SOLSTICIO DE VERANO EN SAN MARTÍN
DE ARTAIZ:
“DE LEONES Y DE HUMANOS”.
Por Simeón Hidalgo Valencia (30 de
junio de 2025)
LOS LEONES PROTECTORES
El segundo nivel de lectura que yo hago de la portada de San Martín de
Artaiz se refiere a sus dos grandes leones.
En la zona de las enjutas se insertan sendos leones de grandes
proporciones y de aspecto fiero a juzgar por sus fauces y sus garras. Su
conexión con los leones de la fachada del monasterio de Leire y los del tímpano
en que aparece el crismón de Jaca es evidente, aunque hemos de remontarnos
mucho más atrás en el tiempo, pues en Artaiz, como en los lugares mencionados,
se sigue la tradición antigua de plasmar en las puertas de sus ciudades figuras
de animales protectores.
Tendemos a interpretar estos leones de Artaiz siguiendo el paradigma del
tímpano de la catedral de Jaca, dado que allí se expresa su simbolismo por
escrito.
Como a los dos leones de Artaiz se les ha representado con aspecto fiero
y enormes garras, quien los ve por primera vez, sin detenerse a observar y
analizar sus detalles, tiene una primera impresión negativa y aterradora de
estos amenazantes leones devoradores de personas y esta es la interpretación
más habitual.
Sin embargo, aunque en parte los motivos sean los mismos, existen
diferencias entre los leones de Jaca y los de Artaiz.
Para empezar el tímpano de Jaca se realiza hacia finales del siglo XI y
Artaiz hacia el último tercio del siglo XII, casi un siglo después. En Jaca hay
dos leones y sólo en uno de ellos aparece bajo él una persona en cuya mano
derecha sujeta una culebra. En Artaiz
también hay dos leones, pero relacionadas con ellos hay tres personas, a no ser
que sea una persona en tres fases distintas de su estrenada vida. Esto me
parece importante tenerlo en cuenta a la hora de poder interpretar estas
imágenes.
Pienso que el comitente ideológico de Artaiz, el famoso obispo de la
fachada, aunque mantenga el mensaje de Jaca, lo plasma de forma más atrevida.
Observemos de cerca a los leones de
Artaiz y recordemos que también en el ábside, en el segundo canecillo de su
lado noreste, hemos localizado el rostro de un león y debajo de él, el de un
ser humano.
Este canecillo recibe la luz del sol brevemente en la amanecida de los
equinoccios y como el resto de los situados en la zona norte, solamente por
unos días y horas en época del solsticio de verano, tanto en la amanecida como
en el ocaso. El resto del año está apagado. Por ello es de sumo interés conocer
cómo incide la luz sobre él, dado que está relacionado con los dos leones de la
portada. Lo veremos más adelante.
Este símbolo del león con personas a sus pies se decía, aparece ya en las
culturas antiguas. La arqueología ha sacado a la luz restos escultóricos que
demuestran que lo que vemos en San Martín de Artaiz no es algo aislado y propio
del lugar, sino que más bien San Martín de Artaiz recoge y forma parte de una
tradición y creencias que su comitente ve apropiadas para las gentes de finales
del siglo XII en la comprensión de las creencias cristianas, tales como la
muerte, necesaria para nacer a la otra vida, más allá de la muerte.
Este canecillo y los leones de las enjutas de Artaiz están en relación
con algunas piezas escultóricas iberas, tales como el denominado “León de
Bienservida” del Museo Arqueológico de Albacete, conocido también como “León
de Huerta Bayonas”, Villarrodrigo (Jaén) (siglos VI-I a. C.) o el
denominado “León protector de la ciudad de Cástulo” (Jaén) (siglos II-I
a. C.), que se encuentra en el Museo Arqueológico de Linares, al igual que otro
ejemplo de canecillo del siglo XII situado en la iglesia de Santa María de
Xunqueira de Ambia. Ourense, y otros leones con personas debajo, en Navarra,
como los plasmados en la antigua basílica de San Nicolás de Bari, en Tudela o
en Santa María de Sangüesa.
