LAS BALLESTAS DEL
PALACIO DE OLITE
Por Simeón Hidalgo
Valencia (20-02-2015)
Después de comprobar que la ballesta de Añézcar,
Navarra, era más que una simple marca de cantería y pasaba a la categoría de
plano encriptado que contiene la traza en planta de la iglesia, al menos en los
tramos de la cabecera y de los dos primeros cuerpos de la misma, me puse el
reto, ya que en estos momentos trabajo en el estudio de las marcas de cantería
de los Palacios de Olite, de ver cómo casaban las ballestas grabadas de la “Gran
Torre” y de la actual “Escalera de Salida” con el lugar donde se encuentran, que son sendas
escaleras de caracol.
Cuando en el verano
de 2012 me pasé unos días recorriendo sus estancias catalogando, fotografiando
y calcando todo signo grabado en los sillares, muchos turistas se paraban por
un momento a observar lo que hacía. Más
de uno me preguntó y les inicié en el tema. Otros ya lo conocían y me
comentaban “lo común” de que según las piedras que marcaban así era su sueldo,
a lo que yo les ponía mis dudas. Hasta algún otro, que visitaba el palacio con
su hijo, se interesó por mi trabajo y estuvimos cambiando impresiones. Tampoco
él era defensor de las teorías decimonónicas y apuntaba por otros derroteros
secretos, pues no me los desveló.
Yo seguí a lo mío y a mi ritmo saqué adelante el
trabajo de campo y lo he tenido ahí, a la cola, esperando su turno. Ya le ha
llegado después de sacar adelante el trabajo sobre “Las Marcas de Cantería en San Zoilo de Cáseda” y de superar la
galbana prolongada que sobre el tema he tenido.
Cuando, por fin, me he animado, he empezado a escribir
y en las primeras páginas del mismo me he encontrado con una serie de marcas en
forma de ballesta y siguiendo mi método de trabajo escribí lo siguiente:
“A continuación se
recoge una familia de marcas que representan distintos tipos de ballestas. La
mayoría de ellas responden a modelos con estribo, cuya finalidad era el poder
facilitar el tensado del arma a la hora de colocar el dardo. El diseño de todas
ellas, salvo alguno que he encontrado trazado a mano alzada, está realizado con
instrumentos de dibujo y su grabado denota que el maestro cantero cuidaba la
pulcritud de su trabajo.
Este primer
modelo, del que se recogen algunos ejemplares con ligeras variantes en su
trazado, miran hacia la izquierda y el gatillo aparece bajo el mástil de la
ballesta. En total he recogido 17 sillares aplantillados en las paredes de dos
de las escaleras de caracol: 13 en la Gran Torre y 4 en la Escalera de Salida.
Estos otros
modelos están diseñados en visión especular con relación a los anteriores.
También son 17 los recogidos. Todos ellos se encuentran en la escalera de
caracol de la Gran Torre.
Este ejemplar inacabado, pues le
falta el gatillo, se ha encontrado una sola vez, también en la Gran Torre.
Este otro
modelo de ballesta es más primitivo que los anteriores, pues no lleva el
estribo. Su tensado era más dificultoso y para facilitar la operación de tensar
y cargar el arma se le incorporó esta pieza desde finales del siglo XII. De
este modelo se han encontrado 4 representaciones en la Gran Torre.
Este otro modelo
con diferente disposición del gatillo se ha recogido una sola vez, también en
la Gran Torre y está reproducido a mano alzada, dada la imposibilidad de
calcarlo.
En total son 39
los sillares encontrados marcados con la marca de la ballesta y todos ellos
formando parte de sendas escaleras de caracol de las torres mencionadas.
La marca de la
ballesta es otro de los diseños que se ve con mucha frecuencia en los edificios
medievales, recorriendo el tiempo y el espacio, por lo que pudiera transcender
a la mera firma de un cantero.
