lunes, 17 de abril de 2017

IZAGAONDOA - LA IGLESIA DE SANTA EULALIA DE LIZARRAGA - I

IZAGAONDOA – LA IGLESIA DE SANTA EULALIA DE LIZARRAGA - I

Por Simeón Hidalgo Valencia (17 de abril de 2017)

Comienzo una serie de artículos que se refieren a la iglesia de Lizarraga destinados a dar a conocer la charla que impartí el día 1 de abril en dicho lugar, invitado por los organizadores del evento Lizarraga-2017, pues en este año se cumplen los 275 años de la bendición de la actual iglesia de Santa Eulalia, levantada con los sillares de la ermita de La Visitación de Nuestra Señora y la medieval iglesia de Santa Eulalia.


INTRODUCCIÓN:

Cuando se me propuso dar una charla sobre el patrimonio de la iglesia de Santa Eulalia de Lizarraga de Izagaondoa, dentro de las actividades del proyecto MECNA LIZARRAGA - 2017 impulsado por la parroquia, pensé que era de justa correspondencia hacia nuestro párroco, D. Ignacio, el prestarme para colaborar, dado que siempre he tenido las puertas abiertas, por su parte, para poder desarrollar las visitas guiadas que desde la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa se han programado en el tiempo que lleva como párroco, sea en Urroz, sea en otras parroquias del valle. 

Quizás el título que pensé para la misma suene un poco raro al hablar sobre “El patrimonio espiritual”, pues habrá quien me diga que lo espiritual no tiene presencia física real y palpable y que pertenece al ámbito interno de cada persona y por lo mismo más hubiera de titularse esta charla “El patrimonio material o artístico de la iglesia de Lizarraga de Izagaondoa”, pero soy de los que opina que toda manifestación artística, es reflejo de las ideas y creencias de su autor o de la persona comitente que hace el encargo, reflejo de cada época concreta de la Historia, y por ello elegí este título para la charla de hoy, con la que pretendo, entre comillas, catequizar a mis oyentes y descubrirles lo que personalmente leo en las distintas partes de la iglesia de Lizarraga, intentando no quedarme en lo externo ni en el puro arte, sino profundizando en lo que la realidad externa esconde, que en definitiva es, para mí,  la fe, el sentimiento religioso, la moral y la ética, convertido sea, en el libro de piedra como es la portada de la iglesia, sea en imágenes, tallas o pinturas de personas santas, en su interior.

De hecho, esta labor la he venido haciendo en varias ocasiones, ya fuera en  los dos Recorridos románicos por la comarca de Izaga realizados, uno el 23 octubre de 2010 y otro el 15 de marzo de 2014, en que se visitó y comentó la portada de la iglesia de Lizarraga, entre otros hitos.

También en los veranos de 2015 y 2016 he tratado de leer, para los que han querido acudir, lo que en la portada de esta iglesia se narra, siempre, como decía antes, no limitándome a la mera descripción externa como se hace en las guías turísticas o en el Catálogo Monumental de Navarra, pues al fin y al cabo sería quedarnos en el exterior, en lo que denominamos arte y olvidarnos del interior y de que esas manifestaciones artísticas son reflejo de una fe. Lo que vemos son símbolos que al  leerlos e interpretarlos nos revelarán el auténtico significado espiritual, su mensaje.

Como anécdota personal he de contarles algunas reacciones que más de un vecino de los lugares en que he hecho de guía para explicarles su patrimonio, me ha comentado: “¡Hay que ver! Toda la vida viéndolo y ahora me entero de qué se quiere decir con estas tallas”. Otros se extrañan de que acuda a su pueblo gente de fuera y suelen decir: “¡Para lo que hay que ver! ¡Aquí no hay nada de interés!” y otros, más intrigados, comentan: “¡Pues será importante lo que tenemos cuando vienen de fuera a visitarlo!” Y la verdad es que hay cosas en los pueblos muy interesantes y de mucho valor artístico que a veces se valoran más por los de fuera que por los de dentro.

Espero que hoy, lo que voy a explicar, le sirva a alguna de las personas presentes y que los mensajes que el patrimonio espiritual de la iglesia de Lizarraga de Izagaondoa contiene, les anime a valorarlo, conservarlo y transmitirlo a las jóvenes generaciones. Con ello me daré por satisfecho.

