jueves, 31 de julio de 2025

“EL ENIGMA OCULTO EN LO ALTO DE LA TORRE DE HÉRCULES”

 

“EL ENIGMA OCULTO EN LO ALTO DE LA TORRE DE HÉRCULES”

 

Por Simeón Hidalgo Valencia (31 de julio de 2025)

 


Faro de la Torre de Hércules – A Coruña.

 

Permítaseme plagiar el título de este artículo, que corresponde a “El Ideal Gallego” de A Coruña, publicado el 27 de julio de 2025 y escrito por Óscar Ulla, y hacerlo mío, porque soy una persona más que se suma a las 67 que el protagonista de esta historia, el fotógrafo Javier Corominas, consulta para que le dieran luz sobre “un signo grabado que apunta al Este” que lo define como “un cuadrado, con un triángulo con la apertura hacia el exterior y una cruz”, quien con sorpresa descubrió que “Nadie sabía para qué era esa marca”. 

No conocían el uso real o el significado de la marca, pero todos me han dado hipótesis”. 

Sin pretenderlo, he vuelto de nuevo a Galicia, aunque esta vez sea por medio de “las redes de la información”, y cuando hablo de Galicia me vienen muy buenos recuerdos. Recuerdos de las varias veces que he llegado hasta Santiago, fuera como turista, fuera como peregrino en el año 1998, o como entusiasta investigador siguiendo las huellas del maestro cantero Petrus, por Paradela en Lugo y Santa María de Baiona en Pontevedra. Petrus es el maestro medieval que firma con el tradicional “Petrus me fecit” en la iglesia de San Martín de Guerguitiáin, en el Valle de Izagaondoa de Navarra.

 

Fue mi amigo y compañero en la investigación de las marcas de cantería o signos lapidarios, Félix Da Costa Pardo, quien al colgar en su Facebook el artículo en cuestión me ha dado pie para poder ofrecer, como los otros 67 que me han precedido, si no el uso real o significado de la marca que vemos a continuación, sí mi hipótesis fundamentada en algo que ya escribí y di a conocer a través de mi blog bajo una serie de artículos, tres en concreto, que titulé “El posible origen astral de algunas marcas de cantería”, publicado el primero el 2 de febrero de 2018, el segundo el 6 de febrero de 2018 y el tercero el 23 de marzo de 2018. 


Signo grabado en la cámara de iluminación del faro.

 

Al observar la buena fotografía, estoy de acuerdo con el comentario que hace Félix Da Costa: “Esta es la fotografía del signo, cuando me la envió, solo supe decirle, que me parecía que no estaba realizada por un profesional, ya que su trazado es bastante defectuoso y se localiza en una zona horizontal…”. 

Esto último, lo de la horizontalidad, me parece interesante tenerlo en cuenta, y aunque es obvio que no he estado, y creo que por los comentarios que he leído no estaré nunca dentro de la cámara de iluminación del faro, aunque me gustaría para asegurarme de ciertas cosas básicas a la hora de poder interpretar esta marca, sí me imagino que su situación y orientación han sido buscadas por quien trazó estas líneas y unió los puntos básicos que dan origen a este signo. Veo a los fareros primitivos dirigiendo la luz hacia determinado lugar en función de la época del año, de pie, delante de la marca.


Signo original reforzado por los trazos en color.

 

Es evidente que quien grabó este signo lo hizo a ojo. No usó las herramientas de trazado ni de medición, no escuadró a la perfección, pero recogió todos los elementos que yo también he empleado en mis artículos citados y los registró con fuerza y profundidad en la piedra para que durara por muchos años.

Signo original con todas sus líneas rectas. Se mantiene su trazado.

 

Desde el momento que vi este signo saqué de mi mente la ficha en que la esencia de esta misma imagen se plasma e hice el despiece de las distintas grafías de las marcas de cantería que la forman. Son las siguientes:


La cruz.                            


El ángulo agudo.                    


La pata de la oca.


