DAR VIDA A GUERGUITIÁIN
Por Simeón Hidalgo Valencia (02 de
enero de 2025)
Con
la entrada del nuevo año 2025, en medio de la niebla cerrada que cubría el
Valle de Izagaondoa, me acerqué hasta Guerguitiáin. Allí, solitaria y escondida
entre la bruma del tiempo, me esperaba, silenciosa, la iglesia de San Martín.
Ella ni se queja.
-
¿Para qué?... si nadie me hace caso.
-
Al menos yo he venido a visitarte hoy.
-
Mira. En el año 2012, con dinero público, me restauraron y me pusieron a tono…
y todo eran buenas promesas y esperanzas, pero mis dueños de entonces cerraron las
puertas. Nadie pudo verme y admirar mi interior, donde la firma del maestro
Petrus está presente. Así hasta febrero de 2014 en que me donaron al Ayuntamiento
de Izagaondoa, es decir, que ahora mis dueños son todos los vecinos de este
ayuntamiento, aunque sus representantes decidieron que para poder verme por
dentro habría que rellenar la correspondiente instancia. Una burocracia que no
es ágil para las personas que quieren conocerme y se acercan a verme en fin de
semana. Los oigo lamentarse de que mis puertas estén cerradas.
-
Con el cambio de dueño pensaba que me iban a insuflar más vida cultural, pero
han pasado ya 10 años desde entonces y aquí sigo esperando a que me saquen de
esa bruma oscura y me den un poco de vida.
-
Sólo la Asociación Grupo Valle de Izagaondoa me despierta de vez en cuando y se
acercan a mostrar mis secretos a los turistas, o ha organizado celebraciones
del Solsticio de Verano o algún acto especial con motivo de la creación del
Petrus Museum con la intención de dar a conocer a mi creador, el maestro
Petrus.
-Aunque
he recuperado las fuerzas desde el 2012, me aburro como una ostra. Oía entonces
que con la restauración que me hicieron iba a ser el “buque insignia del
movimiento cultural en este hermoso valle”, pero todo son promesas y
ninguna realidad desde la administración municipal. De boca oigo decir que les
importo mucho. Los hechos demuestran que me tienen abandonada.
-Te
lo cuento a ti, Simeón, que también conoces lo que son las promesas y buenas
palabras y que hasta que no veas hechos no te las crees, porque como dice el
dicho popular: “obras son amores y no buenas razones”.
-
¿Te acuerdas lo que se decía en 2010, antes de la operación que me hicieron, de
que se iba a mejorar el entorno que me rodea para habilitar una zona de acogida
al visitante, zona de solaz y de descanso?
-Ya
ves que mi entorno sigue igual, y van para 15 años.
-
¿Te acuerdas de que decían iba a ser un centro para la observación de las
estrellas y que incluso se informó por escrito al público de que había
contactos con alguna empresa que a ello se dedica?
-
“Parole, parole, parole y bla, bla, bla…”
-
Hoy es el día que desde la Corporación Municipal no se ha preguntado, o realizado
una encuesta sobre qué hacer conmigo y ni una sola actividad se ha organizado abierta
al público para darme a conocer. ¡Con la de gente amante del románico que hay
hoy en día, aquí me tienen sola, en el silencio frío de esta bruma!
-
Pero hay alguna esperanza y en gran medida es gracias a ti. Escucha al maestro
Petrus: Tú me sacaste de la piedra y me pusiste en los papeles. Recuerdo cuando
convertida mi fachada sur en un escenario hicisteis un teatro leído titulado “El
mensaje en piedra del maestro Petrus”, o cuando fui la meta final del
recorrido en bici por Izagaondoa, o viniste con Joseba Lekuona, el joven
cantero que siguiendo mis pasos ha reproducido parte de mi obra empezando por
el capitel izquierdo de la portada que yo diseñé y cincelé. “A ver si logras
plasmar en tu copia el espíritu de Petrus” escuché que le decías. Y bien
que lo logró. Era el primer capitel para esa idea que sólo a ti se te ocurrió
para darme de nuevo vida y para que Izagaondoa tuviera también un museo con mi
obra… y esto se te ocurrió cuando aún mi edificio estaba en proceso de ruina
galopante. Ya pensaste en mí y te lo agradezco. Hubiera sido buena idea el
poner dentro de su espacio ese “Petrus Museum” del que oigo hablar a más
de un turista que después de visitarlo se ha acercado por su cuenta hasta
Guerguitiáin a saludarme.
-
También te agradezco el trabajo que te tomaste con la sola intención de darme a
conocer al mundo cultural y sacarme, como hice yo cuando escribí “Petrus me
fecit”, del anonimato medieval reivindicando mi obra y te lanzaste a
investigar por las iglesias y descubriste mi estilo en varias de Navarra y
hasta iglesias gallegas visitaste siguiendo mis pasos. Todo ello lo pusiste en
los papeles y gracias a ti, y sólo a ti, te debo que escribieras “La ruta
del maestro Petrus de Guerguitiáin”.
-
Y tantas veces que a lo largo de 15 años te he escuchado muy atento interpretar
mis mensajes labrados en la piedra y recuerdo aquella vez en que, después de
cientos de años, me volvió a iluminar la luz de la vida en el solsticio de
verano -como recoges en tu libro “De luz y románico. Artaiz, Guerguitiáin,
Meoz”-, cuando replanteé esta iglesia un 21 de junio y vi la conjunción de
los dioses nocturnos que llamamos Luna, Júpiter y Venus y que tú los viste
también la noche del 20 al 21 de junio de 2015 y sé que hoy día se está
investigando para saber cuándo sucedió este fenómeno astral que os permitirá conocer
en qué momento trabajé en esta iglesia y que estáis, por lo que sé, tan cerca
de lograrlo, que casi os quemáis.
-Y
ya me vais a hacer aún más famoso, ¿quién me lo iba a decir?, pues además de en
la piedra o en los papeles ahora me plasmáis en el cine, a través de la empresa
Haruru Filmak, que sé que junto a tu alumno y amigo Joseba, has colaborado desinteresada
y gratuitamente con esta empresa y su trabajo titulado “Petrus”, con el
único fin de darme a conocer… ¡y que nadie más se trate de poner medallas y más
cuando ni siquiera ese alguien se ha dignado venir a ver mi obra en el “Petrus
Museum”, ni lo he visto entre la gente en ninguna de las visitas,
aquí en Guerguitiáin!
-Me
he enterado de que, como todo en esta vida, también el “Petrus Museum” está
pasando por dificultades debido al mal estado de la cubierta de la Casa
Zandueta, sede del museo, en Lizarraga y como no sois los propietarios y debido
a que estos tampoco tienen recursos para arreglarlo, no os quedará más salida
que recoger los bártulos y pausar el proyecto hasta encontrar otro lugar más
apropiado.
-Pues,
¿sabes que te digo? Que sería un buen momento para solucionar mi soledad y
montar el museo dentro de esta iglesia que yo construí, quizás así se arregle
también el entorno y se vuelva en parte la vida a Guerguitiáin tanto de día,
como en las noches cerradas en que los astros brillan en todo su esplendor. Es
cuestión de hablarlo y de llegar a unos acuerdos firmados entre las partes
interesadas.
Estos son hechos.
San Martin de Guerguitiáin, Izagaondoa,
Navarra.
1 de enero de 2025.