Hagamos, pues, un viaje al pasado hasta llegar al siglo XIII y desde allí regresemos hasta nuestros días descubriendo cómo los hombres y mujeres que aquí vivieron plasmaron sus creencias cristianas, en cada momento.


 ¿QUÉ SABEMOS DE LA PRIMITIVA IGLESIA MEDIEVAL?

1º. Del edificio de la primitiva iglesia medieval poco sabemos, salvo por el testimonio que aportan en Pamplona el día 6 de marzo de 1741 “D. Juan Manuel de Yttoiz, vicario y primiciero de la Parroquial del lugar de Lizarraga y del Primiciero secular” (que era Juan Miguel de Olaverri). “Dicen que dicha Iglesia  se alla fuera de todo el cuerpo de dicho lugar en una eminencia próxima al montte y distante dos tiros de escopeta por lo que no pueden administrarse con puntualidad los Santos Sacramentos y en tiempos de lluvias  se llena dicha Iglesia de agua hasta las gradas del Presbiterio y se sube a dicha Iglesia, con mucha incomodidad por lo elevado del sitio pues en  tiempo de invierno se experimentan muchas caydas y dejan de asistir algunos a oir misa especialmente la gente anciana…”[1] 

2º. También sabemos que a la iglesia medieval corresponde la portada de la actual  iglesia y por sus características arquitectónicas deducimos que debió construirse bien entrado el siglo XIII, como lo demuestra también la talla de la Virgen con el Niño (llamada actualmente del Rosario) y su medieval pila bautismal.

3º. Más tarde, a lo largo del S. XVI, se construyó la sacristía a partir de 1586; se tallaron y montaron los retablos más antiguos y en 1692 se da el mandato de realizar el Crucificado. Según el Libro de Fábrica en la visita del 27 de febrero de 1701, estas últimas piezas forman parte del inventario: “Primero tres altares con sus retablos pintados, dorados y estofados y el altar mayor de la Abocación de Santa Eulalia= Y el otro de Santa Cathalina y el otro de San Antón= Una efigie de Santo Cristo de bulto entero para la adoración…” A éstas como a otras imágenes así como a la Pila Bautismal, se las cita el 1 de agosto de 1742 en el decreto donde se da el permiso para transportarlas a la actual iglesia.

4º. Además conocemos que en la iglesia medieval, (aunque ya existía el cementerio al aire libre realizado por Pedro de Ayanz, maestro cantero, con fecha de 1696,  que costó 631 ducados y 3 reales, en el atrio) seguían existiendo enterramientos. Este detalle me hace suponer que como en otras iglesias de la época, el suelo original sería de tierra, más cuando el 18 de noviembre de 1720 al liquidar las cuentas del año 1701 de Juanes de Landibar, dueño de la Casa de Mercatariazena se “le hace cargo de quatro ducados por una sepultura que ha adquirido dentro de la Iglesia con título que le a dado su Ilustrísima”, pero 108 años antes, “Don Pedro de Garralda, vicario de Cenborain y natural de Lizarraga pide al obispo un derecho de sepultura en su iglesia natal, en lugar distinto del que está asignado para enterrar a los clérigos…”[2]

5º. Por un mandato de la visita del año 1720 sabemos que la iglesia antigua contaba con una torre, pues se manda que “se componga la torre del campanario y se haga fundir una campana nueva por hallarse quebrada la que ay.”

6º. Sabemos, por último, que en la antigua iglesia, como se deduce por el primer mandato de la visita de 1720, se predicaba “en bascuence”, lengua materna de los feligreses, para que mejor comprendieran la doctrina.