El triángulo.       


El triángulo partido.                  


El cuadrado.

 

En mis estudios sobre las marcas de cantería o signos lapidarios estos seis diseños que resalto de entre los que se pueden ver en el signo del Faro de Hércules, forman parte de los cincuenta más repetidos a lo largo del tiempo y del espacio, por lo que los catalogo como marcas comunes o de listado que, en este caso, conjuntados, forman el signo objeto de estudio. 

No lo he visto grabado en ninguno de los lugares que he investigado por Navarra y a lo largo del Camino de Santiago. Por ello es lógico preguntarse por el porqué de su presencia en el Faro de Hércules y por la función que desempeñaría en tiempos remotos, que lógicamente ha de hacer relación con la función del faro en tiempos en que aún no existía la electricidad, lo mismo que está estudiado la presencia de la ballesta en templos cristianos y cómo con frecuencia corresponde el diseño de la ballesta con el plano de la planta, o como descubrí al preguntarme sobre la función de las varias ballestas existentes en la gran escalera de caracol y en la escalera de salida de los turistas en el Palacio Real de Olite, Navarra, dado que no es un edificio religioso, que es un plano encriptado que nos indica cómo se ha de construir dicha escalera de caracol. 

Pues bien, si la función de un faro es la de orientar y servir de punto de referencia a los barcos para facilitar una travesía y llegada a puerto segura, habrá que pensar que esta marca o signo se forma por medio de la observación y anotación de las referencias astronómicas en los momentos claves del año. Es decir, teniendo en cuenta los solsticios y los equinoccios. 

Así lo hice por curiosidad en los años que estudié la iglesia de San Martín de Artaiz desde el punto de vista de la luz, acercándome al lugar en las amanecidas con el fin de ver en qué momento del año tuvo lugar su replanteo, que ahora sé que fue en uno de los equinoccios, posiblemente en el de primavera, por aquello del buen tiempo para trabajar. También acudí en los solsticios, tanto en el de invierno como en el de verano con suerte dispar según el año, por lo que tal investigación me llevó al menos cinco. 

A partir de aquí realicé unos croquis de los puntos correspondientes a la salida y a la puesta de sol en cada momento clave del año y situé debidamente los cuatro puntos cardinales y obtuve algo que al ver el signo fotografiado por Javier Corominas inmediatamente me lo recordó.


Gráfico de los puntos estacionales a lo largo del año en Artaiz.

 


Resaltando todas las líneas tenemos los mismos elementos que en el Faro de Hércules.

 

Aunque no he encontrado, como he dicho, este signo plasmado como marca de cantero, sí quiero mostrar la fotografía del grabado de la “pata de la oca” o “runa de la vida”, en una losa del suelo empedrado del lugar de Iratxeta, en La Valdorba de Navarra, pues es el germen de la solución del enigma del signo investigado.


Prácticamente es lo mismo. Lo que cambia en Iratxeta es que en lugar del cuadrado exterior se ha empleado el círculo, simbolizando al globo terráqueo, que para mí tiene más sentido, como lo expreso en los gráficos anteriores, dada la realidad de la redondez de la Tierra. 

¿El hecho de que el signo del Faro de Hércules esté limitado por un cuadrado, puede ser un indicio de la propia antigüedad del signo, cuando todavía se pensaba mayoritariamente que la Tierra era plana y tenía razón de ser el “Finis Terrae” y los abismos a partir de ese punto final? 

Pero centrémonos, pues, aunque haya que enfrentarse a la propia antigüedad del signo, en este momento hay que tratar de resolver o al menos abrir caminos y ofrecer pistas para su correcta lectura que nos permita conocer su función, si es que alguna tenía, dentro de la estancia del faro. 

Creo que es el momento de comentar el proceso de realización de este signo y me pongo en el lugar del farero primitivo que atendía, desde el atardecer de cada día hasta la amanecida del siguiente a lo largo de todo el año, la llama encendida para asegurar la buena llegada a puerto de los barcos que faenaban en alta mar. 