En Navarra es
el Monasterio de La Oliva donde he recogido el mayor número de ballestas,
aunque su diseño es a mano alzada con un trazo bastante irregular. También las
he recogido en el Monasterio de Irache donde se puso mayor esmero en su
trazado. En el “Desolado de Rada” he catalogado una más, pero está en muy malas
condiciones, aunque sigue el modelo de las de Olite. Por el contario, es en la
iglesia de San Andrés de Añézcar donde la única marca encontrada se sitúa en la
jamba derecha de la portada, según miramos. Es una ballesta perfectamente
trazada, de la que pienso, siguiendo las tesis de los estudiosos Jordi Aguadé y
Rafael Fuster, tiene los visos de ser indicadora de la planimetría del templo,
como comento en el artículo titulado “La
ballesta de San Andrés de Añézcar - Navarra”.[1]
Sería
interesante comprobar si las recogidas en el Palacio de Olite cumplen función
semejante.”
… y hasta aquí he llegado en la redacción de este último trabajo que me
supone muchas horas de lectura de catálogos documentales, de visitas al lugar
de los hechos, de horas de archivo tratando de recopilar los nombres de los
canteros que en Olite trabajaron, de los que ya tengo algunos nombres y algunas
aventuras de unos cuantos, pero de los que aún no he podido acreditar
fehacientemente y casar su nombre con “su marca”, por eso de confirmar lo que
habitualmente se dice.
De nuevo tengo la redacción parada, pues después de lo de la ballesta
de Añézcar me entró el gusanillo de comprobar si las ballestas de Olite nos
dicen o informan de algo más, siguiendo el camino abierto por mis dos colegas
mencionados.
La verdad que no tenía muchas esperanzas de encontrar algo interesante,
pues aquí estamos ante un edificio civil destinado a residencia palacial, pero
con función también defensiva en caso de guerra. Por ello que entre los más de
340 modelos recogidos de marcas diferentes no es de extrañar que la ballesta
también esté presente. Al fin y al cabo era un arma habitual, que a pesar de la
oposición de la Iglesia, terminó por imponerse, frente al arco tradicional.
Lo que sí me llamó la atención al analizar su localización es que sólo
era en la “Gran Torre”, centro nuclear del palacio nuevo, y en la “Escalera de
Salida” que usan los turistas al finalizar su visita, donde hubiera ballestas
como se ha indicado.
También que la mayoría de ellas estuvieran perfectamente trabajadas,
denotando que hubo un replanteo previo realizado con reglas, compases y medidas
de la época. El perfecto grabado hace pensar en un trabajo de maestro
profesional, perfeccionista en ocasiones, que no tiene problemas en “perder”
tiempo en la realización de estos pequeños e interesantes detalles.
Pequeños e interesantes detalles que aunque no pasen desapercibidos
para los ojos más detallistas sí lo hacen en cuanto a su posible significado.
Vemos lo exterior y no nos extrañamos. Es lógico que la ballesta esté grabada
en un espacio militar.
Pero, ¿y si hay algo más?, me pregunté y me puse a cavilar para tratar
de ver lo que estas ballestas del Palacio de Olite pudieran esconder.
Como al menos hay dos modelos distintos, diferenciados por la posición
del gatillo elegí una ballesta de cada tipo y empecé a analizar y relacionar
cada una de sus partes, hasta dar con algo que me pareció completamente
revelador que estaba en sintonía con el lugar en que se han grabado las
ballestas, que a continuación, a manera de ficha pedagógica de cuaderno de
trazados geométricos expongo, esperando que el resultado final también
sorprenda a mis lectores y que les de luz para conocer algo más de los propios
conocimientos de los mazoneros medievales como se les llama en la documentación
de la época en el Reino de Navarra, en época del Noble Rey Carlos III.
Pasemos pues a la exposición de cada paso:
Análisis de la siguiente ballesta.
1º: Tomando como centro el punto 2 trazamos sendas circunferencias
concéntricas cuyos radios serán respectivamente 2 - B y 2 - C.
Siendo 2 el extremo final inferior del
mástil de la ballesta.
Siendo B el punto final superior del mástil
de la ballesta.
Siendo C el punto de corte de la prolongación del mástil al encontrarse
con la parte externa del estribo.
Resulta de ello una corona circular de
anchura B - C.
