RETA-
ATARDECER
Por
Simeón Hidalgo Valencia (9 de Julio de 2016)
En busca del silencio,
huyo del ruïdo de la fiesta, de la multitud y del estrés.
Busco la paz de mi
querido Valle de Izagaondoa.
Paso el día en Reta al
resguardo del intenso calor de este día de verano.
El paseo hasta el
aljibe medieval se hace sofocante.
No veo a nadie.
Sólo “Blanco” me
saluda.
Entre medio guardián y
amigo me lametea la mano y, contento, mueve el rabo.
Yo le correspondo y
sigo mi camino.
Me refresco y bebo.
Llevo conmigo un litro
de agua embotellada.
¡Qué calor!
¡Qué sudor!
Veo el Tour.
Gran estrategia de
Ckris Froome.
Sólo a media tarde bajo
hasta la casa de Rosa.
Charla agradable,
reposada, con niños y grandes en hermosa convivencia hasta la puesta de sol.
¿Qué más se puede
pedir?
Pues eso. Una hermosa
puesta de sol.
Voy a la caza.
Hay que tomar
posiciones.
Desde aquí y desde allá
disparo.
Momentos únicos y
maravillosos que siguen el ritmo imparable de los siglos.
De este a oeste.
Ocaso.
Reta bosteza.
Tiene sueño.
En el llano se trabaja.
Es tiempo de cosecha.
Por doquier se oye el lenguaje
prometedor de las máquinas.
Un peregrino cruza el
poche de Lakidáin camino de la fiesta.
Pamplona y San Fermín.
El castillo de Irulegi
vigila.
Al este, labranza.
Al oeste, bulliciosa danza.
Ya no manda señales ni
mensajeros.
Nostalgia de otros
tiempos revivida.
Y yo, junto a Fe y
junto a Patxi, me siento a cenar.
Y el hombre de petrinos
brazos de Najurieta,
con la vista nublada,
rendido…
duerme.
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