia.
Desde mi punto de vista este escudo no parece corresponder a los Évreux-Navarra,
sino que sería de la dinastía anterior de los Capetos-Navarra en cuyo escudo
partido el cuartel primero florece con las flores de lis sin banda que lo cruce
y el segundo muestra las armas de Navarra. ¿A qué se debe esto? El de los Évreux-Navarra es el que aparece en
Olloki. En eso no hay duda.
Como también el escudo de una de las ramas de los Évreux-Navarra, la
del infante Luis de Beaumont, hermano del rey Carlo II, el Malo, representadas
en las pinturas de la misma época, aunque quizás un poco posteriores a las de
Olloki, que aparecieron en la iglesia de San Martín de Ardanaz de Izagaondoa y que
muy bien escribió sobre dicho escudo de D. Luis, mi amigo y compañero de
asociación, Mikel Zuza.[5]
Armas de D. Luis de Beaumont, hermano del rey Carlos II, el Malo.
Y ya que hemos tocado las pinturas murales de Ardanaz, patrocinadas por
el Señor de Grez en tiempos del gobierno delegado del infante D. Luis
comparemos, a través de la siguiente imagen, ambas y nos daremos cuenta de que
efectivamente tienen características
comunes si tenemos en cuenta la arquitectura que enmarcan las escenas.
LAS PINTURAS DEL LADO SUR:
Aunque son las pinturas del ábside las que atraen la mirada del visitante no hay que
dejar de observar también los trazos recuperados de las pinturas realizadas en
un trozo del lienzo de la pared del lado sur.
En este lienzo se nos narra la estancia en el Paraíso Terrenal de Adán
y Eva, la tentación, la expulsión del mismo y la vida fuera de él, según los
textos del Génesis.[6]
Adán y Eva felices en el Paraíso.
Adán y Eva comen del fruto prohibido.
Adán y Eva son expulsados del Paraíso.
Adán y Eva sudan para poder vivir.
Termino este relato haciéndome eco de lo que vi y contemplé hace dos
domingos en Olloki, donde pude compartir con los feligreses la Eukaristía
presidida por D. Ricardo en una iglesia llena de cristianos.
Lo que vi es más importante que las pinturas medievales que he
compartido con mis lectores. Fue el cariño que los feligreses tienen a D.
Ricardo.
-“Se nota que le quieren”– comenté a unos vecinos.
-“Pero mucho más nos quiere él a nosotros”- me contestaron.
Y así se lo agradecen después de la misa, con un aperitivo que une a la
comunidad, al que fui invitado y todos juntos celebramos el cumpleaños de su
párroco y de alguna manera también las Bodas de Oro como sacerdote.
Felicidades, D. Ricardo y muy agradecido.
[1] ANNA KATARZYNA DULSKA, Del
escudero de Esteríbar al caballero de Rodas. Comienzos de la carrera de Martín
Martínes de Olloqui, futuro prior dela Orden de San Juan de Jerusalén en
Navarra (s. xiv), Revista Príncipe de Viana, VIII Congreso General de
Historia de Navarra, Volumen I, Año 76, Nº 261, 2015, págss.437-450
[2] Hoy día también aparecen
estas palabras como fórmula milagrosa. Escribámoslas en un buscador de Internet
y comprobemos.
[3] ANNA KATARZYNA DULSKA.
Obra citada.
[4] FRANCISCO JAVIER JIMÉNEZ
GUTIÉRREZ, El Cabildo pamplonés en el siglo XIV. Un análisis prosopográfico
en file:///C:/Users/usuario/Downloads/RPVIANAnro-0196-pagina0391%20(2).pdf
[5] MIKEL ZUZA hace un estudio
riguroso sobre el escudo Évreux-Navarra que nos puede ayudar también a situar
en el tiempo las pinturas de Olloki. http://cronicasirreales.blogspot.com.es/2014/10/albaniaondoa.html
[6] Génesis, Cap.2, ver. 5-25
y Cap. 3.
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