LA NUEVA IGLESIA DEL SIGLO XVIII 


El 6 de marzo de 1741, Don  Juan Manuel de Yttoyz,  vicario y primiciero, junto al primiciero secular, presentan a través de su representante  el procurador Don Miguel de Huarte, la solicitud de la construcción de una nueva iglesia en Lizarraga. El ilustrísimo señor obispo de Pamplona, Don Francisco de Añoa y Busto encarga a su Vicario General, el licenciado Don Antonio Fernández de Bizcaya el estudio y decisión sobre tal solicitud que los peticionarios justifican de la manera siguiente: “…dicen que dicha dicha Iglesia se alla fuera  de todo el cuerpo de dicho lugar en una eminencia próxima al montte y distante dos tiros de escopeta por lo que no pueden administrarse con puntualidad los Santos Sacramentos y en tiempos de lluvias se llena dicha Iglesia de agua hasta las gradas del Presbiterio y se sube a dicha Iglesia, con mucha incomodidad por lo elevado del sitio pues los tiempos de invierno se experimentan muchas caydas y dejan de asistir algunos a oir misa especialmente la gente anciana y en el cuerpo de dicho lugar hay una ermita con la advocación  de la Visitación de Nuestra Señora, y por ser paraje cómodo se desea edificar y construir en ella la Parroquia, pues con la piedra que hay en una y otra hay suficiente y aun sobra…”

El documento que recoge todo el trámite de esta petición del 6 de marzo de 1741 está contenido al final del libro de Fábrica de la Iglesia de Santa Eulalia de Lizarraga. Ante esta solicitud el Vicario General del obispado encarga a Don Juan  Miguel Goyeneta que era el “maestro y vedor de obras eclesiásticas” que “partiese al lugar de Lizarraga, y en vista de la Basílica e Iglesia que se expresan en dicha Petición, y demás que tuviere por conveniente sacase trazas y condiciones, y hiciese su Declaración Jurada en razón a lo referido…”

Realizado el encargo, el maestro y encargado de las obras eclesiásticas presenta las siguientes trazas o planos de la nueva iglesia y redacta las 14 condiciones técnicas para levantar la nueva iglesia.

El 11 de marzo de 1741 ya tiene Don Antonio Fernández de Bizcaya, el Vicario General, la extensa Declaración Jurada que realiza el maestro y vedor de obras eclesiásticas Don Juan  Miguel Goyeneta y con esa fecha “concedemos licencia al Vicario y Primiciero secular del lugar de Lizarraga, Valle de Unciti,…pueda hacer ejecutar la nueva iglesia que pretenden… valiéndose para ello del maestro o maestros, de su mayor estimación…”

Para poder celebrar el culto mientras se construye la iglesia se dice en la primera condición  que “se haya de dejar en ser el crucero de dicha Iglesia para ermita y para que puedan celebrar los oficios divinos mientras se fabrique la nueva iglesia…” y antes de la firma de aprobación se recuerda “que así hecha dicha fábrica quede el sitio de la dicha Iglesia antigua en lugar de la referida basílica y con la misma advocación de la Visitación de Nuestra Señora celebrándose en ella los oficios y santos sacramentos como antes interin se ejecuta la nueva fábrica.”

Con todos los permisos en regla se elige al maestro cantero Juan Ángel Echeverría y ante notario se hace el contrato. Se añaden otras 12 condiciones que obligan al maestro cantero y que éste las acepta, firmándose el contrato por ambas partes el día 13 de octubre de 1741.

Cabe destacar entre las nuevas condiciones:

El precio: 8.683,5 Reales.

La que dice que “hay que enladrillar todo el cuerpo de la iglesia”, por la posible contradicción que existe con el tema de las sepulturas en  el Decreto de traslado del mobiliario sacro así como de los restos de los difuntos que estaban enterrados en la iglesia medieval. Si se enladrilló el suelo de la iglesia nueva ¿hubo que volver a levantar el suelo para los enterramientos? ¿Hay restos humanos dentro de la iglesia actual?

La que se refiere al aprovechamiento de las bóvedas de la sacristía antigua cuyo contrato data de 1586, para realizar el coro de la iglesia nueva. Reza así: “…mirando a la conveniencia y susistencia de la Iglesia, han convenido que dicho Echeverría haya de hacer dicho coro con las bóvedas que se hallan en la sacristía de la Iglesia que se pretende trasladar…”

También se modifica el arco que cae debajo de la torre. “Aunque por las condiciones consta deberse hacer con ladrillo en rosca… deberá hacer con piedra…”

Se fija también el inicio y fin de la obra. Para el 10 de diciembre de 1741 las obras han debido de comenzar “… y la conclusión de toda la obra haya de ser para el día siete de julio de mil setecientos cuarenta y dos…” Fin de  la obra 7 de julio de 1742. Se construirá en 7 meses, de tal manera que la Comisión para bendecir la nueva Iglesia Parroquial del lugar de Lizarraga se firma el 1 de agosto de 1742.