León de Bienservida. (Tomada de Internet)
León de Cástulo. (Tomada de Internet)
León de Xunqueira de Nabia. (Cedida por Javier Gago)
Leones de San Nicolás de Bari - Tudela - Navarra
León de Santa María de Sangüesa - Navarra.
Uno de los leones de Leire. El mejor conservado. Navarra.
Tímpano de San Pedro de Jaca. Huesca
- ¿Qué hace este león de Artaiz?, pregunto en las visitas, y la primera
respuesta es:
- Está devorando a una persona.
Pero de inmediato, otro asistente comenta:
-O la está regurgitando.
Esto último crea comentarios dispares y se anima
el ambiente de la visita. Es bueno y positivo, digo, el intercambio de visiones
y pareceres. A primera vista nos da la impresión de que el león está devorando
a una persona, mientras otra espera tumbada a sus pies para correr la misma
suerte. Pero ¿y si estos leones de
Artaiz están en la línea simbólica de las esculturas recientemente
descubiertas, pero esculpidas muchos siglos antes? ¿Serán seres protectores que
nos protegen y acompañan hasta el final de nuestra vida?
Personalmente
me inclino a ver a un solo león y a una sola persona en tres momentos. El león
es Cristo, como se dice en Jaca. La persona, cada uno de los que se acercan
hasta Artaiz a leer en el libro escrito de sus esculturas. ¿Qué es lo que yo
leo?
En un primer momento leo que el león ciertamente
está pariendo. De sus aparentes devoradoras fauces sale una persona. Viene de
nalgas y como todo ser que nace está desnudo. En un segundo momento el recién
nacido está acostado y a los pies del león hace sus primeros movimientos. Se
abraza a la pata delantera derecha del león y la misma luz del sol, que es
vida, certifica este primer movimiento e ilumina progresivamente sus manos y la
garra del león que le sostiene.
La paz y la tranquilidad que refleja el rostro de
la persona denota que es un recién nacido cuya cabeza se la sostiene el león
con ternura y deja que repose en su garra delantera izquierda, que hace de
almohada. No hay en su rostro ningún signo de terror o miedo a ser
descuartizado.
Que se trata de un nacimiento nos lo confirma la
frase correspondiente del tímpano de Jaca escrita en latín.
Transcripta en
su extensión se leería como la recoge Juan F. Esteban Lorente en su estudio “Las
inscripciones del tímpano de la Catedral de Jaca”.
IMP(er)IVUM MORTIS CONCVLCANS E(st) LEO FORTES que traducido dice:
“EL PODEROSO LEÓN ESTÁ PISANDO EL IMPERIO DE LA
MUERTE”.
Luego, si “el poderoso león pisa, aplasta o
domina el imperio de la muerte”, quiere decir que vence a la muerte, mata a la
muerte, destrona al poder de la muerte y que ofrece la vida. Así se refleja en
este león situado en la enjuta izquierda, según miramos la portada, de la
iglesia de San Martín de Artaiz. Si
domina a la muerte es porque da la vida, como se ve en la metopa del descenso
de Jesús a los infiernos para rescatar y dar la vida a los bienaventurados del
Antiguo Testamento.
El león de la derecha reproduce al mismo león y a
la misma persona, pero en un tercer momento. Aquí la persona tiene ya más
autonomía y parece como que quiere ponerse en pie. Para lograrlo se sigue
apoyando en el león a cuya pata delantera izquierda se agarra, mientras se
incorpora.
Su brazo derecho se ha perdido en parte, pero en
lo que se conserva se adivina que lo tenía levantado. Por lo que en Jaca
observamos en la única persona que aparece bajo el león de la izquierda, según
miramos, también ésta de Artaiz sostendría una serpiente. Animal claramente
símbolo del mal, al que la persona de Artaiz domina y mantiene a raya gracias a
la fuerza y protección del león, Cristo, como se ve igualmente en el soldado
del séptimo canecillo que clava su lanza en la boca del dragón mientras coloca
su pie izquierdo sobre su cuerpo.