Desde la altura de la torre vería las estrellas y constelaciones y su situación a lo largo de las estaciones, pero el horizonte del mar era uniforme y no tenía puntos de referencia sólidos y seguros para situar los puntos de los ocasos del sol. Pienso que sí los podía situar claramente cuando miraba hacia el Este, hacia la tierra firme. Digo esto porque según el observador directo del signo, nos comenta que el triángulo apunta hacia el Este, por lo que el farero que observó y trazó los rasgos de este signo lo hizo presuntamente tomando como punto de observación la línea Este-Oeste de los Equinoccios, sea mirando hacia la salida del sol, sea hacia su ocaso, como parece ser en este caso. Es decir, la persona que ejecuta este signo sobre la cara vista de un sillar horizontal lo hace teniendo en frente el horizonte occidental del mar y en su observación a lo largo del año señala los puntos del ocaso del sol en los tres momentos importantes del año: El solsticio de invierno, los equinoccios y el solsticio de verano, situándose él mismo en el eje central, es decir en la línea equinoccial, que en el croquis siguiente corresponde al número 1.

La leyenda es la que sigue: 


Observemos que estos gráficos son en su estructura idénticos a los presentados al hablar de mi observación sobre la incidencia del sol en San Martín de Artaiz a lo largo del año, aunque en el presente la parte oriental y la occidental forman un todo. 

Estos gráficos los he realizado corrigiendo las deformidades que se aprecian en el signo original dado que, como se ha comentado, el autor lo ejecuta a mano alzada y con poca pericia en el trazado. También hay que señalar que se ha corregido los ángulos de precesión de la Tierra, pues en el trazado original viene a ser de unos 26º y no de los 23,5º que deben tener con relación a la línea equinoccial, que se sitúa en el centro formando la altura del triángulo isósceles. 

Teniendo en cuenta lo anterior muestro ahora el signo original con su leyenda. Yo, sin conocer su existencia lo dibujé prácticamente igual, como he comentado en este escrito, después de observar a lo largo de cinco años en solsticios y equinoccios. 


En resumen: 

1º. Como podemos comprobar este signo es para mí un plano o mapa donde se registra el movimiento de precesión de la Tierra en continuo vaivén de su eje a lo largo del año, mientras gira sobre sí misma y se traslada alrededor del sol. 

2º. En este caso nos indica los puntos del ocaso en el Solsticio de Invierno (21 de diciembre), el del Equinoccio de Primavera (21 de marzo), el del Solsticio de Verano (21 de junio) y el del Equinoccio de Otoño (23 de septiembre), según el movimiento de precesión del eje terrestre. 

3º. Al grabarlo el farero primitivo en la cara vista de un sillar horizontal fijo se asegura los puntos de referencia básicos en la línea del horizonte, a la vez que puede situar y hacer una lectura del cielo nocturno en cada estación concreta del año.

4º. Estos conocimientos le permitirán dirigir la luz hacia determinados lugares, siguiendo el camino de las estrellas, para asegurar la feliz navegación y la llegada a puerto. 

5º. Además de plano o mapa de navegación sirve para situar los cuatro puntos cardinales y por ende sus puntos intermedios que ayudan a posicionar la situación de los barcos y los rumbos de navegación. Se convierte en una “Rosa de los Vientos”. 

6º. Este signo, se ha definido compuesto por “un cuadrado, con un triángulo con la apertura hacia el exterior y una cruz” y yo mismo he visto en él escondidas seis de las marcas de cantería más comunes, pero quizás las partes nos impidan ver lo que realmente son. 

7º. La cruz: No es tal cruz con mensaje religioso. Es el cruce de dos líneas perpendiculares cuyos extremos nos indican los cuatro puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste. 