2º: Tomando como
centro el 2 abrimos el compás hasta el encuentro del tramo vertical del gatillo
y trazamos un círculo.
Al punto de tangencia
del círculo con el tramo vertical del gatillo lo denominaremos más adelante A.
3º: Tomando como centro el punto 4 y abriendo el compás hasta el punto
3 trazamos otra circunferencia cuyo radio es 4 – 3.
4º: Tomando como centro el punto 3 y abriendo el compás hasta el punto
B volvemos a trazar otra circunferencia de radio 3 – B.
5º: Nombramos los puntos de tangencia
A y uno de los dos puntos de cruce de las circunferencias 3 - 4 o 3 - B.
En este caso se ha elegido el más interior y lo denominamos D.
Lanzamos una línea desde A hasta D y la prolongamos hasta el encuentro
de la circunferencia exterior y a este punto lo denominamos E, resultando la
línea A - E.
6º: Nombramos con la letra F el punto de corte de la circunferencia
inferior cuyo radio es 2 - F, siendo F la distancia del mástil de la ballesta a
la parte vertical del gatillo de la misma.
7º: Unimos los puntos A – E – C – F – A… y aparece la clave que
esconden las ballestas del Palacio de Olite en relación con el lugar donde
están grabadas.
8º: ¿Qué es lo que nos aparece en el espacio oscurecido?
… y
9º: ¿Qué representa esto?
Pero aún tenemos un dato más necesario para construir la caja de la
escalera, que no es más que la corona circular que hemos visto en el primero de
los pasos.
Veamos el siguiente gráfico.
10º: La línea trazado en el paso 6º cortaba también a la gran
circunferencia interior del paso 1º. A ese punto de corte lo denominamos G.
11º: Unimos los puntos B – C -- E – G
y nos sale una sección de la corona circular.
12º: ¿Qué es esto?
Ni más ni menos que la planta o la plantilla para realizar los sillares
de la caja de la escalera de caracol.
…
Cuando llegué a este resultado me asombré de lo que una simple marca de
cantero, “realizada para marcar los
sillares de cada trabajador, porque es su firma, y según eso cobrar su salario”
no pude más que sonreírme para mis adentros y comentarme a mí mismo:
“Pues qué poco cobró el cantero que firmó con el signo de la ballesta
en el Palacio de Olite y si además tenemos en cuenta los modelos vistos al
principio y mantenemos que cada modelo pertenecía a un miembro de la misma
cuadrilla o familia, aún menos sueldo todavía”.
Pues no señores, las ballestas del Palacio de Olite no son simples
marcas o firmas de cantero, sino, como comentaba al hablar de la única marca de
Añezcar, ballesta igualmente, son algo más. Son mucho más.
Son los dibujos de las armas que todavía en la segunda década del siglo
XV eran usadas en las guerras o cacerías y que emplearon los maestros
constructores para dejar de forma disimulada, encriptada, sus conocimientos
técnicos constructivos.
Por algo las colocaron en los sillares aplantillados de las dos
escaleras principales de caracol existentes en el Palacio de Olite.
Y otro pensamiento me vino a la mente a favor de estos constructores de
“época oscura” de la Edad Media y es un pensamiento muy simple si se quiere:
“No eran bobos, sino muy listos”. Al menos mucho más que los que creemos saber
algo sobre este “subproducto” medieval denominado “Las Marcas de los Canteros”.
Tan listos, que supieron preservar su conocimiento y transmitirlo bajo
el dibujo de una simple ballesta. Conocimiento que sólo a los que buscan y ven
más allá de lo simple y aparente, se les transmite.
He hecho la prueba con otros modelos y en todos ellos el resultado ha
sido el mismo y como sería largo comentar al menos el modelo especular al
expuesto, lo dejo a la voluntad de mis lectores.
Hola, me ha gustado tanto tu teoría que la he recogido en el blog El Olitense para que se divulgue en el propio Olite. Saludos.
ResponderEliminarhttp://furrusena.blogspot.com.es/2015/04/el-secreto-de-las-marcas-de-los.html
Muchas gracias. Olitense.
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