SANTA MARÍA DE
ELIZABERRIA – IBARGOITI – NAVARRA - VII
EL EDIFICIO – C:
LOS VANOS - B
Por Simeón Hidalgo
Valencia (06 de febrero de 2020)
*V- 1
Elizaberría pudiera haber tenido seis
vanos de este tipo abiertos en los muros norte (3) y sur (¿2? ¿3?). En cada uno
de los tramos del edificio aparecen enfrentados a la misma altura, como se
puede ver en la fotografía siguiente. Su diseño es del mismo tipo que el del
vano del ábside antes de su reforma. El centro de cada vano lo ocupa el marco
de piedra, estrecho y alargado, situado a su vez en el centro del grosor de la
pared. Por él penetra la luz que llega desde el exterior a través de las jambas
abocinadas.
Formando parte del dintel central se han
colocado sendos travesaños de roble que contribuyen a la solidez del vano
impidiendo derrumbes interiores. Al maderamen se le ha dado la forma de arco de
medio punto en la zona coincidente con el centro del vano. La luz que penetra
concentrada desde el exterior se vuelve a expandir y derramar hacia el interior
iluminando cada tramo de la iglesia.
Este tipo de vanos parece ser una solución
a los problemas que pudieran surgir al horadar muros tan gruesos. Al ser abocinados
desde el centro hacia el exterior e interior del edificio se mantienen firmes y
se limita el riesgo de agrietamientos en los mismos.
Estos vanos son originales también por la
distinta estética que tienen hacia el exterior y hacia el interior. Al exterior
son huecos rectangulares adintelados. Al interior están más de acuerdo con la
estética de la época en la que sobresale el abocinamiento total del vano junto
a la conversión del dintel en arco de medio punto.
He comentado que el número de este tipo de
vanos pudieran llegar a seis, aunque quizás en el tramo central del muro sur
habría que ver si por encima del tímpano de la puerta hay espacio suficiente
para abrir una ventana de las mismas características, por lo que en lugar de
seis pudieran ser cinco, aunque esto supondría romper la estética general.
*V2:
Este tipo de vanos se abren solamente en
el tramo de la iglesia adjunto al ábside. Tanto en el muro norte como en el
muro sur hay dos. Rasgan el muro en su totalidad a manera de las saeteras defensivas
de torres de vigía o castillos enriscados.
De nuevo surgen las preguntas: ¿Se planificó esta zona con función de
vigilancia y de defensa además de la espiritual que correspondía al lugar
sagrado que era? ¿Por qué se abren solamente en esta zona y no en los restantes
cuerpos?
Cualquier viajero o peregrino que se
acercara a hospedarse en este monasterio y observara el exterior de este tramo
deduciría que al menos esta parte del edificio contaba con dos alturas, siendo
la superior la zona reservada a la vigilancia y la defensa en casos de apuro,
pero al ver diáfano su interior quizás pensara que la función defensiva era
secundaria y sólo en casos extremos se llegaría a ejercer.
Si observamos al detalle la estructura
interior y exterior de esta zona veremos que al exterior se perfilan las
aparentes dos alturas, mientras que al interior se aprecia que el nivel de
arranque de las aspilleras o saeteras pasa por el vano central, lo que pudiera
confirmar que las troneras se ejecutaron pensando ocasionalmente en la defensa.
Llegado el caso, con colocar algún tipo de plataforma y escalera de acceso
sería suficiente. Los pequeños huecos abiertos en sendos muros norte y sur,
debajo de las saeteras, pudieran tener la función de sujeción de tal
plataforma.
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