viernes, 9 de abril de 2021

JOSUNE IRIBARREN ANTE EL PAISAJE Y LA MIRADA.

 

JOSUNE IRIBARREN ANTE EL PAISAJE Y LA MIRADA.


Por Simeón Hidalgo Valencia (09 de abril de 2021) 

Mi querida Josune, permíteme que, ante los aquí presentes, personas cercanas y conocidas, algunas alumnas desde hace años de tu academia, otras familiares y amigas, recuerde aquella primera inauguración de la exposición a la que asistí en la recién restaurada Torre de Olcoz, que titulaste “162.000 PASOS”, en homenaje a esas personas que en el año jubilar de 2013 fueron peregrinas a Santiago de Compostela.  

Nueve años han pasado y tus pasos te llevaron por los vericuetos de la vida hasta 2017 en que nos abriste tu corazón en la exposición “SINTIENDO NAVARRA” y, acelerando el paso, sólo un año más tarde, en 2018, nos invitaste a verte “PASEANDO POR PAMPLONA” y tuvimos el placer de recorrer, a través de tus paseos, parte de la Historia de Pamplona plasmada magistralmente en tus lienzos.

Ahora, en 2021, en esta recién estrenada primavera, en la que ansiamos salir del largo pandémico invierno, en el que se han secuestrado tus pasos y nuestros pasos, no te has parado. Has seguido andando y en un nuevo año compostelano has fijado tu mirada de nuevo en la belleza del paisaje y nos invitas a desarrollar nuestra propia mirada en momentos en que el gusto, el olfato, el tacto y hasta el mismo habla corren peligro de congelarse. Nos queda la mirada, nos dices. Esa mirada que capta lo externo, lo penetra, lo fecunda y crea una manera de ver, una manera de ser. Una nueva actitud ante la vida que nos rodea, con ganas de vivirla y comentarla sin paralizantes miedos.

Ahora, en 2021, nos convocas “ANTE EL PAISAJE Y LA MIRADA” y abres de nuevo tu alma en tus cuadros y nos invitas a entrar en cada uno de ellos y a cruzar contigo la mirada y a descubrir, en cómplices guiños, tu auténtica palabra.

Muchas gracias, Josune, por tu paisaje y tu mirada, gracias por esta gran exposición de 31 de tus obras, de las que 22 estás realizadas al óleo, 1 a óleo y acrílico, 4 son acuarelas y otras cuatro son dibujos a sepia.

Pongamos en primer lugar nuestros ojos en las miradas de los protagonistas de 10 de tus hermosos cuadros, en los que en todos ellos sus rostros lucen los surcos que su propia historia ha abierto en sus carnes y que miran con la sabiduría forjada a lo largo de sus años. Descubramos en esas miradas algo más profundo, eso que cada mirada esconde y que tú, magistralmente, has sabido congelar en el tiempo.


*MIRADAS DE JULIA Y DE MANUEL.

Y qué mejor que comenzar con estas miradas de amor de Julia y de Manuel, tus queridos padres, que sin emplear palabras hablan, que cuentan y recuerdan su propia historia y reviven los propios secretos, alegrías y sufrimientos de toda una vida. Mirada limpia, sonrisa abierta y contenida de quien se expresa con cariño y de quien reposa su propio pensamiento.

Mirada materna, que en silencio te acoge y te subyuga con su cariño. Desde la altura de sus años se hace espejo en el cual aún mirarte. Ejemplo vivo que transmite confianza. Voluntad firme que anima a conseguir las metas. Iluminada vela encendida con nostalgia por la felicidad.

*MIRADA HACIA EL CORONAVIRUS.


El bicho, el bicho está ahí vestido de blanco. La mirada no lo rehúye y se pierde en las gráficas diarias y la riqueza dorada de nuestros abuelos lo desafían con ganas de vivir al descubierto, sin máscaras que les impidan respirar, porque quieren vivir y seguir caminando y salir con la cuadrilla, e ir al monte maquilla en mano. Es la mirada al presente. ¡Déjanos en paz y desaparece!

*MIRADA AL PASADO.


Mirada que nos cuenta el pasado. Dejar la propia tierra. Emigrar. Los años 60. Recuerdos nostálgicos se narran y el gesto de la mano confirma el relato y saliendo de la niebla del pasado, encapuchadas, sin rostro, sin mirada, fantasmales, las sombras aparecen.