8º. El ángulo agudo: Apuntando al Este se abre en un ángulo de unos 51º-52º, dado el error de ejecución. Tendría que ser de 47º, según el movimiento de precesión del eje de la Tierra, y los brazos del ángulo señalan los puntos del ocaso del sol el día 21 de diciembre (Solsticio de Invierno) y el ocaso del sol el día 21 de junio (Solsticio de Verano). 

9º. La pata de la oca o runa de la vida: Añade a lo anterior la línea central o bisectriz que divide al ángulo de 47º en dos de 23,5º. Bisectriz que señala en la zona angular el punto cardinal del Este y en el otro extremo el punto cardinal del Oeste, que es la línea imaginaria de los Equinoccios. 

10º. El triángulo: Su forma es la de un triángulo isósceles. Su base es la línea del Oeste y su vértice señala el Este, como indica y afirma quien fotografió el signo, Javier Corominas. 

11º. El triángulo isósceles partido: Lo mismo que lo dicho en el número 9º y añade la línea Este-Oeste, señalando en concreto el punto del ocaso del sol. 

12º. El cuadrado: Se forma por la unión de los puntos del ocaso del sol en los Solsticios de Invierno y de Verano con el eje central, si la figura reflejara también su otra mitad, la correspondiente a la salida del sol en sendos solsticios. Aquí como sólo se muestra la mitad occidental se ha colocado a media altura una línea horizontal que señala el Norte y el Sur, como ya se ha indicado.

 

Resumen general: 

Este signo es un plano o mapa que realizó posiblemente uno de los fareros primitivos, quizás en sus primeros tiempos, que contiene los puntos del ocaso del sol en los solsticios y equinoccios, lo que permite conocer la posición de los astros a lo largo del año en cada una de sus estaciones facilitando la navegación siguiendo las estrellas. El farero mira hacia occidente, hacia el mar, teniendo a sus espaldas, al sur, la tierra firme. 

A la vez es una “Rosa de los Vientos” que ayudaría al farero, desde la antigüedad, a desempeñar mejor sus funciones respecto de la navegación y señalar u orientar la luz hacia el lugar adecuado para llegar a puerto de manera segura. 

Es, por lo tanto, un instrumento de orientación fabricado por el mismo farero para poder desempeñar mejor sus funciones de guía de la navegación nocturna. 


Signo en el faro de la Torre de Hércules con función de Rosa de los Vientos.

 

 

NOTA: Dado mi desconocimiento total sobre la navegación ruego se me perdonen los errores que desde el punto de vista técnico haya podido cometer. 

También necesitaría conocer in situ el signo, poder calcarlo, medirlo y observar su situación y altura en la que se encuentra. He trabajado con la idea de que está en la repisa horizontal, como señala Félix Da Costa, del muro a media altura, que haría de mesa donde se coloca el plano que se abre hacia el horizonte marino. 

Dada la coincidencia de la imagen con lo obtenido y publicado por mí mismo en 2018 creo que aporto buen material para resolver “EL ENIGMA OCULTO EN LO ALTO DE LA TORRE DE HÉRCULES”. Espero, como el farero antiguo que lo grabó, haber aportado luz sobre este enigma y haber desbrozado un poco el camino para que otras personas con mayor conocimiento sigan adelante.

 

Saludos.

lunes, 30 de junio de 2025

SOLSTICIO DE VERANO EN SAN MARTÍN DE ARTAIZ: “DE LEONES Y DE HUMANOS”.

 

SOLSTICIO DE VERANO EN SAN MARTÍN DE ARTAIZ:

 “DE LEONES Y DE HUMANOS”.

 

Por Simeón Hidalgo Valencia (30 de junio de 2025)

 

LOS LEONES PROTECTORES 




El segundo nivel de lectura que yo hago de la portada de San Martín de Artaiz se refiere a sus dos grandes leones. 

