SANTA
MARÍA DE FITERO Y SUS MARCAS DE CANTERÍA
Por
Simeón Hidalgo Valencia (13 de marzo de 2018)
In illo témpore…, allá
por el año de 1999, siglo XX, ya ha llovido, comencé mis vacaciones veraniegas en
uno de los balnearios de Fitero.
Además de relajar el
cuerpo tomando las aguas termales, mi misión y la de mi acompañante era la de
hacer el estudio de las denominadas marcas de cantería de lo que quedaba del
antiguo monasterio cisterciense de Santa María de Fitero, fundado en el año de
1140 en Santa María del Monte Yerda por un puñado de monjes venidos del monasterio
francés de Scala Dei, aunque el emplazamiento definitivo en el lugar que hoy
ocupa se realizó, según fuentes, en 1152 o 1155.
Parece ser que las
obras del monasterio, tal como se conoce, comenzaron en torno a 1180 (otros
apuntan al citado 1152) unos veinticinco años después del traslado definitivo.
Las obras se interrumpen a finales del siglo XII y se continuarán a partir del
nuevo siglo hasta el año 1247 en que parecen estar terminadas a juzgar por la
indulgencia concedida por el papa Inocencio IV el 13 de mayo de dicho año a
quien visitara el monasterio con ocasión de la fiesta de su dedicación. Al
comienzo estuvo bajo la protección de los reyes de Castilla, aunque recibió
también privilegios de los reyes de Navarra, que disputaban a los castellanos
su posesión. En el año de 1373 pasó a depender definitivamente de Navarra.
El estudio que entonces
realicé se centró en las dependencias existentes a las que se tenía acceso en
su momento. En concreto se hizo el trabajo de campo en toda la iglesia, incluso
en la zona superior exterior del paseo de ronda, y en las alas norte y este del
claustro, en la que se encuentra la sala capitular. El resto de las
dependencias no se pudieron estudiar dado el peligroso estado en que se
encontraban.
En este primer paso de
recogida del material se catalogaron más de 220 marcas o inscripciones distintas
que se repetirían con mayor o menor frecuencia hasta poder afirmar que se
hallaron más de 1900 sillares marcados.
Como el sábado que
viene, 17 de marzo, volveré de nuevo a visitar con los Amigos del Románico del
País Vasco el monasterio de Fitero, es por lo que me ha parecido interesante
hacer una alusión a lo que muchas veces se nos escapa frente a grandes
portadas, columnas o pilares, capiteles historiados o de otro tipo, altivas bóvedas,
reflexivas salas capitulares, silenciosos claustros, frugales refectorios,
hermosos ábsides, silenciosas criptas, eruditas bibliotecas,…, que no es otra
cosa que estas magníficas construcciones se hicieron gracias a la pericia y
buen saber de los maestros canteros, carpinteros, herreros y demás gremios.
Entre ellos sobresalen los canteros que labraban las piedras y desde su
categoría profesional realizaban sillares rectos o aplantillados, los colocaban
en el edificio y, piedra a piedra, lo levantaron desde sus cimientos teniendo
en cuenta las reglas básicas de la construcción para que perviviera por los
siglos.
Muchas de estas piedras
que colocaban tenían grabadas marcas, que son marcas de cantero porque un
cantero las realizó, pero… ¿son realmente la firma de un cantero concreto o son
algo más?
Pues bien, como he
dicho más arriba en el monasterio de Fitero al menos son 220 las marcas diferentes que encontré por los
sillares de la iglesia, del claustro y de la sala capitular, durante la semana
que duró el trabajo de campo de ese verano de 1999 que me llevaría a realizar después
el Camino de Santiago por segundo año consecutivo con el mismo objetivo con el
que lo comencé en Fitero, pero esta vez en coche, para visitar lugares del
mismo que como caminante peregrino no pude ver en 1998.
Lo que di a conocer en
el 2009 sobre las marcas de cantería del monasterio de Fitero se encuentra
formando parte del libro “Canteros románicos por los caminos de Navarra”, pero
con motivo de la visita del próximo sábado recojo una selección de treinta
marcas para que los visitantes, al observar las piedras del monasterio caigan
en la cuenta de que también los simples sillares medievales nos pueden
transmitir mensajes de una época ya lejana, pero que a través de las marcas de
cantería podemos en parte vislumbrar.
Quizás más de uno se
sorprenderá al ver alguna de ellas y se preguntará, como hicieron los jóvenes
de un instituto al visitar Santa María de Fitero: ¿Estuvieron los nazis en
Fitero?
¿Por qué es la cruz
botonada la marca que más veces aparece?
¿Qué quiso comunicar el
cantero que grabó en la sala capitular la imagen coital frente a las miradas de
los monjes?
¿Es un cordero, como lo
llaman en Fitero, o es una jirafa la silueta del animal que se graba en un
tambor de columna?
¿Quién es el maestro
cantero que trabaja y deja su nombre y su signo en la sala capitular?
¿Colaboró el gremio de
los zapateros con sus donaciones a levantar el monasterio o cuál es el
simbolismo del par de zapatos?
¿Participó también el gremio
de los carniceros?
¿Y el de los vinateros?
…
¿Encontraremos el
sábado las respuestas?
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