Se muestra al león en actitud protectora, pues
tiene entre sus garras a la persona que ha parido agarrada con confianza a su
extremidad delantera izquierda y se recuesta sobre las garras de su pata
delantera derecha. La expresión de su rostro sigue siendo de paz y confianza y
parece sonreír. Actitud ésta que se resalta y ve con más claridad con los
matices de la luz al incidir sobre su rostro. De esta manera sería aplicable a
esta persona de Artaiz la misma leyenda que aparece en Jaca respecto de este león
protector, símbolo de Cristo salvador.
PARCERE STERNENTI LEO SCIT. XP (istu) S Q(ue) PETENTI
“EL LEÓN SABE RESPETAR AL QUE SE LE
POSTRA A SUS PIES
Y
CRISTO AL QUE LE IMPLORA”.
… y
en esta implorante actitud ha de intentar mantenerse a lo largo de su
existencia terrenal, hasta que le llegue la muerte y con ella dé el paso
definitivo a la vida eterna de la mano del león, Cristo, que perdona, protege y
da vida.
El
SOLSTICIO DE VERANO – 21 DE JUNIO
Volvamos
ahora al canecillo mencionado al principio de este apartado y observemos su
posición en el conjunto de los 14 que sostienen el alero de la cubierta del
ábside. Corresponde al número 5 y está situado al noreste del ábside. Como el
resto de los numerados su tema se repite en la portada. Con la salida del sol
en los equinoccios se ilumina. En esta fotografía del equinoccio de otoño de
2015 se aprecia muy bien, enfrentado al número 4, que representa el órgano
genital masculino y simboliza la generación de la vida: El nacimiento. Y donde
hay nacimiento habrá, al final, su opuesto: La muerte.
Es en el solsticio de verano cuando la
luz del sol incide sobre los canecillos del noreste del ábside y de la fachada
norte por unas horas, tanto al amanecer como al atardecer.
Este año de 2025 he vuelto a Artáiz el
día 21 de junio, día del comienzo del verano, para seguir observando cómo actúa
la luz del sol, fuente de vida, sobre las zonas citadas y muy especialmente
sobre el canecillo en que aparece una cabeza de león y debajo de ella una
cabeza humana.
La salida del sol se produjo a las 6:55:40
(4,55 solares) y desde ese momento las zonas señaladas de la iglesia se
iluminaron, hasta que progresivamente volvieron a la oscuridad al ir rotando y
desplazándose la tierra y la luz solar iluminaba progresivamente el sureste del
ábside y la fachada sur. Veamos la secuencia.
6:57:26.
6:58:30.
6:59:52.
7:06:04.
7:07:38.
7:37:34.
7:42:54.
9:09:46.
9:21:12.
10:05:06.
10:53:22.
10:54:20.
He
podido calcular, teniendo en cuenta las horas en que se realizan las
fotografías expuestas, que son prácticamente 4 horas (3 h. 58’ 40’’) las que el
canecillo segundo de la zona noreste del ábside, (opuesto al segundo de la zona
sureste, que corresponde a los órganos genitales masculinos), está en todo o en
parte iluminado.
Por la tarde me acerqué de nuevo para
seguir observando el impacto de la luz solar sobre los canecillos de la fachada
norte y comprobar, de nuevo, como había hecho años anteriores, hasta dónde
llegaba a iluminar en el momento de ponerse el sol. No tuve suerte, pues una
imprudente nube ocultó al sol. Por ello hecho mano de las imágenes tomadas
también un 21 de junio, pero en este caso de 2016.
En el atardecer del solsticio de
verano, el 21 de junio, el sol empieza a iluminar los canecillos del norte comenzando
por el situado en la esquina noroccidental, que en este caso es una deteriorada
cabeza humana. Desde las 19:17:00 a medida que hace su recorrido descendente
hasta el punto del ocaso va iluminando los diferentes canecillos en dirección
al noreste del ábside.
Progresivamente llega la luz al
caballero barbudo, a la mujer en cuclillas que enseña su sexo, al feísimo y
deforme diablo, al padre que lleva en sus hombros a su hijo, a los dos
personajes con un barril, al hombre triste, a la pareja de amantes, a las
cuatro bolas, al hombre en cuclillas y al canecillo con una sola bola. Estos
son los canecillos originales conservados en el muro norte.
