SANTA MARÍA DE
ELIZABERRIA – IBARGOITI – NAVARRA - XI
DEL ÁRBOL CAÍDO…
Por Simeón Hidalgo
Valencia (25 de febrero de 2020)
El dicho popular “del árbol caído todos
hacen leña” se cumplió en Elizaberría tras la fuerte crisis del siglo XIV,
pues como dice Luis Javier Fortún “Los cotos redondos despoblados ejercían
un innegable atractivo para los lugares vecinos, pues constituían una vía de
ampliación del término concejil y de las fuentes de riqueza, siempre limitadas
en una sociedad agraria…El empeño por conservar estos bienes fue vano; la
granja se despobló y acabó en ruinas.” [1]
Como ha sucedido a lo largo de los siglos hasta
nuestros días con estos edificios de piedra, el abandono les conduce a la ruina
y de la ruina hay quien se aprovecha y recicla los sillares en nuevas
construcciones. También algunos vecinos de Salinas echan mano de los sillares
de Elizaberria para construir sus casas. En el Archivo Histórico Nacional (AHN)
hay un documento recogido por el autor citado anteriormente, cuya referencia es
Cód. 218B, p. 695 que habla de que vecinos de Ibargoiti “habían hurtado más
de 300 piedras y una sentencia del oficial diocesano de Pamplona les condenó a
pagar dos tarjas (16 maravedíes) por cada una, como castigo al sacrilegio
cometido.” Esto sucede en el año de 1536.
Más tarde, ya en el año 1856 desde el
propio Concejo de Ibargoiti, presidido por su regidor D. José María Unzué,
exponen al notario de Monreal, D. José Peralta, que “perteneciendo a ese
lugar (Ibargoiti) existe en su jurisdicción una hermita…derrivado desde
que no alcanza la memoria nominado Leizaverri… han decidido vender la
piedra de dicho edificio con un precio…y poniéndolo en enagenación… que
vendemos…toda la piedra de toda la hermita de comunidad, a favor del también
vecino Manuel Felipe de ese lugar… (por un valor de) nueve cientos cincuenta y
tres reales… los que entrega el mismo Felipe en este acto al operario del
pueblo el vecino José Valencia…y ceden la piedra a favor del comprador Felipe…que
a su comodidad haga de ella el uso que le convenga…” [2]
Estos dos documentos son un ejemplo
concreto del aprovechamiento del material de construcción altamente apreciado
para aplicarlo a edificios de nueva construcción. De tal manera que si paseamos
por la Calle Mayor de Salinas y observamos las fachadas de sus casas no
tardaremos en identificar sillares trabajados con la misma técnica que los de
Elizaberría en alguna de ellas. En concreto esto se aprecia muy bien en dos de
los edificios. La casa nº 34 y la casa nº 37.
También se ve muy bien en la Casa
Parroquial o Abadía, de construcción relativamente moderna, donde se ven una
serie de sillares iguales que los que se encuentran en las hiladas más bajas de
lo que, hoy en día, se conserva en Elizaberria y que se ha comentado a lo largo de
este trabajo.
Consultado el Libro de Fábrica de la
parroquia de Ibargoiti se puede afirmar que la construcción de la abadía es
posterior al año de 1864 en el que por cuarto año consecutivo se hace un
asiento de gasto correspondiente a 110 reales de vellón por el alquiler de una
habitación dado que no había en Salinas Casa Parroquial.[3]Hay
noticias de obras realizadas en la abadía en el Departamento de Obras de la
Diócesis de Pamplona en el año de 1997.
Veamos las imágenes correspondientes a
estos tres edificios:
Casa Nº. 34
Casa Nº. 37
Abadía o Casa
Parroquial.
[1] LUIS
JAVIER FORTÚN; Leire, Un señorío monástico en Navarra (siglos IX-XIX), Gobierno
de Navarra. Departamento de Educación y Cultura. Dirección general de
Cultura-Institución Príncipe de Viana, pág. 740.
[2] AGN;
Caja 12249/1, Notario José Peralta (Monreal) año 1856
[3] ADP.
Caja 1304, Nº1 Libro de Cuentas de Fábrica de Salinas cabe Monreal.
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