En la zona de las enjutas se insertan sendos leones de grandes proporciones y de aspecto fiero a juzgar por sus fauces y sus garras. Su conexión con los leones de la fachada del monasterio de Leire y los del tímpano en que aparece el crismón de Jaca es evidente, aunque hemos de remontarnos mucho más atrás en el tiempo, pues en Artaiz, como en los lugares mencionados, se sigue la tradición antigua de plasmar en las puertas de sus ciudades figuras de animales protectores. 

Tendemos a interpretar estos leones de Artaiz siguiendo el paradigma del tímpano de la catedral de Jaca, dado que allí se expresa su simbolismo por escrito. 

Como a los dos leones de Artaiz se les ha representado con aspecto fiero y enormes garras, quien los ve por primera vez, sin detenerse a observar y analizar sus detalles, tiene una primera impresión negativa y aterradora de estos amenazantes leones devoradores de personas y esta es la interpretación más habitual. 

Sin embargo, aunque en parte los motivos sean los mismos, existen diferencias entre los leones de Jaca y los de Artaiz. 

Para empezar el tímpano de Jaca se realiza hacia finales del siglo XI y Artaiz hacia el último tercio del siglo XII, casi un siglo después. En Jaca hay dos leones y sólo en uno de ellos aparece bajo él una persona en cuya mano derecha sujeta una culebra.   En Artaiz también hay dos leones, pero relacionadas con ellos hay tres personas, a no ser que sea una persona en tres fases distintas de su estrenada vida. Esto me parece importante tenerlo en cuenta a la hora de poder interpretar estas imágenes. 

Pienso que el comitente ideológico de Artaiz, el famoso obispo de la fachada, aunque mantenga el mensaje de Jaca, lo plasma de forma más atrevida. 



Observemos de cerca a los leones de Artaiz y recordemos que también en el ábside, en el segundo canecillo de su lado noreste, hemos localizado el rostro de un león y debajo de él, el de un ser humano. 

Este canecillo recibe la luz del sol brevemente en la amanecida de los equinoccios y como el resto de los situados en la zona norte, solamente por unos días y horas en época del solsticio de verano, tanto en la amanecida como en el ocaso. El resto del año está apagado. Por ello es de sumo interés conocer cómo incide la luz sobre él, dado que está relacionado con los dos leones de la portada. Lo veremos más adelante. 

Este símbolo del león con personas a sus pies se decía, aparece ya en las culturas antiguas. La arqueología ha sacado a la luz restos escultóricos que demuestran que lo que vemos en San Martín de Artaiz no es algo aislado y propio del lugar, sino que más bien San Martín de Artaiz recoge y forma parte de una tradición y creencias que su comitente ve apropiadas para las gentes de finales del siglo XII en la comprensión de las creencias cristianas, tales como la muerte, necesaria para nacer a la otra vida, más allá de la muerte. 

 Este canecillo y los leones de las enjutas de Artaiz están en relación con algunas piezas escultóricas iberas, tales como el denominado “León de Bienservida” del Museo Arqueológico de Albacete, conocido también como “León de Huerta Bayonas”, Villarrodrigo (Jaén) (siglos VI-I a. C.) o el denominado “León protector de la ciudad de Cástulo” (Jaén) (siglos II-I a. C.), que se encuentra en el Museo Arqueológico de Linares, al igual que otro ejemplo de canecillo del siglo XII situado en la iglesia de Santa María de Xunqueira de Ambia. Ourense, y otros leones con personas debajo, en Navarra, como los plasmados en la antigua basílica de San Nicolás de Bari, en Tudela o en Santa María de Sangüesa. 


León de Bienservida.  (Tomada de Internet)


León de Cástulo(Tomada de Internet) 


León de Xunqueira de Nabia. (Cedida por Javier Gago)  


Leones de San Nicolás de Bari - Tudela - Navarra


León de Santa María de Sangüesa - Navarra.


Uno de los leones de Leire. El mejor conservado. Navarra.


Tímpano de San Pedro de Jaca. Huesca



- ¿Qué hace este león de Artaiz?, pregunto en las visitas, y la primera respuesta es:

- Está devorando a una persona.