Pero
además el sol ilumina también los dos canecillos primeros de la zona noreste
del ábside. El primero representa los restos de un animal que parece clavado
por sus cuatro patas a la misma piedra y el segundo, que es el objetivo de este
estudio, representa a una cabeza de león por encima de una cabeza humana.
Desde
las 20:58:36 se empieza a iluminar por la parte izquierda del hocico y
mandíbula superior de las fauces del león, como se ve en la secuencia “Dos
cabezas a la luz solsticial” vespertina, habrá que añadir.
Poco
a poco, el sol invade la cabeza del león y hacia las 21:31:36 comienza a
iluminar el rostro humano por la zona de su ceja derecha, como se puede
observar en la fotografía,
hasta llegar a las 21:36:20 en que este canecillo
llega a su máxima iluminación.
Permanece
iluminado con la luz mortecina del ocaso y palidece poco a poco, hasta que lanza
su último suspiro.
Son las 21:39:42, cuando se produce el ocaso. El sol, que es vida, muere y junto a él, el león y
el ser humano penetran juntos en el misterioso mundo de las sombras.
La luz vespertina del solsticio de verano lo ha iluminado durante 41’
06’’.
“DE
LEONES Y DE HUMANOS”: INTERPRETACIÓN.
Como se ha comentado, los leones de
Artaiz forman parte de una cadena de espiritualidad cuyos primeros eslabones se
remontan a tiempos anteriores a la aparición del cristianismo, así lo demuestra
su similitud ideológica con esculturas realizadas por antiguas civilizaciones,
recientemente descubiertas. En nuestro caso correspondientes a la cultura
ibera. En ellas se representa a un león que tiene bajo su cuerpo a un ser
humano.
—¿Por qué, entonces, si son
esculturas anteriores al cristianismo aparecen expuestas en la portada de
Artaiz, si son representaciones de “tiempos paganos”?
—Porque estas imágenes, hay que
reconocerlo, forman parte del sentimiento trascendente del ser humano que se
sitúa por encima de dogmas, religiones o creencias determinadas excluyentes,
que forman parte de ese denominador común de toda cultura terrestre. El
comitente que edifica la iglesia de San Martín de Artaiz, sabio obispo
constructor y gran teólogo, así lo vio y consideró que esa base de sentimiento
trascendente del ser humano expresado en esas esculturas antiguas era la base
imprescindible, la roca firme, el humus fecundo de cualquier religión y, por lo
tanto, también sería válido como expresión del sentimiento trascendente de las
gentes cristianas de finales del siglo XII.
El león, pues, es la representación
de Jesús, como el Cristo Salvador del cual nacemos y bajo su protección nos
mantenemos a lo largo de la vida con las fuerzas suficientes para dominar y
mantener a raya el propio mal.
—¿Y que tienen que ver estos dos
leones de la fachada con el canecillo segundo de la zona noreste del alero?
—Este canecillo contiene la esencia
escénica de las esculturas de los aparentes fieros leones de las enjutas de la
portada. La cabeza del león y la cabeza humana. Recordemos que es uno de los
seis elementos presentes en las dos zonas más importantes del edificio: El
ábside y la portada.
—Además, este canecillo tiene una
singularidad con respecto al resto de los del lado norte y de la zona noreste
del ábside. Hasta él llega el sol del atardecer. En él se para y lo señala. En
este momento se descubre que el león, símbolo de Jesús Salvador, nos protege desde
el nacimiento hasta la muerte. El simbolismo del ocaso del sol y de la llegada
de la noche nos habla de la muerte y en este último momento el león, es decir
Cristo, además nos acompaña y conduce.
En resumen: Dicho con otras
palabras, más técnicas, el comitente constructor de San Martín de Artaiz nos
comunica que los leones de Artaiz desempeñan una doble función: Son seres
apotropaicos que nos protegen en vida y en el momento de la muerte son nuestro
psicopompo particular que nos conduce a la nueva vida.