*MIRADAS EN ACUARELAS.


Dos retratos de hombres recios y miradas al frente que ocultan todo un mundo de inquietudes. 
Rostros maduros curtidos por la vida, cuya mirada les hace diferentes. 

*LA MIRADA DEL PESCADOR. 


Bello cuadro del pescador que se dirige a su faena. 
La red perfectamente ordenada. Desde dentro del agua nos mira. Su mirada nos invita a subir a la barca y con él remar mar adentro y comenzar la dura y aventurada tarea. ¿Habrá buena pesca hoy? Si el tiempo despeja… Cuadro costumbrista cuyo protagonista ocupa el primer plano y destaca sobre un mar algo movido y brumoso. Un faro lejano es el toque de esperanza.

*MIRADA DEL VENDIMIADOR.


En muchas casas antiguas de nuestros pueblos existía la bodega donde se elaboraban vinos caseros. 
Después de la vendimia la uva depositada en las comportas se acarreaba hasta el lagar donde se pisaba o prensaba y se obtenía el mosto. El vendimiador ha hecho una pose ante el fotógrafo y cargado con la comporta vacía se dispone a cargar con la siguiente. Sobre los tonos blancos, negros y grises destaca el color de las uvas y el rojo del mosto que mana de la prensa. Y nuestra mirada se centra en los ojos del personaje protagonista y en el esfuerzo que realiza apoyándose en la vara. Toda la escena resalta sobre el blanco de la pared encalada.

*ENTONCES ¿A CUÁNTO? 


Precioso cuadro de la vida en un puerto de pueblo costero. 
El primer plano el pescatero que ofrece su mercancía de sardinas. Su mirada se centra en la clienta que desde fuera del cuadro regatea el precio, pero las cosas están chungas y la faena no ha sido como se esperaba. Por eso la mirada indica que se resiste a bajar el precio, mientras el amigo observa la escena. El pescado, aunque escaso está en buenas condiciones.

En segundo plano otros dos pescadores dialogan. Magnífico el contraste de colores que resaltan las dos escenas que se desarrollan. La del fondo con pinceladas y ademanes que nos recuerdan a pintores como Félix Arteta, Ansorena o Pedro Muñoz. 

*MIRADAS EN LA TACONERA.


Paseando por el Parque de la Taconera las miradas y paisaje se funden en el largo camino de la vida donde al final dos personas dialogan y en el primer tercio una anciana camina despacio a ese encuentro con el final de la existencia.

Pero en este paisaje hay miradas, que cual recuerdos de juventud se cruzan, se reconocen y aproximan sus bocas sintiendo el placer del amor dado. En el aire está la vida y aunque la materia corporal mengüe, el espíritu sigue joven y nos acompaña. 

*PAMPLONA. VUELTA DEL CASTILLO.  


Las sombras alargadas del amanecer inundan la Vuelta del Castillo. 
Buena hora para pasear casi en soledad por uno de los rincones más abiertos de mi ciudad. Buena hora para captar la hermosura de unos erguidos árboles a contraluz y una planicie en calma, sin el bullicio de las gentes en un ambiente limpio de mañana otoñal.

*PAMPLONA. TORRES.


Una vista no habitual de Pamplona.  San Lorenzo, Catedral de Santa María, San Saturnino, Plaza San Francisco con la Biblioteca Pública, en la neblina.

*PAMPLONA. SAN LORENZO EN COLOR.


San Lorenzo y San Fermín en una visión nocturna muy original y un estilo que en esta exposición se aparta de lo habitual, realizado en la academia en tiempo del confinamiento. 
El resultado atrae al espectador, tanto por su colorido como por su composición.

*PAMPLONA. PAISAJES EN PAPIRO.


Rincón del Redín. San Lorenzo. Paseo de la Barbazana. Baluarte. 
Cuatro rincones de Pamplona realizados en sepia sobre papiro.

*PAMPLONA. POR SAN NICOLÁS.


Este rincón de San Nicolás transitado solo por el ciclista se vuelve extraño. Habitualmente tan concurrido se torna solitario. 
Sólo consigo mismo, el atrio abovedado proyecta las sombras sobre sí, congelada la soledad en el tiempo. 

*PAMPLONA. PORTAL NUEVO. 