Pero de inmediato, otro asistente comenta:

-O la está regurgitando.

 Esto último crea comentarios dispares y se anima el ambiente de la visita. Es bueno y positivo, digo, el intercambio de visiones y pareceres. A primera vista nos da la impresión de que el león está devorando a una persona, mientras otra espera tumbada a sus pies para correr la misma suerte.  Pero ¿y si estos leones de Artaiz están en la línea simbólica de las esculturas recientemente descubiertas, pero esculpidas muchos siglos antes? ¿Serán seres protectores que nos protegen y acompañan hasta el final de nuestra vida?

 Personalmente me inclino a ver a un solo león y a una sola persona en tres momentos. El león es Cristo, como se dice en Jaca. La persona, cada uno de los que se acercan hasta Artaiz a leer en el libro escrito de sus esculturas. ¿Qué es lo que yo leo?



 En un primer momento leo que el león ciertamente está pariendo. De sus aparentes devoradoras fauces sale una persona. Viene de nalgas y como todo ser que nace está desnudo. En un segundo momento el recién nacido está acostado y a los pies del león hace sus primeros movimientos. Se abraza a la pata delantera derecha del león y la misma luz del sol, que es vida, certifica este primer movimiento e ilumina progresivamente sus manos y la garra del león que le sostiene.



 La paz y la tranquilidad que refleja el rostro de la persona denota que es un recién nacido cuya cabeza se la sostiene el león con ternura y deja que repose en su garra delantera izquierda, que hace de almohada. No hay en su rostro ningún signo de terror o miedo a ser descuartizado.

 Que se trata de un nacimiento nos lo confirma la frase correspondiente del tímpano de Jaca escrita en latín.

Transcripta en su extensión se leería como la recoge Juan F. Esteban Lorente en su estudio “Las inscripciones del tímpano de la Catedral de Jaca”.



IMP(er)IVUM MORTIS CONCVLCANS E(st) LEO FORTES que traducido dice: 

“EL PODEROSO LEÓN ESTÁ PISANDO EL IMPERIO DE LA MUERTE”.


Luego, si “el poderoso león pisa, aplasta o domina el imperio de la muerte”, quiere decir que vence a la muerte, mata a la muerte, destrona al poder de la muerte y que ofrece la vida. Así se refleja en este león situado en la enjuta izquierda, según miramos la portada, de la iglesia de San Martín de Artaiz.  Si domina a la muerte es porque da la vida, como se ve en la metopa del descenso de Jesús a los infiernos para rescatar y dar la vida a los bienaventurados del Antiguo Testamento.



 El león de la derecha reproduce al mismo león y a la misma persona, pero en un tercer momento. Aquí la persona tiene ya más autonomía y parece como que quiere ponerse en pie. Para lograrlo se sigue apoyando en el león a cuya pata delantera izquierda se agarra, mientras se incorpora.

Su brazo derecho se ha perdido en parte, pero en lo que se conserva se adivina que lo tenía levantado. Por lo que en Jaca observamos en la única persona que aparece bajo el león de la izquierda, según miramos, también ésta de Artaiz sostendría una serpiente. Animal claramente símbolo del mal, al que la persona de Artaiz domina y mantiene a raya gracias a la fuerza y protección del león, Cristo, como se ve igualmente en el soldado del séptimo canecillo que clava su lanza en la boca del dragón mientras coloca su pie izquierdo sobre su cuerpo.

 Se muestra al león en actitud protectora, pues tiene entre sus garras a la persona que ha parido agarrada con confianza a su extremidad delantera izquierda y se recuesta sobre las garras de su pata delantera derecha. La expresión de su rostro sigue siendo de paz y confianza y parece sonreír. Actitud ésta que se resalta y ve con más claridad con los matices de la luz al incidir sobre su rostro. De esta manera sería aplicable a esta persona de Artaiz la misma leyenda que aparece en Jaca respecto de este león protector, símbolo de Cristo salvador.