“el Licenciado Don Pedro Antonio Fernández Bizcaia, Vicario General del obispado de Pamplona por el Ilustrísimo Señor Don Francisco Añoa y Busto obispo del y electo Arzobispo de Zaragoza…” decreta que comisiona y faculta al Vicario de la iglesia de Lizarraga “para que vea, y reconozca la nueva Iglesia Parrochial, que en virtud de nuestra Eminenzia se ha hecho en el dicho Lugar, y hallándola perfectamente acabada, y decente la bendiga en la forma dispuesta por el Ritual Romano, y traslade a ella el Santíssimo, Imágenes de los santos, y Altares que se hallaren en la antigua Iglesia, y la Pila Bautismal [ ] y que se execute con las ceremonias, y solemnidades correspondiente. Y para que assi hecho se pueda libre y lícitamente celebrar en la referida nueva Iglesia  el Santo Sacrificio de la Missa por qualesquiera Sacerdotes, Seculares, ô Regulares Aprobados. Y asimismo damos facultad al dicho Vicario para que en la nueva Iglesias señale à sus feligreses sepulturas arreglándose á los sitios, y orden, que tenían en la antigua, y assi hecho con acuerdo, y madurez, y sin que haya perjuicio de Terceros comparezcan los interesados a solicitar por la Secretaría de Camara los  despachos correspondientes para usar de las sepulturas que les sañalare, y trasladar a ellas los huesos de sus antepasados”.

Una vez recibida esta Comisión se procedería a lo ordenado, trasladando los retablos, las imágenes de la Virgen, la pila bautismal y demás enseres litúrgicos y es de suponer que una vez todo montado en su nuevo lugar se bendijera la iglesia y en solemne procesión se trasladara el Santísimo y tuviera lugar fiesta en el pueblo. No tenemos la fecha exacta de la bendición, pero al ritmo que fue esta construcción posiblemente sería a lo largo del mes de agosto. Ya no había que sufrir las inclemencias de subir con mal tiempo a una iglesia fría, inundada por el agua y transitar por peor camino. No habría excusa para no asistir a las ceremonias religiosas pues la iglesia estaba en el centro del pueblo.

Este viaje lo harían para ir a rezar a la ermita de la Visitación de Nuestra Señora que se convirtió en el edificio más antiguo, dado que correspondía al presbiterio de la antigua iglesia. ¿Qué queda de esta parte de la iglesia medieval del siglo XIII? A la vista, nada.

También, forzoso era, cuando morían, pues en esa zona estaba el cementerio. En la visita del 28 de noviembre de 1791 al rendir cuentas de los años 1788 al de 1791 se dice que “También se da en data, veinte y quatro reales quince maravedíes que pagó a Xavier de San Miguel, Carpintero, por un ataúd ô caja para conducir los difuntos a la Iglesia”  y de ésta hasta el cementerio aledaño a la antigua iglesia. Ataúd que se guardaba a la espera del siguiente fallecimiento.

“Memoria de la obra de la nueba Iglesia del lugar de Lizarraga”

Primeramente importa toda la cantidad sin las mejoras que se le ha de pagar â Echeverría………………………………………………………………………..8683rs 18mrs
Las mejoras importan por entero……………………………………………..0384rs 00 “
Los cimientos importan en mejoras…………………………………………..0279rs 00 “
El coro importa………………………………………………………………….0005rs 00 “
Por todo lo demás de mejoras importe………………………………………0040rs 00 “


LA PORTADA DE LA IGLESIA MEDIEVAL

De la portada medieval de la iglesia de Santa Eulalia escribí hace tiempo con ocasión del primer recorrido románico del Valle de Izagaondoa[3], publicado posteriormente en el libro “Las claves de Izagaondoa”.

…continuará.
           





[1] Archivo Diocesano de Pamplona: LIBRO DE CUENTAS DE LIZARRAGA, Caja 1861-5
[2] Archivo Diocesano de Pamplona; Secr. Treviño. C/234- nº 30  69 folios.

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