Mientras que en el Portal Nuevo se da paso a espacios abiertos desde donde se contempla la ciudad. La señora con su perrito lo abarca con su mirada y nos invita de alguna manera a acercarnos y desde la barandilla divisar y disfrutar con ella del paisaje que en lejanía se atisba.

*PAMPLONA. CABALLO BLANCO EN ACUARELA.


El paisaje del rincón del Caballo Blanco es uno de los más románticos y acogedores de Pamplona. La zona mostrada en esta acuarela habla de recogimiento conventual y a la vez de bullicio y música en tardes de verano. 
Aquí toma un aire popular en la figura de la mujer que va a su quehacer con el bastón en su mano derecha y la cesta en el brazo izquierdo.

*PAMPLONA. LA MEDIALUNA.


Y paseando en momentos de soledad por Pamplona rodeando sus murallas llegamos a La Medialuna, donde se oye el salpicar de los surtidores del agua, entre arcos de medio punto formados por ladrillos rojos de caravista y el reflejo de la vegetación en las aguas del estanque.

*PAMPLONA. KIOSKO EN ACUARELA.  


Es invierno. Ha nevado y la Plaza del Castillo está cubierta de nieve. Su kiosko está en silencio. Los músicos ensayan a cubierto y solo algún valiente se ha atrevido a pisar su suelo helado.

*PAMPLONA. CASETA EN LA TACONERA.  


Vuelve el color intenso al caer la tarde en este rincón de La Taconera, junto a la restaurada caseta que desde hace años ha recuperado sus vistosas formas. Setos, pilares, jarrones florales y árboles otoñales y al lado, los fosos de las murallas de Pamplona. 
Paisaje para imaginar historias de enamorados que buscan intimidad arrullados por las palomas.

*PAMPLONA. PUENTE DE LA MAGDALENA. 


Y en este año jubilar del Camino de Santiago, qué menos que mostrar el paisaje del hermoso puente medieval de La Magdalena sobre el río Arga. Sigue en soledad aún, pero pronto resonarán en su calzada el sonido de los bordones y los pasos de los peregrinos que desde Zubiri y Larrasoaña hacen su entrada en esta ciudad milenaria.

*PAMPLONA. PALOMAS EN EL KIOSKO.


Y en el centro, la Plaza del Castillo los recibe y los albergues y hoteles les cobijan. 
El kiosko los saluda desde 1943.

Emblema de esta nueva exposición de Josune, muestra este cuadro la precisa mano de la artista consagrada que es, convirtiendo en mármol pulido sus pinceladas, dignas de tiempos clásicos. 

*PAMPLONA. TEJADOS NEVADOS.


Precioso cuadro de los tejados nevados en la parte antigua de Pamplona, con ese tratamiento tan particular que la artista da a los paisajes nevados. 
Desde esta mirada bien merecería la pena encontrarse con el Diablo Cojuelo que nos hiciera volar sobre la ciudad. 

*PAMPLONA. REDÍN NEVADO. SIGLO XIX.  


Y nos dejara descender en medio de la nieve en este paisaje en parte desconocido y que hoy es el Caballo Blanco, junto a las murallas de Pamplona. 

*PAMPLONA. PASEO POR LA TACONERA. 


Pero mejor dejar la nieve y volvamos a pasear por la Taconera, descansando un rato junto a sus fosos, en esta tarde otoñal y gozando del sol mortecino pisando las hojas caídas. 

*PAMPLONA. TORRES DESDE ARTICA. 


Volamos de nuevo y desde Artica contemplamos otra vez las torres de Pamplona, bajo una cortina de pinceladas que presagian tormenta. 
 

*PAMPLONA. ATARDECER EN SARASATE. 


Y ya al caer el día, en el Paseo Valencia o Paseo Sarasate contemplemos el Monumento a los Fueros, símbolo de las libertades navarras.

Paisaje colorista que nos hace levantar la vista y mirar de nuevo, con el final de esta exposición de Josune, este otro cuadro de La Taconera punto de unión entre El Paisaje y la Mirada.

 



Enhorabuena Josune por tu mirada y por tus paisajes, que hacen aflorar sentimientos y emociones en esta nueva muestra de tu arte, en el que como siempre nos revelas tu sensibilidad y conexión profunda con la belleza de las personas y de la Naturaleza.

¡Muchas gracias por este hermoso regalo! y ¡Muchos éxitos!


 

Noáin a 9 de abril de 2021.




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