 


PARCERE STERNENTI LEO SCIT. XP (istu) S Q(ue) PETENTI

 

“EL LEÓN SABE RESPETAR AL QUE SE LE POSTRA A SUS PIES

Y

 CRISTO AL QUE LE IMPLORA”.

 

… y en esta implorante actitud ha de intentar mantenerse a lo largo de su existencia terrenal, hasta que le llegue la muerte y con ella dé el paso definitivo a la vida eterna de la mano del león, Cristo, que perdona, protege y da vida.

 

El SOLSTICIO DE VERANO – 21 DE JUNIO

 

Volvamos ahora al canecillo mencionado al principio de este apartado y observemos su posición en el conjunto de los 14 que sostienen el alero de la cubierta del ábside. Corresponde al número 5 y está situado al noreste del ábside. Como el resto de los numerados su tema se repite en la portada. Con la salida del sol en los equinoccios se ilumina. En esta fotografía del equinoccio de otoño de 2015 se aprecia muy bien, enfrentado al número 4, que representa el órgano genital masculino y simboliza la generación de la vida: El nacimiento. Y donde hay nacimiento habrá, al final, su opuesto: La muerte.



 Es en el solsticio de verano cuando la luz del sol incide sobre los canecillos del noreste del ábside y de la fachada norte por unas horas, tanto al amanecer como al atardecer.

 Este año de 2025 he vuelto a Artáiz el día 21 de junio, día del comienzo del verano, para seguir observando cómo actúa la luz del sol, fuente de vida, sobre las zonas citadas y muy especialmente sobre el canecillo en que aparece una cabeza de león y debajo de ella una cabeza humana.



La salida del sol se produjo a las ‏‎6:55:40 (4,55 solares) y desde ese momento las zonas señaladas de la iglesia se iluminaron, hasta que progresivamente volvieron a la oscuridad al ir rotando y desplazándose la tierra y la luz solar iluminaba progresivamente el sureste del ábside y la fachada sur. Veamos la secuencia.

  ‏‎  


6:57:26.  

    


 ‏‎6:58:30.                                  

   


 ‏‎6:59:52.

     ‏‎


7:06:04.   

   


 ‏‎ 7:07:38.     

   


‏‎ 7:37:34.

    


 ‏‎7:42:54.     

  ‏‎   


9:09:46.   

 ‏‎  


  9:21:12.

‎  


10:05:06.   

 


 ‏‎10:53:22.   

  


‏‎ 10:54:20.

 


He podido calcular, teniendo en cuenta las horas en que se realizan las fotografías expuestas, que son prácticamente 4 horas (3 h. 58’ 40’’) las que el canecillo segundo de la zona noreste del ábside, (opuesto al segundo de la zona sureste, que corresponde a los órganos genitales masculinos), está en todo o en parte iluminado.

 Por la tarde me acerqué de nuevo para seguir observando el impacto de la luz solar sobre los canecillos de la fachada norte y comprobar, de nuevo, como había hecho años anteriores, hasta dónde llegaba a iluminar en el momento de ponerse el sol. No tuve suerte, pues una imprudente nube ocultó al sol. Por ello echo mano de las imágenes tomadas también un 21 de junio, pero en este caso de 2016.

     En el atardecer del solsticio de verano, el 21 de junio, el sol empieza a iluminar los canecillos del norte comenzando por el situado en la esquina noroccidental, que en este caso es una deteriorada cabeza humana. Desde las 19:17:00 a medida que hace su recorrido descendente hasta el punto del ocaso va iluminando los diferentes canecillos en dirección al noreste del ábside.

 Progresivamente llega la luz al caballero barbudo, a la mujer en cuclillas que enseña su sexo, al feísimo y deforme diablo, al padre que lleva en sus hombros a su hijo, a los dos personajes con un barril, al hombre triste, a la pareja de amantes, a las cuatro bolas, al hombre en cuclillas y al canecillo con una sola bola. Estos son los canecillos originales conservados en el muro norte.

 Pero además el sol ilumina también los dos canecillos primeros de la zona noreste del ábside. El primero representa los restos de un animal que parece clavado por sus cuatro patas a la misma piedra y el segundo, que es el objetivo de este estudio, representa a una cabeza de león por encima de una cabeza humana. 



Desde las ‏‎20:58:36 se empieza a iluminar por la parte izquierda del hocico y mandíbula superior de las fauces del león, como se ve en la secuencia “Dos cabezas a la luz solsticial” vespertina, habrá que añadir.

  


Poco a poco, el sol invade la cabeza del león y hacia las ‏‎21:31:36 comienza a iluminar el rostro humano por la zona de su ceja derecha, como se puede observar en la fotografía, 



hasta llegar a las ‏‎21:36:20 en que este canecillo llega a su máxima iluminación.



 Permanece iluminado con la luz mortecina del ocaso‏‎ y palidece poco a poco, hasta que lanza su último suspiro.



Son las ‏‎21:39:42, cuando se produce el ocaso. El sol, que es vida, muere y junto a él, el león y el ser humano penetran juntos en el misterioso mundo de las sombras.

 La luz vespertina del solsticio de verano lo ha iluminado durante 41’ 06’’.

 

 

“DE LEONES Y DE HUMANOS”: INTERPRETACIÓN.

 

Como se ha comentado, los leones de Artaiz forman parte de una cadena de espiritualidad cuyos primeros eslabones se remontan a tiempos anteriores a la aparición del cristianismo, así lo demuestra su similitud ideológica con esculturas realizadas por antiguas civilizaciones, recientemente descubiertas. En nuestro caso correspondientes a la cultura ibera. En ellas se representa a un león que tiene bajo su cuerpo a un ser humano.

 —¿Por qué, entonces, si son esculturas anteriores al cristianismo aparecen expuestas en la portada de Artaiz, si son representaciones de “tiempos paganos”?

 —Porque estas imágenes, hay que reconocerlo, forman parte del sentimiento trascendente del ser humano que se sitúa por encima de dogmas, religiones o creencias determinadas excluyentes, que forman parte de ese denominador común de toda cultura terrestre. El comitente que edifica la iglesia de San Martín de Artaiz, sabio obispo constructor y gran teólogo, así lo vio y consideró que esa base de sentimiento trascendente del ser humano expresado en esas esculturas antiguas era la base imprescindible, la roca firme, el humus fecundo de cualquier religión y, por lo tanto, también sería válido como expresión del sentimiento trascendente de las gentes cristianas de finales del siglo XII.

 El león, pues, es la representación de Jesús, como el Cristo Salvador del cual nacemos y bajo su protección nos mantenemos a lo largo de la vida con las fuerzas suficientes para dominar y mantener a raya el propio mal.

 —¿Y que tienen que ver estos dos leones de la fachada con el canecillo segundo de la zona noreste del alero?

 —Este canecillo contiene la esencia escénica de las esculturas de los aparentes fieros leones de las enjutas de la portada. La cabeza del león y la cabeza humana. Recordemos que es uno de los seis elementos presentes en las dos zonas más importantes del edificio: El ábside y la portada.

 —Además, este canecillo tiene una singularidad con respecto al resto de los del lado norte y de la zona noreste del ábside. Hasta él llega el sol del atardecer. En él se para y lo señala. En este momento se descubre que el león, símbolo de Jesús Salvador, nos protege desde el nacimiento hasta la muerte. El simbolismo del ocaso del sol y de la llegada de la noche nos habla de la muerte y en este último momento el león, es decir Cristo, además nos acompaña y conduce.  

 En resumen: Dicho con otras palabras, más técnicas, el comitente constructor de San Martín de Artaiz nos comunica que los leones de Artaiz desempeñan una doble función: Son seres apotropaicos que nos protegen en vida y en el momento de la muerte son nuestro psicopompo particular que nos conduce a la nueva vida.